A-Force Vol II #1, de G. Willow Wilson y Jorge Molina

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A-Force

Edición original: A-Force vol II, # 1
Guión: G. Willow Wilson.
Dibujo: Jorge Molina.
Color: Laura Martin.
Formato: Digital Comixology 20 páginas
Precio: 3,99€/u.

 

«El nacimiento es violencia. Dolor, felicidad… A veces ambas se mezclan. A veces es imposible separlas. A veces, ni siquiera quieres hacerlo»

¿Alguna vez has tenido la vejiga urinaria tan llena que todo se convertía en un obstáculo que resolver a la carrera hasta llegar apresuradamente hasta el lugar donde evacuar? Responsable de uno de los últimos grandes éxitos de la casa de las ideas, la autora de Ms Marvel G. Willow Wilson fue elegida para usar Secret Wars como enésimo intento de la editorial de crear un grupo enteramente formado por superheroínas. Con nombres como Chris Claremont, Roberto Aguirre Sacasa, Kathryn Immonen, Cullen Bunn o Brian Wood como algunos de los que han participado en esta eterna cruzada para sacar adelante el ansiado equivalente a las Aves de Presa versión Marvel, lo que a priori se parecía una empresa sencilla que sirviese para celebrar el momento de esplendor que viven actualmente las superheroínas Marvel ha terminado por erigirse como una eterna maldición en la que ninguno parecía dar con la tecla. Da igual las buenas intenciones, ideas o el enfoque con el que venían a abordar cada uno de ellos el proyecto. El abismo sin escape entre centrarse enteramente en su condición como grupo formado integramente por mujeres y el no centrarse nada era tan amplio, que todos terminaron precipitándose por él.

Willow Wilson tenía entre manos una misión fráncamente difícil, y sin embargo fue capaz de salir airosa con la ayuda de Margueritte Bennett en la primera mini-serie de estas A-Force (Fuerza V en España), ambientada durante la Secret Wars. Presentando una sociedad utópica liderada principalmente por mujeres, su peculiar aproximación al mito de decero de la Isla Paraíso sin necesidad de convertirla en un infierno androfóbico -en Arcadia no solo había hombres, sino que convivían en completa paz con sus mujeres e incluso los había que ostentaban cargos de importancia, simplemente estaban en situación de minoría respecto a sus compañeras de otro género- terminó siendo una muy agradable sorpresa del evento. Un cómic que sin más aspiraciones que ofrecer una historia de superhéroes con corte clásico, destacando por lo irresistiblemente escrito, narrado y dibujado que estaba.

El despertar de la durmiente
El despertar de la durmiente

Todo, por cortesía de una G. Willow Wilson que supo como dar consistencia al nacimiento del grupo a través de la persona de Singularidad, y el espectacular arte del dibujante mexicano Jorge Molina. Sin la más mínima pista del origen de aquella chica caída de las estrellas más allá de sus similitudes con Eternidad, la Capitana Universo u otras entidades cósmicas, el personaje creado por Wilson y Molina se convertiría en el detonante que daría pie al alzamiento en armas de las superheroínas de Arcadia frente al gran mal dentro de su sociedad utópica. Reforzando vínculos entre ellas mientras aquella protagonista nacida sin género construía su persona a través de las personalidades, carácteres e inquietudes heróicas de las Nico Minoru, Hulka, Medusa, Capitana Marvel y Dazzler que le acompañaban.

Dejando una historia perfectamente estructurada, con un inteligente uso de los mitos de Superman, el Fénix o Wonder Woman, la escritora se valía de la tábula rasa estelar que era su protagonista, para ofrecernos un superlativo canto de amor a las superheroínas de la casa desde la mirada hambrienta del recién nacido. Culminada en un glorioso último número, no es que los autores de A-Force hubieran reinventado el género, pero si que dejaron una mini-serie que puede usarse como perfecto ABC de cómo escribir una buena historia de superhéroes como las de toda la vida, sin que huela a viejo ni la narración o el dibujo pierdan su frescura. Culmiando con una puerta abierta que no era sino un continuará prometiendo que la historia de Singularidad y la increíble fuerza de superheroínas que pelearon a su lado proseguiría con la formación del nuevo Universo Marvel, el principal problema de este primer número del segundo volumen de A-Force es precisamente -como ha ocurrido con otras series como el Ojo de Halcón de Lemire y Perez- tener que pasar por el trámite de ser un número #1.

