El que aquí escribe debe confesar que conoció a Puño de Hierro gracias a una entrega de Marvel Team-Up que se recogía en unos tomos en rústica de tamaño bolsillo que ofrecía El Mundo hace ya unos años. En esa aventura, Spiderman y Daniel Rand-K’ai se enfrentaban a Davos, la Serpiente de Acero, que consiguió arrebatar temporalmente el chi de Puño de Hierro pero que acabó por ser derrotado. En esa primera toma de contacto, se resumía a la perfección el origen del personaje, aunque todo quedaba en unos pocos esbozos en la trama. Desde ese momento quedé maravillado por el trasfondo que tenía el personaje, heredero directo de la fiebre por las artes marciales que impulsó
Poco se puede escribir de esta colección que no se haya dicho ya a estas alturas, recopilada por Panini en formato tomo de tapa dura. Pero si me permitís, de nuevo, hablar de forma personal, fue el momento en el que caí rendido al gran trasfondo que posee Puño de Hierro, a su fuerte personalidad y a los nuevos conceptos de las Armas Inmortales y las otras ciudades que, como K’un-Lun, se manifestaban en el mundo corriente cada diez años. Una aventura que además presentaba el legado del Puño de Hierro de una forma que encandilaba a todo aquel que quisiera ser atrapado por la narrativa y el misticismo kung fu que se podía disfrutar en la colección.
Y es que cada generación tuvo entre sus filas un Inmortal Puño de Hierro, el guerrero más fuerte y hábil de K’un-Lun que había derrotado tras un gran entrenamiento al dragón inmortal Shu-Lao, de quien absorbían su chi para poder utilizarlo en defensa de su pueblo y de los más débiles a cambio de un tatuaje pectoral con el símbolo del dragón.
En abril de 2014, con motivo del All-New Marvel NOW!, Marvel publicó una miniserie de doce números a cargo de
Este primer tomo se inicia de una manera que sirve para conocer en pocas páginas a Daniel Rand-K’ai, de una manera diferente a cómo se hizo en El Inmortal Puño de Hierro. En tan solo unas viñetas sabemos que es heredero de un poder milenario y de una gran riqueza, que es presidente de Industrias Rand, que dedica su tiempo a las obras sociales como enseñar kung fu a los niños y que gran parte de su vida ha sido en la ciudad de K’un-Lun. Todo esto gracias a una cena que mantiene con una periodista con la que se acaba acostando esa misma noche, aunque por lo que se ve en esas viñetas, lo haga por inercia y, muy probablemente, para forzarse a sí mismo a sentir algo más allá de su vida vengadora.
También se retrata en este tomo la relación de Danny con sus padres cuando viajaron en busca de K’un-Lun, una obsesión del padre del futuro Puño de Hierro desde que fuera encontrado por el anterior portador del chi de Shou-Lao, Orson Randall. Se suponía que Wendell Rand llegaría a la ciudad milenaria y se convertiría en el siguiente Puño de Hierro, así lo creía él, y esta obsesión se tornó en locura completa, algo que marcó a Danny hasta el momento en el que le vemos en las viñetas del presente tomo, hasta el punto de que se plantea la posibilidad de que él mismo haya heredado la locura paterna. Parece como si el legado familiar quisiera además jugar un papel más importante en al saga de Puño de Hierro, y aunque la historia de Wendell ha sido contada con anterioridad y que tiene cierta relevancia en este tomo, no parece una motivación extra para las fuerzas de apoyo de Davos, la Serpiente de Acero.
Nos encontramos ante la enésima vez que Danny Rand pierde la conexión con Shou-Lao y su chi, lo que implica que no puede usar el Puño de Hierro de nuevo. Ahora Davos, la Serpiente de Acero, es uno de sus enemigos y se ha aliado con las Hijas de la Grulla para destruir a su eterno enemigo, y de paso poder rehacer K’un-Lun… De nuevo. El único componente nuevo puede ser el enfoque adulto de la vida de un hastiado Daniel Rand-K’ai, el destino de Yu-Ti, padre adoptivo y maestro de Puño de Hierro, la inclusión de varios personajes nuevos que pueden aportar, o no, algo a la trayectoria del héroe vengador.
El guion de Kaare Kyle Andrews es simplón y no permite que el lector sienta complicidad con el personaje, un Danny Rand que en teoría muestra su lado más humano cuando en realidad lo que estamos viendo es a un tipo que no se parece en nada al Puño de Hierro al que estamos habituados. La forma de resolver la trama en K’un-Lun, el destino de varios personajes y la velocidad adquirida sin sentido alguno hace que no sea el mejor tomo para leer por primera vez las aventuras de Puño de Hierro y para familiarizarse con toda la mitología que hay a su alrededor. Por lo menos podemos disfrutar de XX, una pequeña que ha viajado desde K’un-Lun hasta Nueva York para encontrar a Danny Rand, y que además de ser una portadora de la más encantadora inocencia lleva consigo un gran secreto. Quizás la mayor protagonista, además de Puño de Hierro, de este tomo.
