Rocketo. Volumen 1. Viaje al Mar Oculto

 

Edición original: Rocketo. Volume 1. Journey to the Hidden Sea. Marzo 2006, Image Comics.
Edición nacional / España: Rocketo. Volumen 1. Viaje al Mar Oculto. Colección Veleta. Noviembre 2014, Aleta Ediciones.
Guión, dibujo, tinta y color: Frank Espinosa.
Formato: 256 páginas a color editadas en rústica.
Precio: 21.95 €.

 

Es encomiable ver cómo una editorial a priori pequeña se mueve con el corazón y, suponemos, lanzada por tratar de descubrir al lector perlas olvidadas, busca los derechos de una obra, los compra y se decide a publicar un tebeo que no puede estar menos de moda y que, alejado del hype de las últimas novedades norteamericanas, bucea tristemente ya en el fondo de catálogo de una de las grandes. Pero cuando el título es bueno, el buen editor lo recuerda. Y eso es Rocketo, de entrada, una joyita oculta, una tesoro extraviado que Aleta Ediciones ha tenido la osadía de publicar a estas alturas, siete años después de su edición original. Bravo por ellos, y que siga el buen trabajo. Los lectores más exquisitos sabrán apreciar vuestro esfuerzo.

Pero ¿qué es Rocketo? Rocketo es una serie de doce números, planteados como los dos primeros volúmenes de una obra que iba a disponer de dos más para contar toda la saga del personaje. Lamentablemente esto no fue así y los dos volúmenes restantes no vieron la luz–o no han visto aún-, aunque esto no quita para que se pueda disfrutar de la epopeya del tremendo Rocketo Garrison. La obra, comenzada en el año 2006, fue escrita y producida en su totalidad por Frank Espinosa. Espinosa, un dibujante e ilustrador versado en la creación de diseños y storyboards para series animadas como Looney Tunes, volcó su saber hacer en el campo de la animación creando un producto alejado de los cánones estéticos habituales del mundo del tebeo. Con una estética que mezcla la plasticidad y el dinamismo de los dibujos animados con cualidades pictóricas cercanas al impresionismo, su creador nos lleva de la mano por lo que parece un tremendo storyboard o libro de concepto para vender la película de Rocketo. Un formato apaisado, que fomenta la sensación cinematográfica al acercarse al 16:9 y diseños, fondos y formas dignas del mejor film de animación, convierten Rocketo en un producto fascinante que mereció sus candidaturas al Eisner a la mejor serie y mejor portadista. La creación de Espinosa, por naturaleza, es una rara avis, una obra totalmente personal aunque sea tan solo a priori desde una perspectiva visual. Lo que cuenta, si bien transita por terrenos similares a otras gestas, viene a ser un refrito particular de influencias que van desde el steampunk hasta la ficción especulativa, salpimentada con lo mejor de la fantasía heroica. De Flash Gordon a La Brújula Dorada, con pinceladas de Aquaman y de Magnus Robot Fighter, multitud de ideas nos recordarán a otras, pero Rocketo, como buena obra de principios de siglo XXI se maneja como pez en el agua en la turmix de estilos.

¿Qué la hace especial y digna de nuestro interés? Su magistral manera de contarlo. Esas páginas con viñetas sin marco, esas planchas que a veces parecen fauvistas, ese uso del color tan estudiado en su uso como salvaje en su ejecución, la única obra de Espinosa hasta la actualidad entra por los ojos con la socarronería de un gallo defendiendo su corral, pero con la elegancia de un versado estudioso. Es muy curioso el trazo de una autor que, en las antípodas de la producción convencional norteamericana donde las formas son definidas y cerradas con la tinta, se dedica a crear formas con volúmenes de color y sombra, sin cerrar sus figuras, forzando en ocasiones que el ojo termine de construir lo que sus pinceles sugieren. Solo por esto, Espinosa merecería el aplauso. Pero si le sumamos su ojo para el diseño de personajes y su particular uso del color, Rocketo sobresale de entre la pléyade de obras que Image Comics facturó durante la década pasada.

Esto se quedaría en mero artificio si su autor no impregnase cada dibujo con un amor vastísimo por el género aventurero. Basándose en el arquetipo básico del explorador, Rocketo Garrison es una suerte de Marco Polo, cuya misión de cartografiar el mundo post-apocalíptico en el que vive le lleva a conocer regiones ignotas y peligros desconocidos, al tiempo que epata al lector con la narración de sus viajes. Dos mil años después de la destrucción del mundo tal y como lo conocemos, donde los campos magnéticos han variado y las masas de tierra con ellos, Rocketo forma parte de una raza de humanos genéticamente transformados en brújulas vivientes y como tales, son las únicas herramientas eficaces para explorar ese nuevo mundo que se extiende hacia lo desconocido. La premisa, la del viaje, remite al género de aventuras por excelencia, bebiendo de detalles de la space opera más desenfadada. Esos detalles afines al género salpican la tramas. Así, nos encontramos por ejemplo con las escaramuzas de las distintas razas de humanoides que pretenden controlar los territorios, así como con la incertidumbre de la exploración y los encontronazos con flora y faunas aberrantes. O por supuesto nos encontramos aquí con el tan necesario como estimable cliché de la camaradería de la tripulación, variopinta a más no poder, en un mundo donde las citadas mutaciones han dado pie a individuos de todo pelaje y condición, desde perros humanos hasta bestias con habilidades metahumanas. Si Rocketo triunfa, por tanto, como decía, es por su condición de pastiche, por su naturaleza de batido de referencias, que, al juntarse, crean un sabor particular. Y todo ello narrado con el aroma de las grandes epopeyas, esa de grandes batallas, viajes interminables y héroes más grandes que la vida. Un placer.

Un aplauso para Aleta y su labor de arqueología reciente del catálogo de las independientes americanas. A lo que sumo mi petición por recuperar otras joyitas. ¿Qué tal Change o Wild Children de Ales Kot? ¿Rodd Racer de Toby Cypress? ¿O qué tal una edición completa del Gødland de Joe Casey? ¿Os gusta Guy Davis? ¿No molaría ver por estos lares sus inéditos e inencontrables Nevermen? ¡Hay un mundo ahí fuera de vastísimas posibilidades!