Aquellos locos años setenta. No pocas veces lo hemos comentado por estos lares y lo seguiremos haciendo ya que fue una época especialmente feliz para la libertad creativa en la editorial Marvel. Unos momentos de relajada moral que permitió que una serie de creadores dieran rienda a sus pensamientos más personales, sorteando controles editoriales de todo tipo. La Casa de las Ideas había pasado de ser una compañía secundaria a codearse con la todopoderosa DC en abierta pugna por el control del mercado americano. Esto provocó que surgieran todo tipo de ideas y propuestas en el cada vez más extenso catálogo marvelita, entre los que podemos contar sonoros éxitos como jugadas más bien fallidas. Dentro de esta última categoría podríamos enclavar a nuestros protagonistas, Los Campeones, no por la calidad de las historias que vivieron, que a renglón seguido vamos a descubrir, sino por la poca pervivencia del concepto. Si exceptuamos la serie original, hubo un intento de llamar a otro grupo Marvel con este mismo nombre tras las sucesos de Civil War, nada menos que en 2007, cuando la editorial se dio cuenta que ya no poseía los derechos del nombre. A Matt Fraction le tocó renombrar ese grupo como The Order, equipo situado en Los Ángeles como parte de la Iniciativa. Este detalle nos da a entender el poco interés de los ejecutivos en un concepto como Los Campeones, por lo que podemos disfrutar del grueso de sus aventuras en este único tomo de la línea Marvel Limited Edition a cargo de Panini y SD.
Continuamos con una explicación de la génesis de la formación para todos aquellos que desconozcan a este extraño equipo. A la altura de 1975, la Casa de las Ideas ya contaba con una larga tradición de grupos: 4 Fantásticos, Vengadores, X Men (prestos a resurgir en esos días), Inhumanos, Invasores o Defensores son el grueso de ellos. Siguiendo la estela de este último, conocido por el aficionado como un no-grupo, ya que se reunían solo cuando era necesario, Tony Isabella, guionista criado en los primeros movimientos asociados al fandom en los sesenta, obtuvo las riendas de un nuevo equipo Marvel cuya intrahistoria es interesante desentrañar. Lo primero que hay que decir es que al bueno de Tony solo tenía la intención de narrar las aventuras de los dos hombres X primigenios que parecían abandonados a su suerte, el Hombre de Hielo y el Ángel. Cíclope y la Chica Maravillosa habían encontrado acomodo en el nuevo relanzamiento mutante mientras que la Bestia se había unido como miembro de pleno derecho a los Vengadores. Bobby y Warren quedaron en el limbo de los personajes e Isabella tenía ideas para esta simpática pareja. Entre ellas, nos cuenta Julián Clemente en el prólogo, una especie de mezcla entre road movie y una serie de colegas al estilo de la “Extraña pareja”, película legendaria protagonizada por Jack Lemmon y Walter Matthau. La cuestión es que a las altas instancias de Marvel no le pareció que una colección basada en un dúo como este tuviera aceptación en el lector. La solución vino por instarle al guionista a que reformulase su idea y para ello le dejaron las siguientes instrucciones: tenía que ser un grupo, es decir, formado por al menos cinco personajes (parece que olvidaban que el primer equipo Marvel eran los 4F); el equipo debía contar con una mujer y alguien con grandes poderes físicos; por último, uno de los integrantes, por imperativo categórico, tenía que contar con serie propia en curso.
Estaba claro que, para Isabella, Warren Worthington y Bobby Drake eran dos fijos pues ya se las apañaría para dar rienda suelta a sus inquietudes cuando lograra la aprobación de la serie. Para completar el resto de la alineación tenemos al Motorista Fantasma, el personaje con colección propia, guionizada además por el bueno de Tony, elección cantada, y los Vengadores retirados Hércules y la Viuda Negra, que cumplían con el rol de forzudo y elemento femenino demandado por los editores. Solo faltaba asignar dibujante al proyecto y para ello se tiró de oficio con un veterano curtido como Don Heck, con el que se turnaría George Tuska, ante las indisponibilidades del primero.
