Batman contra Trump
«She’s not playing chess.»
Los grandes eventos políticos, sociales, dramáticos que han impactado en la sociedad han tenido su reflejo en algo tan lúdico, y aparentemente superficial y frívolo como los cómics de superhéroes. El efecto de las drogas en los jóvenes (Green Lantern – Green Arrow), la lucha por los derechos civiles (Green Lantern – Green Arrow), el 11S (Civil War), la caída de Nixon (la saga el Imperio Secreto), la guerra de Irak (Omega Men) y un largo etcétera de situaciones se han visto analizadas, criticadas, proyectadas y expuestas en los cómics de las grandes editoriales USA.
Los hechos, como no tiene otro sentido, suelen analizarse desde el punto de vista americano. Y precisamente el centro del Imperio occidental, los USA, viven una situación de zozobra especialmente convulso. La presidencia anterior de Trump, la de Biden con la oposición del anterior presidente y la perspectiva de unas elecciones entre los dos últimos presidentes, hacen que los EEUU estén viviendo un momento de intensidad política sin precedentes. Las fake news, la imputación judicial de Trump, el presunto golpe de estado ante la vistoria anterior de Biden, el estado de salud de éste, la injerencia rusa, la guerra de Ucranía, la situación de Gaza… la situación es explosiva…
… y eso es algo que se ve reflejado en los cómics (y en el Twitter de los autores de la industria).
Toda esta intro es para decir que Absolute Power es, además del enésimo evento veraniego de DC y un tebeo muy entretenido, una analogía, la opinión de DC sobre el estado de las cosas. (Ya reseñamos la previa).
Todas las piezas de las colecciones se han movido de manera más o menos a su aire, con cierta coordinación para cristalizar en este momento. Parece algo más casual, en plan juguemos con las piezas que tenemos, en lugar de que llevamos durante años las series a este punto. Pero la maestría de Waid, la naturalidad con la que trata los personajes, hacen pensar que todo estaba en la mente de un dios loco de los cómics.
Tenemos a Jay Nakamura, a Soñadora, a Fallsafe, el regreso de Green Arrow, Task Force… y un largo etcétera del centro gravitacional de DC.
La historia trata de lo siguiente. Amanda Waller ha estado sembrando y recogiendo miguitas aquí y allá para recopilar suficiente capacidad, acumular suficiente fuerza y de esta manera someter a los superhéroes.
Waller (está estelar y terrible) perpetra un golpe de estado. Asume el poder, poder absoluto, y elimina de la ecuación la variable que no tenía controlada: los héroes enmascarados.
El cómic trata sobre el control, la seguridad y el poder. Se trata de un golpe desde dentro, desde el propio estado. Un poco un What if sobre como sería un levantamiento militar en Estados Unidos (aderezado con superhéroes y villanos). Pero en continuidad.
Waid despliega su maestría para trazar una historia que funciona con la precisión de un reloj y fluye con una naturalidad que es casi espontanea. Respeta a los personajes, los conoce, incluso los de creación reciente, como si fueran suyos, de toda la vida. (Aunque sorprende el posicionamiento de Green Arrow, igual es porque…). Les da el protagonismo justo, equilibrado, no los sobreexpone. Sin dejar de poner en el centro a los importantes. Los diálogos son dardos cargados de significado, elocuentes, precisos, significativos, sintéticos.
Mucho oficio tiene Waid y lo pone al servicio de una historia compleja, peliaguda, con aristas políticas y peajes en la historia de DC y los personajes.
DC ha tenido el acierto de poner a un guionista veterano, experto enciclopedista de la continuidad, solvente y buen escritor. No es fácil coordinar un evento, incluso cuando es malo (no es el caso). Pero la dificultad añadida viene por tratar un tema que está en el corazón de la sociedad, de los valores y de la política americana. El tema es el poder, el control del estado y su repercusión en la libertad de los ciudadanos. Prácticamente este es el leit motive de la historia americana. Por otra parte, es un tema que ya ha sido tratado (en Civil War o Injustice, por ejemplo) pero en el momento actual, es casi un posicionamiento político y electoral por parte de DC, lo que lo hace mucho más interesante. Tengamos en cuenta que en Estados Unidos habrá elecciones en noviembre.
No nos olvidemos del dibujo. Y es que Dan Mora está estelar. Se entiende a las mil maravillas con Waid. Es un ilustrador que se encuentra en la encrucijada del clasicismo y modernidad (como el propio Waid). Esto le da un equilibrio y una claridad a pesar de los brillos y texturas, que son maná a los ojos del lector. Narrativamente es eficaz sin dejar de dar espectáculo, sin dejar de innovar.
Es uno de los grandes nombres del cómic actual. Y hoy en día, es mucho decir.
En definitiva, se trata de un tebeo disfrutón, bien hecho, solvente, entretenido y con subtexto bastante evidente.
Esperemos ver como se desarrolla, pero tiene buenos mimbres.
Lo mejor
• El dibujo de Dan Mora.
• La maestría de Mark Waid.
• El subtexto.
Lo peor
• Enésimo eventazo.
• Temor a que el subtexto quede en un pim pam pum y a otra cosa.
Muy interesante.
Guion - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5
8.5
DC se toma en serio el macrocrossover de este verano.