American Virgin: Cabeza

26
1985

Edición original: may. 2006/mar. 2008; Vertigo (DC Comics).
Edición España: abril 2007/-; Planeta DeAgostini.
Guión: Steven T. Seagle.
Dibujo: Becky Cloonan.
Entintado: Becky Cloonan, Jim Rugg.
Portadas: Frank Quitely, Joshua Middleton.
Color: Brian Miller.
Precio: 9,50 €

Descripción de la edición

El formato elegido por Planeta para el primer recopilatorio de American Virgin es un tomo en rústica de 112 páginas sin numeración de colección que respeta la portada dibujada por Frank Quitely para la edición homóloga USA, y que recopila los números #1-4 de la serie regular norteamericana. La calidad de la edición es muy buena, incluyéndose las portadas originales de cada número y material extra: una entrevista imaginaria al protagonista que permite ahondar en su personalidad, una ficha de la hermanastra del mismo, bocetos originales y unas supuestas entrevistas breves en clave cómica de cada uno de los integrantes del equipo creativo.

NOTA: Debido a las bajas ventas, esta serie tuvo un final prematuro al final del arco argumental que comprende los números #20-23 USA.

Argumento

Adam Chamberlain es un fenómeno: joven predicador de 21 años, escritor de éxito y, lo más importante, líder de un movimiento nacional por la virginidad que se extiende por el país. Fiel reflejo del conservadurismo religioso y sexual estadounidense que abunda entre muchos universitarios, su sistema de valores con Dios en la cúspide se vendrá abajo cuando tenga que afrontar un tremendo golpe emocional: la muerte de su novia Cassandra, voluntaria de los Cuerpos de Paz en África, a manos de extremistas radicales.

Esta muerte sin sentido lo llevará a un viaje físico a través de África para encontrar los restos de su amada (la mujer de su vida y, por tanto, la única con la que habría podido perder la virginidad), acompañado por su antagónica hermanastra Cyndi y por un mercenario que le hace de guía y protector a través de su periplo. Pero también lo llevará a un viaje emocional, mucho más doloroso, cuyo destino sólo puede ser renegar de su fe o fortalecerla para siempre mediante una comprensión más madura del hecho religioso contemporáneo.

El sexo, la muerte y Dios

Steven T. Seagle llevaba tiempo intentando hacer una historia acerca de la relación entre los estadounidenses y su forma de enfocar el sexo; una relación marcada por el cinismo de usarlo como reclamo comercial y, al mismo tiempo, ofenderse en cuanto alguien da un paso más allá. Inicialmente lo planteó como una historia de terror pero, pasado un tiempo, la reestructuró para que constituyera un análisis político y religioso basado levemente en sus propias experiencias personales.

Con semejante planteamiento, decidió que el mejor explorador de los misterios sexuales sería un personaje principal que fuera [por convicción] virgen. Pero sentar las bases psicológicas de alguien que, siendo virgen, decide seguir siéndolo sobrepasada la mayoría de edad no es fácil. En las sociedades occidentales tan sólo un colectivo se caracteriza por ello: el religioso cristiano más o menos fundamentalista. Pero aún así esa voluntad no emana de la propia convicción sino de la necesidad de seguir un sistema doctrinal férreo en cuya cúspide se encuentra el mandato divino como impulsor de esa fe. Seagle, cuya infancia estuvo mediatizada por la influencia del Baptismo, tomó como referencia a los miles de universitarios que emplean las palabras «Dios me lo dijo/me inspiró» como justificación de todo lo que hacen; y decidió que quería explorar cómo justificarían los actos moralmente reprobables que pueden cometer o las desgracias realmente importantes que les pueden suceder en un sistema de creencias tan determinista.

