#ZNCine – Crítica de Insidious : Capítulo 3, de Leigh Whannell

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«Tienes que ser muy cuidadosa, si llamas a uno de los muertos, los demás pueden oírte.»

 
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Dirección: Leigh Whannell
Guión: Leigh Whannell
Dirección de Fotografía: Brian Pearson
Música: Joseph Bishara
Reparto: Dermot Mulroney, Lin Shaye, Hayley Kiyoko, Stefanie Scott, Leigh Whannell, Angus Sampson, Michael Reid MacKay, Tate Berney, Anna Ross, Ashton Moio, Ele Keats, Steve Coulter, Tom Fitzpatrick
Duración: 97 min
Productora: Automatik Entertainment / Blumhouse Productions / Entertainment One
País: Estados Unidos

 

Los australianos James Wan y Leigh Whannell se hicieron un nombre internacional cuando ambos decidieron llevar al largo un cortometraje de su propiedad llamado Saw en el que el primero ejercía de director y el segundo de guionista (basándose en una historia ideada por ambos) y actor principal. El estreno de la película fue tan exitoso que dio pie a una holgadísima saga de hasta siete entregas (que posiblemente llegue a ocho en un futuro próximo) cuya brutalidad crecía de manera inversamente proporcional a la calidad de las distintas secuelas. Mientras los dos socios veían llegar a sus cuentas corrientes miillones y más millones de dólares ejerciendo de productores ejecutivos en la franquicia protagonizada por el maligno y ultrconservador Jigsaw y tras apuntar maneras colaborando en la irregular pero recuperable Silencio Desde el Mal (Dead Silence), en 2010 decidieron crear otra saga dentro del género de terror diametralmente opuesta a la que tantas satisfacciones monetarias les estaba produciendo. Insidious era un totum revolutum, un homenaje al cine clásico de casas encantadas, fantasmas amenazantes y posesiones demoníacas en el que un magnífico reparto y un guión tan multireferencial como bien estructurado se veían considerablemente engrandecidos por la puesta en escena de un James Wan que se confirmaba como uno de los mejores directores jóvenes del cine comercial de Hollywood. Insidious: Capítulo 2 llegó tres años después y aunque no estaba al nivel de la primera entrega (Wan rodó también ese mismo 2013 The Conjuring: Expediente Warren y lo dio todo como autor en esta, la que sigue siendo su mejor obra hasta la fecha) era una dignísima continuación que recuperaba a todo el reparto de la cinta primigenia, acrecentaba el microcosmos creado por sus dos padres y confirmaba el talento del director de Sentencia de Muerte para el control tempo narrativo cinematográfico y el uso de los resortes adscritos a las horror movies de los 70 y 80.

Los problemas llegaron cuando James Wan fue contratado para rodar la séptima y descomunalmente existosa entrega de la saga Fast & Furious impidiéndole su agenda ejercer como director de lo que vendría a ser la tercera entrega de Insidious. La solución tomada por los productores fue la más sensata dentro de la mala noticia que suponía el abandono de la butaca del director por parte del cineasta, nada más y nada menos que poner detrás de las cámaras al mismísimo Leigh Whannell para dar forma a esta Insidious: Capítulo 3. En principio el hecho de la marcha de un cineasta tan talentoso y de una personalidad tan marcada como la de James Wan como realizador del proyecto auguraba lo peor para esta tercera parte en la que su co guionista y actor secundario (da vida en todos los films al parapsicólogo Specs que siempre va acompañado de su socio Tucker) ejercería como jefe de ceremonias, siempre con la colaboración de su amigo Wan que encabeza la producción del proyecto en los títulos de crédito. Pero contra todo pronóstico esta tercera entrega supone una excelente continuación de la saga, superior a la primera secuela y en ocasiones igualando (en varias escenas aisladas) a la cinta primigenia de 2010 gracias a la buena labor en escritura, interpretación y sobre todo dirección de un Leigh Whannell que, si ciertamente ha tenido el control artístico del proyecto, promete ser un artesano muy a tener en cuenta dentro del celuloide de género, puede que no tanto como su amigo James, pero sin irle demasiado a la zaga a este.