El Ghost Rider con forma de motero fue la encarnación demoniaca del Espíritu de la Venganza de los años setenta, pues como es bien sabido, no ha existido un único Motorista sino que hay una verdadera estirpe de ellos. Éste, en concreto, fue moldeado por Gary Friedrich, con ayuda de Roy Thomas, y Mike Plogg. Cuando su primer guionista abandonó en 1974, al poco de comenzar sus aventuras, fue sustituido por Tony Isabella, por lo que el autor se podía dar el lujo de jugar con él en la recién creada cabecera de los Campeones.
Hércules, el Príncipe Poder, es un héroe con trasfondo mitológico real, basado en el Heracles griego. Su historia en la editorial comienza con el típico tropiezo entre deidades en la cabecera de Thor. Tras foguearse en la serie del Dios del Trueno acabó recalando en los Vengadores de Roy Thomas. Después de un cruento enfrentamiento con Tifón, decide permanecer en el Olimpo junto a su padre Zeus, aunque presuponemos que, por su gusto por los mortales, hace visitas periódicas a nuestra humilde morada.
La Viuda Negra, la espía rusa formada en el entorno del KGB, había comenzado su carrera como enemiga de Iron Man. Después de una temporada de villana, donde inició su asociación con Ojo de Halcón, recorrió el típico camino de la redención Marvel y fue incluida en los Vengadores de forma activa. Natasha Romanova, nombre de pila de nuestra protagonista, se cansó de los vaivenes de la vida superheroica y decidió emprender su camino en soledad, aunque no por mucho tiempo ya que pronto encontraría acomodo al lado de Daredevil. De aquí recoge Isabella a la Viuda, todavía con la ruptura con Matt Murdock bastante cercana.
Ya tenemos a todos los personajes preparados para debutar a manos del equipo creativo. Ahora había que crear el entorno necesario para que la unión del grupo fuese lo más orgánica posible, debido a las evidentes diferencias entre ellos. Para empezar, se elige descongestionar la zona de Nueva York, sobre poblada de supers. Los Ángeles, ciudad populosa como ninguna, carecía de grupos superheroicos por lo que los Campeones instalarán su base allí. En ese entorno localizamos a Warren y Bobby, principales intereses del guionista, elucubrando acerca de su futuro, ya que a pesar de contar con una beca para estudiar en la Universidad de California, ambos echan de menos a la Patrulla X y se sienten como peces fuera del agua. Repentinamente, hacen acto de aparición un grupo de Arpías, seres mitológicos poco amistosos, que provocan que los dos muchachos saquen a la luz sus poderes para intentar detener este ataque.
En el mismo escenario, pero desconocedora de la situación, se halla Natasha, acompañada de su fiel Iván Petrovich, suplicante de un puesto de profesora en la universidad. Cuál es la sorpresa de los rusos cuando ven aparecer una cohorte de amazonas venidas a localizar y llevarse consigo a Venus, la diosa del amor. Ésta se encontraba viviendo una vida mortal en la ciudad de Los Ángeles como profesora universitaria y la Viuda será de trascendental ayuda para escapar del envite. Siguiendo la cadena de casualidades, localizamos al Motorista Fantasma, que había emprendido un viaje por las carreteras de la América profunda, llegando, curiosa y aleatoriamente, a la Universidad de Los Ángeles cuando es retenido por Cerbero, el guardián del Inframundo. Todavía nos falta un elemento capital, Hércules, que colabora con Richard Fenster, académico de la U.C.L.A. en temas mitológicos. Al León del Olimpo también le sobrevolarán los problemas al atacarle un grupo de mutados venidos del futuro. Con tanta bronca en tan reducido lugar es lógico que todos los elementos en danza terminen por interactuar, formándose una asociación, de momento interesada, entre ellos al saber del rostro de sus verdaderos enemigos.