American Virgin no es tanto una exploración de la relación de los estadounidenses con la sexualidad como la angustia de una persona religiosa que debe mantener su fe y sus creencias en las adversidad vital más extrema (la muerte del ser más querido). Sí es cierto que usa la virginidad hasta el matrimonio como un rasgo muy notorio de su protagonista, pero simplemente por el hecho de que para un adolescente tardío, burgués y cristiano radical es el compromiso religioso más difícil de mantener. Sin embargo, cuando a Adam Chamberlain le acontecen desgracias más intensas, deberá enfrentarse a sentimientos y necesidades tan inmorales para él como la venganza o el asesinato; tendrá que desobedecer sus obligaciones familiares; se verá obligado a hacer frente al mundo mediático que hasta ahora había explotado… y, por supuesto, se enfrentará a su lascivia ahora que sabe que, una vez fallecido el amor de su vida, la oportunidad de perder la virginidad está lejos o es inexistente (y no hay posibilidad tampoco de autosatisfacción). Pero lo que lo hace aún peor para nuestro protagonista es que deberá afrontarlo con la impotencia y la frustración de saber que todas esos acontecimientos son en teoría fruto de la voluntad divina para con un súbdito hasta ahora fiel.

He ahí el punto más atrayente de esta serie: la dicotomía del personaje entre resistir y aceptarlo pese a no comprenderlo, pese a que aunque ha hecho todo lo que «Dios le dijo» la vida le ha dado un gran golpe; o abandonar y llegar a la conclusión de que estaba equivocado o, peor aún, de que Dios no es tan bueno o justo o todopoderoso como creía. Este enfrentamiento entre Adam y sus creencias, mejor dicho, entre Adam y Dios, no es nuevo: Prometeo, Hércules, Job o hasta el mismo protagonista del Contrato con Dios de Will Eisner son figuras religiosas que nos han transmitido a lo largo de los siglos el problema teológico de compaginar un Dios benévolo, justo y todopoderoso con las injusticias mundanas, especialmente sangrantes cuando acontecen sobre personas que se caracterizan por una puntillosa observancia de los principios morales de su fe. Aunque quizás, sea esa la prueba definitiva: el sometimiento prevaleciendo sobre el inconformismo de la mente humana para con un supuesto plan divino que resulta inextricable para todos excepto para su Creador. La obediciencia sin peros. La fe sin condiciones. El acatamiento sin necesidad de comprensión. La confianza definitiva.

Personajes secundarios y subargumentos

Los personajes secundarios en American Virgin son tremendamente importantes. Aunque la cuestión de fondo de la historia atañe al protagonista, otros subargumentos (que la matizan o no) están muy influidos por la introducción de personajes secundarios. Lo que viene a continuación es una breve descripción de los que creo más interesantes y relevantes, junto con lo que a mi me han sugerido como lector, algo que podéis o no compartir, evidentemente:

Mel, el mercenario. Para mi es el personaje secundario más importante en la obra sin haber leído más números USA. En el libro de Job, las desgracias que le acontecen al personaje principal vienen de la mano de una apuesta entre Dios y el Diablo, en el que este último recrimina al primero la facilidad con la que un creyente al que le sonríe la vida puede mantener sus creencias. Como respuesta, Yahvé lo autoriza a comprometer la vida de Job, un súbdito fiel, como prueba. Y es que la característica fundamental del ser humano es el libre albedrío: la posibilidad de escoger entre el Bien y el Mal en todo momento.

Desde ese punto de vista, el Diablo tiene la misión de probar la fe humana, facilitando y dando la oportunidad de pecar, pero sin incidir en la libertad del hombre. Y en American Virgin, Mel cumple esa función facilitando, protegiendo y dirigiendo al protagonista hacia ese tipo de oportunidades: lo guía a través del continente africano, encuentra a los responsables de la muerte de su novia, mata, roba, soborna, etc. Pero siempre y en todo momento pregunta por la voluntad de su patrón antes de actuar. En este sentido, hay una escena totalmente reveladora en la página 73: Mel ha encontrado al asesino material de Cassie y se lo comunica a Adam, y dice textualmente con ojos ávidos: «Os saldrá caro, pero os puedo ayudar. Por supuesto, si le encontráis podréis hacer algo más. La decisión es vuestra… sólo decid la palabra». Y Adam dice: «Lo quiero».

Ignoro de momento si la voluntad de Seagle es mantener la confrontación religiosa en la psique de Adam o si bien tiene previsto afirmar la existencia de Dios en la obra mediante apariciones o imágenes antropomórficas. De momento lo que hemos visto deja bastante libertad: puede tomarse como fruto de la imaginación o como manifestaciones verídicas. Pero si opta por lo segundo, apuesto a que Mel es más de lo que dice ser; y si no, es una brillante alegoría.

