Edición original: Dibbuks
Guión: Josep Busquet
Dibujo: Javi de Castro
Formato: 120 páginas. Color. Cartoné
Precio: 16.00€
Si hay algo que me gusta de leer y buscar y encontrar nuevos artistas que puedan decirme cosas nuevas, es observar ese curioso fenómeno en el cual un autor no se deja llevar por aquello que está de moda sino que busca su propia voz y la amolda a sus necesidades. Es fácil abandonarse a corrientes de pensamiento o corrientes artísticas que determinan qué es lo más importante que se está haciendo en un determinado momento, aquello, por lo general, que tiene una capacidad mayor para alcanzar un público más grande. Tanto en literatura, como en cómic o en cualquier otro arte hay rara avis, autores que no se dejan llevar por las modas, por mucho que eso, al final, pueda suponer una falta de atención a su obra: autores cuyo objetivo es hacer aquello que les gusta, con lo que disfrutan. Creo que Javi de Castro es un autor que, con un estilo muy personal, alejado de cualquier corriente, ha conseguido eso: convertirse en un caso aislado de autor de cómic que hace lo que le gusta y como le gusta. Su estilo está influenciado por la línea clara de autores como Chaland y el tono cartoon de películas como Los increíbles, la película de Pixar dirigida por Brad Bird, que hace de su dibujo algo muy llamativo e «infantil» que el autor utiliza para contar historias dirigidas a un público adulto, lo que crea un contraste que en mí evoca siempre lo mismo: no me tomes demasiado en serio, pero tampoco te olvides de lo importante. Para esta obra, de Castro se une a uno de los guionistas más prolíficos que existe en España: Josep Busquet.
La obra empieza como muchas otras: viejas leyendas del negocio de la aventura han sido reunidas por un excéntrico millonario para rodar su última toma. Al estilo de lo que hemos visto hace poco en Foxcatcher, el rico de turno no tiene problemas en gastar parte de su fortuna —pues, suponemos, es inmensa— en lo que parece un capricho: en Foxcatcher, reunir a deportistas de élite; en La última aventura, a sus ídolos de la infancia, en ambas con un propósito puramente egoísta.
La obra se puede leer como un homenaje a los antiguos seriales de aventuras, pero también como una burla a un producto prefabricado además de ahora caduco. Todos los personajes son retratos de una época pasada, apenas un recuerdo de algo que fue pero que no tiene cabida en los tiempos modernos; según han pasado los años, se han convertido en personas distintas y han intentado superar, cada uno a su manera, el olvido al que fueron forzosamente sometidos. Nombres tan sonoros como Frank Thunders, Zannia, McBull; sin duda, evocan épocas en las que la televisión y el quiosco eran las únicas vías de escape posible. Uno de los niños que disfrutó con estas aventuras es otro de los protagonistas: Nick Rivers, nuestro amigo millonario. Con los años, lejos de recordar con nostalgia las horas que pasó pegado a la televisión o leyendo sobre las hazañas de estos aventureros, Rivers las ha interiorizado y asimilado como verdaderas, sobreestimando viejos recuerdos y valorándolos más con el poder de la nostalgia que con un sentido crítico: Rivers es un verdadero fan, un fanático de estos personajes, y es eso y la posibilidad que le da el dinero lo que le lleva a crear esta aventura.
La narración de la primera parte de la historia va dando saltos en el tiempo, pasando de un personaje a otro y contado cómo se hicieron famosos y cómo, al final, esa fama murió. Es especialmente interesante cómo los autores han montado las escenas, cómo se han saltado la cronología para ofrecernos un trozo de pasado de los personajes a medida que el presente se sigue desarrollando, mostrando así tan solo lo necesario de una y otra parte. Además, de Castro está muy hábil con el color, adoptando un tono para cada momento, e incluye también falsos cómics y portadas de revistas, lo que te introduce mucho más en las aventuras y los seriales que ambos intentan evocar.
Sin duda, he disfrutado mucho del cómic. Tanto las decisiones que respectan al final del relato como lo que hace cada personaje en cada momento me parecen acertadas, pero si he de ponerle alguna pega al tebeo es la velocidad con la que suceden los acontecimientos. Hay muchos personajes y muy pocas páginas en comparación; además, los autores han optado por páginas con muy poco texto, dejando gran parte de la carga narrativa en las imágenes, lo que hace que la lectura vaya aún más rápido. No llegamos, a veces, a profundizar en la historia de los aventureros más allá de la anécdota. Habría sido interesante saber algo más de Frank Thunders, o adentrarnos en todo lo que Anna Bolton tuvo que aguantar como mujer florero durante su carrera, o incluso en la relación de Hans y Hollister, en mi opinión, la que más podría haber dado de sí.
Esta es la historia de alguien que da demasiada importancia al pasado, convirtiéndolo, con el paso de los años, como una bola de nieve que no para de crecer, en algo mucho más grande de lo que en en realidad es. Javi de Castro y Josep Busquet han construido una crítica a la nostalgia y hablan así del paso del tiempo y de cómo a veces edulcoramos recuerdos sin más criterio que el sentimental.