A-Force

Puestos a empezar por lo que sigue funcionando al mismo nivel que la anterior mini-serie, al combo formado por los lápices de Molina y los colores de Laura Martin solo se puede describir apabullante. Desde la portada hasta la perspectiva de cada encuadre pasando por la composición de página, los diseños de sus personajes, la expresividad de estos así como la dinámica claridad narrativa del dibujante, no hay un solo aspecto del apartado gráfico de este cómic que no quepa otra opción que rendirle todos los honores. Siendo el gorgeous anglosajón usado para definir algo que además de ser impresionante luce espectacularmente bien el único adjetivo que se me ocurre para hacerle justicia al dibujo de A-Force, el ilustrador nacido en Mérida está entre los nombres más destacados de esta prometedora nueva generación de artistas de estilo panorámico a la mejor tradición de Olivier Coipel, y en la que también podrían sumarse otros cuantos como Sara Pichelli, Russell Dauterman, Javier Rodriguez, David Marquez o Clay Mann. Por su parte, la veterana colorista de Planetary y Civil War sabe potenciar el trazo de Molina, minimizando cualquier defecto para que cada página del cómic luzca de forma espectacular.

Desgraciadamente, G. Willow Wilson no está tan inspirada como ellos en esta ocasión, y si en la mini-serie que precede al cómic supo usar de forma encomiable a Singularidad para introducirnos fluidamente en el relato, aquí se convierte en motor de un cúmulo de prisas que termina derivando en una reintroducción caótica y atropellada. El abridme paso, que tengo que soltar aguas que describíamos arriba, donde el personaje -así como el hilo de conducción narrativa que carga sobre sus hombros- se dirigen con tanta urgencia a un fin, que al final importa más llegar que cualquier desarrollo adecuado que se pueda ofrecer por el camino.

Molina y sus Chicas Tezuka
Molina y sus Chicas Tezuka

Así por ejemplo, tenemos a una Singularidad que despierta en el universo post-Secret Wars, emprendiendo la búsqueda de sus amigas para darse cuenta de que ninguna de ellas es la misma persona que conoció en el Mundo de Batalla… pero sin ningún tipo de tiempo para procesrsalo de para intentar dilucidar que está ocurriendo, y de paso podamos conectar lo que supone esta nueva situación para ella. Simplemente se limita a correr de una situación a otra sin apenas intermediar unas palabras con el resto de protagonistas que permita poner en orden lo que está ocurriendo, mientras se arma el follón allá por donde pasa, para salir corriendo en busca de otra y luego repetir.

Pero -ey- que no podamos usar a Singularidad como ancla narrativa no significa que no podamos usar al resto de protagonistas como ancla narrativa, ¿verdad? Ellas sí que están familiarizadas con este nuevo universo, y la idea de una misteriosa muchacha que afirma conocerlas de una vida anterior es suficientemente atractiva como para hacer de la historia un relato de fenómenos extraños ligados a apariciones multiversales. Pues aunque bien podría haberlo sido, Willow Wilson decide convertir a Carol Danvers, Hulka y Medusa -el resto ni siquiera aparecen- en figurantes de un cómic en el que solo tienen tiempo de ser asaltadas por una muchacha estelar que va regalándoles abrazos fuertes sin que ellas tengan la menor idea de donde ha salido. Si con Singularidad solo teníamos confusión y caos atropellado, con el resto es como si estuvieramos a nuestras cosas para vernos repentinamente asaltados por la Tomatina de Buñol.