El guionista plantea una historia de corte mitológico, con Hércules como foco de atención. Todavía no son un grupo consolidado, y eso se nota en las decisiones tomadas. Aún así, la Viuda Negra se erige como líder eventual ante la magnitud de tener que asaltar nada menos que el Olimpo. Isabella, tras cerrar el arco en la morada de Zeus, es sustituido por Chris Claremont en un episodio de relleno en cuyo final deciden constituirse como equipo; siguiendo las palabras de Warrren, existe el mal en el mundo y ellos representan el bien, el ayudar a la gente de a píe, a los inocentes. Ese discurso termina por convencer a todos los héroes allí convocados de que quizás “el mundo todavía necesita a los Campeones”.
Isabella retorna para dejar la definitiva instauración de grupo al ser conscientes de que Warren Worthington es un acaudalado millonario, lo que les va a facilitar tener una base y una infraestructura (con su Campeón-car y la Campeón-señal incluidos). Esta será la última historia que el creador del concepto dejaría en la cabecera ya que saldría destino DC Comics a mediados de 1976. Para ello pondría en liza un arco de tipo social, donde un empresario venido a menos se convierte en azote de la injusticia, aunque con el punto de mira equivocado, ya que se transformará en el villano Rampante, personaje que sirve de unión con el inicio de una trama que involucra los orígenes de la Viuda Negra y su acompañante Iván.
La historia con tintes de espionaje de la Guerra Fría sería encarada y finalizada por el relevo de Tony Isabella, Bill Mantlo. A pesar de la posible importancia de su creador, se puede decir que los Campeones son hijos de Mantlo. Fue este guionista su principal impulsor, el que mayor empeño puso en que la colección siguiese adelante, llevándolos a otras colecciones que él guionizaba como Iron Man, Super Villian Team-Up o Peter Parker The Spectacular Spider-man, incluso tras el fin de la cabecera para cerrar hilos pendientes. El cambio en los guiones también conlleva un importante relevo en la parte artística pues, tras una colaboración de Bob Hall, entra en escena un joven John Byrne, desplegando sus innegables capacidades gráficas, aunque todavía lejos de la excelencia de la que haría gala en X Men. Bajo el mando de Mantlo, con el acompañamiento de Hall y Byrne, veremos el ataque de los Super Soldados rusos, que terminará con la unión de Estrella Oscura al grupo; colaboraciones con Bill Foster, el Goliath Negro, y Ojo de Halcón; visitas procedentes de allende de las estrellas del Primigenio llamado Extraño; criaturas terroríficas como el Enjambre; o un interesado enfrentamiento con los terribles Centinelas.
Como ya hemos dicho, diecisiete números después y algunas colaboraciones, de las que tenemos cumplida cuenta en el tomo, los Campeones desaparecen del radar del aficionado. ¿Tan nefastas son estas historias? Lo cierto es que se trata de unas aventuras narradas con oficio para salir del paso, diversión simple con unos personajes que se quedan con poco espacio para brillar. Las intenciones de Isabella desaparecen desde el minuto uno, al abandonar las ideas primigenias sobre Bobby y Warren, y las tramas, si bien se indaga en aspectos personales tanto de Hércules como de la Viuda, se centran en las batallas de rigor más que en forjar los lazos entre los integrantes. La sensación de postizo es difícil de quitar pues nunca hubo una clara visión de que estábamos ante un grupo para perdurar, con la figura de Johnny Blaze como elemento más endeble, totalmente fuera de lugar. El Hombre de Hielo queda reducido, en su versión más personal, al pertinente suplicante por un amor nunca correspondido, ya sea por parte de Natasha como de Estrella Oscura cuando se une al grupo. Aún así, el tomo funciona con un ritmo aceptable y nunca llega a cansar al lector, pero muy alejado de cambios trascendentes en los personajes o historias memorables para enmarcar. No ayudaba la poca atención depositada por la editorial en la cabecera, con una errática cadencia como muestra más patente (del primer al segundo número pasaron tres meses, para luego salir cada mes, para luego hacerla bimestral…..). A la altura de 1978 se notaba que los Campeones no funcionaban y Jim Shooter, a la sazón Editor Jefe, se dirigía a los lectores emplazándoles a que, quizás, no fuera fin de camino para el equipo. Ahora sabemos que se cumplieron los peores augurios.
