Hace un par de años tuve la oportunidad de asistir a la presentación de La tetería del oso malayo celebrada en la librería especializada Madrid Cómics, donde por vez primera le propuse a David Rubín (Ourense, 1977) la posibilidad de conceder una entrevista a Zona Negativa. El interés por su obra surgió cuando durante Viñetas desde o atlántico quedé gratamente sorprendido por la exposición centrada en la historia Onde ninguén pode chegar (Donde nadie puede llegar), galardonada con el Premio Castelao de Banda Deseñada. Desde entonces, dicho interés no ha hecho más que aumentar: desde los trabajos publicados en las revistas Barsowia, Tos, Huevo, Humo, Interzona, o Dos veces breve, hasta El circo del desaliento y La tetería del oso malayo, imprescindibles tomos publicados por Astiberri Ediciones, David no ha cejado en su empeño de hacer aquello que tan bien se le da: crear historias surgidas de las entrañas, plasmadas en páginas preñadas de sentimiento.
Los últimos años han sido realmente movidos para este historietista nato: Premio del Salón de Barcelona al Autor Revelación, finalista en el primer Premio Nacional del Cómic, publicación por parte de SM de la adaptación de Romeo y Julieta, lanzamiento del tan esperado Cuaderno de Tormentas por parte de Planeta DeAgostini Cómics y colaboraciones desarrolladas en el mercado americano, junto a autores de la talla de Paul Pope. Sin mencionar la codirección de la cinta de animación Espíritu del Bosque. Un ajetreado periplo que atestigua el dulce momento profesional que está viviendo. Así, parece el momento oportuno para hacer balance de una carrera profesional tan prolífica como exitosa, además de echar un vistazo al futuro para comprobar por qué derroteros se moverá a partir de ahora…
Pero antes, es de recibo agradecer a David el hecho de haberse mostrado siempre correcto, entusiasta y muy accesible durante los meses invertidos en la preparación de esta entrevista. Una generosidad plasmada en sus respuestas, tan completas como interesantes. Sin más dilación, llega el momento de entrar en materia…
David Fernández.- Para comenzar, una pregunta con la que tal vez podamos remontarnos a los orígenes de tu pasión por los tebeos: ¿cuál es tu primer recuerdo asociado a este mundo repleto de páginas, viñetas y bocadillos?
David Rubín.- Me recuerdo de siempre leyendo tebeos, de hecho aprendí a leer con ellos; uno de mis recuerdos de primera infancia se remonta a la primera vez que fui consciente que estaba leyendo, descifrando las palabras y entendiendo su significado. Fue con un nº de Los 4 Fantásticos, no recuerdo cuál, y creo que era de John Byrne. Yo estaba en mi habitación leyéndolo y pronunciando los diálogos de los personajes en voz alta, mi padre se asomó a la puerta desde el pasillo, miró por encima de mi hombro y comprobó con asombro que los “…encargate de ellos, Ben!!” y los “…acabaré contigo, Richards!” que yo soltaba se correspondían con los diálogos escritos en los bocadillos del tebeo. Ese es mi primer recuerdo de consciencia de lectura.
Miller, Kirby, Muñoz & Sampayo y Toriyama: eclécticas influencias de David Rubín
David Fernández.- ¿Qué habría sido de ti si Frank Miller, Muñoz & Sampayo, Akira Toriyama, o Jack Kirby no se hubieran cruzado en tu camino
David Rubín.- Primero, como lector sería un pobre desgraciado que no sabría lo que se está perdiendo. Y como autor no sé, pero desde luego no sería el que soy, iría por otros derroteros o directamente no haría tebeos, no sé. Frank Miller me demostró, desde que yo era un crío, que los tebeos eran algo más que un buen entretenimiento, que había mucho más allá de las simples peleas de superhéroes, algo que en esas primeras lecturas se me escapaba, como son los mecanismos de la narrativa del cómic, pero que yo, ya de aquellas, intuía que ahí había algo más, que no era un tebeo de leerse en plan “sota, caballo y rey” como podía ser el Superman de Curt Swan, con todos mis respetos.
A comienzos de mi adolescencia topé con el trabajo de Muñoz y Sampayo, y fue también para mi un revulsivo, una nueva perspectiva desde la que realizar tebeos, tanto en lo gráfico como en lo narrativo y lo argumental, la obra del tándem que más me marcó por aquella época fue Encuentros y desencuentros, no sé cuantas veces la habré releído, y a día de hoy sigue siendo mi historieta preferida de Alack Sinner.
Toriyama también marca un punto importante, lo conocí a través del anime Dr. Slump, que echaban en la tele cuando yo salía del colegio, y luego con Dragon Ball, aunque esta serie pasada un tiempo se convirtió en una especie de culebrón bastante idiota en el que tardaban tres capítulos en arrearse un triste guantazo, me sigue gustando la primera época, más enraizada a Dr. Slump que a lo que luego derivó –decayó- la serie. Pero al revés que a mucha otra gente, lo que me influyó de Toriyama no fue su estética, sino su tratamiento de personajes, sus diálogos y, sobretodo, su forma de narrar (cosa que no descubrí al 100% hasta que cayó el manga en mis manos, poco tiempo después).
Y Jack Kirby es, sin duda, mi autor de tebeos preferido, y el primer nombre de un autor que recuerdo haber memorizado y buscado más cosas de él desde niño. La fuerza de su dibujo, la vitalidad de su narrativa y tratamiento de la viñeta me estremece y alucina, cada día más, es tan grande, tan genial, que me hace sentir pequeño al tiempo que el acercarme a su trabajo me insufla más ganas de dibujar y de seguir contando historias. Para mi, sin duda es el mejor, y una de mis grandes influencias, incluso en el entintado, ya que admiro muchísimo el trabajo de gente como Joe Sinnot o Mike Royer, que dotaron de mayor fuerza si cabe los lápices de Kirby, para mi el trabajo de esos entintadores es también una gran influencia.
Póster y fotograma de Espíritu del bosque (2008), de Juan Carlos Pena y David Rubín
David Fernández.- Tras estudiar en la Escuela de Arte Antonio Failde, en Orense, comenzaste a trabajar en el campo de la animación, en empresas como Limaía Producciones, y actualmente en Dygra ¿En qué fases del proceso de la animación te has especializado? ¿Cómo ha influido tu profesión de animador en tu estilo gráfico y narrativo?
David Rubín.- Comencé con el 2D, haciendo un poco de todo; desde concept art a story board, animando planos, intercalando, coloreando, haciendo fondos…en una productora de Ourense llamada Limaía, fue una gran escuela. En Dygra entré como animador 3D, estuve unos meses metido en ello, pero al poco comencé también a trabajar en diseño conceptual y, sobretodo, en storyboard.
Tras eso dirigí un par de cortos y llegó mi primer largo como realizador Espíritu del Bosque, codirigido junto a Juan Carlos Pena. Actualmente, junto con Juan Galiñanes, codirigo Holy Night!?, mi segundo largometraje.
Contado así parece que todo ha ido muy rápido, pero han pasado 10 años desde que animé mi primer plano en 2D hasta ahora que trabajo como director de cine. Y si, hay muchas cosas que aprendo con el cine y luego vuelco en los tebeos y viceversa; muchos trucos aprendidos realizando páginas y páginas de tebeos los vierto luego en el celuloide.
