Alack Sinner Nº 07 (de 7): Historias privadas
Carlos Sampayo / José Muñoz
Planeta DeAgostini
Formato: 80 págs.
Precio: 8,95 €
«Mientras recompone su antigua relación amorosa con Sophie, Alack Sinner recibe una noticia desconcertante: Cheryl, su hija, ha sido detenida por el asesinato de un hombre. Obligando por las circunstancias, retoma su papel de detective privado que le lleva, de nuevo, a rastrear en las más profundas miserias del alma humana. Sinner, además, tendrá que llegar hasta el fondo de sus aptitudes para la investigación con el objetivo de descubrir el paradero de Toni, su hermana, misteriosamente desaparecida en París.
Historias privadas es el séptimo volumen de la completa y restaurada edición de Alack Sinner, y es, tanto por la maestría narrativa de Carlos Sampayo como por el virtuosismo gráfico de José Muñoz, una de sus piezas más intensas y maduras.»
La última entrega en la serie de Alack Sinner, que el mes pasado publicó Planeta, aglutina en su justa medida muchos de los rasgos característicos de la obra de José Muñoz y Carlos Sampayo, su pareja autoral. Está esa poesía cruda y amarga, hecha de frases densas, reflexionadas. Está ese ritmo sincopado, de escenas cortas y transiciones secuenciales arriesgadas. Están esos desvaríos argumentales que agrandan la obra hacia los lados, sin que uno sepa a veces muy bien con qué intención, llenando de vida y de nuevos contenidos el escenario por el que se mueven los personajes. Y está esa expresividad gráfica febril, volátil, cortante, tan propia de Muñoz, ese maestro del expresionismo en blanco y negro, que nos pasea por entre lo sórdido y lo bello, lo frágil y lo rotundo.
Pero aquí, esta vez, todo ello sin los – para algunos – indigestos excesos tan propios de otras obras de Muñoz y Sampayo y de algunas de las entregas de la serie de Sinner a partir de la memorable e imprescindible «Encuentros y Reencuentros«. Porque aquí, esta vez, se da un comedido equilibrio entre el argumento principal y la irrefrenable necesidad de los autores de contar “otras cosas”. Historias Privadas deviene así un excelente colofón para una serie mítica – aunque ahora resulta que se ha publicado una nueva entrega en Francia – al tiempo que una posible privilegiada primera toma de contacto para aquellos que no conocen el trabajo de esos dos argentinos, reverenciados a uno y otro lado del “Gran Charco”.
Alack Sinner, en gaélico e inglés respectivamente, significa “¡Ay de mí, pecador!” Toda una declaración de intenciones, toda una condensación del grito y del lamento que abarrotan el mundo en el que se mueve el protagonista, nuestro mundo. Recuerdo uno de los momentos para mí más conseguidos de la serie, perteneciente a la entrega “Ciudad Sombria”. Después de un breve tiempo de relación con Enfer, futura madre de la hija de Sinner, ella decide romper con él: “Me gusta mucho estar contigo… Y te amo… Pero no volveremos a vernos. (Por) tu tristeza.” Hay una melancolía siempre presente en las páginas sudorosas de esta colección, la de alguien que se quedó solo con sus ideales, pero que no puede renunciar a ellos.
En el cómic que nos ocupa es precisamente esa hija compartida por Sinner y Enfer la que se encuentra acusada de asesinato, a un paso de engrosar las listas del corredor de la muerte. Es entonces que un Sinner crepuscular empezará su particular investigación para demostrar la inocencia de ella, deteniéndose en todos y cada uno de los lóbregos rincones que repasa esta historia: el sistema penitenciario americano, el particular sentido de la “Justicia” que impera en ese país, la Guerra de los Balcanes, el mestizaje, la paternidad y la mortalidad, el esclavismo y la explotación, el influjo de los Estados Unidos sobre cierta clase de “emprendedores artistas”…
Así, el argumento permite con fácil naturalidad combinar lo personal y lo global, lo emotivo y lo conceptual. Lo cercano de lo que esta vez hay en juego para Sinner, insufla emoción y sentimientos a lo narrado. Esa búsqueda de verdades que se pregunta sobre el conocimiento que tenemos de nuestros hijos, que amargamente cuestiona el mundo desgajado que les vamos dejando. Sinner se ha convertido con los años en un solitario desencantado del mundo que encuentra seguridad y sentido en su pequeño y reducido espacio vital y en la propia, aunque a veces frágil, coherencia. Aquí su hija vendrá a recordarle, a recordarnos, que cada pequeño espacio particular de afirmación y de decisión impacta también en el conjunto de la sociedad. Que cada decisión cuenta. Que estás con unos o con otros o con otros… pero que no se puede dejar de estar. No sirve esconderse en un mundo de viñetas, pequeño reducto de seguridades envasadas. No sirve querer detener el tiempo, en un instante congelado que nos resulte plácido. No sirve negar la libertad, por miedo a tener que cambiar las cosas.
También hablaron de Alack Sinner en La Carcel de Papel (uno y dos), La vida en Viñetas, Noveno Arte, Popchild e Isla Negra… que yo sepa.