Un círculo vicioso ficcional, un círculo virtuoso artístico
¿Cómo escapar a un ciclo de repetición eterna? ¿Cómo salir de ese círculo en el que cada intento por romperlo te atrapa cada vez más? De una manera artísticamente espectacular y notable y con una historia intrigante, esos son algunos de los interrogantes que plantean Mattson Tomlin y Lee Bermejo en este cómic titulado A Vicious Circle (y que Panini decidió publicar en castellano con el mismo sin traducir).
Sobran las presentaciones para Bermejo, dibujante completo de obras reconocidas como Joker, Lex Luthor, Batman: Noël y tantísimas portadas también muy recordadas. En cuanto al escritor, se trata de un joven guionista que inició su experiencia profesional en el medio audiovisual con Proyecto Power (producida por Netflix en 2020), y sumó créditos interesantes en la participación de The Batman así cómo co-escribirá su secuela junto a Matt Reeves. En 2021 empezó a publicar también guiones de cómic con Batman: El Impostor y más adelante con un spin-off de BRZRKR. Entre todos esos trabajos, desarrolló con Lee Bermejo este proyecto que está viendo la luz de a poco basado en los tiempos del dibujante.
La obra se compone de tres volúmenes en el norteamericano formato Prestige, cuya primera entrega vio la luz en diciembre de 2022. Esta fue nominada a los Premios Eisner del año siguiente en las categorías de Mejor número autoconclusivo y Mejor dibujante multimedia. Ese trabajo reconocido en la preselección de estos galardones es el que se edita ahora en nuestro idioma. La serie continuó con un segundo cómic en julio del año 2023, y concluirá en agosto de este 2024 con el tercero y último. Se espera, entonces, un acompañamiento de parte de Panini para tener la obra completa en castellano con un menor plazo de espera del que se ha tenido en inglés.
Las preguntas que decíamos al comienzo de este texto que se postula la miniserie están planteadas a través de dos personajes antagónicos, directamente vinculados entre sí contra su voluntad. La sinopsis los presenta como dos viajeros temporales que son disparados por saltos cronológicos sin coherencia ni linealidad aparente cada vez que alguno de ellos comete un asesinato. Desde una Norteamérica en épocas de segregación racial, hasta una futurista Japón, de vuelta a Estados Unidos pero en su Guerra Civil, hasta la era Cretácica.
La historia comienza con una narración exageradamente tranquila, aún debiendo convivir con los conflictos que enfrenta el protagonista por ser negro en esa era de racismo extremo, en la que el lector siente la tensión de algo a punto de suceder. El estrecho trabajo de guión y dibujo nos conducen por esa tensa calma hasta el quiebre que nos deposita en el nudo de la historia para llevarnos de salto en salto temporal. En esta instancia se luce el escritor para marcar los tiempos y atrapar en la lectura, pero descolla el dibujante quien para cada época en la que caen los personajes despliega un estilo diferente tanto desde la línea y el trazo como desde el color.
En efecto, Bermejo ha destacado como una búsqueda personal, artística y narrativa esa distancia visual tan marcada: “para cada secuencia intento abordar el color con un claro sentido de la estrategia porque sé que tiene que servir a un propósito de la historia. El color es, para mí, la forma en que puedo servir a la historia”, había explicado en una entrevista.
A pesar de ser un cómic muy introductorio de lo que quieren desarrollar desde el equipo autoral, la sensación al final de la lectura es muy satisfactoria dejando el deseo de más de esto; en gran medida por su dibujante pero también por conocer esta historia en profundidad. Hay intrigas planteadas, se deja entrever que no se trata de una pelea ética y moralmente binaria entre héroe y villano sino que se atisban complejidades en los dos protagonistas, se perfilan motivaciones y sentimientos, y el postulado filosófico inicial de cómo romper este círculo vicioso (si es que acaso es posible).
Luego de esta introducción, tal como explicó Bermejo en la misma entrevista referida, el segundo volumen aborda en mayor profundidad a quien inicia esta historia mientras que el tercero lo hará sobre el antagonista.
La mayor crítica es al precio de la edición española para un cómic de unas 50 páginas, que se compensa levemente por el tamaño especial del libro (de 31,5 x 24 cm.) pero de todos modos es elevado si se lo compara con el precio norteamericano e incluso con el mexicano de la misma empresa.
Lo mejor
• El trabajo artístico de Lee Bermejo, adaptando estilos para cada secuencia de salto temporal.
Lo peor
• La relación costo-beneficio queda un poco desbalanceada.
• No traducir el título al castellano.
56 página 20 euros…en fin