David Fernández.- Desde el inicio de tu carrera profesional parecías tener clara tu vocación y la necesidad de mostrar una actitud tremendamente activa como medio a través del cual hacerte un hueco en el mundo del cómic. No en vano, te has presentado a numerosos concursos y certámenes. ¿Cómo han afectado los galardones recibidos a tu carrera profesional? ¿En algún momento padeciste una “crisis vocacional” o dibujar tebeos siempre ha sido una “necesidad” para ti?
David Rubín.- Siempre ha sido una necesidad, desde niño, el primer tebeo que recuerdo haber hecho de un modo consciente fue cuando tenía cinco o seis años; iba en 1º de E.G.B. y me gustaba una chica de mi clase, como no me atrevía a decírselo a la cara decidí hacerlo dibujando un tebeo en el que contaba lo mucho que me gustaba aquella chica. Se lo entregué y se lió parda; empezó a circular por clase y terminó en las manos de mi profesora, tuve que pasar el bochorno de leerlo delante de toda la clase, no conseguí a la chavala y creo recordar que la profesora me pegó con una regla en las manos o alguna burrada así (eran otros tiempos, por suerte pasados!).
Creo que esta pequeña anécdota es bastante ilustrativa de porque hago los tebeos que hago hoy en día –jajajaja!- y me demostró, pese al mal trago, que con los tebeos se puede mover a la gente, aunque no sea exactamente en la dirección que querrías…, e incluso, descolocar una clase de primaria a comienzos de los 80, lo cual no es moco de pavo, y en vez de desanimarme, me animó aún más si cabe a seguir contando historias sobre papel, reglazo incluido.
El tema de los premios…recibirlos u optar a ellos siempre alienta, durante una época en la que para muchos publicar era imposible, el único aliciente real que teníamos para seguir haciendo tebeos eran los concursos, por ello siempre he pensado que es muy positivo que existan. Con lo que ya tienes que tener más cuidado es con que el hecho de recibir galardones no se te suba a la cabeza, pero por suerte yo ya llevo unos cuantos a las espaldas y sigo manteniendo el tipo; los premios están muy bien y alientan a seguir creando, pero no hay que darle más importancia que al propio hecho de crear; las obras han de hacerse lo mejor posible, pero no con la idea de optar a tal o a cual premio con ellas, sino porque con cada tebeo nuevo tienes que intentar hacerlo lo mejor posible, subirte el listón. La propia autocrítica es el mayor de los premios.
Portada y dos páginas interiores de Barsowia #10 y portada de BD Banda #2
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David Fernández.- Numerosos autores pertenecientes a tu misma generación habéis demostrado una sana y encomiable inconformidad que, sumada a vuestra capacidad de iniciativa, ha derivado en el nacimiento de diversas publicaciones como BDBanda o Barsowia. ¿Cómo es el ambiente de trabajo en estos colectivos? ¿Resulta difícil la coordinación de este tipo de proyectos?
David Rubín.- Polaqia y BDBanda son proyectos muy diferentes el uno del otro, con diferentes objetivos y modus operandi. En lo que atañe a Polaqia, colectivo de autores de cómic del que soy miembro, la experiencia no puede ser mejor y más enriquecedora. Comenzamos con el invento por pura necesidad, para poder publicar proyectos en un momento en el que ni dios apostaba por nosotros o no sabían ni que existíamos. Para muchos de nosotros fue la primera vez que nos veíamos publicados de un modo “profesional”. Al poco tiempo de andadura del colectivo vimos que solo sacar monográficos de autores no llegaba, que se necesitaba una plataforma donde poder publicar de un modo más fluido y continuado, tanto los miembros del colectivo como a autores ajenos a Polaqia, y nació Barsowia.
Barsowia ha sido y es una estupenda pista de pruebas para muchos de nosotros, ha dado a conocer a varios autores que hoy ya publican por ahí a nivel profesional, incluso algunos allende los mares. Recuerdo que cuando empezamos con el invento nos costaba sudor y lágrimas llegar a llenar las 50-60 páginas de cada nº. Hoy por hoy nos vemos desbordados con propuestas de autores de infinidad de partes del mundo (Galicia, España, Francia, EE.UU., Portugal, Venezuela, Argentina, México, Canadá…) y hemos tenido que cambiar el formato de la publicación y aumentar el nº de páginas al centenar para dar cobijo al montón de excelentes historias cortas que llegan al e-mail de Polaqia. Para que te hagas una idea; acabamos de cerrar el nº 13, que saldrá en nada a las tiendas, con cien páginas y casi una veintena de autores, y no hemos podido meter en él todas las historietas que nos han gustado de las que nos han enviado, por ello, aunque el 13 está en imprenta, ya tenemos casi la mitad del nº 14, que no saldrá hasta agosto de este año, cerrado. ¡Quién nos lo iba a decir cuando empezamos!
Y en respuesta a la pregunta de si resulta difícil coordinar todo esto; pues sí y no. “Si” porque ninguno de los 12 miembros de Polaqia somos editores, nosotros somos autores, todos, y ninguno podemos permitirnos el dedicarle el 100% de nuestro tiempo solo a Polaqia, en ese sentido es un esfuerzo muy grande para todos los miembros de Polaqia, pero más o menos lo vas llevando bien gracias al reparto de tareas y a la comunicación fluida que permite nuestra estructura jerárquica horizontal. Y luego también está la alegría de ver que cada nº de Barsowia es mejor que el anterior, que el listón respecto a las publicaciones de Polaqia sube cada año, el sacar y cuidar nuevas líneas como la colección de novelas gráficas Rompe Hielos o la colección de cuadernos de arte Sketchbook en donde un solo autor muestra las tripas de su proceso de trabajo. Todo ello unido al contínuo crecimiento en calidad y cantidad de Polaqia, su longevidad y su catálogo hacen que verdaderamente merezca la pena seguir sacando tiempo y apostando por el proyecto.
Portada de la 2ª edición de El circo del desaliento (en este enlace, desarrollo
y comparativa con la versión anterior) y tres páginas interiores
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David Fernández.- En el año 2005 Astiberri publicó El Circo del Desaliento, donde se recopilaban algunos de tus anteriores, entre ellos Donde nadie puede llegar, ganadora del Premio Castelao. ¿Cómo surgió el primer contacto con la editorial y qué sentiste al recibir el primer ejemplar?
David Rubín.- Conocí a algunos de los editores de Astiberri dos años antes de la publicación de El Circo…, en Viñetas, en A Coruña, conectamos bien y les gustó mi trabajo, a raíz de ahí les presenté un proyecto que en aquel momento estaba preparando a medias con Miguel Robledo, les gustaba, pero no terminó de convencerlos para publicarlo. Sus críticas y consejos respecto a ese proyecto me sirvieron muchísimo para localizar fallos en mi trabajo e intentar corregirlos, para entender un poco mejor que es lo que hay que hacer a la hora de presentar un proyecto a una editorial y, sobre todo, fue una excelente toma de contacto que me situó en el mapa editorial español; ya que gracias a ese primer acercamiento comencé a publicar en la revista Tos, que junto con la revista Dos Veces Breve, consiguieron que una cuanta gente comenzara a fijarse en mi trabajo.
