ZN Cine – Crítica de Mighty Boy, de Javier Yáñez

 

Dirección: Javier Yáñez
Guión: Miguel Morán (basado en una obra original de Naoki Urasawa
Música: Dani Trujillo
Fotografía: Francisco Morales
Reparto: Adam Jezierski, Rebeca Cobos, Lucía Ramos, Javier Martín, Isabel Núñez, Alba Mesa, Tomas Pozzi
Duración: diecisiete minutos y veintiocho segudnos
Productora: Espiral Producciones, S. A. / Agencia Freak
País: España
Valoración:

 

Uno de los géneros televisivos más populares de los últimos veinticinco años ha sido el sentai o supersentai. Si nos centramos en el público de la franja infantil-juvenil desde 1990 hasta la actualidad, encontraremos que desde ese año hasta el momento presente ha habido como mínimo una serie protagonizada por un grupo de jóvenes enfundados en coloridos uniformes que repartían justicia a base de trompadas. Ultraman, Bioman, Masked Raider, Turboranger, los infumables VR Troopers… pero sin lugar a dudas la franquicia sentai más famosa de todos los tiempos es la de los Power Rangers. No siendo la más antigua sí fue la primera en dar el salto a la gran pantalla, prolongando su vigencia bajo múltiples reencarnaciones durante un cuarto de siglo. La combinación de sentai con elementos de la comedia adolescente estadounidense ha resultado ser rentable. Guerreros gesticulantes con atuendos de motorista de distintos colores, villanos de opereta y, según los casos, algún alivio de tono humorístico. Superhéroes a la japonesa que han trascendido las fronteras de su lugar de origen.

La importancia del género en el país del sol naciente ha tenido entre sus consecuencias el hecho de que, por media de técnicas “metanarrativas” encontremos obras de ficción cuyos personajes muestran interés, gusto o devoción por estos justicieros. Un ejemplo bastante conocido lo tenemos en el Ultrahéroe que el malogrado Yoshito Usui creara para deleite del más popular de sus vástagos tebeísticos, el incorregible y entrañable Shin Chan; otro –más local- en los descacharrantes Power Guanches de Chigüesque TV; otro más en la obra Mighty Boy del prestigioso Naoki Urasawa. Esta “obra gráfica” o “novela gráfica” (como se la menciona en el objeto de la reseña de hoy) supone una interesante aproximación del caballero al género, la cual fue convertida en cortometraje por Espiral Producciones y Javier Yáñez. Por primera vez, un manga es adaptado al cine en una producción española, la cual es uno de los atractivos del próximo Festival iberoamericano de cortometrajes del diario ABC.

La cinta, de poco más de un cuarto de hora de duración, cuenta la historia de Jaime, un joven universitario que trabaja a media jornada como doble de acción en una serie sentai basada en otra, más antigua, que había devorado en su niñez. Él es un soñador que aún se aferra al anhelo infantil de ser un superhéroe y luchar por el amor y la justicia. El mundo, sin embargo, le impone la necesidad de madurar. Su novia Lucía le echa en cara que un trabajo escogido en función de una fantasía que considera absurda le haya llevado a abandonar sus estudios. Sus compañeros de rodaje le contemplan con incrédula ironía, pues para ellos es un trabajo como otro cualquiera. Jaime hace oídos sordos a quienes le rodean e intenta llevar los ideales de la serie al mundo real, con resultados previsibles.

La cinta concentra en un corto lapso de tiempo los aspectos definitorios del sentai. Jaime “dobla” al guerrero principal, el que viste de rojo. Las imágenes de él y de su compañera –la Mighty rosa- invitan a pensar automáticamente en los Power Rangers. Tenemos a unos masillas (término que se ha empleado desde entonces para referirse a la carne de cañón), al monstruo tentacular (el ocupante de cuyo disfraz es uno de los hallazgos del corto) y a una villana cuyo aspecto evoca claramente a Rita Repulsa. Esta línea argumental se entrecruza con otra que incluye elementos románticos, cómicos y dramáticos para contar la difícil relación entre Jaime y Lucía.

El resultado final es un producto más que digno en el que quienes crecieron escuchando lo de “a metamorfosearse” esbozarán más de una sonrisa al reencontrarse con esa franquicia del pasado. La recreación de la escena típica de combate entre esbirros indistinguibles y héroes está muy lograda y la historia paralela añade una pincelada entrañable al conjunto. Juzguen ustedes mismos: