Guión: Dylan Horrocks
Dibujo: Dylan Horrocks
Edición España: Astiberri Ediciones (2014)
Colección: Colección Sillón Orejero
Contiene: Sam Zabel and The Magic Pen USA (Fantagraphics Books, 2014)
Formato: Tomo rústica con solapas de 228 páginas
Precio: 22,00€
El cómic es un medio tan bueno como cualquier otro para estudiar la evolución de los roles de género desde principios del siglo XX. De hecho, la viñeta ha servido a muchos autores a lo largo de las décadas para retratar los cambios sociales surgidos a su alrededor. Muchas veces de forma casi inconsciente, como una mera crónica de sucesos, pero otras de forma totalmente lúcida, transmitiendo a sus lectores y aficionados sus ideas y opiniones al mismo tiempo que daban forma a sus sueños y fantasías más personales. De esta manera, la creación dice tanto de sí misma como de su creador y su tiempo, lo podemos comprobar al adentrarnos en el nacimiento del género superheroico conformado a partir de las aspiraciones y convicciones de sus autores y hoy capaces de ofrecernos interesantes lecturas e interpretaciones sociopolíticas. Es en los años cincuenta, el psiquiatra Fredric Wertham publicaba La seducción del inocente, un libro que puso sobre la mesa un importante tema hasta entonces sorteado por las editoriales: la responsabilidad del creador sobre el contenido de su obra. La manipulación de los argumentos sobre esta cuestión sembró una época oscura caracterizada por la censura en el cómic estadounidense pero la pregunta original era legítima a la par que polémica al relacionarse el debate con el alcance y los límites de la libertad de expresión.
Este tema y otras cuestiones se atreve a abordarlo con una buena dosis de imaginación el autor neozelandés Dylan Horrocks en su última obra titulada Sam Zabel y La pluma mágica que hace unos meses publicaba en nuestro país la editorial bilbaína Astiberri Ediciones. Este autor, conocido por su trabajo en Hicksville, obra publicada en la antología Pickels con la que ganó en el año 2000 el premio Eisner al Talento merecedor de amplio reconocimiento, comenzó su carrera a mediados de los años ochenta en revistas y fanzines autopublicados como Razor y Craccum. Esto le llevó en la década de los noventa a trabajar para los mercados de Australia, Reino Unido y Estados Unidos en editoriales como Fox Comics, Fantagraphics Books o DC Comics para la que escribió series como Hunter: La Edad de la Magia, Batgirl y alguna historia para la cabecera Legends of the Dark Knight. En los últimos años ha estado publicando online sus relatos en la página Hicksville Comics, como es el caso de la presente Sam Zabel y La pluma mágica que ha supuesto su regreso a la primera línea de batalla con una historia alabada por personalidades destacadas del medio como Scott McCloud, Alison Bechdel o Craig Tompson.
La premisa se centra en el historietista Sam Zabel, encargado de la cabecera de la famosa superheroina Lady Night, el cual padece un desesperante bloqueo creativo agravado por una depresión que le impide disfrutar y desarrollar interés por un trabajo que antes le apasionaba. Pero un día llega a sus manos un número de El Rey de Marte, un cómic de los años cincuenta creado por su compañero de profesión Evan Rice que le transporta, literalmente, al mundo fantástico de los cómics en el que vivirá una apasionante aventura junto a una joven autora responsable de un webcómic llamado Wonderland y una misteriosa colegiala japonesa con botas cohete. Esa responsabilidad del creador sobre su obra de la que hablábamos al principio, siempre abordada en términos morales, es el tema a tratar en un cómic que realiza un curioso recorrido por la historia del medio para, más concretamente, centrarse en la visión que algunas publicaciones, autores y géneros han dado del sexo y sus personajes femeninos a lo largo de las décadas. De esta manera, sin ofrecernos datos reales, ni estadísticas, Dylan Horrocks logra hacernos reflexionar sobre asuntos que suelen pasar desapercibidos por nuestros ojos como lectores.