Una vez terminé Donde nadie puede llegar, y aún sin saber si ganaría o no el Castelao con ella, me fui al Salón de Barcelona ese año –por primera vez- con las páginas de Donde nadie… bajo el brazo y se lo presenté a Astiberri. Una semana después de haber terminado la edición del Salón de ese año me llamaron para darme el sí definitivo, y comenzamos a construir la edición del libro, viendo qué material de historietas cortas podrían acompañar a Donde nadie… y todo eso.
Cuando ya estaba hecha la selección y yo ya estaba trabajando en la historieta inédita de 26 páginas que cierra el volumen llegó la noticia de que Donde Nadie… había ganado el Premio Castelao.
En cuanto a lo que sentí cuando tuve por vez primera El Circo del Desaliento en las manos…pues como te puedes imaginar fue una experiencia fantástica. Recuerdo que acudí aquel año al Salón de Getxo a presentarlo, estaba pasando por uno de los peores momentos de mi vida debido a varios batacazos emocionales y personales, mi avión acababa de aterrizar en Bilbao y yo estaba en la puerta del aeropuerto esperando a que vinieran a recogerme. De repente un coche paró a unos metros de donde yo estaba y de él bajó Fernando Tarancón, que se lanzó a correr hacia mí con El Circo… en una mano, me dio un abrazo y me dijo “Coje a tu niño”, se me olvidó, por un instante, toda la basura que en aquel momento acarreaba dentro de mí, fue un momento mágico.
Cada vez que ves por vez primera la edición de un nuevo libro tuyo te llenas de una ilusión enorme, pero “El Circo…” fue el primero y guardo de aquel primer contacto con el libro un recuerdo muy especial.
Portada y dos páginas interiores de La tetería del oso malayo
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David Fernández.- Nuevamente con la editorial bilbaína, publicaste La Tetería del Oso Malayo, recopilatoria historias publicadas con anterioridad en diversas revistas, y alguna que otra inédita. Para esta edición introdujiste algunos cambios en varias historias ¿Dudaste a la hora de tomar esta decisión, o desde un primer momento viste clara la necesidad de homogeneizar estilos?
David Rubín.- Lo tuve claro desde un primer momento; quería que La tetería… funcionase como libro, que tuviese una entidad propia y total. El rollo greatest hits para El Circo del desaliento estuvo bien, pero La tetería… necesitaba otro planteamiento de base, y eso implicaba, entre otras cosas, homogeneizar el estilo de dibujo de las historias. Mientras las publicaba en Dos Veces Breve mi dibujo fue cambiando mucho de la primera a la última de las historias publicadas en la revista, podría decirse que comencé a sentirme cómodo con el estilo gráfico a partir de la historieta Gira la llave, que fue la que publiqué en tercer lugar en 2VB, y a partir de ahí comencé a construir partiendo de la base estilística de Gira….
Para el libro de Astiberri decidí primero terminar la historia larga de 72 páginas que lo cierra; Las cosas que terminan por romperse, y una vez entintada y cerrada, y teniendo ya una visión global clara del conjunto de la obra, comencé a trabajar en el redibujado de las primeras historietas publicadas en la revista, incluso cambiando en algunos casos la narrativa o los encuadres –que no el guión- ya que, pasado el tiempo, ves todo de otra manera y adviertes otros caminos quizá mejores para contar la misma historia, y dado que total iba a volver a dibujar todo decidí también mejorar algunos aspectos narrativos que por el formato de la revista en su momento no pude llevar a cabo, por ello hay historias que en 2VB eran de seis páginas y en la edición en libro de Astiberri llegan a las 10 o 12 páginas, sin cambiar ni una línea de guión, tan solo la planificación.
Recuerdo que la última que dibujé fue Antón en llamas, una historieta que había hecho para un concurso de cómic en Galicia, allá por el 2002, cuando Sigfrido y todo el universo de la tetería aún no había aterrizado en mi cabeza. La redibujé y replanteé de cero; pasó de tener seis páginas a doce, añadí un pequeño prólogo y epílogo dentro de la historia para enmarcarla en el universo de La tetería del oso Malayo y por último recuperé su título original, ya que en la versión de 2002, como el tebeo debía ser en gallego lo titulé Antón ardendo en vez del título que quería para la historia , que era este Antón en llamas, ya que la palabra “llamas” en gallego es “lapas”, y no me gusta como palabra, por ello aproveché la edición en castellano para recuperar el que para mí era el título original.
Cuando ya todo el libro estaba cerrado, a escasos días de ir a imprenta se me ocurrió lo de añadirle trama mecánica a todas y cada una de las páginas. Se lo comenté a Astiberri, retrasaron una o dos semanas la entrada en imprenta, ya que por suerte íbamos bien de tiempo y no supondría retraso con respecto a la salida del libro a la venta y me puse a ello. Fue un curro descomunal llenar de tramas de grises las casi 200 páginas del volumen, me llevó semana y media hacer el trabajo, casi siempre por las noches hasta que se me desencajaban los ojos delante del monitor de cansancio y sueño, pero creo que mereció la pena y ayudó a aunar aún más la coherencia entre las historias y a mejorar notablemente el apartado gráfico del libro. Todos esos retoques y cambios supusieron un gran trabajo a mayores, pero creo que mereció la pena, y creo que también la gente supo valorar ese esfuerzo cuando el tebeo llegó a las librerías.
Rubín con el Premio del Salón de Barcelona al autor revelación 2007 y junto a Max, respectivamente, finalista y ganador del primer Premio Nacional del Cómic
David Fernández.- Gracias a esta obra recibiste el Premio Josep Toutain al autor revelación en el XXV salón internacional del cómic de Barcelona 2007, además de resultar finalista del I Premio Nacional del Cómic, ganado finalmente por Max. ¿Crees que ha sido la obra clave para tu consolidación como historietista?
David Rubín.- Para mí, a nivel personal y profesional, desde luego sí: me situó en el mapa.
Para otra gente supuso la consolidación tras El Circo del Desaliento, o una buena progresión, pero también para mucha otra gente La Tetería… supuso su primer acercamiento a mi obra y a partir de ahí se encaminaron a trabajos anteriores, con lo cual para una mayoría si fue más una revelación que una confirmación. Lo que si me alucinó fue que agotara la primera edición antes de todos esos premios, la verdad era algo con lo que no contaba, y que se siga vendiendo y ganando lectores es todo un triunfo y el mejor de los premios para mí.
David Fernández.- Da la sensación de que introduces ciertos componentes autobiográficos en tus obras, incluso algunos de los protagonistas de tus historias guardan cierto parecido contigo. ¿Hasta que punto puede ser cierta esta impresión? ¿De dónde procede la nostalgia y la tristeza que inundan a muchos de tus personajes?
David Rubín.- Es cierto, pero no me interesa ni nunca me ha interesado hacer tebeo autobiográfico puro y duro, el slice of life me aburre sobremanera como lector y como autor. Me interesa mucho más la ficción, pero no la ficción sin más, sino añadirle a ese relato de ficción elementos –a veces en mayor medida, a veces en menor- de mi vida o de mi modo de ver las cosas o del estado de ánimo en el que me encuentre cuando ejecuto tal o cual tebeo. Intento volcar verdad en mi páginas, al menos mi verdad, y creo que si eres honesto con la ración de ti y el modo de reflejarte que vuelcas en las páginas lo eres también con el lector, y hace que la historia cale y la gente se identifique con los personajes y situaciones que ante ellos dispones, ya sean estos cercanos a mi día a día o a momentos concretos de mi vida, o totalmente disparatados y ajenos a mí, creo que esa mezcla, ese extraño punto medio entre realidad y fantasía es lo que hace que las historias resulten creíbles y cercanas.