Si en el guión el volumen estás repartido en un par de guionistas, con el fill in de Chris Claremont, en el dibujo tenemos una amalgama de dibujantes que hacen difícil valorarlo de forma unitaria. Todos profesionales de primer nivel como George Tuska, Don Heck, Bob Hall o Sal Buscema, destaca entre todos la figura de un primerizo John Byrne, con su inigualable estilo gráfico, que eleva en mucho la calidad global de la obra, y que ya entonces se dio el gustazo de aportar ideas a las tramas, apareciendo acreditado como co-guionista en The Champions#14, el famoso número donde debuta el terrorífico Enjambre.
Un último apunte con respecto a la edición. Ya hablamos de ella cuando debutó los Eternos en la línea y dejamos claro que era muy buena edición (que no perfecta) para un público coleccionista. En este volumen hay que decir que ciertos detalles saltan a la vista para el lector menos versado, no ya para aquellos con algo más de bagaje. Como parte de los complementos, digamos apariciones del grupo de los Campeones en otras series, tenemos un episodio de los Vengadores, obra de Jim Shooter y George Tuska, que ya había sido publicado por Panini en 2011 en el Marvel Gold “Los Vengadores. Grandes Amenazas”. En este MLE encontramos reproducido tal cual el mismo cómic, sin solucionar el evidente problema del color, bastante deficiente, que choca frontalmente con el resto de los números incluidos en el volumen. Y no solo eso. Al inicio de ese capítulo nos emplaza a que si queremos saber algo más de los Campeones nos vayamos a Selecciones Marvel nº9. Olé, si señor!! Sería recomendable cuidar estos pequeños detalles pues ya que se presupone que esta son versiones definitivas de obras difícilmente publicables, y nada baratas además, por lo que un poco más de mimo en la edición se agradecería.
En definitiva, los MLE hasta ahora, quitando algún caso destacado como la Tumba de Drácula, se han especializado en una serie de colecciones de las que no podemos decir que sean obras maestras del noveno arte, aunque cumplen de sobra su propósito de divertir. Los Campeones, de nuevo, tienen como valor primordial observar la unión de una serie de personajes que, sin ser de primer nivel, si tienen el suficiente calado en el aficionado para llamar la atención.
Próxima parada en MLE, los Inhumanos.
Guión - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 6
6.8
Valoración Global
Los Campeones son un experimento típico de los años setenta que no llegó a cuajar aunque no deja de ser una colección divertida y entretenida
En la pila de lecturas pendientes lo tengo ya este tomo, Arturo. Y deseando estoy de leerlo. A ver si estos 15 días que me quedan de vacas le puedo meter mano.
Buen artículo sobre la (breve) vida, obra y milagros de este grupo pelín raruno y, como siempre, lleno de nostalgia para los que ya tenemos una edad y lo disfrutamos en lo poco que Vértice y después Forum nos trajo por aquí. Y, claro, excelente repaso al contenido del tocho en cuestión y sus fallos que, tienes toda la razón, no debiera tenerlos si atendemos a la máxima de que Limited Edition es igual a edición para coleccionistas y, como bien dices, a un encarecimiento importante del precio 🙁
En fin…
Ya no se hacen cómics así en la Marvel actual. Y en la Distinguida Competencia, tampoco. Aunque sean «flojillos» como este, da igual. Ya no se hacen estos tbos.
