Factor-X: Prisionero del amor

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Edición original: Marvel Comics – octubre 1990
Edición España: Comics Forum – abril 1991
Guión: Jim Starlin
Dibujo: Jackson Guice
Entintado: Jackson Guice
Color: Alfred Ramírez
Portada: Jackson Guice, Alfred Ramírez
Precio: 525 pesetas (tomo en formato prestigio de 48 páginas)

 

La segunda parte de la década de los ochenta del siglo pasado trajo consigo la proliferación de un formato que, a día de hoy, está prácticamente desaparecido. Los tomos con lomo y tapa blanda presentaban una línea a caballo entre la grapa cotidiana y la lujosa novela gráfica que servía para albergar proyectos especiales, presentaciones de tronío y prólogos diversos a eventos. Números sueltos o miniseries, esta publicación de naturaleza “otoñal” (adjetivo ganado por la facilidad con la que las hojas podían desprenderse en determinados encuadernados) sirvió para presentar el equivalente a dos números de grapa con mejor papel, tapas de cartón y unas premisas que convencieran al respetable por el abono de un precio notablemente superior.

Prisionero del amor cuenta una historia de Hank McCoy, la Bestia, en los días en los que Factor-X estaba compuesto por el quinteto fundador de la Patrulla-X. La colección prologaba el principio del fin del control omnímodo que Chris Claremont ejercía sobre la escudería mutante y presentaba una premisa un tanto absurda: mutantes que buscaban a otros mutantes para cumplir la misión de Charles Xavier de enseñar, proteger e integrar, haciéndose pasar por cazadores. El hecho de que el responsable literario fuera un autor tan limitado como Bob Layton no ayudó y, poco después, el patriarca mutante lograba colocar a una escritora de su confianza: Louise Simonson. En esta primera etapa el dibujante era un novato cuyo estilo se parecía bastante al de Layton y que respondía al nombre de Jackson “Butch” Guice. Varios años después, el caballero se reencontraría con los “facturados” (como les llamaba el Profesor Loki) haciendo gala de un estilo bien distinto y más realista. El guionista era un caballero que, en esta ocasión, se movía en un terreno que no le era muy conocido: Jim Starlin.

En 1990, el señor Muerte (como se le conocía por su trayectoria precedente en el sector cósmico de la casa de las ideas) se había hecho cargo de la colección dedicada a Estela Plateada. Éste sería el prólogo de un lustro de epopeyas cósmicas anuales y de una pujanza del sector estelar que se vendría abajo cuando la burbuja especulativa de los ominosos años noventa explotó. Sin embargo, entre resurrección, complot y filosofías varias sobre sus temas recurrentes (el poder absoluto, la muerte, la religión…) don Jim tuvo tiempo para tratar con un personaje al que había tocado tangencialmente durante las historias finales del Capitán Marvel y Adam Warlock (*). En el primer caso, la Bestia había estado en el elenco de científicos que habían intentado salvar la vida del oficial kree; en el segundo, formaba parte de la alineación vengadora que había partido a luchar contra Thanos (cuando la colección del jipi cósmico por antonomasia había sido cancelada y el epílogo de sus desventuras se vio en dos números anuales de Los Vengadores y Marvel Two in One). El hirsuto y culto caballero serviría a Starlin para contar una historia de amor y sobre el amor.

La Bestia ha sido, tradicionalmente, un personaje caracterizado por la alegría, el pensamiento positivo y una vida amorosa / sexual / sentimental tirando a activa. Su optimismo contrastaba con la seriedad del Hombre Maravilla (al que ayudaría a reintegrarse después de su regreso del otro barrio) o la introspección de Cíclope (al que apoyaba / pinchaba llamándole “indómito líder”). Sin embargo, aquí don Jim presenta a una persona menos alegre y más escéptica respecto de su futuro. En ese momento, Scott y Jean están criando al bebé que el primero tuviera junto a Maddie Pryor. Aún está por conocerse que el jovencísimo Nathan Christopher Charles (tela con el nombre) será un seispesetas llamado Cable, pero mientras esta revelación (por obra y gracia editorial) llega, Hank se pregunta si él podría llegar a experimentar la paternidad. En ese momento ha recuperado su hirsutismo y su inteligencia (después de un período de tontuna y otro de “vuelta a los orígenes” en los que había descubierto que su éxito sentimental tenía un componente puramente químico). Rememora su infancia, pródiga en menosprecios y acosos varios (los niños pueden ser especialmente cabrones con quienes son diferentes) y concluye que, en el remoto caso de que encontrara a alguien dispuesto a perpetuar la especie junto a él, la probabilidad de que su descendiente tuviere una vida tan azarosa como la suya era tan elevada que mejor sería pasar del tema. Sus compañeros de equipo pueden pasar por humanos normales, pero él no, y eso convierte su aspecto peludo en un motivo más de amargura. De forma inesperada, se cruzará en su camino una hermosa y misteriosa mujer que responde al nombre de Synthia Naip y de la que caerá prendidamente enamorado. La dama oculta sin embargo un secreto del que Hank no será consciente hasta que esté apresado por los sentimientos que le unen a ella.

La historia de este volumen es autoconclusiva y, como tal, no aportó gran cosa al bagaje marveliano. Synthia volvería aparecer brevemente en una historia corta escrita por Ron Marz, el escudero habitual de Starlin y la Bestia seguiría sus andanzas en la colección regular facturada, con sus características habituales. En honor a la verdad, don Jim fuerza un poco algunos márgenes para que todo encaje en el relato que quiere contar: la Bestia se presenta como un personaje más triste, casi amargado, en comparación con la teórica buena vida que viven sus camaradas. Esta situación contrasta con la actitud habitual, comparada con la seriedad habitual de Cíclope o la situación de Arcángel (en aquellos tiempos teñido de azul como un pitufo y dotado de unas alas asesinas). El tormento siempre ha sido marca de casa Claremont para los mutantes. En la parte gráfica, hay que destacar el hecho de que los dibujos de Guice resulten, en su búsqueda del realismo, excesivamente estáticos. El personaje de Synthia aparece y parece salido de una publicación de moda; sus posturas resultan en ocasiones forzadas y constituyen un antecedente de lo que luego harían, aportarían y provocarían las herramientas informáticas.

El reposo del guerrero-X
Mañanas de terciopelo (azul)

  Edición original: Marvel Comics – octubre 1990 Edición España: Comics Forum – abril 1991 Guión: Jim Starlin Dibujo: Jackson Guice Entintado: Jackson Guice Color: Alfred Ramírez Portada: Jackson Guice, Alfred Ramírez Precio: 525 pesetas (tomo en formato prestigio de 48 páginas)   La segunda parte de la década de…
Guión - 6.9
Dibujo - 7.4
Interés - 6

6.8

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Alejandro Ugartondo
Autor
9 junio, 2015 17:31

Qué recuerdos me trae el formato prestigio. La verdad es que cuando este formato estuvo de moda yo era jovencito y me parecía un producto muy caro para mi bolsillo. Por eso sólo tuve unos pocos números de esta colección que los cuidaba como verdaderos tesoros en parte por su precio en parte por la debilidad del formato.