Amor de hombre, de Irra

Una sátira noir de la masculinidad tóxica.

«¡Yo marco las reglas! ¡El que dice qué está bien y qué está mal! ¡Soy el juez, divulgador de la ley de Dios! ¡Recuérdalo cuando llegue tu hora!»

Desde que irrumpió en 2016 con Palos de ciego (Astiberri) Irra, seudónimo de Israel Gómez Ferrera (Sevilla, 1979), no ha hecho más que crecer como autor para convertirse en una de las voces más potentes y personales del cómic actual. Este trabajo, un personal noir sureño, fue su primer cómic largo y ya nos dejaba ver algunas de las características esenciales de sus obras como el interés por mostrarnos de la manera más cruda y sin ambages las dificultades para subsistir que atraviesan las clases más bajas, algo que nos reemite a su vida y que también veríamos en la fantástica No te serviré (Spaceman) aparecida en 2020 y que fue uno de los grandes cómics de ese año, donde mezclaba ese espíritu noir con una particular visión de las tradiciones sevillanas más rancias mezcladas con el ocultismo en medio de una devastadora pandemia. Gracias a esas obras ha podido traspasar fronteras y publicándolas en otras latitudes como Francia y le han servido para dar el salto al mercado estadounidense donde aparecerán ambas editadas por Behemoth. Editorial para la que está preparando Perros Atados, la tercera parte de la trilogía del Vía Crucis iniciada con Palos de ciego, pero antes de ponerse con ella no ha podido resistir la tentación de publicar en Hojas de Hierba Amor de hombre, una historia que llevaba rodando por su cabeza desde que su hermano Dabi escribió un guion titulado Wentworth en 2006 que estaba basada en sus experiencias mientras ambas trabajaban como cerrajeros en la Costa del Sol y que es la base argumental del cómic. Al igual que sucede con todos sus trabajos hasta la fecha, en está nuevo trabajo Irra coge los lectores por la pechera y nos arrastra a un viaje por los lados más oscuros del alma humana.

Amor de hombre nos cuenta la historia de Saúl, un joven de escasos recursos económicos que, tras la muerte de su madre, recibe la invitación de su tío Simón para vivir y trabajar como electricista con él y su hijo Enrik en la Costa del Sol, en concreto a Fuengirola. Mientras trata de adaptarse a su nueva vida descubre que su tío y su primo no son lo que parecen al principio y tienen una relación realmente extraña y malsana que le acaba haciendo caer en una espiral de paranoia y violencia.

Tal y como sucede con sus obras anteriores nos encontramos con una obra que nos golpea por su visión tan cruda y visceral de la realidad. Aunque hay algunos elementos que se podrían calificar de surrealistas, estamos ante una obra puramente noir que nos deja ver el instinto animal y sexual más salvaje, violento y primario que escondemos los seres humanos bajo la capa de la civilización, pero que muchas veces termina por estallarnos en la cara.

A lo largo de las páginas del cómic vemos como Irra nos narra una tensa historia sobre la homosexualidad masculina, la frustración que nos genera los deseos no satisfechos, los frágiles equilibrios de poder que se generan en las relaciones personales y la masculinidad más tóxica que está volviendo a resurgir en España con los auges de determinadas ideologías que marcaron la forma de pensar en este país durante demasiados años. El elenco de personajes que protagonizan la obra son la personificación de una forma de ver la vida caduca, y a día de hoy bastante patética, pero que, de alguna forma, es un fiel reflejo de la miseria cotidiana, aunque con un barniz de sátira, que queda muy patente en la representación de Simón con las facciones del actor Alfredo Landa, cuyos personajes son el icono de ese tipo de macho alfa del que hablamos antes, y que se comporta como un Dios con poder de vida y muerte sobre el resto de personajes.

Narrativamente estamos ante una obra soberbia con una tensión en un marcado in crescendo que te mantiene pegado a las páginas, no solo por el ritmo que sabe imprimir a la obra gracias a una cuidada planificación, sino también por la sabia elección de la gama cromática compuesta por tonos rojos y amarillos que nos remarcan que estamos ante una historia muy local, pero que se puede entender desde cualquier latitud si entramos en el juego que nos propone el autor. Es cierto que si la comparamos con No te seguiré no nos encontramos ante un trabajo con un acabado tan detallado y lleno de fuerza, ya que se trata de una obra realizado en unos pocos meses, aunque la fuerza y crudeza de su trazo sigue muy presente en escena con la pelea entre Saúl y Enrik con un salvajismo primario que conecta con la forma de relatar la violencia de los textos bíblicos. Que nos deja claro que estamos ante uno de los autores más impactantes que ha dado el cómic reciente, y no solo en lo gráfico también en su forma de abordar las historias y los temas que trata.

Amor de hombre es el primer título de Phantaleon, el sello dedicado al cómic de la editorial Hojas de hierba, lo que constituye una fantástica primera referencia, no solo por la calidad del cómic, sino por la estupenda edición que han realizado. En particular el fantástico diseño del libro. El único pero que se le puede poner es la elección de la fuente para rotular el cómic ya que resulta demasiado fría e impersonal y en un primer momento choca bastante, aunque según avanzas en la lectura te olvidas de ella.

Irra vuelve a demostrar que es uno de los autores con más presente y futuro del cómic con un trabajo sobresaliente lleno de fuerza y personalidad, que nos invita a reflexionar sobre un tipo de hombre con un comportamiento de lo más nocivo. Uno de los mejores cómics de lo que va de año.

Lo mejor

• La fuerza que desprende tanto el dibujo como la historia.
• La disección de un modelo de masculinidad nefasto.

Lo peor

• La fuente elegida para el rotulado.