Capitán América: El precio de la gloria

 

Edición original: Captain America: What Price Glory? #1-4 (Marvel, 2003).
Edición nacional/ España: Capitán América: El precio de la gloria (Forum, 2004).
Guión: Bruce Jones.
Dibujo: Steve Rude.
Entintado: Mike Roger.
Color: Chris Sotomayor.
Formato: Tomo cartoné 100 págs.
Precio: 12€.

 

Con fecha de portada Marzo de 1941 (lo que -dado el curioso sistema de fechado de los comic books- significa que fue distribuido en diciembre de 1940), el Capitán América se presentó en los kioscos de Estados Unidos, en cabecera propia escrita por Joe Simon y dibujada por Jack Kirby, dando un puñetazo en la mandíbula al mismísimo Adolf Hitler. La II Guerra Mundial asolaba Europa y el país se preparaba para una intervención bélica que no tardaría en producirse: Pearl Harbor fue bombardeado por los japoneses el 7 de diciembre de 1941. El Capitán América resultaba uno de tantos héroes aguerridos que plantaba cara a las fuerzas del Eje desde las páginas de cuatricomía, a menudo alertando de espías y saboteadores en territorio nacional. Acabada la euforia belicista, su estrella se fue apagando. La editorial trató de revivirlo en los años ’50, apostando por un abanderado perseguidor de malvados comunistas en las sombras (eran los tiempos de “La caza de brujas” del senador MacCarthy), sin demasiado éxito. El supersoldado hubo de esperar a que el mismo Kirby, esta vez con el concurso del guionista Stan Lee, que estaba levantando Marvel con Los 4 Fantásticos, Hulk o Spider-Man, lo pusiera de nuevo en el mapa en su encarnación más celebrada: la de héroe fuera de su tiempo. Desde entonces sus aventuras han trascendido fronteras y en la actualidad se mantiene en plena forma en su asalto al cine, tanto en su propio título como en Los Vengadores.

Se dice poco, pero el héroe de las barras y estrellas tuvo una de las series más consistentemente sólidas del naciente Universo Marvel, con talentos como Stan Lee, Jack Kirby, Gil Kane, Gene Colan, Steve Englehart, John Romita, Jim Steranko y muchos otros volcados en sus hazañas. Luego, como todo en la vida, tuvo sus altos y bajos e incluso a Rob Liefeld. Hace unos pocos años reverdeció su fulgor gracias a la fructífera etapa de Ed Brubaker, que introdujo cambios duraderos en su mitología como el Soldado de Invierno. Ha sido también objeto de proyectos especiales de cierta enjundia, donde autores escogidos pueden liberarse un tanto de los corsés de la entrega mensual. La serie de cuatro números El precio de la gloria, publicada en 2003, fue uno de esos proyectos.

A priori, ninguna objeción cabe plantear a los nombres seleccionados. Contratado por Marvel para varios proyectos especiales con sus personajes estrella (Spider-Man, Thor, La Patrulla-X), el dibujante Steve Rude, creador de Nexus junto al escritor Mike Baron, es uno de los mejores dibujantes de superhéroes en activo, con un estilo que sintetiza a Jack Kirby, Alex Toth y Alex Raymond. El escritor Bruce Jones ha trabajado con lo más granado del panorama USA, como Berni Wrightson (imposible olvidar Jennifer) o Richard Corben (Rip Tiempo Atrás), aunque tal vez sea más conocido por los marvelitas por su etapa en Hulk entre 2002 y 2004… es decir, en el tiempo de escribir esta historia. Y Mike Roger entintó con acierto los lápices del Rey en su etapa más “rocosa” tanto en DC (El Cuarto Mundo, Kamandi) como en la Casa de las Ideas (Los Eternos, Pantera Negra, el mismo Capitán América).

Empecemos por lo más destacado: el apartado gráfico es una delicia. Vale. A Steve Rude le hemos visto páginas mejores en Nexus, en Los mejores del mundo, en El increíble Hulk vs Superman, en Mr. Milagro (entintado también por Roger), etc. Evidentemente, al estilo “simplificado” que aquí adopta, muy cercano a su maestro Kirby, le habría beneficiado un coloreado más plano, sin tanto degradado (a la manera de Steve Oliff, con peor fortuna); tampoco echemos la culpa a Chris Sotomayor. Rude sigue brillando a un nivel excepcional, homenaje al Steranko “daliniano” incluido (pág.01 del capt.04). Su narrativa -saltarina, variada, clara- no se acomoda en los cuatro trucos de siempre y deja planchas para el recuerdo. Y, aunque parece haberse divertido menos que otras veces, sus coñas típicas están ahí, como el gánster con la planta de Clark Gable o ese cartel del Capi señalando con el dedo como Abraham Lincoln, pidiendo una América “limpia y sana” (sic) al final del primer episodio. El tebeo contiene grandes peleas, incluso alguna sorpresa (moderada) y, en general, supone una lectura entretenida… aunque no parezca del todo un tebeo del Capitán América.

Me voy a arriesgar y -aviso- sin tener ni idea de las bambalinas de esta producción supondré que, en realidad, Jones quería escribir un tebeo de Daredevil, del Daredevil urbano de Frank Miller, al igual que DeMatteis pensaba en Batman cuando concibió La última cacería de Kraven. Muchas pistas lo indican. ¿El Capitán América contra la mafia? ¿Actuando de noche y subrepticiamente? ¿Enamoriscándose de la “querida” de un gánster? ¿Reconociendo a un atacante por su perfume? ¿Flirteando en bares con desconocidas? Y, lo más revelador, tiene un amigo veterano de guerra… ¡y ni una sola vez menciona a Bucky! Sin embargo, el gran defecto de la trama no es este. El problema, más bien, se origina en su falta de convicción. Está orquestada, superficialmente, como una historia de género negro, con secretos tras las puertas y cadáveres en los armarios, pero nada de eso tiene, en definitiva, la menor importancia y, lo que es peor, se ve venir. Jones hace también algunas alusiones sexuales humorísticas, chocantes en este contexto pretendidamente retro y con un personaje, Steve Rogers, que se presta poco al juego (en principio).

A España El precio de la gloria llegó en una edición de lujo (cartoné, tamaño revista), algo que no se estilaba tanto en la época, lo que da fe de la confianza de la editorial. La única pega es que las páginas transparentan un pelín, tampoco nada serio. Si lo encuentran por ahí y gustan del héroe americano, pasarán un rato entretenido. Y -no lo olvidemos- en pocos meses toca celebrar el 75º aniversario de tan carismática creación.