El apartado gráfico, también a cargo de Andrews, tiene el particular estilo del autor, que en algunas ocasiones hace que el lector tenga la impresión de ver a personajes estreñidos, en otros casos excesivamente expresivos y, en alguna que otra viñeta, la aparición estelar de Mario Vaquerizo como Daniel Rand-K’ai. Las escenas de flashback cuentan con una marca de agua que hace parecer que las hojas han sido dobladas, que el tiempo las ha ajado, y es un detalle a agradecer, incluso el color parece desgastado.
Puño de Hierro: Arma Viviente – Rabia no parece ser el mejor tomo para abordar por primera vez la saga del Puño de Hierro, ni tampoco una continuación que encandile a aquellos que nos subimos al carro con El Inmortal Puño de Hierro. Quizás al que escribe estas líneas le encantara demasiado esa etapa, que la haya idealizado de más y que por eso este nuevo volumen me parezca más flojo. En septiembre saldrá el segundo y último tomo, en ese momento dictaremos sentencia final.
Gracias por la reseña, agradezco éstas en las que si la historia no aporta nada interesante se diga. Estaba expectante con las opiniones de este primer tomo para decidirme y comprarlo o dejarlo pasar y creo que lo dejaré pasar. Yo fui otro de los maravillados por la etapa anterior de Brubaker, Fraction y Ajá y aunque sé la calidad era muy alta al menos espero cierta chispa para estas series que se saben cortas antes de empezar a editarse.
Esperemos que a medida que se acerque su serie de TV, vuelva con un equipo creativo que sepa exprimirlo en los cómics.
Aún nos queda un tomo, habrá que ver qué tal concluye la historia. Probablemente le den una nueva vida gracias a la serie de Netflix, aún quedan series que presentar en All-New Marvel, así que ¿por qué no un nuevo volumen de Puño de Hierro?
Me ha sorprendido la poca cantidad de comentarios ante esta serie. La he seguido a ritmo USA y he leído críticas bastante tibias (y pocas) en los foros yankis, haciéndose eco del pobre entusiasmo que Andrés ha mostrado en la reseña.
Lo primero, también soy un seguidor histórico de Puño de Hierro, al que este último año parece haber dado la enhorabuena con el tomaco Claremontiano del personaje y la aparición de esta serie, que esperaba con ansias por las críticas que había leído de antemano sobre el estilo FrankMilleriano de Kaare Andrews. Y coincido también, en que la serie del «Inmortal Puño de Hierro» es lo mejor que se había hecho con el personaje, profundizando y ampliando el scope y entorno del mismo.
Entrando en contenido de «Arma Viviente», comentar que la serie gana si se lee de un tirón. La separación en dos tomos por parte de Panini tiene un sentido editorial pero obviamente no es el mejor criterio para el seguimiento de la narrativa. Permitidme que haga una lectura que considere también el segundo tomo, y espero con ansias la reseña que permita tener una visión más amplia, cuando éste aparezca.
Por un lado, coincido con Andrés en que el guión es relativamente simplón. Algún recursos (como la sobreutilización de la palabra «DEATH» como contenedor-viñeta de algunos pasajes, que se repite cuatro o cinco veces durante la serie) son un tanto, digamos, infantiles o facilones. Curiosamente, alguno de los episodios adolece justamente de lo contrario, de una narrativa excesivamente farragosa dentro de una historia de lo más simple.
Pero lo que reivindico con vehemencia es la apabullancia visual que desprende la serie. Las portadas (no todas, cierto, pero… comprobad la #1 y la #4 de este tomo… y las #7, #8 y #9 del tomo siguiente) son hermosas, de un diseño minimalista y una fuerza expresiva fuera de duda. Los interiores son un despliegue narrativo descomunal. Se nota que a Andrews le dieron permiso (o se lo tomó) para experimentar y hacer lo que le diera en gana (recordemos que es el responsable de guión, dibujo, entintado ¡y color!).
En estos últimos días me releí Dark Knight Returns, y debo decir que en «Arma Viviente» sí se nota influencia del buen Miller, atrevido gráficamente y experimentador voraz. Siguiendo con Miller, «Arma Viviente» úna los avances en narrativa que supuso Daredevil y el expresionismo posterior de Sin City. A todo esto Andrews le suma una gran capacidad para el uso conceptual de los recursos que tiene a mano (incluyendo esa «marca de agua» a la que hace referencia la reseña, pero también por ejemplo en el uso del color y de los paneles) y del diseño gráfico (ahí se fija en otro maestro, Steranko). El resultado es una propuesta muy interesante.