Es Sam Zabel un claro alter ego del propio Dylan Horrocks, lo cual puede llevarnos a la tentación de buscar en el cómic, o al menos intentar adivinar, algún apunte autobiográfico, pero no es este el juego que plantea esta obra que, como en su misma ficción, acaba superando a su propio creador para plantear preguntas en última instancia imposibles de responder. Esto nos lleva a un viaje intergénero, retrotrayéndonos a las aventuras de Flash Gordon, Buck Rogers o John Carter, a las historietas del oeste, los cómics de superhéroes o el manga, reflejando a lo largo de todo su viaje una mirada sobre la tradicional explotación de la sensualidad y el erotismo en las viñetas. Su personaje protagonista debe lidiar con sus propias fantasías, pero también con la de otros muchos autores, cuestionándose si estas se sitúan más allá de «lo real, lo posible, lo aceptable». La historia dentro de la historia planteada por Dylan Horrocks resulta sugerente, pero no tanto por su argumento, casi un clásico del género fantástico, ni por el componente erótico de sus páginas, tratadas con verdadera naturalidad y elegancia, sino por el subtexto, unas veces directo y otras correoso, que matiza y ofrece una interesante profundidad al relato.
Por su parte, el apartado gráfico de Sam Zabel y La pluma mágica pasa por ser todo un estímulo para nuestros sentidos, el trazo de escaso detalle de Dylan Horrocks se desliza agradablemente por nuestras retinas convirtiendo la experiencia en un fluido tira y afloja artístico en el que su autor nos engaña con su inteligente y atractivo uso del color. Este valor añadido le permite crear la «ilusión del cambio», referenciando por igual obras de arte pictográficas, manuscritos o cómics de inspiración pulp, un dibujo en el que su autor -que asegura que su primera palabra en el mundo fue Pato Donald- no esconde la influencia de su adorado Hergé. La fuerza visual de la obra también ayuda a aligerar la carga reflexiva que encierran sus viñetas dejándonos la oportunidad de huir, como sus propios personajes, al mundo que nos narra su historia y, sencillamente, disfrutar de un entretenimiento ligero de calidad. Pero si queremos sacar todo el zumo posible a los planteamientos esgrimidos por Dylan Horrocks solo tenemos que hacernos eco de su discurso que nos habla del placer, como tantos otros cómics, pero, sobre todo, de las consecuencias de la fantasía y las responsabilidades morales que de ella se pueden desprender.
Review Overview
Argumento y guión - 8
Apartado gráfico - 8
Interés - 9
8.3
¡Salve, Rey de Marte!
En Sam Zabel y La pluma mágica Dylan Horrocks construye un relato lleno de imaginación que sirve como metafórico recorrido por la historia del sexo y el género en el cómic. La sensualidad que desprende la obra no es gratuita y las preguntas que lanza son siempre las correctas.
Demasiadas páginas para contar lo que cuenta, en mi opinión.
Pues a mi me decepcionó mucho, después de quedar maravillado con Hicksville y tras varios años de espera, esta Pluma mágica se queda muy lejos de lo que esperaba. Es una historia que empieza tratando sobre la crisis de un escritor y la falta de ideas y se transforma en un viaje algo tonto acompañado de unos personajes con los que no conectas y solo causan irritación, igual que el protagonista. Lo único positivo que saqué del cómic fue el dibujo, donde si he notado una evolución a mejor, pero el guiòn es bastante flojo y muchas veces ridículo, pero es sólo mi opinión claro
Gracias por los comentarios 😉
En mi opinión, como ya comento en la reseña, el punto de partida no es original, seguramente uno de los más socorridos de la literatura, pero para mí fue un viaje interesante por lo que cuenta y cómo lo cuenta (aunque es cierto que el dibujo aporta un gran extra). Yo más que ver en ella una historia estirada casi veo lo contrario, puestos a pedir me hubiese gustado que incidiese más en los diferentes universos de cómic por los que trascurren sus aventuras. Pero fuera de eso, me lo pasé muy bien, con una base ligera pero con reflexiones interesantes.