Buenos Aires, las putas y el loco

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Edición original: Buenos Aires, las putas y el loco (Hora Cero, 1980)
Edición nacional/ España: Buenos Aires, las putas y el loco (Norma, 1990).
Guión: Ricardo Barreiro.
Dibujo: Oswal.
Color: B/N.
Formato: tomo rústica 48 págs.
Precio: 750 pts.

 

El viernes pasado conocimos la triste noticia del fallecimiento del dibujante bonaerense Osvaldo Walter Viola (1 de noviembre de 1933 – 13 de febrero de 2015), más conocido artísticamente como Oswal. El autor perteneció a esa generación de colosos que convirtió la historieta argentina en referente mundial con hitos como El Eternauta (Oesterheld & Solano López), Mort Cinder (Oesterheld & Breccia), Perramus (Sasturain & Breccia), Alvar Mayor (Trillo & E. Breccia), Mafalda (Quino) o El loco Chávez (Trillo & Altuna), entre muchísimos otros. Oswal comenzó a publicar en las revistas Frontera y Hora Cero e incluso se encargó de algunos episodios de Ernie Pike, la creación de Héctor Germán Oesterheld y el italiano Hugo Pratt (también trabajando por esas tierras en la época dorada). En 1966 Oswal diseña Sonomán, que dibujará durante diez años, pero en España sus obras más conocidas son Consummatum Est (con guion de Yaqui) y esta que nos ocupa, Buenos Aires, las putas y el loco, escrita por el magnífico Ricardo Barreiro, también responsable literario de As de pique, Ciudad o Bárbara.

Buenos Aires, las putas y el loco es una historia de venganza en los bajos fondos argentinos, en el marco de la prostitución y la implacable guerra de bandas entre las facciones francesa y polaca del negocio. Federico, apodado “El Loco”, un joven resuelto y con inclinación a apretar el gatillo, entra a sueldo del francés para vigilar su popular burdel. Su inescrupuloso rival, Janos, conducirá la situación a una escalada de violencia que llenará las calles de cadáveres.

La acción transcurre en 1926, fuera de las coordenadas de la Ley Seca o la mítica de los grandes gánsters consagrados por el celuloide. Como en la más insigne de las películas sobre la mafia (El padrino, 1972), Buenos Aires, las putas y el loco no representa una pugna entre forajidos y policías, o sea, entre el BIEN y el MAL, sino entre distintas facciones criminales para lo que, oportunamente, se nos ocultan referentes morales. Unos y otros son seres despiadados, de ética animal, si bien, correspondiendo a las reglas de la empatía (algo que también estaba en el film de Coppola), los “buenos” se distinguen porque sus acciones son reactivas (o sea: no son quienes inician las hostilidades sino quienes “defienden lo suyo”) y por un barniz de sofisticación que los hace parecer, por comparación, más civilizados. A este respecto señalemos la diferencia en el retrato de la prostitución: mientras en el lado del francés las meretrices trabajan en una especie de Moulin Rouge y se permiten negociar precios con el cliente, los polacos de Janos compran chicas en subastas que imitan el mercadeo de esclavos africanos y las coaccionan o drogan para obligarlas a ejercer. Pero no nos engañemos: la brutalidad no es monopolio de un solo bando. El francés y sus sicarios dispararán sin miramiento y acribillarán inocentes si con ello logran los objetivos que persiguen.

El guion de Barreiro, extraordinariamente cerca de la perfección, teje escenas memorables, una tras otra, dibujando personajes que se ganan nuestro interés en apenas un par de páginas. Supone un raro ejemplo de simplicidad y complejidad cogidas de la mano. Sus principales peripecias pueden resumirse en un escueto párrafo, como una sinopsis -por no decir un título-, y la historia será plenamente comprensible. Al mismo tiempo, la adornan detalles, sabores, que la vuelven única y arrebatadora. Los ambientes -plasmados con precisión, como si cada viñeta recogiera el plano justo y necesario, como si cada fondo, estructura y ornamento mereciera exactamente la porción en que se nos presenta- exudan verosimilitud. El lector se ve arrastrado por una trama que entra por los ojos con la facilidad de un relato de acción y deja, sin embargo, el poso profundo de la tragedia. Habilísimo escritor, Barreiro ha demostrado sus capacidades muchas veces, pero nos arriesgaremos a sostener que este es uno de sus guiones más precisos y cautivadores.

Como el de su compañero, el trabajo de Oswal -admirador de Herriman, Segar o Breccia- revela un instinto narrativo descomunal. Cada panel, visto como simple ilustración, podría acusar cierta imprecisión o apresuramiento, por ese trazo suelto que adivina una mano en una línea o la textura de un vestido en dos gruesas pinceladas. Es al leer cuando nos apercibimos de que no hay ni más ni menos que lo necesario: un equilibrio casi místico entre ambientación, caracterización y secuenciación que solo se puede tildar de maestría. La composición, variada sin forzar la perspectiva, no aparta la vista ante la crueldad e incluso el sadismo, aunque remarquemos que la violencia no está espectacularizada y se detiene en el que sufre y no en el que agrede, como demuestra la recreación de los rostros congestionados de quienes son heridos o mueren frente a las anónimas manos armadas o las sombras borrosas de los agresores (por ejemplo: el asesinato de la página 09 o la masacre de las páginas 35-36).

