Green Lanterns Corps Núm. 05

In brightest day, in blackest night,
no Evil shall escape my sight.
Let those who worship Evil’s might,
beware my power–Green Lantern’s light.


Con este juramento los Green Lantern cargan sus anillos y se motivan como grupo cuasi militar que son en sus momentos más bajos. La rima, que en la traducción se pierde, suena marcial, potente y sobre todo amenazadora. Perdida la musicalidad y el ritmo del juramento al leerlo en español, solo queda centrarnos en lo que dicho juramento implica y transmite cada vez que es recitado por un miembro del cuerpo.

Son 3600 sectores, 7200 lanterns para defenderlo. Un enorme espacio libre e infinidad de personajes con lo que poder trabajar hacen de esta serie una de las más interesantes de la franquicia, sino la que más. Su guionistas Robert Venditti (capitán al mando de la serie madre Green Lantern) y Van Jensen pilotan cada número para mostrarnos la inmensidad del concepto que hay detrás de los anillos y el poder de los espectros emocionales. Resulta complicado vislumbrar que peso tiene cada uno en la historia, pero no es muy descabellado pensar que Jensen es quien controla más el timón ya que los argumentos se muestran más sólidos que los desarrollados por Venditti en Green Lantern.

En este número los Durlan comienzan a golpear con fuerza, siempre a través del engaño, desacreditando más a los Green Lanterns al tiempo que continúan sembrando la incertidumbre entre sus miembros. Obligados a colaborar con los presos de Oa, los Lanterns intentan reagruparse ante la inminente guerra que se avecina.

En los Green Lantern Coprs se nos muestra lo que pasa más allá del núcleo central del cuerpo. La acción se expande y los personajes más importantes no tienen porque necesariamente llevar un anillo. Muestra de ello en la inclusión en este número del segundo anual de la colección en la que un grupo de presos protagonizarán indirectamente la acción. Sabremos cuáles son sus orígenes y su reacción a la propuesta que les hacen los Durlanos.

Los Durlan son una raza multiforme que ha sufrido un severo rediseño en este Nuevo Universo DC. Anteriormente vestían harapientas túnicas que tan solo dejaban ver unas extremidades tentaculares que brotaban de la cara. Todo muy escueto y dejando que el lector rellenara los huecos. Una raza que había olvidado su aspecto real y que no era muy bien recibida allí donde fuera. Y ahora han sido despojados de esa aura de misterio tenebroso y orgánico, para mostrarlos como un amasijo corpóreo de tentáculos marrones que parecen estar contenidos por unos trajes transparentes. Un cambio a peor.

Son los maestros de ceremonias de todo cuanto está sucediendo en la franquicia. Se han mostrado como una raza muy versátil y eficaz a la hora de generar conflictos, lo que sí que es un cambio a mejor respecto a la versión PreNUDC. Ya no son meros comparsas, como sucedía en Invasión, ahora son los instigadores, los que han levantado en armas a medio universo.

Este lento caminar nos está llevando hacia el nuevo evento dentro de la franquicia: Insurrección, lo que permite también que los guionistas puedan romper con el establecido status quo en el que se encontraba la serie. Ya con el cambio de guionistas se vio claramente que no se iban a limitar a seguir la senda marcada por Geoff Jonhs, lo que se agradece, pero lo que de verdad se agradece es que no han roto con lo anterior y lo han cambiado todo de manera natural, sin cambios bruscos, dejando que los acontecimientos fueran llevando a los personajes al siguiente nivel.

Así que ya no tenemos Oa, no hay Guardianes que controlen a los Green Lanterns, han sido despojados de su status de policías espaciales y por tanto han perdido el respeto que antes atesoraban y lo que es más importante su dependencia de los anillos ha sido puesta a juicio.

Un perfecto ejercicio de ingeniería argumental bien ejecutado que hace que el lector sienta que está viviendo un nuevo momento dentro de la historia de los personajes sin que por ello se haya arrancado de cuajo lo anterior. Ejemplos hay a miles en el cómic cuando un nuevo guionista llega a una serie, rompe con todo, con el fin de dejar su huella, sin respetar el trabajo anterior. Afortunadamente aquí no lo hemos tenido que sufrir.

Esta manera de trabajar permite también algo que es fundamental para toda serie: enriquecerse con nuevos personajes. Aquí no solo estamos viendo como los reclutas van ganando control sobre sus anillos, sino que personajes que antes eran villanos se nos presentan como pizas fundamentales de la historia. Uno de ellos es Hunger Dog, rastreador y cazador perfecto al que espero sigan dándole más protagonismo en sucesivos números.

Y otro de los personajes que han enriquecido esta serie es Von Daggle, un durlan, el único de la historia en portar un anillo verde. Pensar en el potencial que tiene algo así es abrumador. Pensarlo y os daréis cuenta de todas las implicaciones que tiene el haber creado un personaje así.

La serie tiene un ritmo intenso. Salta de la acción a escenas de diálogos con naturalidad y nos introduce en los diferentes escenarios con maestría. Jensen y Venditti se muestran tan capaces con los guiones que incluso consiguen transmitir una sensación de regusto agridulce con la actitud que proyectan los miembros del cuerpo. ¿Abuso de poder? ¿Quién los vigila a ellos? Son alguna de las preguntas que uno se plantea cuando lee este número. La línea entre buenos y malos es algo borrosa y eso engrandece a la colección.

Nunca sientes estar fuera de la historia.

La luz verde brilla y solo nos queda sostener nuestra linterna en alto, apuntar con el puño a su interior y gritar con fuerza el juramento que hace que, una y otra vez, el mal nunca pueda vencer.