La Legión de la Noche

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Edición original: Marvel Comics – octubre 1991
Edición España: Comics Forum – octubre – noviembre 1994
Guión: Steve Gerber
Dibujo: Whilce Portacio
Entintado: Scott Williams
Color: Paul Mounts
Portada: Whilce Portacio
Precio: 550 pesetas (serie limitada de dos números en formato prestigio de cuarenta y ocho páginas cada uno)

 

¿Qué tienen en común un abogado, una científica internada en un psiquiátrico, una estudiante de danza, un antropólogo, un periodista de la prensa amarilla y una niña de seis años? Puede parecer el inicio de un elaborado chiste, pero no lo es. Se trata de la premisa para una historia que combina el suspense, el terror y la magia. El artífice de la misma, uno de los guionistas más singulares de la historia de la industria estadounidense: Steve Gerber.

La miniserie comienza con una primera parte en la que el escritor utiliza un recurso que evoca un clásico del cine como El crepúsculo de los dioses. La víctima de un presunto suicidio cuenta a la audiencia lectora las causas que han llevado a su muerte. Charles Blackwater era un letrado que se había embarcado en la defensa de una secta, contra las acusaciones vertidas por un colectivo compuesto por familiares de los integrantes de aquélla. El abogado investiga las interioridades de un entramado que tiene todas las trazas de ser un negocio para aprovecharse de personas que han pasado por situaciones desesperadas (quiebras económicas, crisis de identidad, hastío vital…) Sólo cuando consigue un veredicto favorable empieza a interesarse más profundamente por el sustrato que alimenta el culto cuya cúpula le ha contratado. Lo que descubre le llena de profunda desazón, pues alcanza la convicción de que algo sobrenatural y perverso sostiene el negocio. Sus averiguaciones llaman la atención de sus antiguos representados y deciden eliminarle. Una caída desde un rascacielos convierte a Blackwater en un cuerpo destrozado… pero no inerte. El relato que conforma la trama del primer número de la colección ha sido contado por su infortunado protagonista.

De forma paralela al argumento judicial, se desarrollan otros en los que el denominador común es la presencia intermitente de señales de peligro. Katharine Reynolds, una antigua científica, permanece drogada e internada en una institución de salud mental, mientras aterroriza al personal médico que la atiende revelando aspectos ocultos de su existencia. Jennifer Kale, una antigua hechicera que ha cambiado la magia por el estudio del arte y la danza, recibe un fogonazo que indica que algo terrible se aproxima. Chan Liuchow, un antropólogo taiwanés, se reencuentra con su pasado, cuando era joven, inconsciente y creía que el fin justificaba todo medio. Martin Gold, un periodista greñudo, intenta aproximarse a los misterios de la misma secta que ha defendido Blackwater, pero desde la desacreditada prensa que persigue reencarnaciones de Elvis y apariciones paranormales. Todos ellos acabarán encontrándose a través del redivivo abogado y de una inquietante niña oriental, cuya capacidad para percibir el mundo invisible la convierte en consejera y profetisa de un atribulado grupo cuyos integrantes se ven individualmente superados.

El segundo tomo de la colección enfrenta a los personajes a la amenaza desencadenada. El dragón Fin Fang Foom (herencia de la época monstruosa de Marvel) surge nuevamente para “soñar” el mundo y controlarlo a través del sueño o, más exactamente, sojuzgarlo para quien tira de sus hilos. Blackwater (convertido en un sobrenatural y monstruoso ente denominado Profecía) se convertirá en la pieza principal que lidere el asalto a una realidad onírica y terrorífica y conjure (nunca mejor dicho) una amenaza que simplemente prologa el principio de algo mayor.

