Quena y el Sacramús vol2: El tótem del espacio; El fantasma del cosmos; La fuga del Sacramús

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Edición original: Khéna et le Scrameustache: Le Totem de l’espace, Le Fantôme du Cosmos, La Fugue du Scrameustache (Dupuis, 1976-1978).
Edición nacional/ España: Quena y el Sacramús vol2: El tótem del espacio; El fantasma del cosmos; La fuga del Sacramús (Dolmen, 2015).
Guión y Dibujo: Gos (Roland Goosens).
Color: Vittorio Léonardo (estudio).
Formato: Tomo cartoné, 160 págs.
Precio: 29’95€.

 

Si mi yo de 2015 hubiera viajado en el tiempo hasta mi yo de diez años en el pasado para avisarle de que en el futuro una editorial española recuperaría íntegramente a mis queridos Johan y Pirluit y, en vista del éxito obtenido, crearía un sello ad hoc para resarcir a nuestro mercado de carencias endémicas en la BD infantil y juvenil, créanme: le habría pegado un tiro por embaucador. En 2005 una línea como Fuera Borda, acogiendo en gruesos tomos series maltratadas como Natacha o Benito Sansón, más que una quimera era un dislate absoluto. Entonces yo ni sabía que, ocultas a mi radar comiquero, había piezas tan maravillosas como Quena y el Sacramús, creados por Roland Goosens bajo el seudónimo de Gos, a quienes les bastó una sola entrega para encandilarme. Ahora oigo pronunciar «Escuela de Marcinelle» y me emociono. No es para menos. Apabulla tanto talento junto. La revista Spirou sí que era «La Casa de las Ideas», «La fábrica de sueños» y todas esas denominaciones rimbombantes que nos llegan de los inspirados publicistas al otro lado del océano.

Gos, quien había colaborado con Peyo en varias de sus series (Los pitufos, Benito Sansón, Jacky y Célestin), lanzado Natacha junto a François Walthéry e ilustrado los últimos casos de Gil Pupila escritos por Maurice Tillieux, prosigue con su serie estrella. El presente volumen reúne tres nuevas aventuras del insólito dúo formado por el joven Quena, adoptado por el eminente profesor Guijarro, y el misterioso Sacramús, un extraterrestre con aspecto de roedor antropomorfo vestido con mono azul y casco rojo de minero: El tótem del espacio (Le Totem de l’espace) publicada originalmente en Spirou #1955 a #1974 (Octubre 1975/ Febrero 1976) y recopilada en álbum en 1977; El fantasma del cosmos (Le Fantôme du Cosmos) publicada originalmente en Spirou #2000 a #2019 (Agosto 1976/ Diciembre 1976) y recopilada en álbum en 1977; y La fuga del Sacramús (La Fugue du Scrameustache) publicada originalmente en Spirou #2058 a #2077 (Septiembre 1977/ Febrero 1978) y recopilada en álbum en 1978.

Como vimos, El continente de las dos lunas, última entrega recogida en el volumen anterior, introducía cambios sugerentes en el pasado y las motivaciones de los protagonistas y abría un rico universo de posibilidades argumentales, amén de suponer una referencia de calidad. El tótem del espacio arranca de estos elementos para, en un abrir y cerrar de ojos, regresar a los terrenos de El heredero del inca (también en el tomo precursor), con su lúdica mezcla de ciencia ficción y fantasía barnizada de secretos de civilizaciones perdidas. Esta cuarta aventura, en forma de invasión frenética, conjuga intereses variopintos: navíos del espacio, dominación mental, robots implacables, dinosaurios parlanchines, rayos materializadores, etc. Los conceptos se suceden sin respiro, aliviados por el humor constante y las certeras explicaciones del Sacramús, siempre con respuestas, trucos y diversas valentías para salvar los peligros que les acosan. El dibujo afianza logros pasados (por ejemplo: las dinámicas coreografías para las secuencias de acción) y gana en confianza, sobre todo en la perfecta integración entre los protagonistas humanos y los distintos animales poseídos por la inteligencia exterior. Es posible que el ritmo desmaye un poco hacia el final, por acumulación de peripecia tras peripecia, pero las planchas se devoran con diversión genuina.

