Es 1979. Animada por el éxito de Star Wars, 20th Century Fox estrena una película de ciencia-ficción con el fin de aprovechar el rebufo espacial de George Lucas. Dirigida por un prometedor director de apellido Scott y especializado en anuncios de TV que dos años atrás debutara en el cine, la cinta se convierte en un gran éxito mundial y el trampolín hacia el estrellato para una joven Sigourney Weaver, pero sobre todo siembra la semilla para convertirse en un clásico atemporal de la historia del cine de terror y ciencia-ficción, y presenta a uno de los monstruos más reconocibles y carismáticos. Nace Alien.
Es 1992. Tras una segunda parte dirigida por el rompetaquillas James Cameron que ponía el listón más alto todavía regalándonos una de las mejores películas de acción de la historia, Fox no afloja el pedal de la churrera y estrena Alien 3. El rodaje no ha sido un camino de rosas: desde una primera versión del guion escrita por William Gibson (y de la cual no quedaría prácticamente nada), las reescrituras van sucediéndose hasta sumar la treintena, comenzando a rodar sin tenerlo acabado y contratando a un debutante David Fincher para dirigir esa patata caliente de la que acabaría echando pestes por las interferencias del estudio; tanto que llegaría a decir que “preferiría un cáncer de pulmón antes que volver a trabajar en el cine”. El resultado fue, en términos generales, una película decepcionante a años luz de sus predecesoras, que si bien no ofende y se deja ver, resulta insustancial y muy olvidable.
Es 2019. Dark Horse bucea entre los archivos de Fox y da con ese primer guion de William Gibson para Alien 3 que cayera en el olvido, y contacta con este para proponerle un proyecto: llevar esa historia nonata al cómic. De la mano del artista Johnnie Christmas, co-creador de Angel CatBird o Sheltered, y de la colorista Tamra Bonvillain (Once & Future, Batman), el escritor tiene la oportunidad de mostrar al mundo cómo habría sido su tercera parte de Alien.
Es 2020. Dentro de su cada vez más amplio catálogo de cómic estadounidense independiente, Norma Editorial nos trae esta obra de interés cinematográfico en una cuidada edición en tapa dura, bajo el título de Alien 3, el guion no filmado. Y tras leerlo, uno se pregunta si efectivamente en Fox se quedaron con la opción buena.
En esta versión de la historia seguimos a la U.S.S. Sulaco, la nave en la que Ripley escapa del planeta LV-426 junto a Newt, el cabo Hicks y la mitad del androide Bishop. Además de, por supuesto, un polizón indeseable con mucho gusto por dar abrazos gratis. La nave sufre un accidente tras el rápido asalto de un comando de la Unión de Pueblos Progresistas y termina siendo interceptada por la estación de Weylan-Yutani Anchorpoint, donde el equipo de científicos y empleados que allí trabajan se verán obligados a soportar primero a dos indeseables enviados de Weylan para seguir de cerca el estado de la misión que partió a LV-426, y después a un bichito mucho más desagradable todavía.
La historia que nos plantea William Gibson es profundamente distinta de la que pudimos ver en los cines. Frente a esa repetición de la fórmula de la primera con un escenario y un reparto mayor que termina con el sacrificio de Ripley, lo que el autor decide explorar es llegar más allá dentro del universo de Alien. Por un lado, la inclusión de la UPP aporta una nueva perspectiva política de ese futuro en el que transcurren las historias de la franquicia, mientras que en lo que respecta a los xenomorfos se lanza a ampliar la mitología y la biología de la criatura protagonista añadiendo giros argumentales cuanto menos arriesgados. Habría sido interesante ver si su plasmación en pantalla habría sido superior a lo que vimos, pero hablando estrictamente del cómic que nos ocupa, el resultado es más bien pobre.
Quizás sea por la falta de experiencia de Gibson en el medio, o quizás sea por una mala labor de Christmas, pero el guion resulta poco fluido y confuso. Según avanza la historia las subtramas comienzan a emborronarse y a enredarse haciendo perder al lector el hilo de lo que quiere contar, y para cuando llegamos al último capítulo uno ya no tiene muy claro el objetivo final de la historia. Hay cierta torpeza en el manejo de los tiempos, con cambios de escena bruscos que confunden la narrativa y algunos finales de capítulo con una total falta de gancho. Me ha sorprendido especialmente algunos usos de los típicos subtítulos temporales de “más tarde” para indicar el cambio de escena, que resultan tan exagerados que parecen elegidos por un chavalín escribiendo su primer cómic.
Con respecto a la trama, no entraré a valorar en exceso las decisiones arriesgadas que toma Gibson con respecto al xenomorfo, que podrán resultar más o menos interesantes, pero lo que sí me parece notable es cómo prescinde completamente del personaje de Ripley, cuya imagen era ya entonces tras las dos primeras películas un icono absoluto, para dejar el protagonismo en Hicks y Bishop, además de la tripulación de la Anchorpoint. Una decisión cuanto menos polémica, sobre todo teniendo en cuenta que el reparto de nuevos personajes es tan soso y está tan mal caracterizado, tanto a nivel de guion como de diseño visual, que para el final del tomo ya no me queda claro quién era quién.
Si hablamos del dibujo que podemos encontrar, la calidad de los lápices de Christmas es buena, y sus portadas me parecen muy potentes, pero creo que gran parte de los defectos a nivel narrativo mencionados antes pesan mucho sobre sus hombros. Un guion que hace aguas es responsabilidad del guionista, pero cuando la propia secuencialidad de la historia no es fácil de seguir creo que las miradas deben ir hacia el dibujante, que es el encargado de saber colocar las viñetas necesarias y suficientes para guiar al lector, especialmente en un trabajo como este en el que sabemos que el escritor no le impone una visión viñeta-a-viñeta, sino que parte de un guion cinematográfico. Al menos, en el apartado artístico Tamra Bonvillain cumple con el coloreado y consigue hacer un buen trabajo.
Alien 3 no fue una buena película, pero no parece que haber usado su primer guion hubiera solucionado mucho el desaguisado, al menos ateniéndonos al resultado de esta obra. La historia de William Gibson es un cómic con poco que ofrecer más allá de alimentar las ansias completistas de los fans más acérrimos del xenomorfo con un elemento más del universo de nuestro alienígena asesino favorito.
Guion - 4.5
Dibujo - 5.6
Interés - 5
5
Una obra regulera cuyo mayor interés reside en conocer la intrahistoria de una de las sagas más icónicas del cine.
No lo he leído pero he visto el dibujo y aunque el color intenta darle ambiente, no vale para este tipo de obra, ni en detalle, ni en fondos, ni personajes… Y saliendo a la venta justo después del Aliens de Stokoe que es de 10, esto casi parece fanfic.
Solemos pensar que los guiones rechazados eran obras maestras no apreciadas por los productores de turno. Pero obras como esta nos demuestra que los mandamases de Hollywood no son tan estútipos ni que la presencia de un escritor de prestigio sea garantía de calidad en un guión cinematográfico. Zapatero a tus zapatos…
Aún así es mejor que lo que tuvimos (y por cierto, Alien 3 sí que ofende, y aún se usa de referente de esta clase de chapuzas como con Dark Fate). Lo curioso es que unas cuantas (malas) ideas de este guión estén en Prometheus y Covenant.