ZN Cine: Crítica de Invencible, de Angelina Jolie

 

Dirección: Angelina Jolie

Guión: Ethan Coen, Joel Coen y Richard LaGravenese (Libro: Laura Hillenbrand)

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Roger Deakins

Reparto: Jack O’Connell, Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Jai Courtney, Alex Russell, John D’Leo, Luke Treadaway, Spencer Lofranco, Finn Wittrock, John Magaro

Duración: 137 min.

Productora: Universal Pictures / Legendary Pictures / Jolie Pass / 3 Arts Entertainment

País: Estados Unidos

 

Sinopsis: Adaptando la exitosa novela Invencible, de Laura Hillenbrand (Seabiscuit: Una leyenda americana), la oscarizada Angelina Jolie dirige y produce INVENCIBLE (UNBROKEN), un drama épico que narra la increíble vida del piloto y héroe de guerra Louis “Louie” Zamperini (Jack O’Connell), que junto a dos tripulantes sobrevivió 47 días en una balsa después de que su bombardero se estrellara, antes de ser capturados por la marina japonesa y mandados a un campo de prisioneros durante la II Guerra Mundial.

Llega fin de año y como siempre los estrenos con ambiciones para los Oscars se empiezan a dejar ver. El caso de Invencible se ajusta de primeras al esquema de drama con toques de biopic e historia de superación tan del gusto de los académicos estadounidenses. No obstante tras verla el regusto que queda es el de un drama de esos que Hollywood sabe hacer bien, no aburre y tiene buenos actores, pero el ritmo y los puntos argumentales en los que se centra la historia dejan un poco descolocado al que espera mucho lo tradicional en estos casos.

De primeras el aspecto biográfico de la historia de Louis Zamperini no es tan fuerte en el film y se lo ventilan en menos de 20 minutos. Tampoco es que parezca que ofrezca mucho más allá de niño algo díscolo que se endereza gracias al deporte. Y ese valor de los principios interiorizados del atletismo, en el caso del protagonista, no se machaca constantemente a lo largo del metraje, cosa que se agradece y que Jolie entiende que el espectador ya lo ha asociado al protagonista. El guión a cuatro manos de Richard LaGravenese, William Nichlson, además de Joel y Ethan Coen se centra en la guerra, de ahí que Invencible sea sin lugar a dudas una película de género bélico.

Los momentos en el bombardero están muy bien rodados, lo cual hacer anhelar por más películas de conflictos aéreos, y la parte del naufragio se hace muy entretenida y eso que su duración es considerable. El núcleo de la película es el campo de concentración y dentro del subgénero de títulos con prisioneros en manos de los japoneses no es que Invencible se erija como una de las películas más destacadas. El mismo Puente sobre el río Kwai, Feliz Navidad Mr. Lawrence, El Imperio del sol o una gran cantidad de films pequeños de origen británico o australiano han reflejado mejor, o por lo menos con un microcosmos carcelario más sugerente de personajes e intrahistorias, el terrible hecho de caer en manos niponas.

Sin embargo hay que reconocer ese valor recordatorio que atesora Invencible de uno de los acontecimientos más horribles de la Segunda Guerra Mundial. Siempre nos acordamos de los nazis y sus atrocidades, pero los japoneses no se anduvieron nada cortos y su no respeto de la Convención de Ginebra les sirvió de justificación para violar cualquier derecho fundamental del ser humano. La actual falta de sentimiento de culpa, a diferencia de los alemanes, que demuestran las autoridades niponas acentúa aún más este hecho y hace todavía más imperioso el sacarlo a la luz cada cierto tiempo. La película saca bastantes torturas pero sin embargo hubo muchísimas más y peores y ni hablar queda del pueblo chino, que desde hace unos años refleja en varios títulos como Ciudad de vida y muerte el salvajismo de la invasión japonesa.

Dejando la Historia a un lado, el gran protagonista es el actor Jack O’Connell y a pesar de ser casi un desconocido, ya se le vio en Eden Lake o en la interesante ’71, el joven británico se defiende perfectamente llevando el peso total de la cinta. Si tenemos en cuenta que hay tramos en las que la película es prácticamente muda para Zamperini, O’Connell transmite muy bien ese sufrimiento y esos primerísimos planos en los que debe hablar con la mirada. A todo esto hay que destacar un grupo de jóvenes secundarios bien armado con el constante en alza Domhnall Gleeson, Jai Courtney, Finn Wittrock (Dandy en la cuarta temporada de American Horror Story) o Garrett Hedlund (Tron Legacy), el cual al principio es una figura bastante interesante que le falta desarrollo en el film.

Mención aparte merece Takamasa Ishihara como Watanabe, el implacable comandante del campo de concentración. Jolie decide encarnar en él todos los males de esa situación desesperada, librando al resto de personajes japoneses de cualquier intervención directa en las torturas. Este monopolio del terror funciona aunque al actor le falta un punto más para conseguir hacer de ese sadismo un personaje más interesante, a pesar de que se le intenta dar un trasfondo con dos pinceladas al final que después queda muy en el aire.

Uno de los grandes atractivos del film era ver a Angelina Jolie dirigiendo una gran producción tras su debut en el largometraje de ficción con En tierra de sangre y miel. Siguiendo esa temática en la que ella misma está comprometida, como es la de los derechos humanos, su labor detrás de las cámaras se puede calificar de correcta. Es uno de esos casos en los que ni se moja demasiado ni la caga, también es verdad que los valores de producción de Invencible son muy buenos, el diseño de decorados y vestuarios no tiene ninguna pega, la música es de Alexandre Desplat, palabras mayores, y sobre todo la fotografía es de Roger Deakins, habitual de los Coen y Sam Mendes, con lo cual muy mal debes hacerlo para meter la pata hasta el fondo.

Esta falta de planos o secuencias para el recuerdo engancha con un ritmo extraño en sus 137 minutos. En la última media hora el film va cayendo, va agotándose en esa recta final del campo de prisioneros, dejándonos ver pequeños y salteados episodios de torturas y una nula interacción entre los soldados retenidos. Además en los momentos de presumible emotividad ésta no se alcanza más que nada por el ritmo desacompasado o por la escasa preparación previa, no se van sembrando bien. Aunque luego hay momentos que uno piensa que son de cajón para sacar las lágrimas y los violines pero los deja pasar como si tal cosa. De ahí que el academicismo del drama en el que entraría Invencible a veces no se vea en los momentos importantes de la cinta.

Al final el mensaje de la película sí que queda claro, el triunfo sobre la tortura mediante la entereza y sobre todo el valor del perdón ante los que te agreden es algo que Jolie remarca mucho y se nota que es lo que le ha atraído de la historia de Zamperini, que está más teñida de moral cristiana de lo que parece.