Edición original:Núms. 19 a 22 USA y Anual núm. 2 USA
Edición nacional/ España:ECC Ediciones
Guión:Jef Lemire
Dibujo:Francis Portela, John Paul Leon, Steve Pugh, Timothy Green II, Travel Foreman
Entintado:Timothy Green II, Francis Portela, Steve Pugh
Color:Lovern Kindzierski
Formato:Rústica, 136 págs. A color
Precio:12,95 €
De nuevo ha ocurrido.
No pasa muy a menudo últimamente pero, de vez en cuando, sin darnos cuenta leemos un cómic que nos hace volver sentir. Me refiero a emociones, a sentimientos, empatía absoluta con lo que al personaje le está pasando y eso es algo grande. ¿Cuántos cómics leemos que, aunque nos gusten, los dejamos en la estantería y se pasan el resto de su existencia acumulando polvo? Preguntaros cuantos cómics os han hecho sentir algo dentro, en las tripas, y lo más seguro es que descubráis que la lista es pequeña pero maravillosa.
Pues este número consigue exactamente eso. Nos hace sentir.
Cliff, el hijo mayor de Buddy Baker, ha muerto. Asistimos a su funeral presidido por sus padres, su abuela y su hermana, aplastados por la losa que implica la pérdida de un ser querido. La familia de Animal Man se ha roto de la peor forma posible. Buddy siente el peso de la culpa sobre sus hombros, la acusación muda de su mujer y el rechazo de esta, lo que hace que ambos se separen para vivir sus propios procesos de duelo. El fuego que consume a Buddy termina por empujarle a ponerse de nuevo las mallas e investigar un extraño caso de desapariciones de animales, lo que lo llevará a encontrarse, cara a cara, a una nueva forma de mal que pretende acceder al Rojo a través de la sangre de Animal Man. Mientras tanto, Maxine se esfuerza por devolver a la vida a su hermano, cuya esencia sigue en el Rojo, desconociendo que existen reglas que incluso ella no puede romper.
Volviendo sobre los sentimientos, Jeff Lemire hace gala de una sensibilidad extrema cuando consigue, en un solo número, hacernos sentir la soledad, la angustia, la desesperación, el dolor, la ira, la perdida, el miedo, la piedad, el perdón y la esperanza con tal fuerza que cada página nos deja sin aliento.
Magistral es el número que comprende el funeral donde las emociones se palpan con facilidad entre viñetas con un control férreo de la gran herramienta de Lemire, los silencios. Un gesto, una lágrima y un plano general son suficientes para que la historia hable por sí misma. Lemire es uno de esos guionistas que deja que el dibujo hable, sin aplastar la viñeta con textos o ralentizar la acción con extensos monólogos del personaje con el fin satisfacer su ego de escritor. Tal vez sea porque además de escribir también dibuja y entiende que el cómic es un medio visual que necesita tanto del dibujo como del texto, en perfecta simbiosis, para lograr golpearnos con fuerza.
Lemire es una de las mejores cosas que le ha pasado al cómic de superhéroes desde su incursión en este medio allá por el 2010. Su imaginación sin límites y su peculiar forma de emprender los proyectos hace que sus cómics sean algo fresco en medio de un reseco desierto. Su preocupación por desarrollar a los personajes en lo personal le permite aportar capas y capas de personalidad que terminan por dotarlos de una tridimensionalidad que ya querrían para si otros personajes mucho más famosos.
Y para demostrarlo se marca una historia que aparentemente no tiene que ver con la historia principal, pero que sin ella este número estaría cojo. Buddy es actor y como hemos podido ver desde el principio de la serie ha estado trabajando en una película denominada Trueno Rojo de la que Lemire no se ha olvidado. Es más, la rescata de tal manera que usa todo un número para que podamos ver esa película, como si estuviéramos en el cine, para que cada uno saque sus propias conclusiones al respecto. Puede que parezca algo gratuito, pero os aseguro que la aportación de este número al grueso de la historia es muy importante dadas la consecuencias que este trabajo tiene en la vida de Buddy Baker.
Otra herramienta que Lemire usa en este número es el uso de las nuevas tecnologías. Crea su propio Twitter con el que nos muestra fácilmente el sentir, algo recurrente en este guionista, de la sociedad respecto a lo que le está pasando a Buddy. Solo necesita unas líneas para que podamos darnos cuenta de lo grande que es esta historia y de lo cercano que es Animal Man a cuanto le rodea. No es un héroe grande, pero es un gran héroe.
Lemire está sembrando para enfilar la recta final de una obra en la que se nota que ha sacado lo mejor de sí mismo. Quedan solo siete números para llegar al temido final de una serie que con cada entrega nos demuestra que no debemos perder la fe en un medio que es capaz de darnos comics con tantas lecturas.
En cuanto al apartado gráfico Lemire se ve acompañado de tres impresionantes dibujantes. Steve Pugh, viejo conocedor del personaje, da rienda suelta a un estilo más contenido y depurado del que lució en su etapa con Jaime Delano. Sometido al guion de Lemire, en el buen sentido de la palabra, nos regala momentos en los que las emociones se pueden tocar de tal manera que nos golpean directamente en el alma. Un dibujo potente, eficaz y arrollador que nos atrapa de principio a fin.