Por otro lado, me preguntas de dónde procede toda esa nostalgia y tristeza que acarrean muchos de mis personajes; todo ello viene de mi, desde luego, por suerte o por desgracia en esta vida lo he pasado muy bien pero también muy mal, he bailado varias veces en la cuerda floja, llegando en más de una ocasión a caer, pero, por suerte y por mi jodido empeño y testarudez, siempre, de un modo u otro, pese a pasarlas putas he conseguido caer de pie y, como mucho, torcerme un tobillo en vez de espachurrarme contra el suelo, aunque el susto y el recuerdo de la caída no se te quita del cuerpo en la vida. La suerte es que aprendí a construir historias a partir de mi mierda, en vez de simplemente regocijarme en ella, y eso, de paso, muchas veces ha conseguido ayudarme a superar muchos de los baches con los que me he encontrado a lo largo de mi vida y carrera.
Hace no mucho un amigo me decía una frase célebre de no recuerdo ahora quién que le recordaba a mí y mi actitud ante la vida. La frase venía a decir algo así: “Repártanme las peores cartas, porque pienso ganar esta partida”. Y la verdad, cierto es, o al menos eso intento.
Batman, Spiderman y Superman: homenajes superheróicos
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David Fernández.- Es una constante en tu trabajo adoptar elementos propios del género superheroico para, dándoles un toque muy personal, integrarlas en tus historias. ¿Por gustarte especialmente, por considerarlo idóneo como punto de partida de reflexiones más profundas…?
David Rubín.- Siempre he leído tebeos de superhéroes, menos durante la que para mí es la época oscura y olvidable del género; los 90, en la que cambié su lectura por otras debido al aburrimiento que me causaban tanto antihéroe oscuro de postín, tantas rayitas y músculos inventados y tanto no tener ni puta idea de narrar o de composición de página y ver cosas realmente fanzineras en tebeos Marvel y DC que además tenían éxito, como X-Force de Liefeld y mierdas así. En fin, que la fiebre “he leído Watchmen y no lo he entendido pero, ¡eh!, ¡es oscuro!” que inundó el tebeo de superhéroes a comienzos de los 90 me apartó de ellos.
A día de hoy he vuelto a leer superhéroes, y sigo, pero leo a autores, no a personajes, me da igual si Spiderman me cae más o menos simpático, si lo dibuja o lo guioniza un autor que no me gusta se lo va a leer su padre, en cambio si un autor que me gusta hace un tebeo de un supertipo del que nunca haya sido yo fan, como Lobezno, por ejemplo, pues me lo compraré aunque el personaje no me guste.
En lo referente al uso que yo hago del superhéroe en mis tebeos, creo que más bien lo que me pasa es que como iconos que son, son una materia prima fabulosa para contar cualquier tipo de historia, la potencian mucho más. Pero siempre que los utilizo, que los deformo y sacudo, lo hago con el mayor de los respetos hacia el género, ya que lo conozco en profundidad y lo adoro, por eso creo que gustan tanto a la gente que no lee superhéroes como a los que si los leen.
David Fernández.- En octubre de 2008 ilustraste los guiones de Ricardo Gómez Gil para la adaptación al cómic de Romeo y Julieta. ¿Te sientes cómodo ilustrando guiones ajenos? ¿Qué nos puedes comentar acerca de este proyecto?
David Rubín.- No me importa ilustrar guiones ajenos siempre que me gusten y me aporten algo que me ayude a crecer y madurar como autor. Y además de con Ricardo tengo colaborado en otras ocasiones con Kike Benlloch, como en Capital, que publicó De Ponent, o alguna historieta corta. Kike es amigo y, además, admiro mucho su trabajo; es un gran narrador, o con Jorge García, al que considero, hoy por hoy, el mejor y más versátil guionista que hay en activo en España, por ello para mi es todo un privilegio y una alegría trabajar con él, además de que es un tipo muy simpático y con el que da gusto llevar proyectos a cuatro manos, con él todo son facilidades.
Portada y viñeta de Romeo & Julieta
En lo referente a Romeo y Julieta, SM me ofreció varios títulos a elegir, de los cuales escogí R&J porque es una historia que siempre me ha gustado y creo que su atmósfera es bastante cercana a la que suelo imprimirle a mis tebeos más personales. Una de las cosas que quise probar con este tebeo fue que la puesta en escena fuera teatral, que todo fuera muy afectado y dramático, incluso la interpretación de los personajes, y añadirle un pequeño, muy leve, toque de Soho Manga.
El guión que me envió Ricardo era muy respetuoso con la obra de Shakespeare, tanto que era imposible plasmarlo en las 30 páginas que tenía de límite para llevarlo a cabo, lo cual me obligó a realizar un gran ejercicio de síntesis, tanto narrativa como estética, ya que, pese a que tanto Ricardo como yo metimos bastante tijera al guión original de la adaptación seguía siendo mucha la información, y por ello el nº de viñetas por página es bastante elevado. Debido a ese aluvión de información que inundaba cada página, creí conveniente aligerar de detalles el dibujo, desnudarlo lo más posible, tanto en elementos a representar como en el trazo, porque con tanta viñeta, si aún encima las recargaba demasiado el ojo del lector no sabría a dónde mirar de buenas a primeras. El uso del color en R&J obedece también a esa intención por mi parte de buscar la claridad dentro de la página, de hacer que la lectura fluya sin requerir un esfuerzo a mayores por parte del lector, de potenciar y clarificar las acciones, atmósferas y sentimientos, ya que, entre otras cosas, el público potencial para la editorial de este tebeo eran los niños, o los padres que compran lo que creen más adecuado para sus hijos.
La verdad es que vista ahora de lejos, encuentro a este trabajo un pelín apresurado en algunos aspectos, pero en lo que atañe a lo que acabo de comentar en el párrafo anterior sigo creyendo que por mi parte fue un acierto darle ese enfoque a la adaptación y aprendí mucho de ello como autor.
Bienvenidos a Ciudad Espanto
David Fernández.- Apenas un par de meses más tarde, vio la luz Cuaderno de tormentas: Crónica de los deambulares por Ciudad Espanto, un proyecto que llevaba preparándose desde hacía tiempo, en el que pareces haber ejercido un control prácticamente absoluto: dibujo, tinta, color, diseño… ¿Satisfecho con el resultado final y el trato recibido dentro de la línea de autores españoles de Planeta DeAgostini Cómics, dirigida por Ricardo Esteban?
