Si Garth Ennis hubiera realizado su propia versión de la Crisis en Tierras Infinitas como Geoff Johns, Grant Morrison y Jonathan Hickman en su día, es muy probable que se tratase de la alucinación de alcohólico borracho, y que toda ella tuviera lugar entre las paredes de un tugurio de mala muerte. Algo muy similar a lo que nos ofrece el escritor norirlandés en All-Star Section 8, secuela no declarada de Hitman que puede leerse tanto como spin-off del mítico título del responsable de Punisher MAX y The Boys, como una mini-serie que funciona por si sola.
Centrada en el grupo de extravagantes perdedores a los que Garth Ennis dio vida como defensores del barrio irlandés de Gotham, la mini-serie de seis números tiene como principal protagonista a Sixpack, un desastroso parroquiano del Bar de Noonan, sin más aparente poder que su entusiasmo a prueba de bombas y una exacerbada dipsomanía. Completamente desaliñado, sempiternamente cubierto de fluidos corporales que supuran en sus los bajos de su pantalón y con aspecto de llevar encima 35 años de bebida constante más de la cuenta, Sixpack vuelve a la acción varios después una larga absensión desde la legendaria última batalla de Section 8. ¿Su objetivo? Reunir a un nuevo grupo para hacer frente a una temible amenaza que pone en peligro la realidad tal y como la conocemos.
Con estos ingredientes sobre la mesa y los lápices de un John McCrea para volver a acompañarle en su territorio más gamberro, Ennis hace lo que mejor se le da en una caótica historia repleta de humor escatológico, destructiva sátira a costa de los superhéroes y la encorsetada corrección política de la sociedad en la que vivimos, así como una mugrienta película de mal gusto con la que le es imposible ocultar su compasión por unas criaturas tan fácilmente reconocibles como una versión exagerada de lo más patético de nosotros mismos. Una tragicomedia no apta para todos los públicos que -parafraseando libremente a South Park– es tan grosera e irreal, que nadie en su sano juicio debería leer.
Aquí lo fácil sería pensar que esta afirmación no es otra cosa que mera pose. Y en parte es así, pero a poco que te disgusten las escenas de violencia con animales de por medio, humor desagradable en el que abunden los vómitos y otras sustancias de emanación tóxica, comentarios raciales o sexuales que rondan lo ofensivo, escenas lúbricas que te perseguirán en tus más atroces pesadillas y una mofa tan constante como destructiva de los grandes mitos de la Liga de la Justicia… Section 8 es un cómic al que no querrás acercarte ni con un palo.
Hablamos de una mini-serie en la que uno de los protagonistas está perpetuamente proyectando tormentosas vomitonas por cada uno de sus orificios de la cabeza (cuando no yace inconsciente sobre charcos de aspecto aureo). Una mini-serie en la que uno de los personajes es un trastornado peligroso que quema perros con un soplete y los lanza contra sus enemigos, y otro un depredador sexual al que no le permitirían la entrada ni en el ciclo más hardcore de Troma. Un cómic con una suerte de Batman gilipollas que pretende solucionarlo todo al grito de I am The Grapplah!, y que además de no dejar tampoco en muy buen lugar al original, aprovecha a Wonder Woman para meter el dedo en la llaga del fenimismo paternalista y sacarlo por el otro lado o para mostrar a Hal Jordan como el perfecto cretino que siempre sospechamos que era.
Pero si eres capaz de ver más allá de todo esto, All-Star Section 8 destaca sobre cualquier otro rasgo por la mirada única con la que Ennis sabe aproximarse al género. El de Irlanda del Norte tiene una capacidad sin para para despojar a los superhéroes de sus chorradas, y usarlos para ofrecer pinceladas de lucidez sobre temas de importancia real. Su protagonista es un bufón impresentable, sí. Pero también una figura trágica dolorosamente reconocible con la deja buena cuenta de la fragilidad de nuestra estabilidad, así como de lo rápidamente que puede desvanecerse ese colchón de aprecio ajeno con el que nos apoyamos en los que nos rodean. El Soldador de Perros es un monstruo, sí. Pero lejos de reducirlo a un recurso cómico, el guionista consigue hacer de él una aterradora versión de Green Lantern, jugando con elementos no muy lejanos a lo que hiciera con Frank Castle en Nacimiento.
Incluso personajes tan demenciales como The Grappler o Bueno Excelente terminan dejando muestra de la infinita tristeza detrás de su condición de perdedores, o reflejando cierto grado de grandeza en su capacidad de ofrecer amor incondicional sin fronteras. Mientras que por un lado aniquila impunemente a la Wonder Woman de Azzarello o se chotea del rol de outsider de del Detective Marciano, Ennis es capaz tirar por tierra solo Dios sabe cuantos clichés en torno a superheroínas con la incorporación del primer miembro femenino de Section 8. Una superheroína que lo enseña todo, sí. Tan literalmente como que se trata de un amasijo de tripas informe.
Con Sixpack y el resto del grupo embarcados en la búsqueda del octavo miembro que les permita enfrentarse a ese gran mal que se aproxima -y que en el caso de Ennis tiene una forma más perversa que cualquier colorido gigante destruye Tierras o dios oscuro del Cuarto Mundo-, All-Star Section 8 es producto directo de la complejidad de un guionista lleno de contrastes, y que lo mismo hace gala de una vitriólica falta de respeto para dejar claro lo ridículos que le resultan los superhéroes, que muestra una profunda admiración por el primero de todos. Porque así de complicado es el mismo Ennis que nunca ha perdido oportunidad para mofarse de personajes como Lobezno o Spider-Man, y que aquí masacra sin piedad a un Batman que le sirve para un firmar un hilarante gag a costa de los juegos metarreferenciales, dejándolo de paso como ese niño rico consentido y con afición por el postureo. Pero cuando toca abordar a Superman, el guionista lo hace desde una fascinación digna del mejor Paul Dini, dejando momentos de una poderosa carga emotiva que sabe tocar al lector donde más duele.
