Jonathan vol.1

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Edición original: Jonathan Intégrale 1 (Dargaud-Lombard, 2009).
Edición nacional/ España: Jonathan vol.1 (Ponent Mon, 2014).
Guión y Dibujo: Cosey.
Color: Cosey.
Formato: Tomo cartoné 184 págs.
Precio: 36€.

 

Desde una avioneta, Jonathan, un joven amnésico, salta en paracaídas a las montañas del Nepal, cuya arisca inmensidad vuelve humilde al hombre valeroso. ¿Qué busca? Su pasado, oculto en esa naturaleza gélida que despierta ecos en su obnuvilada mente, dormido en inhóspitos parajes donde no vacilará en arriesgar su vida por las personas que ama.

Ya tan joven, con 24 años, el suizo Bernard Cosandey, más conocido por el sobrenombre artístico de Cosey, tenía las ideas claras. La aventura es la memoria. Es un canto, es un recuerdo, es un viaje. De La Odisea a Moby Dick. Lo único realmente nuestro es lo vivido, lo que se escribe en nuestra carne y nuestros huesos. Todo lo demás es equipaje, más o menos fútil, más o menos esencial. Dice el autor: «La amnesia me interesaba como símbolo de la ignorancia de nosotros mismos.» Tiempo y memoria. Las horas, los días, los años que tenemos y que compartimos con los demás. El recuerdo que guardamos y el que queda en el prójimo. La verdadera dimensión humana. La aventura genuina de vivir. Así es Jonathan.

Cosey presenta su personaje, el primero de creación propia, en la revista Tintin, por entregas. Las páginas, luego reunidas, configurarán el álbum Recuerda, Jonathan… , publicado en 1978. La influencia de Derib, pseudónimo de Claude de Ribaupierre (autor de Yakari o Buddy Longway) salta a la vista; algo natural teniendo en cuenta que Derib, también suizo, era su amigo y maestro, además del responsable de introducirlo en el mundo del cómic como colaborador suyo en Go West. Pero también representa sus intereses: «Era consciente de que dibujando un western o novela negra, lo haría peor que Derib, Jijé, Giraud o Tillieux. Lo mismo ocurría con Mézières o Druillet y la ciencia ficción. Conocía mis límites, pero me parecía más interesante encontrar mi propio terreno. Quería algo diferente, así es que elegí hablar de lo que conocía un poco. Jonathan debe su nombre a Jonathan Livingstone Seagull [título traducido al español como Juan Salvador Gaviota], la novela de Richard Bach.» De forma que Jonathan, sosias físico y espiritual de su creador, recorrerá el inhóspito Tíbet, localización, en la década de 1970, mucho menos familiar y explotada, pero que fascinaba a Cosey debido a sus lecturas de Alexandra David-Neel y de Chogyam Trungpa, también al álbum Tintín en el Tíbet, uno de los mejores de Hergé.

Recuerda, Jonathan… , título sencillo y hermoso, como habitualmente en la saga, sigue siendo un cuento conmovedor, casi 40 años después de la impresión de su primera página, gracias al respirable humanismo de sus criaturas, Jonathan, Saicha, Themba, vivas pese al trazo grueso e imperfecto, y a los inmensos espacios naturales que Cosey, sin haber pisado -entonces- el lugar, es capaz de recrear para el lector. Cosey cuida extraordinariamente la composición y el encuadre, muy libres, rehuyendo la geometría de la página, eliminando las calles, insertando unas viñetas en otras o extrayendo las figuras del cuadro, combinando paneles verticales con horizontales, etc. Su mayor acierto reposa en el uso de transiciones características para los recuerdos recobrados, que consisten en la repetición de un fragmento de la viñeta inicial, la que da pie al flash-back, acentuado por los tonos grises, distinguible también por el recorte de las esquinas. Hay más recursos audaces, como el desplazar una viñeta de su eje para reforzar la idea de intrusión de un elemento (por ejemplo: los camiones de la página 48) o recurrir a la disposición vertical -en vez de a la horizontal- para hacer un seguimiento «cinematográfico» de la acción (por ejemplo en la página 37 o la 50). En el debe, además de un dibujo primerizo, expresivo pero sin pulir, señalemos una trama demasiado rehén de la premisa de partida, con dificultad para expandirse en otras direcciones, achacable tal vez a que Cosey lo proyectó como álbum único y no como capítulo de presentación de una nueva serie. Esta función corresponderá a la segunda entrega, titulada Y la montaña cantará para ti.