La Legión de la Noche constituye un ejemplo de nostalgia, tanto desde la perspectiva de su elaboración como desde la de su lectura. En el primer apartado se puede comprobar el talento y la maestría del desaparecido Gerber, que cogió una maniquea historia de monstruos de Stan Lee y Jack Kirby (donde aparecieron Liuchow y Fin Fang Foom), recuperó a los secundarios que había ido plantando en las colecciones de magia y terror de Marvel y contó una historia que engancha desde sus primeras páginas. En el segundo apartado, no puedo dejar de preguntarme qué hubiera pasado si la Legión de la Noche hubiera conseguido una continuidad en la que don Steve hubiera tenido la libertad de necesaria para desplegar su talento sin cortapisas. Siempre se ha dicho (hasta convertir la afirmación en un tópico) que no hay malos personajes sino autores sin habilidad, pero en el caso de Gerber esta máxima se cumple en toda su extensión. El primer tomo de la miniserie constituye una magistral combinación de géneros en los que se dan la mano la novela negra y el terror lovecraftiano. No hubo más, y los personajes aparecieron posteriormente aquí y allá, en franquicias como los Hijos de la Medianoche.

En el apartado de dibujo hay que destacar la presencia de un ilustrador que en esos días estaba consolidando su condición de estrella: Whilce Portacio. Después de haber desembarcado en la industria como entintador (función que desempeñaría, por ejemplo, en Alpha Flight, sobre los lápices de Dave Ross) el cambio de década le sorprendería desarrollando un estilo propio e inimitable que hacía del defecto virtud. La ilustración de don Whilce es “feísta” con personajes de anatomía desencajada y mirada bizca. Aquí, ese tipo de expresiones redunda positivamente en la sensación opresiva y asfixiante que se precisa en este tipo de relatos, aunque paradójicamente, la parte del mundo onírico no está quizá a la altura de la oscura y recargada representación del mundo de la vigilia. Aún y así, hay fallos clamorosos como el hecho de que una niña de seis años sea representada como si estuviera al final de su adolescencia.

Veinticinco años después de su publicación, La Legión de la Noche sigue conservando todo su interés. Más allá de las inevitables cuestiones estéticas (ropas, tecnología, etcétera) la historia sigue resistiendo sucesivas lecturas de las que extraer nuevos e insospechados detalles. Para el recuerdo queda la preocupada y cariacontecida expresión del líder de la secta que contrata a Blackwater, que sin haber creído nunca en las profecías que contaba, descubre para su sorpresa que todo lo que vendía tenía un poso de verdad.

Ilustración de Whilce Portacio
Profecía, el viscoso secreto de Blackwater

  Edición original: Marvel Comics – octubre 1991 Edición España: Comics Forum – octubre – noviembre 1994 Guión: Steve Gerber Dibujo: Whilce Portacio Entintado: Scott Williams Color: Paul Mounts Portada: Whilce Portacio Precio: 550 pesetas (serie limitada de dos números en formato prestigio de cuarenta y ocho páginas cada uno)…
Guión - 9
Dibujo - 7.1
Interés - 8

8

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Lector
29 septiembre, 2015 14:26

Desde luego un equipo Gerber +Portaccio es como poco llamativo.

Alejandro Ugartondo
Autor
29 septiembre, 2015 14:56

Muchas gracias por esta reseña, señor Capote. La estaba esperando desde que inició el repaso de la colección prestigio de fórum.

Reconozco que llegué a esta obra atraído por el dibujo de Portaccio pero fue el guión de Gerber el que me impactó en su momento con la historia contada desde el punto de vista del suicida. Se nota que la obra estaba pensada para tener continuidad y es una pena que no siguiera porque el tema prometía en manos de Gerber.

Kyan
Kyan
Lector
29 septiembre, 2015 17:28

Quiero compartir con ustedes mi comic, lo pueden ver en mi blog
http://alberick-bertel.blogspot.mx/2015/09/alberick-bertel.html
si les gusta no olviden compartirlo en sus redes sociales y comentar su opinión.

hammanu
hammanu
Lector
30 septiembre, 2015 0:35

Muy buena historia de Gerber. Un guionista el cual queda mucho de su mejor obra sin publicar en la lengua de Cervantes. Su Howard el Pato fue un precursor eso si con mucho mas estilo e inteligencia critica a comics como Lobo o Masacre que cursan ese aire gamberro y burlon.
El tono vertigesco o de la línea epic estaba patente y el relato oscuro que narra es muy axfisiante

BLUNTMAN
BLUNTMAN
Lector
1 octubre, 2015 19:44

Puuuees los chicos de ADLO hicieron hace tiempo también una reseña de este cómic y no podría estar más de acuerdo con ellos:

http://blog.adlo.es/2011/10/xxx2/