Con diferentes invitados especiales y Ennis usando a todos y cada uno de ellos para sus propios fines sin preocuparse por reboots, alteraciones de continuidad ni demás tejemanejes editoriales más allá de contar su historia con tintes a línea Vertigo, All-Star Section 8 concluye de forma tan atípica como la propia existencia de esta mini-serie. Obscena, grotesca y ofensivamente corrosiva hasta niveles que parecen impensables para una de las grandes en los tiempos que corren, Ennis y McCrea crean una obra tan diferente a cualquier cosa que podamos leer dentro del género de superhéroes actual que casi se antoja hasta necesaria.
Recuperando su vena más pura y desenfrenada con el trazo perfectamente feísta y desgarbado de su compañero de correrías, Ennis vuelve por sus mejores fueros ofreciendo un trabajo que casi podría considerarse un atentado contra estos días de buenrollismo happy hour, belleza plástica y la inócua exaltación del no molestar. Si por el contrario ya conoces su receta y sabes qu no hay mejor cerveza que la que se sirve acompañada junto a vasos mugrientos e historias de barra en la taberna del norirlandés, se trata de un cómic que sabe congeniar a la perfección las dos mejores caras del autor: La del macarra irredimible, y ese último hombre auténtico capaz de tratar sin tapujos todo aquello con lo que nadie más se atreve.
Para disfrutar al caer la tarde noche con una buena Guinness al lado y la mejor música de las dos islas para acompañarles, referencia obligada para los fans de Ennis y cualquier otro amante del buen leer.
VALORACIÓN GLOBAL
Guión - 9.5
Dibujo - 7.5
Interés - 9
8.7
Ennis y McCrea vuelven para reencontrarse con una de sus creaciones más estrafalarias, brindándonos una pequeña joya completamente a contracorriente de cualquier tipo de tendencia, arrollando sin compasión a todo aquello que se ofenda mientras hace las delicias de quien se sume a la ronda
Dios, grandísima noticia y compra segura. In garth we trust!
Si a mi biblioteca seguro. Espero que este autor tome alguna serie de relevancia en DC y nos regale una colección de lujo.
Me gustaría ver que haría con la Liga de la justicia Oscura.
Me gusto mucho la reseña, por suerte existe Garth Ennis para recordarnos la basura procesada que nos venden DC y Marvel hace años
Genial reseña, Daniel, muchas gracias!!
Lo has explicado perfectamente. Si entras en el rollo, te lo pasarás genial con esta obra.
No me pasé aún por la librería y no leí el último número, pero me está pareciendo un horror de proporciones épicas. También es cierto que Ennis suele cerrar muy bien sus historias, así que es posible que el final te deje con un buen sabor de boca.
La imagen de cuando le dan la multa a Batman homenajeando su rotura de espalda es mitica XD.
Fantastica serie y me sigue encantando el respeto de Ennis frente a Superman,el se chota de los superheroes pero muestra un respeto enorme por el primero,me gustaria que le dejaran un dia guionizar un unico numero de Superman,solo por ver lo que pasa,aunque creo que eso nunca pasara.
Ya lo hizo, en Hitman. Le dieron un Eisner.
Tu lo dices,en Hotman,y se nota amor por el personaje,pero yo estoy hablando de una serie de Superman o en un especial de Superman,solo con el,a ver que sale.
Este Ennis es de lo que no hay. Por una parte y si desconectas de tu amor por los superhéroes si que puedes disfrutar de su humor gamberro y escatológico con esa habilidad de poner el dedo en la llaga, y por otra parte esta insultando a los que nos gusta el genero y eso si con muy mala ostia. Tiene razón que a veces pecamos de inocentones conque por llevar un traje de colorines los héroes pueden vencer a hordas de enemigos. Si mal no me acuerdo que en The Boys se choteaba de ALL Star Squadron al sacar un grupo de héroes que son masacrados por una unidad de elite de la SS, como realmente pasaría en la realidad. Y no como los comics de Thomas los cuales siempre salían indemnes reflejando asi los comics patrioteros de la Golden Age en cual se basan.
Los contextos y las épocas son diferentes para que Ennis siga metiéndose con la gente por su amor a los supers. A el le encantaban los comics ingleses de guerra y sus protagonistas hubieran hecho quedar a Rambo como Gandhi. Vamos, la guerra la hubieran ganado en un mes. Yo creo que Ennis le gusta echar sal a la psique de los yanquis por su devoción a los pijamas, ya que si lees sus correos y ves como piensan la gran mayoría parecen muy tontos.
Gran reseña señor Gavilán. Coincido plenamente contigo en cuanto a la nota y la opinión sobre el cómic en cuestión, pero yo voy incluso un paso más allá. Con la dupla Ennis – McCrea siento una cierta debilidad que no me suceden con pocos. Creo que no hay cómic de éste par de seres escatológicos (y no voy por el lado religioso) que no haya gozado y que no recomiende. La casposidad y la bajeza con la que reflejan la vida cotidiana de los seres humanos por parte de los dos norirlandeses me fascina. Pero bueno, lo dicho. Gran reseña señor Gavilán.