Cyndi Strugg [Chamberlain]. Es otra pieza fundamental. Antiguamente no se dudaba de la dimensión religiosa del ser humano, pero hoy en día no es así. Se admite el agnosticismo como una tercera posibilidad, religiosamente amoral, en la que no admitimos ni negamos la existencia de Dios por falta de pruebas científicas en un sentido u otro. E inconscientemente o no, esa falta de pruebas implica dos cosas: que si existiese podemos no importarle a Dios, y que podemos vivir perfectamente siendo ajenos a su figura.

Cyndi, la hermanastra de Adam, representa ese papel en el cómic. Acompaña al protagonista recomendándole abandonar sus creencias por su total falta de importancia, negando cualquier implicación divina en el devenir de los acontecimientos terrenos e instando a abandonar esa idea por la futilidad y el daño que pueden hacer. No es en absoluto una mala persona, y supone el ancla de identificación del lector agnóstico o no practicante.

La familia de Adam (madre, padrastro, primos). Son la representación de todo aquello que nos hace repudiar a cierto tipo de estamentos religiosos. Usan la fe para obtener poder y fama. No cumplen los preceptos morales que predican, pero lo que importa es que nadie se entere para poder mantener una imagen pública. Son la viva imagen de la palabra corrupción; pero como corruptos no pueden suponerse expresión viva del hecho religioso, sino sólo una perversión del mismo. Pueden llegar a ser tan proselitistas e inflexibles como Adam, pero al contrario que él, hace ya tiempo que se han constituido en fariseos. Simbolizan todo lo que Adam podría haber llegado a ser.

El continente africano y sus gentes. No deja de ser significativo que el país que Adam visita sea mayoritariamente cristiano, pues así se ejemplariza que un mismo hecho religioso puede tener diversas formas de comprensión y expresión a partir de las normas morales, los tabúes y las influencias sociales que lo hayan modelado. Enfrentando el hecho religioso occidentalizado de Adam al mismo hecho religioso en África se manifiesta que gran parte de las normas morales del protagonista son meramente interpretativas. Además, el autor ha comentado en diversas ocasiones su pretensión de mostrar así el cinismo y la falta de visión de una sociedad, como es la americana, que a veces cae en el error de querer imponer sus puntos de vista sobre la moral como universales, sin pararse a pensar que pueden ser contextuales (independientemente de que consideremos nuestro estilo de vida óptimo para nosotros).

Aspectos técnicos

La composición de página de American Virgin es muy funcional, y se entrega por completo a la narración, que está también muy bien llevada. El número de viñetas por página es de 5-6, con un uso muy frecuente de la viñeta panorámica pero de altura pequeña, usada tanto para incluir primerísimos planos junto a bocadillos de texto sin recargar la imagen, como para el uso más tradicional de enmarcar al personaje y proporcionar al tiempo muchos datos sobre su ubicación o los personajes de alrededor (haciéndose aquí ligeramente más alta). Junto a esta viñeta panorámica, la otra estrutura fundamental es la viñeta cuadrada más o menos regular, generalmente en la franja media o baja de la página y usada de forma polivalente.

Ocasionalmente se usan viñetas altas y estrechas dedicadas por completo a una sola figura cuya presencia o estado se quiere resaltar y, por último, pocas veces se dedica 2/3 de la página o la página completa a una sola viñeta, sólo en casos en los que se requiera un golpe narrativo muy efectista (o a modo de cliffhanger hasta el próximo número).

Pero sin duda el dibujo de Becky Cloonan es la estrella de la narración. Por una parte es enormemente preciso, muestra lo que quiere mostrar y no da más información que la estrictamente necesaria. Y por el otro, es tremendamente eficaz a la hora de definir la complejidad psicológica de los personajes. No en vano, Seagle dijo de ella que es capaz de plasmar los dos mundos en los que se mueve la obra: uno puro y el otro sucio. Para ello, Cloonan realiza primero un boceto del dibujo esquemático, muy profuso en líneas, que después pasa a lápiz simplificando las líneas para finalizar entintando la página (labor que no siempre realiza ella).