Francis Portela se encarga de las partes donde el Rojo adquiere protagonismo. Con un trazo fino y detallado aporta a sus diseños orgánicos un aspecto que, lejos de resultar grotescos, nos hipnotizan y hacen que queramos ver más de ese inmenso mundo de carne, sangre y hueso. Un mundo donde la vida se mide en tendones, músculos y nervios necesita de un dibujante de muñeca firme que permita admirar al Rojo con la majestuosidad que se merece.
Otro de sus espadas es John Paul Leon, encargado de dar forma a la película que nos sirve como metáfora de la propia vida de Buddy. Su trazo más grueso y anguloso resulta adecuado para lo que Lemire quiere contarnos y refuerza eso de lo que no dejamos de hablar: los sentimientos.
Por último tenemos a Travel Foreman que lo recuperamos de nuevo en los lápices del segundo anual de la colección. Una historia que viaja al pasado para devolvernos a Cliff a la vida en forma de recuerdo, la manera más poderosa de sentir que tenemos en la vida.
Estamos ante un cómic principalmente emocional en el que hay sitio para la acción que sigue llevando hacía delante a un personaje que está disfrutando de una nueva época dorada que nadie debería dejar pasar. Si las emociones son los cimientos de los recuerdos eternos, puedo garantizaros que estos números os acompañarán para siempre.
Totalmente de acuerdo Gustavo. Este volumen 3 de Animal Man recopila lo que sin duda ha sido la mejor parte de la cabecera de Jeff Lemire, con el bueno de Buddy lidiando con la muerte de su hijo. A partir de ahora y hasta el final, puro goce para los ojos (a pesar de que deje algún que otro argumento abierto la mar de interesante).
Lo que viene a colación para comentar la enorme metamorfosis que el personaje ha sufrido en la cabecera Justice League United, también de Jeff Lemire, donde Animal Man funciona como mera comparsa cómica con el otro personaje del autor, Oliver Queen. Si bien es cierto que ya están suficiente «amargados» y serios en sus respectivas cabeceras, es raro el salto hacia la comedia más superficial que el autor canadiense ha hecho caer sobre los personajes.
Más allá de desvaríos, una gran cabecera de esta Animal Man que para mi cuenta con uno de los mejores cierres de cómic de superhéroes que he visto en los últimos años.
Preguntaros cuantos cómics os han hecho sentir algo dentro, en las tripas, y lo más seguro es que descubráis que la lista es pequeña pero maravillosa.
Esa frase resume este Animal Man, una cabecera con la que es difícil no emocionarse.
Este tomo incluye uno de los dos mejores números que he leído de Lemire en sus trabajos de DC.
El anual 2, ilustrado por Foreman
La historia de «la reina araña»
Un pequeño gran relato de terror sobre la paternidad.
(Mi otro número favorito de Lemire fue el oneshot de Kid Eternity, que desgraciadamente pasó muy desapercibido.)
Estoy con Mr X, el anual 2 es, para mí el mejor número del animal Man de Lemire, de los que he leído, claro, que aún me falta el último tpb.
El de Kid Eternity no lo conozco.
La verdad es que resulta difícil quedarse con un número favorito de los que comprende el tomo. El anual es impresionante, como bien comenta Mr X y Guolberin, por como enfoca la paternidad Lemire, pero para mi el número del funeral es muy potente por las emociones que destilan las viñetas, los gestos, las miradas, es un todo en el que guion y dibujo forman todo perfecto.
Un tomo a descubrir, disfrutar y recordar como una de las grandes lecturas de nuestra vida.
“El de Kid Eternity no lo conozco.”
Fue un número suelto dentro de un minilínea que se quedó en nada llamada National Comic en la que reintroducían con pequeñas historias autoconclusivas antiguos personajes de DC en el nu52.
http://2.bp.blogspot.com/-DBDvKJSorwM/UBBLOA00OAI/AAAAAAAAEZc/sHNSHsxv44I/s1600/eternty0001.jpg
Lemire reinterpretó Kid Eternity como una especie de “detective sobrenatural” y le quedó un número cojonudo, redondísimo. Hubiera dado para una serie estupenda de Vertigo. Pero, vamos, se quedó en eso. En una pequeña historia autoconclusiva.
Y desde luego, ninguna esperanza que se publique aquí.
Sí, me expresé mal, sí conocía lo de National Cómics y que había algo de Kid eternity por ahí, pero ni recordaba que fuera de Lemire ni lo he leído y pasó bastante desapercibido para mí.
Gracias por la info de todos modos, Mr X
Hola a todos. Esta serie me gusto mucho, pero cuando empezaron con el crosmierder de Mundo Putrefacto la deje. Alguien me puede decir si me puedo saltar esos numeros y seguir por el tercer tomo, o se pierde bastante?. Es que le tengo alergia a los put;$!s crossovers!!!
Perdonar por los acentos.