David Rubín.- Muy satisfecho, tanto por el resultado final del libro como por el trato que desde la editorial se me está dando a mí y a la obra, no tengo ninguna queja. Por suerte, tanto con Planeta como con Astiberri todo han sido facilidades y comprensión. A mí no solo me importa que mi obra salga publicada, sino también cómo sale publicada, en ese sentido pongo mucha atención y soy bastante pesado con temas como el papel en el que se va a imprimir, las guardas, la maquetación, el barnizado de la portada…y hasta ahora tanto una editorial como la otra siempre han cumplido todos mis caprichos, que más que caprichos son parte de la obra, ya que una mala edición puede deslucir una buena obra, no es un tema, al menos para mí, secundario; el aspecto y la presencia del libro como objeto es el 40% de las posibilidades de que alguien que no conozca de nada tu trabajo lo ojee en una librería y decida comprárselo.
David Fernández.- En Cuaderno de Tormentas te centras en el largo viaje de gestación de una obra, en la relación con tus propias creaciones, sugiriendo metafóricamente a un autor abrumado por las ficciones creadas, que parecen escapar de su control. Un enfoque relacionado con las introducciones de El circo del desaliento o La tetería del oso malayo. ¿Te ha llegado a sobrepasar o a saturar en algún momento este proceso?
David Rubín.- Siempre hay algún momento a lo largo del proceso de gestación de un libro en el cual pierdes los papeles y crees que lo mejor es dejarlo todo, devolver el dinero del anticipo o huir con él a Vancouver o algún sitio así que suene a lejano. Pero luego ves el volumen de trabajo que ya llevas producido y ya no hay vuelta atrás ni lugar para el miedo escénico. Las dudas siempre van a estar ahí, el saber que podrías haberlo hecho mejor va a asaltarte cuando veas el tebeo terminado y editado. El truco está en que mientras lo estés llevando a cabo disfrutes y te sientas cómodo trabajando, que seas honesto contigo mismo con respecto a lo que estás contando y cómo lo estás contando. El resto es secundario, o directamente prescindible; no debes dejar que el saber que terceras personas van a leer y juzgar tu trabajo te domine. Como creador, eso tan solo ha de tenerse en cuenta a la hora de saber que has de realizar una obra legible, entendible, disfrutable por terceros y, a poder ser, entretenida. Nada más.
A mí, verdaderamente, lo que me tortura es no poseer el tiempo físico necesario para dar rienda suelta a todas las ideas y obras que tengo en la cabeza o a medio camino de pasar de la libreta en la que las escribo al papel y el lápiz, eso sí que me aprieta y duele.
Por otro lado, nunca quedo contento del todo con mis obras, veo sus aciertos, pero también sus fallos. Pero creo que esto es algo positivo; te obliga a ponerte el listón más alto con cada nueva creación, a buscar nuevos caminos en cada obra, nuevos aciertos y nuevos fallos, pero no los mismos. O al menos a intentarlo.
En lo referente a las introducciones y epílogos de La Tetería…” o El Circo… , para mí son una especie de diálogo de bienvenida con el lector; un decirle “eh!…Este tebeo que tienes en las manos lo ha hecho un tipo como tú, que sufre y ríe y caga y folla, y le ha costado lo suyo, presta atención y ojalá disfrutes de su lectura, gracias por acercarte hasta aquí. Un abrazo!!”. Cuaderno de tormentas viene a decir algo parecido con su comienzo y su final, pero con una estructura y un tono totalmente diferente, casi como un aviso para navegantes de que el viaje, aunque sorprendente, no va a ser un camino de flores, que ha de poner de su parte.
Proceso de desarrollo de la portada de Cuaderno de tormentas, detallado en este enlace
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)
David Fernández.- En numerosos pasajes de esta obra se pierde la más clásica secuencialidad derivada de la sucesión de viñetas, convirtiéndose en una suerte de relato ilustrado. Pero no por ello el aspecto compositivo pierde protagonismo… más bien al contrario. ¿Optaste por este enfoque, por esta estructura desde un primer momento? ¿Te dio quebraderos de cabeza encontrar el equilibrio prosa – dibujo?
David Rubín.- Sí, todo está premeditado y estudiado. De hecho el primer capítulo del libro es una declaración de intenciones al respecto del mismo: comienza en blanco y negro, con una estructura de página y narrativa similar a la que usé en La Tetería del Oso Malayo, para, pocas páginas después, romper literalmente dicha estructura y las “calles” entre las viñetas y dar paso al color. Es como despojarse de lo anterior, como una serpiente mudando de piel. Necesitaba hacer algo diferente, algo que no hubiera hecho hasta ahora, probarme a mí mismo recorriendo caminos que hasta el momento no había recorrido. Puede decirse que algunas –no todas- de las historietas que publiqué en la revista HUMO son una antesala estilístico-narrativa de lo que luego ha sido Cuaderno…, pero creo que en Cuaderno he ido un pelín más allá tras esas primeras aproximaciones.
Pese a que la mayor parte del tebeo huye de una composición clásica de página, me esforcé mucho en que, pese a la ausencia de viñetas en muchas de las páginas, la lectura de las mismas sea secuenciada, no contemplativa, como ocurre en un libro de ilustraciones, sino narrativa; Cuaderno… no es un libro ilustrado; utiliza algunos parámetros de dicho medio pero no forma parte de él; es un tebeo. Las imágenes que contiene solo funcionan en combinación con el texto, y la falta o inclusión de viñetas en según qué momentos de la historia responde a una funcionalidad narrativa, no ilustrativa o meramente estética.
Si te fijas, el tebeo posee dos partes diferenciadas; una primera en donde el narrador recorre los parajes de Ciudad Espanto a la caza de historias, anotando en su cuaderno todo cuanto ve, esta parte es la más cercana al relato ilustrado, ya que el lector, al igual y desde el mismo punto de vista del protagonista del relato, es un mero observador de los acontecimientos y lugares que se aparecen ante el protagonista-narrador.
En la segunda parte del tebeo la narrativa se vuelve, poco a poco, más fraccionada, vuelve a tomar peso la viñeta en la página, y esto atiende a que el narrador deja de ser un mero observador de lo que ante él ocurre, y comienza a convertirse, según avanza el relato, en una pieza más del juego que es la ciudad que está recorriendo; pasa a ser parte de la historia, a experimentarla en sus carnes, no tan solo a anotarla y observarla de un modo omnisciente.
Dos páginas interiores de Cuaderno de tormentas
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David Fernández.- Aunque las dos obras anteriormente mencionadas representan una excepción, sueles optar por las historias cortas como vehículo narrativo más habitual. ¿Es fruto de una vocación consciente, de la necesidad de adaptarse a las revistas en las que se publican, o una mezcla de ambas?
David Rubín.- Me gusta la historieta corta, me parece el mejor gimnasio que existe para el historietísta. Intento seguir haciendo historieta corta al tiempo que hago cosas más largas, porque en ella puedes experimentar un montón de formulas narrativas o soluciones gráficas nuevas y probar a ver qué pasa con ellas, si resultan, luego ya tendrás tiempo de adaptar o potenciar ese conocimiento adquirido en una obra larga. Además, siempre he pensado que en un comienzo es mejor quemarse las pestañas haciendo historieta corta, para coger tablas, que lanzarse al ruedo de la historieta larga sin haber sido capaz de hacer algo de 10 o 15 páginas antes.
