Orgasmastrón es el segundo título de la colección Reencuentro de Rabdomantes Ediciones. El sello originario de la argentina ciudad de Rosario se propone con esta recuperar historietas realizadas en la década de 1990, años menos favorables para la edición en prácticamente todo sentido (impresión, distribución, difusión, etcétera), que a criterio del editor merecen ser reeditadas para facilitar su lectura en estos tiempos en que la tarea editorial es (relativamente) más sencilla, y así hacer justicia a trabajos muy difíciles (o imposibles) de conseguir.
Al igual que el primer libro de la colección (Cándido de J. J. Rovella) Orgasmastrón fue publicado originalmente en la revista Catzole en donde publicara el autor Salvador Sanz, hoy reconocido en varios puntos del mundo por su trabajo en los cómics. De hecho, según los créditos de esta edición la idea original de Orgasmastrón es del propio Sanz, aunque la ejecución corre por cuenta de Julio Azamor y con colaboración de Guillermo Falciani en el guión.
La historieta se publicó en tres números de aquella revista (#14, #15 y Catzole 2000) y mantiene en esta reedición su estructura en tres capítulos. La narración gira en torno a la disputa por controlar a un ser (aparentemente) superior que da nombre a la historia, y al propio Orgasmastrón por liberarse de su prisión y volver a su planeta, a su civilización. En el capítulo inicial es despertado de su letargo por Nadia, quien será poseída por este introduciéndose en ella, creándole nuevas extremidades en todos sus orificios, y dándole placer. En ella y con su nave emprenderá el viaje a su planeta, escapando de sus captores para encontrarse que nada es como lo deseaba.
Estamos, por tanto, ante un cómic de ciencia ficción con acción y suspenso, bastante oscuro y perturbador, el cual a través de Orgasmastrón y del placer toca el tema de las adicciones y de la decadencia de la cultura y la civilización por esta dependencia. Lo interesante del tópico abordado hace desear que no fuera una reedición de lo ya realizado, sino que se hiciera una historia más extensa que lo trabaje en mayor detalle.
En cuanto al plano gráfico, en este que fuera el primer trabajo de Julio Azamor en historieta se nota su capacidad para el trabajo plástico que luego desarrollaría, así como sus orígenes de estudiante de Bellas Artes. De cualquier manera, contando con un prólogo a cargo del maestro Quique Alcatena me es imposible no estar de acuerdo y por ende apropiarme de sus palabras para definir el trabajo de Azamor en Orgasmatron: “deslumbra en la parte gráfica con un tratamiento plástico rico en sugestivos claroscuros. El estilo realista que elige potencia la atmósfera alucinatoria, tenebrosa y sensual del relato”, dice el experimentado autor sobre esta historieta que define como “horrendamente bella en sus imágenes y argumento”.
En lo que respecta a cuestiones editoriales, el primer capítulo está casi completamente redibujado respecto a la publicación original por considerar Azamor que era el de peor calidad. Si bien esto desde ya que es algo positivo, el hecho de que el resto de la historieta utilice lo realizado en el año 1998 genera un notorio contraste con la mayor limpieza del digital actual que puede ser un tanto molesto y le quita puntos a la valoración del libro como tal, aunque claro que sin atentar contra la lectura.
Más allá de ese y otros fallos (menores) en la edición, la tarea de Rabdomantes en la recuperación de estas historietas perdidas en los 90s es más que bienvenida y seguramente hay muchos lectores esperando más publicaciones de la colección Reencuentro.
