Confesar nunca fue una opción
«Por Mako lo que sea»
El terror habita bajo nuestra piel. Detrás de cada sonrisa, gimoteo y caricia se reproducen esas virutas que erizan tu vello. Un asesinato esconde también placer, mentiras y promesas. Adabana (Distrito Manga), de la autora japonesa NON, juega con este rompecabezas humano. Con la confesión del asesinato de Mako Igarashi, descuartizada y repartida a trozos. Pronto se descubre que lo claro se convierte en niebla. Esta es una historia que pretende entender un porqué comprometido por las circunstancias. Las de Mizuki Aikawa, su mejor amiga, quien se entregó a la policía.
La violación y el acoso sistemico a chicas jovenes es un severo problema en Japón. Adabana nace precisamente de un caso real, un brutal asesinato en Okegawa en la prefectura de Saitama en el año 1999. Este caso marcó el antes y el después en cuanto a la desnaturalización del acoso a mujeres. Una chica de 21 años fue asesinada por tres hombres, su expareja, el hermano de éste y un amigo. En Adabana el terror que viven algunas mujeres con sus acosadores es primordial para entender las razones. Según datos de la policía nipona, el 87% de los casos son mujeres, la inmensa mayoría jóvenes y casi la mitad de los casos por cónyuges y exparejas. Como Mako, quien se quedó sin opciones con su particular stalker.
Tras Okegawa, la legislación se revisió para intensificar las consecuencias, sin embargo, según explica Megumi Okano en la BBC, “se que quedará impune”. “Aquel hombre pudo continuar su vida libre y fácil. Fue doloroso para mí”, lamenta Megumi, quien fue victima de violación.
Adabana y la impunidad del violador
En Japón, los violadores suelen salir impunes. La legislación les beneficia. Tras un aluvión de casos de violencia sexual, Japon rectificó y, el año pasado, subio la edad de consentimiento. De los 13 años a los 16 años. Voy a repetirlo, a los 13 años… Este dato, así como la exuberante cifra que presenta la Agencia Nacional de Policía nipona de casi 1.000 casos de violencia física, sexual y acoso, es importante para contextualizar Adabana. Si bien es cierto que este manga explora principalmente el asesinato de Mako, las razones y causas que llevan a ello son igual de relevantes.
“Ganar dinero es fácil…”, le confiesa Mako a Mizuki con siniestra seriedad. La artista NON pretende denunciar esta lamentable situación en Adabana, un thriller de asesinatos que sitúa la acción con Mako y Mizuki, amigas inseparables. Esta historia conserva mucho del thriller clásico y policiaco pero con mucha más preocupación por la psicología de los personajes. Aquí no se trata de descubrir el quién sino los porqués. Cuanto más realista es una trama más terroríficas resultan algunas escenas, y Adabana juega con esas sensaciones con premeditación.
De viñetas rectangulares y ordenadas, así como una composición escénica clásica, el estilo artístico del manga quiere que no pierdas de vista ni un detalle. NON, a lo largo de su trayectoria, ha hecho una dura crítica ante la intolerable situación de los stalkers en Japón. Ha reivindicado en todas sus anteriores obras, Delivery Cinderella (Shueisha, 2010), Hare-Kon. (Kodansha, 2014) y próximamente Pole Star (Shueisha, 2024), las cuales escribió desde la rabia y la reflexión. Desde su sufrida perspectiva.
Adabana es un aviso. Esto aún no se ha resuelto. El pasado 6 de septiembre un soldado estadounidense de veinte años violó a una menor de edad, este sería el tercer caso atribuidos únicamente a militares. El resto de abusos sexuales ni se llegan a denunciar, no se contabilizan. Solo hay datos si esa violación termina en asesinato, como en este doloroso manga. Doloroso, por ser demasiado real.