David Fernández.- Tal vez Cuaderno de tormentas haya servido para recordar a muchos lectores acostumbrados al blanco y negro de muchas de tus obras, que además de dominar el pincel, te manejas a las mil maravillas con el color. Una virtud que ya hemos podido apreciar en diferentes colaboraciones para revistas de tebeos o incluso para el cd-libro de Iván Ferreiro, titulado Mentiroso, Mentiroso. Si tuvieras que decantarte por una opción, y aún siendo plenamente conscientes de que dependería del tono y los requerimientos de cada obra en concreto ¿qué preferirías: blanco y negro o color?
David Rubín.- Los dos. Como bien dices, el uso del blanco y negro o del color depende del tono de la historia que estés contando. Cuaderno…, por ejemplo, es una obra que solo puede existir en color, no funcionaría, o sería otra obra diferente, de haberse publicado en blanco y negro, ya que en ella el color no solo tiene un uso “decorativo” o “llenaespacios”, sino que, sobre todo, su empleo es narrativo y atmosférico.
Suelo trabajar de modo diferente si sé que la historia va a salir publicada en blanco y negro o en color; por ejemplo, en La Tetería del Oso Malayo había un par de historietas que se publicaron –y dibujaron- en color en Dos Veces Breve, estaban pensadas para reproducirse en color y el cromatismo de las mismas era parte de la narrativa, era necesario para entender bien la historia, como el libro era en blanco y negro, preferí redibujarlas para conseguir eses efectos pero usando solo una tinta, lo que implicaba planificar la narrativa de otra manera, y trabajar de otra manera el entintado.
Para mi es más difícil y supone un mayor reto trabajar en blanco y negro que en color, pero no sabría decantarme por una u otra opción, ya que con ambas disfruto.
Pope + Rubín = portadas de GQ y Haunted Tank
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David Fernández.- Además de colorear trabajos propios, has tenido la oportunidad de trabajar junto a Paul Pope, coloreando una ilustración para la revista GQ y una portada Haunted Tank, de la línea Vertigo. ¿Cómo surgió esta colaboración y qué tal resultó la experiencia de trabajar junto a un autor cuyo trabajo nos consta que admiras?
David Rubín.- Resultó muy satisfactoria. La cosa surgió a raíz de mi cuenta flickr; cierto día Pope comenzó a dejar comentarios en ella, le gustaba lo que hacía, de ahí pasamos a cruzarnos e-mails y, cierto día, me encontré con uno en el cual me decía si podía colorearle una ilustración, ya que iba justillo de tiempo para la entrega. Me puse a ello y creo que la cosa no quedó mal, él quedó muy contento, y luego ya vino todo lo demás. Es un tío muy majo y accesible, te ayuda mucho, facilita mucha documentación, da mucho apoyo y es muy dialogante; te sientes trabajando en equipo, cosa que no siempre pasa. La verdad para mí fue todo un honor y una alegría poder trabajar mano a mano con él en dos ocasiones, y aprendí mucho de ello.
David Fernández.- También para el mercado norteamericano, has colaborado en la antología Popgun, de Image Comics. ¿Cómo llegaste a enrolarte en un proyecto como éste? ¿Qué nos puedes comentar acerca de Ramen-O-Rama!!?
David Rubín.- Pues la cosa más o menos vino a ser así: Un día llegué a casa, encendí el ordenador y miré el correo, tenía un e-mail en la bandeja de entrada de Mark Andrew Smith, guionista de tebeos y uno de los editores de Pop Gun. Me comentaba que visitaba asiduamente mi blog y mi flickr y que me había descubierto gracias a mi participación en los torneos FIST-A-CUFFS organizados por Sam Hiti. Mark me invitaba en ese e-mail a participar en el volumen tres de Pop Gun. Acepté y de ahí salió esa historia tan loca que es Ramen-O-Rama, donde el amor convive con robots gigantes que destrozan ciudades, rámen mutante, accidentes de tráfico y demás locuras, todo mediante una estructura de lectura con continuos saltos en el tiempo y un ritmo frenético. La verdad es que me lo pasé como un niño realizándola.
Ramen-O-Rama saldrá publicada en España en el próximo número de la revista El Manglar, de Dibbuks.
Zemo: esperando una nueva oportunidad
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David Fernández.- Hace unas semanas has comentado en tu blog que Zemo, historia serializada realizada junto a Jorge García para BDBanda, se apea de dicha publicación para tratar de desarrollar.
David Rubín.- Hay historias que funcionan para determinados formatos y otras que no.
Zemo pedía a gritos más espacio para un mayor desarrollo y huir de la estructura episódica a la que nos veíamos obligados por el formato de la publicación. Jorge y yo nos quedábamos siempre con la sensación de que lo que llegaba a los lectores era un 60% o 70% tan solo de lo que podíamos llegar a hacer con Zemo, y tras darle muchas vueltas y sopesar bien el tema decidimos que lo mejor para Zemo era apearnos de BD Banda, terminar proyectos que ahora mismo tenemos cada uno de nosotros en curso y pasado un tiempo de descompresión reunir de nuevo todo para partir de cero con Zemo en formato tomo, de cien o más páginas. Para la nueva y mejorada versión de Zemo redibujaré todo, no voy a aprovechar nada de lo publicado previamente en BD Banda.
David Fernández.- ¿En qué otros proyectos estás trabajando en la actualidad?
David Rubín.- Estoy terminando una nueva adaptación al cómic de otro clásico de la literatura universal: Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, en concreto de la leyenda El Monte de las ánimas, lo publicará de nuevo SM y saldrá a la venta para finales de este 2009. Está quedando un albumcillo muy oscuro y curioso, más cercano estéticamente a Cuaderno de Tormentas que a mi anterior trabajo con SM: Romeo y Julieta.
También llevo meses trabajando en una historia larga de unas 200 páginas con un guionista estadounidense, de la que ya llevo dibujadas 50 y pico. Es una historia épica de aventuras, con portales dimensionales, dioses grandilocuentes y tremendas luchas y batallas, un ejercicio por mi parte de nostalgia y admiración por los tebeos de superhéroes que leía de crio, pero sin superhéroes con mayas, aunque sí con actos superheroicos, me lo estoy pasando en grande haciéndolo, pero va lento, ya que me encargo de toda la parte artística: dibujo, tinta y color, y trabajar así lleva o suyo, pero bueno, no tengo prisa ni especial afán en meter ya el pie en el mercado de EE.UU. de un día para otro, cuando salga; bien, pero para mí nunca ha sido la mayor de mis metas.
Estoy terminando de escribir una nueva obra para Astiberri, que dará fin y globalidad a la serie que comencé en HUMO: Olympus, todavía no puedo asegurar si saldrá para finales de 2009 o mediados de 2010.
Y sigo haciendo historietas cortas para aquí y para allá, al tiempo que quiero continuar con el tema del colectivo Polaqia, que es uno de los proyectos más interesantes y emocionantes en los que estoy metido.
Dedicatorias realizadas por Rubín en la librería Madrid Cómics
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David Fernández.- Centrándonos en tu estilo, se caracteriza por un trazo inmediatamente reconocible, un trazo grueso, pero elegante y tremendamente impactante, como surgido de las entrañas… ¿Cuánto de espontáneo e intuitivo y cuánto de racional crees que hay en tu dibujo?
David Rubín.- Suelo ser un dibujante bastante “bruto”, en el sentido de que no suelo hacer mucho trabajo previo de diseño de personajes o sets, ni siquiera storyboard de las páginas; si lo tengo claro en la cabeza me lanzo al ruedo. Pero una vez metido en la ejecución sí que soy minucioso, suelo hacer un lápiz muy acabado, igual que la tinta o el color, que trabajo bastante, pero de un modo razonablemente rápido.
