Ultimando el final: Ultimatum (4)

Spiderman y Hulk están en la casa del Doctor Extraño. Para ser precisos, Hulk machaca la casa del Doc mientras Spidey se esfuerza por quedar inconsciente. Todo explota.

Kitty aparece poco después para encontrar la máscara destrozada de Spider-man tirada en el suelo, lo que le lleva a pensar lo peor –no os habréis perdido el resumen de Ultimate Spider-man 133 del martes, ¿verdad? Ya me parecía–.

¿Qué ha pasado? Pues que Magneto no podía acaparar toda la atención –o que a nuestro guionista se le terminaban los recursos narrativos–. El caso es que Dormammu, la némesis de nuestro buen Doctor, ha sido liberado y está aquí para conquistar el mundo y esas cosas malas que hacen los villanos de cómic. Vosotros sabéis…

Parece que, gracias a la intervención de Hulk, que ha arrasado la casa del Hechicero Supremo –que hacía las veces de puerta del agujero dimensional–, Dormmie se ha colado en la Tierra. También es mala pata.

Johnny Storm –agárrate y no te menees que vienen curvas–, está atrapado en el amuleto del soberano de la Dimensión Oscura, mientras que Spider-man, según palabras del Doc. Extraño, se sacrificó intentando detenerle. La Antorcha Humana advierte a Extraño que Dormammu está usando sus poderes.

Pero Stephen, que es más chulo que un chotis, le hace frente igual y, como su abuelo y su padre antes que él, fracasa miserablemente. Dormmie le ata con su propio cinturón y aprieta hasta reventarle la cabeza –literalmente–. Menos mal que la Mujer Invisible y la Cosa han llegado para manejar la situación –si sabrán ellos de magia, hombre–. En la última viñeta de la página, una figura que permanece oculta por las sombras se acerca hasta el cadáver del Doctor Extraño y lo teleporta con destino desconocido.

Mientras, en el Soho, la Patrulla-X intercepta los helicópteros que perseguían a Hulk. Cíclope dispara una salva de advertencia y se pone en plan macarrilla. «O dejáis al bisho u os defenestro, vusotros veréis«. Usando su poder mental, Jean convence al coloso esmer… gris, de que debe ayudarles.

En la Casa Blanca, Nick Furia se encuentra con Doom, Mr. Fantástico, Zarda y Arcanna. Han venido para llevarle con ellos. Nick, que es chulo como él solo, se niega. Zarda le destroza de un puñetazo su vehículo, y el tuerto se lo piensa mejor. Richards le explica que Magneto ha sacudido los ejes de la Tierra provocando maremotos, erupciones volcánicas y, si no hacen algo rápido, una nueva era glacial. Nick comprende ahora por qué Doom se encuentra con ellos –y es que el bueno de Furia, sabe algo que los demás no–. Casi frotándose las manos, anima a Doom a explicar los motivos que le han llevado a unirse a tan selecto grupo. Y el villano –con cara de que se le está descomponiendo el vientre por momentos– reconoce que fue él quién mató a la Bruja Escarlata –ha sido sin querer, queriendo…– ¿Comorrr? ¿Qué te cargaste a Wanda? Los planes de Victor eran cabrear a Magneto lo suficiente como para que librase una guerra abierta contra la Humanidad. Suponiendo que terminarían por destruirse mutuamente, él estaría en posición de gobernar sobre los supervivientes. Lo que no podía imaginar, ni en sus más locos sueños –y éste parece bastante más loco que el Doom al que estamos acostumbrados–, es que Magneto iba a intentar destruir a toda la raza humana –¡enhorabuena, genio! Para trabajar en la bolsa, que está éste…–. Richards le increpa diciendo que ha matado a millones de personas, entre ellas, a la mujer que amaba –todavía no sabe que Sue está vivita y coleando–. Zarda le agarra por el cuello. Nick Furia dispara al aire. Según sus palabras: “Si lo quisiera muerto, ya lo estaría”. Una machada que, en circunstancias normales, habría servido para que fuera el segundo en morir aplastado a manos de Zarda. Una cosa es ser espía y otra muy diferente, es dejar que un dictador, megalómano y super-poderoso viva actuando sin control ninguno –que alguien me mate y acabe con mi sufrimiento, porque el guión cada vez resulta más penoso–.

En casa de la tía May, Kitty, con la máscara destrozada de Spidey en la mano, le cuenta cómo murió el joven a Lobezno. El canadiense aprovecha el momento para entregarle una caja. Sabe que van a enfrentarse a Magneto y puede que no regrese. Si no volviera, la chica debe abrir la caja y seguir las instrucciones. Kitty quiere participar en la batalla contra el terrorista mutante, pero Lobezno le indica que no lo hará. Se quedará junto al Hombre de Hielo para comenzar de cero cuando todo haya terminado. Emotiva despedida de Logan y Pryde a toda página.

Saltamos a la acción. Vemos el Ala-X y la nave de los Ultimates aproximarse a la fortaleza de Magnus. Ángel –bastante alterado por la muerte de Dazzler– es el primero en atacar. Golpea al Amo del Magnetismo en pleno rostro. Acto seguido, Dientes de Sable cae sobre la espalda del muchacho. Se jacta mientras le arranca un ala y lo destripa. Una flecha se le clava en el ojo. “Eso va a dejar cicatriz”, dice Ojo de Halcón ballesta en ristre.

Magneto aprovecha el momento para huir, pero se topa con Valkiria. La joven quiere el martillo de Thor. Magnus se dispone a estrellárselo en la cabeza y la muchacha, que es un poco burra, le corta el brazo derecho. Pero, ¿qué es una mutilación para el viejo Cabeza Cubo? Nada. Con su poder –y el brazo que le queda– le arranca la espada a la mujer y le asesta un tajo de no te menees. El Capitán América entra en escena rompiendo la cristalera que tienen detrás y le arrea con el escudo en toda la testa. Comienza su arenga, pero Magneto no está para chácharas, así que derriba un muro sobre el Capi y aprovecha la confusión para huir. De camino, cierra su herida con el metal del traje –lo cual, todos lo sabemos, detiene la hemorragia rápidamente… ¡madre mía, madre mía, madre mía!–.

“Incluso sin la presencia de Xavier…”, se sorprende el mutante, “…aún se me oponen.” Hombre, Mags, puede que el hecho de haberte cargado medio mundo tenga algo que ver, ¿no crees?

En su escapada, Magneto va a dar con el resto de la Patrulla-X, Iron Man y Ojo de Halcón. Cita bíblica y promesa de que la va a liar todavía más parda.

Continuará…