Edición original: Aâma 4. Tu seras merveilleuse, ma fille, 2014, Gallimard.
Edición nacional / España: Aama 4. Tu serás maravillosa, hija mía, Colección Sillón Orejero, diciembre 2014, Astiberri Ediciones.
Guión, dibujo y color: Frederik Peeters.
Formato: 104 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 20 €.
Menuda travesía. Vaya triunfo. En el fondo sabías que confiar en Peeters iba a ser apostar a caballo ganador. Pero es cerrar este volumen y sentirte tú mismo traspasando esa meta. El placer es doble si las respuestas son eficaces. Y después de tres volúmenes repletos de misterios, las respuestas están a la altura, no insultan la inteligencia de nadie y encima sugieren al tiempo que entretienen. Por eso, un triunfo.
Aama es un triunfo en general porque supone un híbrido perfecto entre especulación cyberpunk y espectáculo visual. Porque aúna conceptos duros de hard sci fi con odas a la acción desatada. Sugiere al tiempo que entretiene, como decía. Y eso es raro de encontrar. Y si no fijaos en el cine actual, donde la ciencia ficción se debate entre la pretenciosidad sensiblera del último Nolan frente al vacío narrativo del horror vacui visual de Michael Bay y sus clones. Peeters, listo como él solo, sabe aunar ambas vertientes en un producto redondo que, definitivamente, sabe cómo lidiar sus fuentes para desembocar en un producto particular. Vale, sí, es evidente que Peeters quiere jugar en una liga digamos fina del fantastique. Sus referentes son Cronenberg o Bradbury, pero algo de la algarabía visual del cine coreano podemos otear entre viñetas. Y mientras unas gotas de la solemnidad kubrickiana se huelen en sus conceptos, no cabe duda que el autor quiere divertirse desarrollando sensibilidades también afines a la space opera más desenfadada. Mientras, ese barroquismo visual tan hollywoodiense es capaz de compartir cama con la Nueva Carne del citado Cronenberg. El de director de EXistenZ vuelve a salir a la palestra ya que Peeters se desata en este cuarto volumen de Aama, plasmando una hibridación entre hombre, flora, fauna y máquina que lleva el concepto cyborg a niveles insospechados, llegando a jugar con la suspensión de incredulidad del lector. Pero es que el lector, si se permite danzar al ritmo de la melodía que impone Peeters, llegará a sentir en sus carnes –nunca mejor dicho- el proceso de metamorfosis que sufre el protagonista de la obra y aplaudirá, sí, aplaudirá, la resolución final con la alegría de quien disfruta de una experiencia personal.
En reseñas anteriores he hecho hincapié en lo dotado que Peeters está para narrar lo que le venga en gana, he puesto el ojo en su capacidad para dibujar escenas de acción, así como para arrancar a sus personajes un enorme abanico de emociones a través de unos rostros que los convierten del todo en humanos. Lo que creo que no he comentado aún es la originalidad de sus diseños. Con un pie en el ridículo, pero sin llegar a caer jamás en él, Peeters anticipa la moda del futuro con la tilde puesta sobre la influencia de la tecnología en el diseño de la ropa. Sus modelos parecen sugerir nuevas texturas creadas a partir de materiales aún no descubiertos, mientras la vida gira, como lo hace ahora, en torno a los cambios que la tecnología provoca en nuestros modos de vida. Si en la actualidad internet y la telefonía móvil han dado pie a una vida virtual de interconexión constante, Peeters va un paso más allá, anticipando esa misma conexión desde una perspectiva mental de implantes directos. De ese modo, al perder lo tangible de la realidad, Aama sugiere una velada llamada a la vuelta de lo orgánico frente a lo virtual. Un mensaje quizá algo hippie, desde luego, pero que clama por una vuelta a los orígenes a una civilización deshumanizada por culpa de la tecnología. Algo poco original, pero que vestido bajo las epatantes formas del creador de Lupus, aparece fresco y radiante, como una nueva novia después de una ruptura dolorosa. Vamos, algo viejo con pinta de nuevo.
Ese mundo a veces delirante, pero siempre orgánico y funcional, recrea un futuro de objetos al tiempo geométricos y al tiempo curvos, con naves que sugieren formas básicas de la naturaleza y gadgets de diseño cada vez más simplificado. El futuro de Peeters es particular en sus formas y supone una vuelta de tuerca a conceptos ya vistos, lo suficientemente novedosa como para aparecer sin referentes. Es decir, al pasar las páginas, existe una extraña sensación de déjà vu visual, que se disipa en cuanto estas tecnologías cobran vida y sentido. Y en este cuarto volumen, los diseños pensados por Peeters dan un paso más allá, arramblando con coraje en el panorama de la ciencia ficción actual. Por tanto, su originalidad debería crear escuela. No me extrañaría ver diseños inspirados en esta obra apareciendo en alguna cinta hollywoodiense. Espera y verás.
Así que ya lo tienes en tus manos, el cuarto y último número de Aama. No lo dudes, reúne los volúmenes anteriores y reléelos del tirón. Como debería ser.
Sin duda, un triunfo de la BD actual.
Review Overview
Guión - 9
Apartado Gráfico - 10
Interés - 9
9.3
El cuarto volumen de Aama cumple sobradamente las expectativas creadas.
Bueno, vale. En cuanto pueda me lanzo a por ellos.
Bueno, como captatio benevolentiae debo decir que el apartado gráfico y narrativo es una auténtica maravilla. Lo de Peeters ya no tiene nombre. Mientras leía los cuatro tomos no dejaba de pensar en cómo sería la serie de Aldebarán (con la que guarda algunas similitudes superficiales) si la hubiese dibujado él.
Pero como historia, más allá de las referencias y de Cronemberg y tal, lo cierto es que me ha decepcionado un poco, más que nada porque, como muchas otras historias de la ciencia ficción o de la fantasía reciente (y ahí pienso en Koma, del propio Peeters, o en la reciente y para mí fallida Interestellar de Nolan), en lugar d euna trama que marcha hacia adelante para ofrecernos nuevas formas de lo desconocido (como sí hace, de manera más o menos conseguida, Aldebarán), la trama se retuerce en cierto momento para girar sobre sí misma y ofrecernos un cierre en bucle que a mí, personalmente, me transmite una cierta sensación de fracaso, tanto en invención como en el plano narrativo. En ese sentido, Koma, que repite ciertas normas estructurales, me apreció más creativa y lograda en cuanto a guión. Por tanto, me parece una obra correctísima e increíblemente desarrollada en su apartado gráfico, pero le falta un cierto salto al vacío en en su trama o historia para que me llene completamente.
Y AKIRA también está muy presente. No sé yo si más que Cronembreg están ahí muchas obsesiones del manga en general.
Me gusta Saga. Pero cuando leo este tebeo me doy cuenta de que simplemente está a otro nivel. Una gozada.
Pues a mí me decepcionó Lupus, usease que voy a esperar a que recopilen Aama (voy a hacer un corral) en bonito integral y según lo apañado del precio me animaré o no.
¿Por qué te decepcionó ‘Lupus’, Oci?
A mí lo que me sobró fue la aparición tan conveniente del padre, pero por lo demás me encantó.
Bien es verdad que tampoco he leído mucho más de Peeters y que, por tanto, no puedo comparar demasiado con otros trabajos.
Me ha gustado, pero no tanto como los dos primeros. Relectura ya!
Sin bromas, Aaama me ha impactado muchísimo, he descubierto a Peeters por primera vez y he sentido la necesidad de rebuscar en las bibliotecas. Un potencial increible.