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Sería de necios negar que la existencia de una obra como Insidious: Capítulo 3 es por motivos primordialmente monetarios. Que la tercera entrega de la saga sea una precuela, cuando la misma no sirve para cerrar la historia iniciada en 2010, sirve como excusa para, al estilo de Paranormal Activity (curioso que en ambas franquicias ejerza como productor el cineasta norteamericano de origen israelí Oren Peli), colarnos una película más antes de que, supuestamente, se finiquiten definitivamente las trágicas vivencias, de los Lambert o el trío de parapsicológos formado por Specs, Tucker y la medium Elise Rainier, roles que forman el núcleo central de los hasta ahora tres films. Por suerte una vez el espectador se enfrenta a esta segunda secuela descubre que Leigh Whannell mantiene intacto el microcosmos que él y James Wan crearon en los dos primeros largometrajes, con una puesta en escena brillante en la que se revela como un alumno aventajado de su camarada, controlando con una pericia impropia de un novato en labores de realización un suspense que se tensa como un cable de acero para regalar al respetable algunas de las escenas de terror mejor ejecutadas de lo que llevamos de 2015. Curiosamente aunque la obra se adscribe sin ningún tipo de dudas a la serie de films de la que forma parte haciendo uso de toda la parafernalia, conceptos y subtramas narrativas que sustentaron los dos primeros trabajos en esta ocasión parece como si Leigh Whannell hubiera reducido esa amalgama (en ocasiones algo histriónica, aunque hasta esto le inyectaba cierto encanto) de referencias y tonalidades bordeando el grandguiñol para entregarse a una austeridad más terrenal o física que recuerda, paradójicamente, a The Conjuring: Expediente Warren y que ofrece pasajes sencillamente intachables.

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Si Insidious era una actualización de Poltergeist de Tobe Hooper y Steven Spielberg e Insidious: Capítulo 2 un cruce entre El Resplandor (aunando apuntes de la versión cinematográfica con la televisiva, adjudicadas a Stanley Kubrick y Mick Garris respectivamente) y Piscosis de Alfred Hitchcock, esta tercera entrega tiene como principal referente El Exorcista de William Friedkin (la posesión del personaje de Quinn Brenner y el posterior intento de expulsión de la entidad) con Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo, de David Lynch (una criatura diabólica que quiere tomar el cuerpo de una adolescente para abandonar de la oscuridad, así como la presencia importante del diario de la protagonista y lo que en él hay escrito) con apuntes que van desde La Casa de los 1000 Cadáveres, de Rob Zombie (ese anciano con la máscara de respiración que recuerda notablemente al Doctor Satán de la ópera prima del músico de metal industrial) hasta Al Final de la Escalera (The Changeling) la obra maestra de Peter Medak de la que toma las sesiones de espiritismo y un edificio maldito hasta los cimientos. Pero que nadie piense que Insidious: Capítulo 3 elude u olvida los vínculos que la unen con sus hermanas mayores, aquí tenemos la presencia de Specs y Tucker (divertídísimos como siempre, la chaqueta de Casper del primero y la camiseta de la película de Masters del Universo del segundo regalan las primeras carcajadas relacionadas con su intervención) una Lin Shaye más impresionante que nunca como Elise , el «Más Allá» y la puerta roja que le da entrada, referencias a los Lambert, la presencia del travestido Parker Crane, así como los cameos del demonio parásito de la primera entrega y de Carl, el amigo de la ya mencionada medium que le ayudó en el caso de Josh y Renai en la secuela de 2013. En el apartado artístico también habría que mencionar para bien a unos convincentes Dermot Mulroney y Setefanie Scott y para mal a un desubicado Tate Berney dando vida al hijo pequeño de la familia y que es arrinconado y desechado por el guión de manera un tanto forzada y equívoca.