El mercadeo y la esclavitud sexual en toda su hiriente y criminal vergüenza retratados por el lápiz de Oswal
El mercadeo y la esclavitud sexual en toda su hiriente y criminal vergüenza retratados por el lápiz de Oswal

Hemos dicho ya que Buenos Aires, las putas y el loco se enclava en 1926. Sin embargo, sus temáticas y motivaciones (trata de blancas, drogadicción, corrupción generalizada) son inusitadamente actuales. Y no me refiero “actuales” de que la obra fuera concebida en 1980 y, por tanto, cercanas en el tiempo, sino “actuales” del telediario de este mediodía… si exceptuamos las tecnologías informáticas, claro. Barreiro y Oswal dan vida a personajes que hablan (en argot, a veces, convenientemente anotado), respiran y sangran a lo largo de unas únicas 48 páginas que pesan más que series enteras de criaturas que corren sin rumbo definido. Buenos Aires, las putas y el loco, aunque adscrita al género negro, de la que sería modelo egregio, reproduce también ese paradigma del western que identifica al personaje con sus actos y un paisaje sobre el que nace la épica. Federico, “El Loco”, podría ser ese pistolero de terco pasado embarcado en una misión sin garantías y, no obstante, ineludible.

Buenos Aires, las putas y el loco, gracias a su inequívoca prestancia, alimenta un reducido pero fiel culto entre la afición que lo conoció en su tiempo, mas hoy, desgraciadamente, permanece arrinconado y olvidado de las nuevas generaciones. Publicado primero por entregas en la revista CIMOC y recogido luego en tomo por Norma Editorial en el nº 7 de su Colección El Muro (el siguiente a la también excelente Marvin el detective, de Berardi y Milazzo, con la que tiene sorprendentes concomitancias como la inclusión de elementos de representación musical en las viñetas), en la actualidad se halla descatalogado. Ojalá tal injusticia se repare más pronto que tarde.

  Edición original: Buenos Aires, las putas y el loco (Hora Cero, 1980) Edición nacional/ España: Buenos Aires, las putas y el loco (Norma, 1990). Guión: Ricardo Barreiro. Dibujo: Oswal. Color: B/N. Formato: tomo rústica 48 págs. Precio: 750 pts.   El viernes pasado conocimos la triste noticia del fallecimiento…

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Guion - 9
Dibujo - 8
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Arturo Porras
18 febrero, 2015 11:04

De buen grado le echaba un ojo, Javier, que con reseñas como esta es difícil resistirse pero es que sacas cada cosa del fondo del armarios que no son fáciles de localizar 😉

Tronak el Karbaro
Tronak el Karbaro
Lector
18 febrero, 2015 11:51

Pues tiene muy buena pinta….pero vamos, lo que dice Arturo. Cualquiera lo encuentra.

Agente Sadness
Agente Sadness
Lector
18 febrero, 2015 13:15

Sr Arturo, Sr Tronak, en Madrid todavía quedan alguna que otra librería con un buen fondo de material antiguo de Norma, Toutain, Grijalbo, Eurocomic, etc… Se me viene a la cabeza «El Coleccionista», en pleno Lavapiés –tebeos y cañas ahhh qué recuerdos–

Si no son de Madrid, también venden onlain, como se dice ahora. Les dejo un enlace de su página por si les sirviera de algo:

http://www.elcoleccionistacomics.com/

Hay otros lugares, pero éste siempre me pareció el idóneo para «ciertas búsquedas».

Por cierto, Tronak el Kárbaro, me descojono de risa cada vez que leo tu apodo -(en el buen sentido)-. Siempre se me viene a la cabeza el niño macarra que no hacía otra cosa que pedir tabaco a todo dios en «La Gran Superproducción»

– «¿Me das un cilindrín, fotero?»- Joer, podías ponerte al niño de marras de avatar, sería total.

Espero haber ayudado, un saludete.

Arturo Porras
18 febrero, 2015 14:07

Gracias agente S. Es lo que tiene ser de provincias 🙂
Me quedo con el nombre de la librería y en algún viaje que me toca hacer a la capital rebuscó en su fondo a ver si encontramos esta y la de Steranko
Saludos

Tronak el Karbaro
Tronak el Karbaro
Lector
18 febrero, 2015 15:53

¡Gracias! La buscaré.

Mariano Abrach
Autor
18 febrero, 2015 18:33

Aunque un par de días tarde, Javier, me emociona y alegra esta reseña-homenaje a Óswal. Tuve el placer de verlo y escucharlo en una de las ediciones de la convención de Rosario, en la que fue homenajeado.

Saludos!

Sergio Aguirre
18 febrero, 2015 18:50

Mítico lo de «Lárgame un cilindrín, fotero». Apuntaría también la de «¿Qué es una script girl?» de Luisa Lanas.

Vaya.

Voy a tener que releermelo este fin de semana.

PD: «¡Pues su «Macbeth visto por detrás» lo rueda su tía!»

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
20 febrero, 2015 2:44

Que buena pinta tiene esto, madre mía. Que pena que esté totalmente desaparecido.
No estaría mal, digo yo, que Norma rebuscara en su «fondo de armario» y eligiera unas cuantas obras
para reeditar.
Si no en formato individual, como esta de la que hablamos o muchas de las otras que editó en su momento, quizás en tomos, vamos a decir, recopilatorios, reunidas por géneros y/o temáticas. Ya sabéis, género negro, aventuras, terror, ciencia-ficción…etc. etc. Como decía, creo que tienen ahí un buen catalogo para seleccionar, que haría las delicias de más de uno, de dos y de tres de nosotros.
Por cierto, que he seguido el consejo del Agente Sadness y he buscado por la web del Coleccionista esta obra, y de momento no ha habido suerte. Seguiremos intentándolo.

Estupenda reseña, Sr.Agrafojo. Como siempre 😉

Rockeros Saludos