Ojo, no es una obra maestra de la narrativa gráfica como lo pueden ser los trabajos en los últimos años de Mazzucchelli (ese Asterios Polyp es canela fina). Pero tener este nivel gráfico en una serie mensual de Marvel se agradece y mucho.
La redefinición de la estética misma de Puño de Hierro (en este tomo aparece de mil formas, pero ya veréis el rediseño del traje de combate en el segundo… heredero directo del KillBill BruceLeesco), el esfuerzo por expresar con fondos, forma y contorno de las viñetas todo lo que quiere contar (la posición de las mismas, el uso de contornos con sentido…) y el expresivo uso del color (o a veces ausencia de) es muy notable en la producción gráfica del momento.
El amigo Andrews, junto con Tradd Moore de Ghost Rider (con un guión este último, muchísimo más simple que el de «Arma Viviente»), me parecen de los dos atrevimientos gráficos más estimulantes en este año.
Pero hay mucho más: Las soluciones que toma para mostrar los movimientos marciales, los sonidos, las emociones, los juegos de luces, las perspectivas, las pesadillas… van muchísimo más allá de lo que estamos acostumbrados a ver. Y eso se agradece, pues incluso genios como Allred suelen repetirse en fórmulas narrativas y dejan la experimentación para gente com Andrews, que no tenía hasta ahora una serie de la que pudiera apropiarse de una manera tan clara.
Lo que se ve en este tomo (en el #1 -con Danny «danzando marcialmente» mientras su acompañante yace en la cama-, el #2 -con los helicópteros amenazando K’un L’un- o el #4 -lanzando a su acompañante de la cama hacia el techo, o esa splash page con el sensual mordisco-), va a tener continuidad en el segundo, con grados de experimentación todavía más interesantes (hay detalles increíbles en los números #8 -la escalera del infierno con los lobos-, #10 -el golpe de puño de hierro al «Único»- y #11 -el ataque a Zhu-Rong-).
En definitiva, a mí me parece una más que digna sucesión al «Inmortal…», si bien no tanto en argumento (aunque, voy a tratar de decirlo sin spoilear, durante los 12 números se profundiza bastante en un par de aspectos psicológicos del pasado de Danny Rand, y en el tomo 2 se verá una interesante aplicación del «puño de hierro» muy deudora de lo que Brubaker y Fraction idearon) sí en cuanto a lo gráfico y al atrevimiento que esta serie destila en el panorama actual del All-New All-Now All-repeat que la fórmula Marvel está empeñada en darnos.
Tengo mucha curiosidad por saber qué opinan los demás.
La verdad es que hubiera venido mucho mejor que hubieran hecho como con Vengadores IA, publicando toda la etapa de golpe en un solo volumen. Por otra parte, cuando se publique el segundo tomo me gustaría darle el enfoque final de la colección, y sinceramente espero retractarme y darle un poquito más de puntuación, por otra parte derivada de mi impresión personal.
Por otra parte, por favor, no me llames Andrés, que me recuerda a cuando estaba en el instituto y un profesor nos llamaba por el apellido. Llámame Miguel, que hay confianza 😉
Eso por no hablar de que continúa un poco lo dejado por aquella, pero en general bastante de acuerdo Paraménides. Igualmente considero que es una buena serie. A Andrews como guionista le falta terminar de cocerse, pero todo al halo Frank Milleriano con el que envuelve al personaje es tan único que si te engancha cualquier defecto que tenga se minimiza. Quizás no sea un must have que tener si o sí como fue la de Fraction, Brubaker y Aja, pero si que bastante recomendable para quien le mole el personaje, el wuxia y las artes marciales en general, o que simplemente disfrute de apartados gráficos tan atrevidos y con tanto poderío como el de Kaare Andrews
Como seguidor del personaje, sí que lo tengo en mi estantería. Cuando finalice la colección con el segundo tomo quizás se pueda confirmar la buena nota de este volumen de Puño de Hierro. Sobre el arte o la narración, siempre va por gustos. Para mí, el estilo de Andrews es quizás demasiado farragoso en guión y dibujo, pero va por gustos, sin dudas.
Disculpa Miguel, entre tu apellido y el del autor creo que me hice la picha un lío! Espero que te guste más el segundo volumen… aunque creo que lo que más disgusta de Andrews no mejora en esta segunda parte (a ver si deja de lado esa farragosidad en sus próximo trabajos).
De acuerdo con Daniel… pese a que defectos, haberlos, haylos, las virtudes de la serie, para mí, los minimizan.