Arturo, aunque no comente mucho ahora mismo,
que sepas que te leo/te leemos siempre 😉
Rockeros Saludos.
Muchísismas gracias amigo Baldrocker por sus palabras, que cuando no están se echan mucho en falta. Siempre es un gusto compartir gustos comiqueros con usted.
Respecto a los Campeones le puedo decir que cuando se ponga al lío y lo desenpolve de la pila se lo va a pasar pipa. ¿Obra maestra del género? Indiscutiblemente, no. Pero para los que conocemos la forma de narrar a la antigua y algo de los personajes protagonistas es una experiencia lectora del todo estimulante. Cuando entra en ección Bill Mantlo la cosa mejora y bastante, sobre todo con los dibujos de Byrne. Pena que la editorial no tuviera la misma fe en el producto que el bueno de Bill.
Señor rockero no sabe lo importante que es para un servidor saber que tiene interés en leer mis artículos y estar en contacto con alguien de la «vieja» guardia. Siempre que quiera, sus comentarios son más que bien recibidos. Sabe donde encontrarme 😉
articulazo como siempre arturo.
como el roquero, también tengo el tocho en la pila y también estoy deseando sacar tiempo para releer estas historias de la marvel de mi infancia (y, por tanto, de la que para mi es la verdadera marvel).
me sumo a lo comentado por el calvoroto y, aunque no creo que haga falta, aprovecho la ocasión para añadir que nuestra casa es también la suya, sr porras. sabe donde encontrarnos (creo).
Muchas gracias Sr. Drummer. Gratitud por sus impresiones y creo que como al sr. rockero estos Campeones van a ser de su gusto, más como dice si son lecturas que forjaron su infancia (ese Enjambre…).
En cuanto a donde encontrar a la «panda» …pues no, no sabría hacerlo. Soy un tipo bastante obsoleto y poco ducho en internet por lo que podría pasarme años enteros dando vueltas por ahí y seguir sin ideas donde están. Anyway, también soy un poco soñador y tengo el firme convencimiento de que las aguas volverán a su cauce, tarde más o menos tiempo. Así lo creo, de verdad.
Un abrazo y gracias por el detalle
Otro gran artículo, señor Porras. A mi con este grupo me pasaba que le confundía con los defensores.
Gracias Sr. Dynamo, lo cierto es que como equipo tuvieron una vida ciertamente efímera. No es de extrañar que los vieramos como invitados en alguna colección y dijeramos entonces ¿quienes son estos? Luego Bobby y Warren se fueron a los Defensores, de ahí a lo mejor la confusión…
Un saludo y gracias por estar ahí
Esta serie siempre tuvo su encanto tanto por tener cierto fondo bastante molón, como por la simpatía que han despertado siempre los losers (más en una época en la que tampoco había demasiadas series grupales como pare llenar ese hueco). Pero la verdad es que decir que fue un caos sin pies ni cabeza es quedarse corto, dando muchas veces la impresión de ser una serie hecha de retales más que una verdadera serie. Aun así, su propia rareza termina jugando a su favor y como expone el compañero Arturo es este factor tanto su condición nostálgica para los fans de la Marvel de los setenta lo que la hace una obra especial, más si cabe teniendo en cuenta algunas de sus contribuciones a la mitología del UM que se han continuado explorando a posteriori
Lo malo es que para los que no la leimos en su momento (yo comencé a leer supers con La Patrulla-X #3 de Forum), hasta que llega Byrne es un sinsentido. Los tres primeros números son de verguenza ajena, el cuarto aburrido, y los de Rampage y los rusos se dejan leer y poco más. Y si aun guión regulero le añadimos un dibujo mediocre, pues ya tenemos Los Campeones. Sin contar que Blaze y Bobby son insoportables: uno buscando novia todo el rato y el otro lamentándose porque lo marginan. En fin, que con el tomo que sacó Forum de la etapa Byrne ya tienes todo lo necesario de,los Campeones