Su uso de la línea es muy peculiar. Cuando delimita detalles, ropas, contornos o anatomía, rara vez la rompe, usando un trazo limpio, fresco y sencillo. Pero en los rasgos faciales presenta matices especiales. En primer lugar, usa distintos tipos de grosor en la línea, ilustrando sólo los detalles más significativos de un rostro: boca, ojos, una nariz poco esbozada, mentón, orejas y pelo. Las mejillas, los pómulos, marcas faciales (excepto las pecas de Cyndi), son obviados casi totalmente. Y en segundo lugar, cuando quiere aumentar la sordidez de su dibujo (ese paso de un mundo puro a otro sucio) incrementa el nivel de detalle, siempre con la línea como elemento básico, pero con mayor profusión de la misma e introducción de pequeñas manchas de tinta. Así, la mueca de la boca se afea, el contorno de los ojos aparece más oscuro y detallado, la nariz se define más y los orificios nasales ganan tamaño.

El efecto se completa con el uso del color por parte de Brian Miller, muy compenetrado con el dibujo y con un uso similar. Cuando se trata de reflejar un ambiente emocionalmente sereno, opta por emplear tintas planas, usar gradaciones para las sombras, y en general desarrolla una paleta de colores más limitada. Cuando por el contrario pretende reflejar un ambiente turbulento la paleta de colores se vuelve más compleja, se usan las manchas de tinta negra para algunas sombras y las gradaciones de color son más escalonadas, aumentando todo ello los matices del dibujo. Se pueden ver todos los aspectos que he comentado en las siguientes imágenes, tremendamente contrastadas y de similar composición, que abren y cierran respectivamente el número #1 USA.

Por último, las portadas de Frank Quitely son sugerentes, aunando una rara mezcla de belleza y repulsión, en especial la del número #1. Aplica su ya clásica anatomía estilizada a la figura humana, dotándola de un carácter totalmente lascivo y andrógino (excepto por la ropa y la ausencia de pechos no podemos distinguir claramente que se trate de una mujer) y la introduce en un contexto, una boca de mujer que sería sensual de no ser por ese aumento tan detallado. Las portadas de su sucesor, Joshua Middleton, reflejan mejor la aureola de santidad y virginidad del personaje, pero resultan más convencionales y se adaptan menos al tono de la obra (al menos a mi gusto).

Valoración personal

American Virgin no me ha disgustado (a secas) y, aunque tal vez sea más explosiva en un contexto más puritano como es el estadounidense, las múltiples relecturas que posee (aquí he propuesto varias) y la imagen que ofrece de una parte de la sociedad del país más poderoso del mundo hacen que sea interesante en España. No obstante, aún le queda mucho camino por delante. Lo que hemos visto en este tomo, por su final, bien podría ser una miniserie y ahora mismo la situación es parecida a un punto de partida tras un prólogo simplista. Tal vez cuando la serie se defina mejor podría hacer una valoración más significativa. Pero sin duda tiene un comienzo llamativo –aunque ni mucho menos sobresaliente– que no cae en el maniqueísmo fácil a pesar de que presenta personajes algo estereotipados. En todo caso, estamos ante un producto que sólo merece la pena para los completistas de la línea y, en líneas generales, prescindible.

Páginas recomendadas

Más números de esta colección

  • American Virgin vol. 2: Descenso. 128 págs. 9,95 €. Planeta DeAgostini.
  • Debido a las bajas ventas, la serie ha quedado inconclusa en España.

Última actualización de este artículo: 23 de enero de 2010

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Raul Lopez
Admin
11 mayo, 2007 8:05

Uno de tus mejores artículos Jose, enhorabuena, en cuanto a American Virgin… Impresionante, espectacular, para mi una de las GRANDES sorpresas de este salón, no soy un gran fan de Seagle y no me esperaba gran cosa y la verdad es que me ha encantado…

quike102
quike102
11 mayo, 2007 8:11

«American Virgin me ha gustado y, aunque tal vez sea más explosiva en un contexto más puritano como es el estadounidense,»

Debemos de pensar que en USA están viviendo como nuestros bisabuelos… un lector de cómics estadounidense es como tú y como yo, los habrá más conservadores y más liberales pero de visión puritana nada, siento ser tan quisqulloso pero ya he leído comentarios como este en varios sitios cuando reseñan este cómic.