En el tomo 2º Cosey empieza a enmarcar y adornar las viñetas de cada página
En el tomo 2º Cosey empieza a enmarcar y adornar las viñetas de cada página

Cosey trabaja a destajo: los tres primeros álbumes salen en el plazo de dos años. Y la montaña cantará para ti es la heredera natural de Recuerda, Jonathan… tanto estilística como argumentalmente, casi un díptico. En cierto sentido, la supera. El dibujo se perfecciona, sobre todo hacia la mitad del álbum, homenaje a Tintin incluido en el avión que se estrella; la intriga resulta más variada, recuperando, por un lado, personajes y motivos presentados ya, e introduciendo, por otro, circunstancias que arrastran a Jonathan hacia un futuro aventurero, como las profecías de la hechicera Nyima. Cosey ejecuta cada página como un todo, inscritas las viñetas en una suerte de retablo, a menudo con inscripciones y grabados, opción que repetirá en álbumes futuros. En definitiva, el autor prepara a Jonathan para ser el vehículo de sus aspiraciones, habiendo sido concebido desde buen principio a su imagen y semejanza, incluido el entusiasmo por lugares exóticos. Sin embargo, a pesar del alegato antibelicista, la fuerza dramática de esta historia depende de la predecesora, siendo casi ininteligible si no se conoce Recuerda, Jonathan… Es un álbum continuista, más planificado, sin la frescura salvaje del debut, apuntando un porvenir de excelencias.

Descalza bajo los rododendros, el tercer episodio, refina los hallazgos previos y los propulsa a una nueva categoría. Sin acceder a la perfección formal de las obras maestras de Cosey (Viaje a Italia, Saigón-Hanoi), las ronda en lirismo y emotividad. La historia de Drolma, confiesa el autor, le vino inspirada por Hergest Ridge, el disco de Mike Oldfield, con una ayudita de El pequeño salvaje de Truffaut y el Mowgli de Kipling. Cosey encuentra su propia voz en los textos y una joven compañera de aventuras para Jonathan. La distribución de la página sigue siendo libérrima, pero se observa un deleite en el diseño «de retablo», con efectos preciosos, sin sacrificar la narrativa; antes al contrario, la planificación madura en páginas tan exquisitas como la 156, donde prefigura el pasado de la niña, o tan originales como la 148, donde experimenta con los márgenes con efectos dramáticos. Sin duda se beneficia del viaje que, por fin, realiza Cosey al Nepal para documentarse de primera mano. Hasta entonces recurría a las escasas fotografías que circulaban en la época. Descalza bajo los rododendros cuenta con un guion delicado, lleno de sutilezas y segundas lecturas reveladoras, contruido con una aparente (y desarmante) sencillez, que despierta nuestra ternura. Refuerza, además, el concepto de saga, anticipado en Y la montaña cantará para ti, gracias a la búsqueda de Dzaza Dzongzong, el hombre que, según la hechicera Nyima, conoce el destino de Jonathan.

Hermosa composición dedicada a los juegos infantiles de Drolma
Hermosa composición dedicada a los juegos infantiles de Drolma en el bosque

Con estas tres historias, recogidas en el primer volumen integral de Ponent Mon, la maravillosa creación de Cosey halla su lugar específico en el panteón de la aventura, gracias a su bonhomía y a su disposición a socorrer al menesteroso. Recuerda, Jonathan… , Y la montaña cantará para ti y Descalza bajo los rododendros son una lectura excelente, solaz para muchos días y fuente inspiradora de recursos visuales y narrativos. La saga se extiende ya por 16 álbumes originales, todos ellos firmados por Cosey, que ojalá lleguen pronto por estos lares. El suizo, sin discusión, uno de los autores fundamentales del medio, merece un hueco en nuestras estanterías y en nuestros corazones. Más si se acompaña de una edición excepcional, con una reproducción impecable, y repleta de bocetos y declaraciones esclarecedores del proceso creativo.

  Edición original: Jonathan Intégrale 1 (Dargaud-Lombard, 2009). Edición nacional/ España: Jonathan vol.1 (Ponent Mon, 2014). Guión y Dibujo: Cosey. Color: Cosey. Formato: Tomo cartoné 184 págs. Precio: 36€.   Desde una avioneta, Jonathan, un joven amnésico, salta en paracaídas a las montañas del Nepal, cuya arisca inmensidad vuelve humilde…
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Winch Thorgal
Winch Thorgal
Lector
10 marzo, 2015 14:39

Lo compré hace poco y aún no he tenido ocasión de leerlo. Tras la estupenda reseña me pondré más pronto que tarde a ello. Saludos.

the drummer
the drummer
Lector
11 marzo, 2015 23:24

y con este estupendo artículo, el sr. agrafojo termina por desequilibrar (una vez más), mi -ya maltrecho- presupuesto mensual.
mira que estaba intentando evitar hacerme también estos integrales, pero me has jodido bien 🙂
se te sigue, javier. un saludo.