Hay quien confunde minuciosidad con lentitud; hay muchos dibujantes, muchos muy buenos –que una cosa no quita la otra- que son lentos y parece que se debe a la minuciosidad que depositan en su trabajo, cuando la mayor parte de las veces se debe a las dudas que los asaltan, haciéndoles repetir mil y una veces el mismo escorzo o variar el tiro de cámara de tal o cual viñeta. Yo en ese sentido soy rápido a la par que minucioso, ya que parto de un esquema claro, trabajo con entrega cada una de las páginas pero sin titubeos y no comienzo una nueva fase (entintado, color…) hasta cerrar por completo la anterior. Por ejemplo; si hago un tebeo de 100 páginas, primero me dibujo las cien páginas a lápiz, y una vez terminado me lanzo a entintar, una vez entintado todo me lanzo a colorear. Eso te permite crear cierta distancia con tu trabajo, ya que cuando pasas a la siguiente fase han transcurrido meses desde que comenzaste la anterior, con lo cual es más fácil detectar errores o mejores modos de enfocar las cosas, y aprovecho, sobre la marcha, para hacer esos retoques, apoyado en una visión global del conjunto de la obra, en vez de ir haciendo y deshaciendo por parcelas sobre la marcha, en plan “prueba y error”.
No sé si será lo habitual o no, pero a mí me funciona.
David Fernández.- Ese trazo parece guardar ciertas similitudes –en diferentes aspectos– con el de autores como Craig Thompson, Frederik Peeters, Teddy Kristiansen o incluso Paul Pope. ¿Entiendes que es así? En caso afirmativo, ¿es esta influencia consciente y premeditada o espontánea?
David Rubín.- Las influencias son –o deben ser- siempre espontaneas; tú no te pones delante del papel y dices “voy a dibujar esto como lo hace tal o cual autor”. Las lecturas influyen, y claro que influye el trabajo de los demás, pero siempre de modo inconsciente, el truco, creo yo, es dominar esas influencias y no dejar que te dominen; mezclarlas para conseguir algo nuevo a partir de todas ellas. Esos autores que nombras, por ejemplo, tienen también sus influencias, ¿Qué sería de Thompson sin la influencia de Badoin o Blutch en su obra? O el caso de Pope con Kirby y el manga. A mí, como a mucha otra gente, me pasa igual; mezclas un montón de influencias, muchas de ellas aparentemente inconexas, y sacas algo de todo ello; fíjate en los nombres que me has mencionado al comienzo de la entrevista (Frank Miller, Muñoz & Sampayo, Akira Toriyama, Jack Kirby), no tienen, aparentemente, nada que ver entre sí, ni a nivel formal ni temático, y en cambio todos, de un modo u otro, están presentes en mi obra, pasados por la túrmix del estilo, dando lugar a algo diferente.
Cartel e imágenes de «La exposición atormentada». Más información en este enlace
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David Fernández.- Además de jugar con gran acierto con blancos y negros, sueles introducir de forma habitual tramas en los fondos, proporcionando efectos estéticamente muy atractivos. ¿Es la es la experimentación formal uno de los aspectos más atractivos de esta profesión? Echando la vista atrás, ¿cómo valoras tu progresión?
David Rubín.- Desde luego; si no experimentara, si me limitara simplemente a explotar una y otra vez una misma fórmula que me haya dado unos resultados más o menos decentes, estaría muerto como autor, se acabaría la diversión en esto.
Lo que te forma como autor y te llena de verdaderas ganas de seguir creando es echar de cuando en vez la vista atrás y ver que has avanzado casillas dentro de tu estilo, que siendo fiel a él vas evolucionando, y él contigo. Cuanto más trabajas, más páginas publicadas acumulas a las espaldas, más seguridad tienes en ti mismo y en tu trazo, pero de vez en cuando conviene caminar por la cuerda floja y ver qué pasa si pruebas esto o lo otro y lo añades a la mezcla, a veces saldrá mal, pero al menos ya sabes que camino no debes coger en lo sucesivo, porque ya lo has probado, y a veces sale bien la cosa, y lo añades a tu estilo, haciéndolo evolucionar.
Creo que de unos años para aquí sí que he ido cambiando, ya no dibujo ni entinto, por ejemplo, como cuando hice El Circo del Desaliento, y creo que eso es bueno. Otra cosa ya es lo que opinen terceros sobre tu trabajo, que habrá gente que le guste más lo de antes y otra que prefiera lo de ahora, pero eso es algo que a mí, como autor, no me importa lo más mínimo, ya que lo único que ha de importarme es intentar seguir avanzando, probando fórmulas nuevas y ser consciente de mi trabajo y de lo que para él quiero o como yo lo quiero enfocar, ya que el hecho de crear es algo, lo quieras o no, totalmente personal, incluso casi egoísta, pero que hay que manejar con cabeza.
David Fernández.- ¿Podrías comentarnos qué materiales tanto tradicionales como informáticos sueles utilizar?
David Rubín.- Dibujo sobre papel de 120 gramos especial para lápiz, a veces A4 y otras A3, depende para que. Suelo utilizar para la fase de lápiz portaminas de 05 2B, luego entinto con Pentel, a veces sobre el propio lápiz y otras usando mesa de luz, en otra lámina, según me encuentre trabajando en mi estudio en casa o en los bares, cosa que hago bastante a menudo.
Una vez entintado escaneo, y meto aquí o allá algún retoque o corrección en el ordenador, al igual que el color.
Cabecera del blog regentado por David Rubín, sencillamente imprescindible
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David Fernández.- Desde el año 2006 regentas tu propio weblog, De Tripas Corazón. ¿Lo ves como un vehículo promocional, como un medio más para reflejar tus inquietudes, estar en contacto con los lectores…?
David Rubín.- Para las tres cosas: Un blog de un ilustrador es un vehículo de promoción, pero al mismo tiempo quiero que refleje mis inquietudes, mis reflexiones, aprovechar para mostrar fases o procesos del trabajo que hasta que se inventó esto permanecían escondidas al público, y, desde luego, un blog es también un vínculo directo con el lector, ya que gracias a él no solo se limita a leer tu obra, sino que puede interactuar contigo, consultarte dudas, darte a conocer apreciaciones sobre lo que le ha gustado y lo que no de tu trabajo, ver otras facetas de ti que desconocían…y creo que eso siempre es positivo para ambas partes.
David Fernández.- A lo largo de los años, has tenido la oportunidad de asistir a diferentes salones y convenciones relacionadas con el mundo del cómic. De todos ellos, ¿Cuál es tu preferido y por qué razones?
David Rubín.- Buf…no sabría decirte, ya que cada uno tiene sus pros y sus contras, y en todos me lo he pasado muy bien, pero, a nivel emocional, con el que estoy más vinculado es con las Xornadas de Banda Deseñada de Ourense, evento que he visto crecer y mutar desde que tengo uso de razón y gracias a él, desde mi temprana adolescencia pude tener contacto con otros autores y diferentes formas de ver el cómic, así como poder acceder a mucho material que, por aquellos años en los que Ourense era un desierto en lo que a cómics se refiere, la semana de las Xornadas de BD era, para mí, el momento más esperado del año.
