Edición nacional / España: Adicto al amor. Confesiones de un follador en serie, Colección Cómic para Adultos, abril 2016, Norma Editorial.
Guión, dibujo, tinta y color: Koren Shadmi.
Formato: 224 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 26 €.
Ay, el amor, el amor en los tiempos del Tinder. El amor cuando ligar parece fácil incluso a los más torpes, a los nerds que se descubren pequeños casanovas de corte local. Ligar, ese Everest imposible, inalcanzable, y más para la generación nacida en los tiempos del SIDA, para quienes follar ya no era sólo una aventura, sino un riesgo real, un baile con la muerte, aparte de con la más fea. Y entonces llegaron los chats, y el Facebook, el Badoo, y el soberano rey, el Tinder, ese escaparate tan sincero como mentiroso, tan directo como sospechoso, dónde la gente se expone buscando un cariño que hartos están de encontrar envueltos en la bruma etílica y deshonesta de las cuatro de la mañana del viernes noche. Porque así es, el Tinder, y el resto de apps y webs para conocer gente, resultan más fiables, más sinceras, que enrollarse con desconocidos tajados en discotecas sudorosas. Y esa es la premisa que desgrana Adicto al amor.
Porque, mal que mal, todo el mundo, llegando o pasando los treinta ha sufrido una ruptura sentimental, una de esas que te rompen la vida y te hacen cuestionártelo todo, un divorcio en toda regla cuando aún eres joven pero ya deberías ir más encarrilado. Algo así le pasa al protagonista de esta historia, un animador, un tipo creativo, inteligente y poquita cosa, un nerd de manual, cuyo compañero de piso, pues debe compartir piso para sobrevivir, como le sucede al grueso de los profesionales actuales, le abre una cuenta en Lovebug, una app de citas, para que logre pasar el duelo de la ruptura con paladas de lametones de autoestima. Lo que en un principio es caos y fracaso acaba derivando en una fiesta de sexo esporádico y mejora del ánimo como resultado de esas conquistas fáciles.
Pero no todo es frivolidad y el autor desarrolla su historia con la intención de contar algo más que las curiosas aventuras sexuales de un individuo del primer mundo del siglo XXI. Aquí hay algo más que rascar, claro. Las risas están bien, cierto erotismo también, pero la emoción requiere algo más que anécdotas picantes, de modo que autor describe todo el proceso emocional del protagonista a través de sus conquistas virtuales. Y claro, si sexo no implica sentimiento, la ausencia de este último sí acaba subrayando los agujeros en el corazón del protagonista. Y de eso va Adicto al amor, de retratar la vida sexual de los adultos del nuevo siglo a través de sus necesidades emocionales. Todo es más fácil, viene a decir el autor, pero todo es más artificial. Y dónde esté la mata, habrá patata. Es decir, la vida con amor, debe ser mejor.
Será porque estoy en la edad, será por la actualidad del tema, que la trama me ha enganchado con garras. Algo tendrá que ver la admirable capacidad de autor para dibujar féminas, de todas las clases, edades y tipos, quienes, si bien parten de uña visión que roza la idealización –algunos dirían que la sexualización-, resultan tan verosímiles como esas desconocidas que rondan las calles de cualquier ciudad. Ojo avizor tiene el autor en definirlas a través de su manera de vestir, sus gustos y sus costumbres, creando un catálogo social del nuevo siglo. Ellos tampoco se quedan sin pasar por el filtro, pero menos, pues los clichés del ligón profesional y el tímido de manual son quienes se llevan la palma. Esto es un mundo de hombres visto por hombres, con su total atención hacia el género opuesto. Con sus micromachismos, sus miradas cerradas y su falta de perspectiva ante las necesidades de la mujer. Lo que significa que algunos sectores entrarán en cólera incapaces de percibir la ironía de la trama o la desfachatez de su protagonista. En definitiva, un tebeo ameno, que retrata un tema actual con cierta liviandad, pero sin sensiblerías.
Guión - 7
Dibujo - 7
Interés - 7
7
Muy ameno.
gracias por la reseña Raul.Una gran reflexión donde todo esta excesivamente sexualizado y el amor no solo no tiene cabida y a estas alturas de la película todos lo andamos buscando si saber que es exactamente.Pintaza.Si lo veo lo pillo
«llegando o pasando los treinta ha sufrido una ruptura sentimental, una de esas que te rompen la vida y te hacen cuestionártelo todo»
Amén!
Ahora mismo me hallo en una de esas situaciones, en las que te «encaprichas» de una moza y esta te arranca el corazón cual vil alimaña. Como dices, te hace cuestionártelo todo aunque yo aun no he llegado al extremo de entrar en el famoso Tinder. Digo extremo porque no me gustan esas cosas, las cosas se hacen en vivo y en directo pero eso hace años que desapareció. Siempre es más fácil rechazar a alguien vía wasap y demás cosas. Ahora somos muy tiquismiquis y no queremos complicarnos la vida. Ay el amor…
Por cierto tiene buena pinta este tomo.