Edición nacional: Milky Way Ediciones
Autor: Yoshitoki Oima
Formato: Rústica con sobrecubiertas
Precio: 8.00€
Lo peligroso de tratar temas como el «bullying» es acabar haciendo lo mismo de siempre; es decir, o enfocarlo dando una mirada dramática, con meros fines morales, o intentar ofrecer el punto de vista de la persona maltratada y hacernos pasar, como espectadores, por el drama social que supone. Siempre es digno de admirar el querer denunciar una injusticia, pero poco tiene que ver eso con el arte. El arte, en mi opinión, va más allá, no tiene que obligarse a ser correcto, a hablarnos de opresión, y aunque se puede hacer arte de esta manera, también se puede hacer de la manera opuesta: poniéndonos en la piel del maltratador, defendiendo una injusticia. El arte no ha de ser correcto, vaya. A Silent Voice introduce un elemento interesante en este aspecto, aunque no totalmente novedoso, y es que habla desde el punto de vista de aquel que maltrata, de acoso y arrepentimiento, y de momento poco más.
Tras leer el primer tomo puedo sacar algunas conclusiones, pero muy pocas, para ser sinceros, porque se me antoja como apenas una introducción para lo que viene a continuación. Shôya Ishida es un chico que durante primaria se dedicó a maltratar a una compañera de clase sorda en lo que parece, más que otra cosa, una lucha contra el aburrimiento. La historia gira en la decisión que toma al final de este tomo, cuando ya es adulto lo deja todo y va a buscarla y pedirle perdón. Teniendo en cuenta que son siete tomos y que este primer tomo habla, en un largo «flashback», sobre la época de «bullying» para luego regresar al presente, el momento en el que se vuelven a encontrar ambos protagonistas, la sensación que queda es que la historia, más que avanzar, lo que ha hecho ha sido exponer un contexto desde el que partir. Por eso he dicho que, de momento, todo lo que se diga de este manga es mucho.
Es interesante meterse en la piel del chico. La autora,
La autora se presenta como una narradora muy eficiente, aunque sin muchos alardes ni gráficos ni narrativos, y nos cuenta la historia con un dibujo de trazo grueso, muy vistoso, que peca tal vez de repetir viñetas e incluso páginas enteras en busca de un efecto que no llega a conseguir. A Silent Voice, o al menos este primer tomo, nos introduce en una historia de acoso escolar interesante, de arrepentimiento, pero que no se queda ahí sino que nos conduce por el absurdo camino que este maltrato supone, de su naturaleza y origen, que lastra tanto a niños como adultos y profesores. Contra todo pronóstico, este primer tomo ha resultado de lo más entretenido e interesante, ¿pero será capaz de mantenerse a este nivel? O más importante: ¿será capaz de seguir mostrando una faceta real de las relaciones humanas o acabará dejándose llevar la sensiblería? Habrá que verlo, sin duda.
Interesante recomendación. No conocía esta obra y me llama la atención el dibujo y la historia. Habrá que echarle un ojo