Las cosas claras
Las cosas claras

Si con esto no bastase, la irrupción de un villano que parece estar conectado a Sigularidad -pero del que no sabemos absolutamente nada- propicia todavía más la sensación de Camarote de los Hermanos Marx en una presentación que resulta caótica si uno viene de leer la mini-serie anterior y el número #0 de los Vengadores, no quiero imaginarme para todo el que sea su primer contacto con las A-Force. Y la verdad es que es una pena, ya que lo que se intuye en los excasos momentos de calma de los que disfruta el cómic es fráncamente bueno, brillando por una presentación inicial que apela a ideales cosmogónicos, así como la interacción más sosegada que Singularidad obtiene con Hulka y la científico de Alpha Flight o la coña a costa de la versión hipster del matrimonio Kent.

Pecando de apresurado y dejando demasiado a medio hacer, el debut del segundo volumen de A-Force es un cómic que como séptima entrega de una colección o parte de un tomo recopilatorio seguramente funcione francamente bien, y que suena más a traspiés por un enfoque no demasiado afortunado que como una perdida de calidad respecto a lo visto durante la Secret Wars. Desgraciadamente, en el competitivo mercado actual quizás requiera un mínimo de confianza por parte de un lector que -si es la primera vez que se acerca al título- seguramente se vea más desorientado que otra cosa. Brillando especialmente por su apartado artístico y los momentos en los que a la autora no le pierden las prisas, solo cabe esperar que como en otras series que arrancaron de forma un tanto caótica para después levantar el vuelo -caso de los Omega Men– G. Willow Wilson de mejor muestra de su talento en las futuras entregas de la serie. Especialmente, tras saber que únicamente se encargará de un arco argumental con el que cerrar la introducción de Singularidad en el universo Marvel, dejándola luego en manos de Kelly Thompson (Jem y los Hologramas) y Ben Caldwell (Prez).

El Caldwell que nos viene
El Caldwell que nos viene

A sabiendas de que la creadora de Ms. Marvel es capaz de mucho más y que -hasta este relanzamiento que peca de ansioso- la serie estaba siendo uno de los mejores intentos de crear una alienación de supermujeres en el universo Marvel, solo queda tomar esta entrega como un despiste desafortunado, a espera de que la autora recoloque la cabalgadura y vuelva a coger bien fuerte las riendas. Que menos tras más de una veintena de entregas impecables para la colección de Kamala Khan y la encomiable mini-serie anterior. Al fin y al cabo, quien más y quien menos todos los autores tiene sus subidas y bajadas, y en muchos casos son cosa temporal.

Reseñas All-New All-Different Marvel
  Edición original: A-Force vol II, # 1 Guión: G. Willow Wilson. Dibujo: Jorge Molina. Color: Laura Martin. Formato: Digital Comixology 20 páginas Precio: 3,99€/u.   "El nacimiento es violencia. Dolor, felicidad... A veces ambas se mezclan. A veces es imposible separlas. A veces, ni siquiera quieres hacerlo" ¿Alguna vez…

VALORACIÓN GLOBAL

Guión - 5.9
Dibujo - 9
Interés - 7.5

7.5

Traspiés en el relanzamiento de una serie que sigue destacando por la química entre sus personajes y el apartado gráfico, pero que peca de caótico y atropellado en su presentación. Algo que quizás se hubiera paliado de ser la sexta entrega de una regular, pero que pesa demasiado tratándose del primer número de un nuevo volumen

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Cristian Miguel Sepulveda
24 enero, 2016 23:40

Vaya, pues esperaba mucho de esta serie, pero bueno solo es el primer número habrá que darle tiempo,

giovanni
giovanni
Lector
26 enero, 2016 10:41

A mi me encanta esta serie y su tono un poco desfasado. Pero si me cambian a Jorge Molina por Cadwell apaga y vamonos…