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La sombra del clásico La guerra de las Siete Fuentes, del maestro Peyo, parece sobrevolar el capítulo El fantasma del cosmos, al menos en lo que respecta a la inspiración del espectro sobrenatural. Por supuesto, la trama es muy distinta. Un alienígena busca en la tierra un dispositivo de almacenaje de conocimientos antiguos que permitirían sobrevivir a su especie, devastada por las guerras. Quena y el Sacramús se embarcarán en una trepidante persecución espacial para despistar a los enemigos del fantasma, con escenas que anticipan episodios de la celebérrima saga galáctica de George Lucas y reliquias fantásticas que no desentonarían en las correrías de Indiana Jones o, muy especialmente, en el film de Luc Besson El quinto elemento (supondremos que por casualidad). A estas alturas el aspecto físico de los personajes está definido perfectamente, casi sin modificaciones entre álbumes. También los argumentos se aprovechan, en especial en las tecnologías, y los perseguidores usan con Waterloo, el perro de Quena, una máquina para hacerle hablar semejante a la ensayada por el mismo Sacramús en la citada El continente de las dos lunas.

La llegada de los galaxianos marca el sexto álbum de la serie: La fuga del Sacramús. Estos pequeños extraterrestres verdes venían protagonizando sucintos cameos desde el tercer episodio (El continente de las dos lunas, de nuevo), con breves acotaciones y chistes; aquí hacen su puesta de largo y volverán a menudo, comenzando por la siguiente entrega (en el volumen 3), titulada, en su provecho, Los galaxianos. Si la portada no anunciara la irrupción de los nuevos seres, nadie habría sido capaz de predecirlos atendiendo a las páginas iniciales: el Sacramús, frustrado por la obligación de permanecer oculto a los ojos curiosos del vecindario, ensaya distintos planes para revocar su encierro. La situacion se descontrola cuando traba amistad con un juguetero a quien propone crear un muñeco electrónico con su semblanza. La trama parece burlarse del sensacionalismo de los caza-ovnis profesionales, insiste más en la comicidad que en la fantaciencia y deja para el siguiente título cabos sin atar. Inevitablemente, los galaxianos recuerdan a los pitufos de Peyo, en los que Gos había trabajado como asistente (p.ej.: Los pitufos y el Ketekasco), aunque carecen de idioma propio y la distinción por habilidades, aficiones y tareas (el pitufo bromista, el fortachón, el romántico, el pastelero, etc.) se antoja menos clara.

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Completa el volumen un estupendo artículo del especialista Carlos de Gregorio que repasa someramente las series de ciencia ficción nacidas en la cabecera Spirou y que desvela curiosidades tan sugestivas como la temprana publicación de Superman (con el nombre de Marc hercule moderne) en Francia o los comienzos astronáuticos de Spirou a imitación de Flash Gordon. El texto, que -en contra de la costumbre- pasa de puntillas sobre la elaboración de los álbumes aquí recogidos, exhibe la dolorosa virtud de inducirnos a desear la pronta publicación en España de varias de las sagas referidas.

  Edición original: Khéna et le Scrameustache: Le Totem de l'espace, Le Fantôme du Cosmos, La Fugue du Scrameustache (Dupuis, 1976-1978). Edición nacional/ España: Quena y el Sacramús vol2: El tótem del espacio; El fantasma del cosmos; La fuga del Sacramús (Dolmen, 2015). Guión y Dibujo: Gos (Roland Goosens). Color:…
Guion - 8
Dibujo - 8
Interés - 9

8.3

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Carlos padilla
Carlos padilla
Lector
8 junio, 2015 11:36

Animado por tu reseña del primer tomo y por apoyar a mis queridos amigos de dolmen( son veinte años ya con ellos en mi vida)me anime a adquirir dicho volumen y no me arrepiento nada.una delicia llena de ritmo diversión y un , como no, delicioso dibujo.perfecto para desintoxicarse de complicaciones super heroicas varias .
Acabará por caer este segundo

fanboy73
fanboy73
Lector
8 junio, 2015 17:55

la verdad es q dolmen se lo esta currando mucho,la cole de johan y pirluit es genial,y la de los hombrecitos esta muy bien,espero q sigan recuperando mas material de fuera borda,a mi si me sacan tomos de bermudillo y el agente 327 me haran un hombre muy feliz,de esta del sacramus es q tengo pocos recuerdos de niño,pero cuando disponga de mas capital pienso comprarme los dos tomos q ya han salido