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Insidious: Capítulo 3 mantiene viva y en buena forma una franquicia que, de todas formas, no debería ofrecer más de cuatro entregas, cerrando así todas las tramas en la próxima cinta relacionada con la franquicia que debería dar continuidad al argumento abierto en el final del Capítulo 2. Como no podemos saber a ciencia cierta si James Wan la ha rodado desde las sombras (su presencia como productor y su cameo en la escena del casting de Quinn confirman que su presencia se hizo notar en el set, indudablemente) vampirizando la identidad de Leigh Whannell (he aquí otra conexión con Poltergeist, cinta que recordemos siempre ha sido adjudicada más a Steven Speilberg que a Tobe Hooper) o si realmente este ha sido la principal cabeza pensante detrás del proyecto, sólo nos queda disfrutar con el trabajo bien hecho tanto del realizador y guionista, como del reparto o el resto del equipo técnico de la obra. Pasajes como el de la entidad confinando poco a poco a Quinn en la habitación después de aparecer detrás de las cortinas, la visita de esta última al apartamento abandonado con los dos spectros que allí moran, lo acontecido en la «Habitación de Lectura» de la casa de Elise cuando esta sigue las huellas u otros que apelan al tono más terrenal y epidérmico de esta entrega como la ya famosa secuencia de las escayolas que un servidor puede asegurar despertó en la sala en la que vi la pelicula más de un gruñido de desagrado y angustia confirman a esta producción del presente año como una digna continuación del microcosmos insidioso. Aunque no queremos engañar a nadie, esta tercera Insidious no resuelve casi nada en lo que a las subtramas de sus dos hermanas mayores se refiere y su guión no puede presumir de originalidad precisamente, pero sí es cierto que satisfará a los fans de la saga (incluso puede que a su detractores por alejarse ligeramente del tono que forjó la misma) a los seguidores del celuloide de terror con aroma clásico y hasta a esos espectadores ocasionales que busquen poco más de hora y media de emociones fuertes y momentos poderosos por su inventiva y ejecución, varios de los cuales hasta a alguien como un servidor, asiduo masivo a este tipo de films, le hizo dar algún que otro respingo en la butaca. Sirva como ejemplo ese epílogo con Elise, que al dar el golpe de gracia cuando y donde menos lo espera el espectador, pilló desprevenido al que aquí firma dejándole una impagable sonrisa nerviosa en la cara que evidenciaba que el desembolso para ver la cinta de Leigh Whannell había merecido la pena.

"Tienes que ser muy cuidadosa, si llamas a uno de los muertos, los demás pueden oírte."  
Dirección - 7.5
Guión - 7
Reparto - 7
Apartado Visual - 7.5
Banda Sonora - 7.1

7.2

Magnifica continuación, a modo de precuela, de la famosa saga Insidious a manos del guionista habitual de la franquicia, Leigh Whannell.

Vosotros puntuáis: 9.5 ( 1 votos)
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Jerónimo Thompson
Lector
12 junio, 2015 9:37

Excelente reseña. Y muy bien recibida por mi parte, porque disfruté mucho con las dos películas anteriores pero ya me había hecho a la idea de que esta tercera sería una decepción.

¡Gracias!

Severus
Severus
Lector
12 junio, 2015 14:36

Por ahora, la saga insidious se mantiene en forma. Cuando se supo que esta entrega era una precuela, no le di muchas esperanzas pero me gustó. Mantiene la atmósfera inquietante y unos sustos bien llevados (esa ventana…) gracias a que el equipo seguramente será el mismo, por ejemplo el compositor Bishara que da unas composiciones marca insidious.
Ahora espero que si hay cuarta parte, sea continuación de la segunda con una Elise en su apogeo en el más allá.

Swamp Thing
Swamp Thing
Lector
13 junio, 2015 13:27

Soy un gran fan de la saga Insidious desde la primera película. Al contrario de lo que parece ser la opinión general, no considero que Chapter 2 sea inferior a la original, de hecho, la encuentro más terrorífica. Lo que si me queda claro es que Chapter 3, si bien una película muy disfrutable, es la más floja de las 3. Encontré que se dulcificó la propuesta (ese final tan «angelical»), se enmarcó en un contexto más adolescente y los sustos se suavizaron. La última secuencia de Specs, Tucker y Elise me recordó a Scooby Doo y su Mistery Machine. Pese a todo, la recomiendo.