De unos años para acá, y esta es una impresión totalmente personal, creo que no cuentan con todo el apoyo que debieran y merecen, y esto debe cambiar porque si no podríamos perder –y aguardo que esto jamás ocurra- al festival de cómic más antiguo y auténtico de Galicia, referente para muchos de a los que ahora se nos considera autores y único salvavidas a favor del tebeo durante muchos años oscuros en donde este era el único evento y soporte tebeístico de y en Galicia. Por ello es al que me siento sentimentalmente más unido.
Y para terminar… una buena ración de recomendaciones, cortesía de David Rubín
David Fernández.- ¿Qué cómics de hoy y de siempre recomendarías a nuestros lectores?
David Rubín.- Cualquier obra de Tezuka, el Daredevil: Born Again de Miller y Mazzuchelli –que es posiblemente mi tebeo preferido de todos los tiempos-, la saga de El Cuarto Mundo o Kamandi de Jack Kirby –bueno; cualquier cosa de Kirby es siempre magnífica-, Bone de Jeff Smith, el Superputa de Manel Fontdevila –para mi uno de los mejores y más frescos tebeos españoles-, Carlitos Fax de Monteys, El último mosquetero de Jason, Pequeño Vampiro de Sfar, 20th Century Boys de Urasawa, Tres Sombras de Cyril Pedrosa, el Psicosoda de Vermut, cualquiera de Tatsumi, el 100% de Paul Pope –¡a ver si se animan a publicarlo en castellano!-, o cualquier obra de Hideshi Ino o Shueiro Maruo. Por citar solo unos pocos, que podría tirar aquí toda la tarde escribiendo obras y autores que me gustan.
David Fernández.- Por nuestra parte, nada más. Tan sólo agradecerte tu amabilidad por habernos concedido esta entrevista, y desearte la mejor de las suertes en tus proyectos presentes y futuros.
David Rubín.- Muchas gracias a vosotros por concederme atención y parcela en vuestra estupenda web, por la entrega e ilusión que dedicáis al apoyo y difusión del Cómic y sus autores y por formularme unas preguntas tan interesantes que da gusto contestar y explayarse en sus respuestas. Para mí ha sido un placer, ¡¡un fuerte abrazo!!
Finalizamos esta entrevista con la recuperación de un contenido publicado con anterioridad: durante la celebración del Salón de Barcelona de 2008, David Rubín tuvo a bien no solo dedicarnos el precioso dibujo que veréis a continuación, sino que nos permitió grabarlo para posteriormente compartirulo con vosotros. Del apartado técnico se encargaron Álvaro Menéndez y Rafa Claudín, colegas de la desgraciadamente extinta Freeki.es.
El Caballero Oscuro, by David Rubín
De tripas corazón, el cuaderno espartano de David Rubín.
Cuenta Flickr de David Rubín.
Entrevista a David Rubín, publicada en Entrecomics.
Entrevista a David Rubín, publicada en El Correo Gallego.
Visita guiada a la tetería de David Rubín, publicada en Entrecomics.
Perfil de David Rubín en el portal de banda deseñada galega.
Enhorabuena David por otra gran entrevista!
Aaaaah, estudió en la Faílde! ahora ya se por qué hay un cuadro suyo allí: tienen que fardar de alumnos xD
Los primeros curros que le vi no me mataban del todo, pero ahora mismo soy un rendido admirador más de este hombre. Y cómo eovluciona, el muy &%$!
Muchas gracias, Juanjo!
Y sí, Sputnik, la verdad es que está protagonizando una ecolución brutal: de lo bueno a lo sencillamente impresinante (siempre en mi opinión).
Un saludo!
realmente, me hierve la sangre cada vez q este hombre, al que conozco en persona y es encantador, se posiciona como uno de los abanderados de la BD gallega, cuando realmente lo unico que hace tanto en animación como en cómic es promocionarse personalmente, y OJO q me veo venir las criticas, me parece estupendo q lo haga, lo que critico es que se cuelgue las medallas él solito.
Gallego en la luna, ¿En que parte de la entrevista Rubín se posiciona como abanderado de la banda deseñada gallega?, Yo no veo que lo haga en ninguna de sus respuestas. Y por otras declaraciones que he leído de él en el pasado creo que el tio más que ir de abanderado del cómic gallego lo que hace es pasar de toda esa movida de la bd gallega.
Totalmente de acuerdo con luis fx. Me parece que el comentario de un gallego en la luna está fuera de lugar.
Un saludo,
Este señor es una maravilla, y si no llega a ser porque su chica tambien lo es le pediria en matrimonio ya mismo.Como profesional está claro , solo hay que coger unos de sus comics y disfrutar
La entrevista muy buena. Me ha descubierto un Rubín que desconocía. Lo único que encuentro a faltar es que nos hablara de su trabajo para el cartel del Salón del Cómic. Cómo fue seleccionado, si le tocaron mucho la pera y todo eso. Por lo demás, me ha sorprendido gratamente todo el CV que lleva a sus espaldas.
Pedazo entrevista; no sólo por lo interesante, también por la extensión. Genial como siempre.
Hale, a por la siguiente… ^_^
Hola Blade runner, pues la siguiente ya está terminada a falta de traducir las últimas preguntas y su maquetación a ver si llegamos para el jueves… hasta entonces a disfrutar de esta genial entrevista, acabo de terminar de leerla y brutal David y David 😉
Un trabajazo ilustrativo y exhaustivo como casi ya es costumbre, David. Prácticamente voy conociendo a los autores españoles a través de tus entrevistas… Respecto a Rubín, una maravilla por su carácter abierto y sus largas (y sustanciosas) respuestas.
Un abrazo, compañero.
«por aquellos años en los que Ourense era un desierto en lo que a cómics se refiere…»
¿Y ahora ya no? Vale que se dic/se sabe/se comenta que en ourense hay cantera. Pero mi gran sorpresa el ponerme a estudiar aquí fue encontrarme con que no hay una mísera tienda de cómics en toda la ciudad. ¿¿Wadefac??
Muchas gracias a todos por los comentarios 😉 me alegro de que haya gustado. Y por supuesto, agradecerle de nuevo a Rubín por habernos regalado respuestas sumamente interesantes.
En la línea de lo que apunta Raúl, comentar que tenemos más contenidos de este tipo pendientes de publicación, así que permaneced atentos porque muy pronto habrá novedades…
Un saludo!
O sea que la próxima entrevista está terminada «a falta de traducir«, ¿eh…? Mmmm, invitado internacional tenemos…
«Estoy terminando una nueva adaptación al cómic de otro clásico de la literatura universal: Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, en concreto de la leyenda El Monte de las ánimas»
Se espera con ansia!
Jejejeje… ya le daré una colleja a Raúl por revelar pistas antes de tiempo! 😛
Ha estado genial la entrevista y, como dice José Torralba, muy interesantes sus respuestas.
Adoro a este autor desde que lo conocí en «Historias del olvido» y me paso de vez en cuando por su blog. Porcierto, The Question, en su blog tiene una entrada donde destripa la creación del cartel del salon de Bcn.
http://detripas.blogspot.com/2009/04/las-tripas-del-cartel.html