Por cierto muy buena reseña y gran cómic o al menos apunta maneras.

sputnik
sputnik
Lector
11 mayo, 2007 8:50

Estoy deacuerdo contigo, quike102. Pero sin embargo sí hay que reconocer que el sexo y la religión son temas que en EE.UU. tienen una importancia diferente que aquí en Europa, donde sudamos cada día un poco más de según qué cosas.

sputnik
sputnik
Lector
11 mayo, 2007 8:52

Sin ser mala ni buena ninguna postura, ojo. Aunque he de decir que me alegro profundamente de no ser un «american virgin» XDD

Critter
Critter
11 mayo, 2007 9:26

¿Pero como podeis llamar puritanos a los estadounidenses si son el primer exportador de porno del mundo? Mucho criticar a los yankis y en España cada vez somos más conservadores y más catetos. Yo cada vez veo menos diferencia entre los meapilas americanos y los meapilas de aquí.

Wade
Wade
11 mayo, 2007 10:02

Critter, precisamente lo que menciona José Torralba es que sorprende que teniendo una cultura tan moldeada por la imagen y el atractivo sexual, luego se escandalicen por temas como la muestra de ubre por parte de la señorita Jackson. Y que ése es uno de los motivos que han llevado a Seagle a escribir la serie.

Serie, por otro lado, que me parece algo sobrevalorada en determinadas críticas; si bien es cierto que apenas he leído tres números. Que tampoco diga que esté mal, ojo.

Alberto
11 mayo, 2007 10:05

NO se, a mi el tomo me ha dejado muy frio, no me ha llegado a convencer, no es que me parezca malo, pero sí algo aburridillo. No acabo de ver creibles a los personajes, demasiado estereotipados, y tiene situaciones muy forzadas. Cuando acabé de leerlo decidí no darle otra oportunidad con el siguiente tomo que publiquen. Lo mejor las entrevistas ficticias del final.

quike102
quike102
11 mayo, 2007 10:50

Las entrevistas están genial, y también creo que Adam Chamberlain está muy esterotipado pero conforme va avanzando la trama (lentamente) se hace más tridimensional.

Y me reafirmo, una cosa es lo que digan las autoridades, lo que sale en las noticias, etc. y otra como es la gente. Como lo que pasó con Alias, el problema es que llama más la atención el que critica que los miles de personas a los que les encantó la serie.

JackHawksmoor
JackHawksmoor
11 mayo, 2007 10:59

Yo creo que los USA no son nada puritanos.Sus politicos son gilipollas y los medios manipulan alli demasiado,pero la gente es como el resto del mundo,lo unico que los que llevan el pais son unos interesados y unos puritanos cuando quieren.Queria decir eso,porque siempre se trata a los USA de manera injusta.

Juan Jesús
Juan Jesús
Lector
11 mayo, 2007 11:05

Muy buena reseña. No he leído aún este cómic, y la verdad, es que ante la cantidad de reseñas negativas que he leído sobre él me he estado pensando mucho si leerlo o no.

Tras leer esta reseña he decidido que voy a leerlo, así que dentro de un rato pasaré por mi librería habitual, y si está me lo pillo. Aunque tampoco estoy muy convencido, prefiero no hacerme unas expectativas muy altas para no llevarme una gran decepción.

En todo caso, al margen de como esté el cómic, la reseña es muy buena, desde luego si el cómic está a la altura de la resaña será de lo mejorcito de este Salón.

Ya os comentaré que tal…

jmponcela
jmponcela
11 mayo, 2007 13:16

Desde una Europa acostumbrada desde hace siglos al control gubernamental con tendencia al colectivismo, es muy dificil entender el sentido profundamente individualista de la sociedad yanqui.

Ni lo intenteis.

quike102
quike102
11 mayo, 2007 13:30

Pero José todos los ejemplos que dices son de noticias y decisiones políticas, ahí te doy la razón, la falsa moral está presente. Ahora, en la gente como tú y como yo, que se compran cómics los miércoles y estudian sus carreras, trabajan, etc. no son reflejo de los casos de los que hablas, por tanto este cómic sí es distinto pero no escandaliza, es bastante suave.

JackHawksmoor
JackHawksmoor
11 mayo, 2007 15:05

Hombre,la verdad es que Jose lleva razon en lo que dice.Lo unico que en vez de quejarnos de la cultura americana y su puritanismo deberiamos denunciar otras culturas que tienen cosas mas brutales,que es a lo que me referia.Aunque claro,el comic de American Virgin trata de eso,de lo que dices.Por cierto,buena reseña.Y me ha decepcionado el tomo bastante,y las portadas de Quitely tambien,que me esperaba mas.

quike102
quike102
11 mayo, 2007 16:39

No lo denunciamos, allá cada uno, nosotros no somos nadie para juzgarlo mientras no nos toque directamente, simplemente comentamos.

Me hace gracia lo de las páginas 😉

capitankree
capitankree
11 mayo, 2007 17:59

puf, flojillo flojillo…

no le veo nada de nada a esta serie. quizás para los américanos esté muy bien o consiga armar revuelo, pero yo no le acabo de ver ni la mínima pizca de interés xD

kl
kl
12 mayo, 2007 16:43

Si solo fuera flojillo. El mío ha termino en el cubo de la basura, y termine de leerlo por el dinero que me gaste en la compra que por cierto la vi recomendada por algún sitio. Si lo llego a saber…

Saludos.

torpin
13 mayo, 2007 13:56

si no fuera por su excesivo precio para una serie que empieza… estaría bien…

Mark David Chapman
Mark David Chapman
14 mayo, 2007 12:10

A mi el tomo, del que esperaba mucho me dejo un poco frío, pero me da a mi que me compraré el segundo por si arranca del todo.
Respecto al puritanismo americano, me viene a la cabeza la noticia que lei la semana pasado sobre un chavalito de 17 años al que una moza de 15 le hico una felación, le han caido 10 años!!!!!

Outer
Outer
14 mayo, 2007 15:56

A mi me ha parecido un truñaco de los gordos. Asi, de memoria, me atrevería a decir que es lo peor que he leído de Vértigo.

El dibujo me ha parecido lamentable y eso cuando le entinta el otro tío. Cuado se entinta la dibujante a si misma ya es que es vergonzoso. Y el guión pues bueno, que vamos a decir. A ratos insulso y a ratos ridículo.

Ahora mismo estoy en la disyuntiva de tirarlo al contenedor de reciclaje de papel, me da pena por el dinero que me ha costado, o regalárselo a alguien, ¿pero a quien le hago esa putada?

Vamos, que en mi humilde opinión recomendaría, no solo que no lo comprarais, si no que ni lo leyerais. Hay cosas mejores es las que emplear el tiempo. En fin, una inmensa decepción… 🙁

kl
kl
15 mayo, 2007 20:21

Outer tío te ha pasado lo mismo que a mí, nos la han metió doblada con el **** comic.

El tema de regalar el comic yo me lo pensaba dos veces, por menos se ha iniciado una guerra…jejeje

La verdad es que tirarlo no lo tire lo deje en la calle por si alguien quería leérselo, aunque pensándolo mejor no creo que le haga ningún favor.

Por cierto el primer comic que tiro en toda la vida.

Sigo diciéndolo menuda peste de tebeo.

Felipe
23 diciembre, 2011 18:01

«Pero aún así esa voluntad no emana de la propia convicción sino de la necesidad de seguir un sistema doctrinal férreo en cuya cúspide se encuentra el mandato divino como impulsor de esa fe»

Excelente reseña del cómic, érroneo enfoque sobre las decisiones de los cristianos. La libertad del cristiano no se da por un «sistema doctrinal», sino por una relación directa y personal con Dios. Tú enfoque de «Dios arriba» y «nosotros abajo» no es cristiana, ni bíblica: es dogmática y demuestra el prejuicio que existe sobre el cristianismo.

Saludos!

Figa Tendra
Figa Tendra
24 diciembre, 2011 14:25

>Excelente reseña del cómic, érroneo enfoque sobre las decisiones de los cristianos. La libertad del cristiano no se da por un “sistema doctrinal”, sino por una relación directa y personal con Dios.

A ese nivel creo que quería decir católico en vez de cristiano. Aunque bien pensado ser cristiano implica que te creas los diez mandamientos del antiguo testamento y el resumen que hace jesus, con lo que si hay adoctrinamiento (el de jesus a sus apóstoles que un cristiano dá por fiable o divino).
En cambio, si eres Cristiano, eres futbolista.