Es una de esas historias que tenemos la sensación haber leído cien veces pero que, debido a la originalidad que han logrado los autores, nos parece que se trata de la primera vez.
La vida del mutante más popular de Marvel se estira más que el cuello de Mr. Fantástico al ver a su esposa en bikini. Eso no es un secreto.
Cuando Logan carecía de memoria, los autores aprovecharon tanto el recurso del pasado misterioso que llegó un punto en que perdieron absolutamente el control. Crearon historias que se solapaban las unas a las otras, que tenían poco o ningún sentido, que no se respetaban entre sí, que comenzaban a ser una aglomeración caótica que requería un orden a gritos. De repente, llegó el día M y Logan recuperó la memoria. Todo, todo y todo, que diría cierta niña televisiva de hace unos años.
Así, supuestamente, campó cierto orden y concierto en la vida del mutante bajito, peludo, repleto de adamantium y mala leche. Pero… o pero… no todo iban a ser viejas aventuras consolidadas y explicadas. No, de eso nada. También quedó hueco para continuar dándole caña a eso tan traído y llevado que conocemos como retro-continuidad. Y hete aquí, que los amigos Brian K. Vaughan y Eduardo Risso nos han venido a contar una nueva historia del pasado del personaje.
Vamos con otra gran verdad sobre el canadiense: Lobezno es uno de los personajes más carismáticos de la Casa de las Ideas. Chris Claremont supo dotarle de esa dosis de misterio, de ese aspecto de tipo duro con corazón tierno de solitario irredento que se preocupaba por los demás en secreto. Fue soldado y agente del gobierno, encargándose de algunas misiones que harían sonrojar al propio Bond, James Bond. Ha trabajado como mercenario, como agente secreto y sus enemigos conocen de primera mano una gran verdad, cuando se enfada resulta una mala bestia. Pero Claremont tuvo un acierto mayúsculo. Enfrentar a hombre y bestia fundamentando la lucha sobre el pilar del honor que debe poseer todo buen samurai. Y así, el destino de Logan quedaría irremediablemente unido al País del Sol Naciente.
Y eso nos lleva de nuevo a esta miniserie de tres números: Lobezno: Logan. Es fácil imaginar que se ha contado todo sobre el mutante de las garras indestructibles, pero no es así. No todo ha sido contado… aún.
Podríamos decir de ella que es una historia de fantasmas. Una historia sobre los lastres del pasado y cómo su peso –en la memoria y el corazón– tiran de nosotros en el presente. Una historia de amor y de pérdida. Una historia de supervivencia, de ira, de venganza o justicia. Una historia de honor y orgullo. Una historia de Logan.
Con una calidad indiscutible, Vaughan y Risso se mezclan en esta particular obra hasta tal punto que resulta complicado imaginarla en ausencia de alguno de los dos. Juntos, nos conducirán hasta Japón para mostrarnos a cierto canadiense malhumorado sobreviviendo en los últimos días de la II Guerra Mundial. Allí, donde el horror y la desesperación campaban a sus anchas, nacerá la flor más inesperada: el amor. Como si de una poesía oriental propiamente dicha se tratara.
Sin querer desvelar mucho más del argumento para no estropear el cómic –de verdad que merece la pena–, no me queda más que emplazaros para su lectura. Veréis al hombre antes del mutante. Al soldado que fue antes de la llegada de Charles Xavier y su sueño. Veréis a Logan antes de convertirse en Lobezno. Y conoceréis una historia que no había sido contada hasta ahora y que os dejará la sensación de haber intimado algo más con el héroe canadiense. De habernos acercado, a través de sus vivencias y recuerdos, un poquito más a su alma.
Esta es, sin lugar a dudas, una de las mejores historias que se ha escrito sobre el personaje en los últimos años. No hay excusa para perdérsela.
Panini ha acertado. Para qué negarlo. Igual que criticamos a las grandes editoriales del país cuando, a nuestro juicio, hacen las cosas mal, también hay que saber alabarlas cuando aciertan.
Y este tomo con aires de novela gráfica, con tapas de lujo y papel acertado, nos retrotrae a un pasado en que, siendo más niños, mirábamos aquellas obras inalcanzables con ilusión.
Han reunido en un solo volumen los tres números de la miniserie, regalándonos además, algo de material extra por un precio nada exagerado si tenemos en cuenta las propiedades del material de reproducción.
Una pequeña joya, tanto por la edición como por la indudable calidad de la historia y la manera de narrarla de los autores, que merece estar en la comiteca de cualquier buen aficionado al Noveno Arte.
Cuando era estudiante de la Universidad de Nueva York, Brian K. Vaughan formó parte del Proyecto Stan-hattan, un curso para guionistas de cómic inexpertos. Su primer trabajo fue el número 43 de la colección Cable (Mayo 1997). Desde entonces, ha llovido mucho.
Vaughan ha escrito a buena parte de los personajes principales de DC y Marvel, incluyendo a Batman y los X-Men. Aunque ha tocado otras disciplinas –guiones televisivos, obras de teatro o relatos cortos– prefiere dedicarse a escribir cómics, a ser posible, de creación propia, ya que no se siente cómodo trabajando con personajes ya existentes.
Brian K. Vaughan es uno de esos guionistas atípicos que ha alcanzado el éxito gracias a productos minoritarios que se transformaron rápidamente en consumo de masas. Por ello, se ha convertido en uno de los escritores más valorados del panorama actual.
Entre sus aciertos, cabrían destacar series como Y, El Último Hombre, Ex Machina o la popular Runaways, que terminó por conseguirle un hueco de honor en Marvel. Pero, como ya hemos comentado, Vaughan no sólo se ha dedicado a las viñetas. Entre sus incursiones televisivas –medio que tuvo a bien escupirle más de una vez a la cara–, figura Perdidos, esa serie de la que todo el mundo habla. Sin duda alguna, tenemos un pequeño genio entretenido con los juguetes de la Casa de las Ideas. Y ésta no será la última buena historia que nos ofrecerá. Y si no, tiempo al tiempo.
Por su parte, Eduardo Risso ha trabajado como dibujante en varios países, destacando su Argentina natal, Italia o España. Su obra alcanza las fronteras de Francia o Alemania, por poner sólo dos ejemplos, hasta que llega su oportunidad en el mercado americano. De la mano de Brian Azzarello y bajo el sello de la línea Vértigo de DC cómics, Risso se convierte en el dibujante de la serie 100 Balas. No se puede concebir 100 Balas sin Eduardo Risso, ni se puede imaginar a Eduardo Risso sin 100 Balas. Sus personalísimas composiciones de páginas, su trazo limpio ahora, sucio después, confuso y claro a partes iguales, no deja de atraer la atención del lector expectante. Todo ello le convierte en un narrador gráfico con personalidad propia y un gran porvenir por delante. Y, como no, en la elección idónea para este Lobezno: Logan.
En esta ocasión –y sin que sirva de precedente–, no haré valoración personal, porque no he podido evitar ir insertándola a lo largo de toda la reseña. Quizá llevado por el cariño que he sentido al leer la obra, quizá debido a la sorpresa vivida ante la calidad de la misma.
Por ello, una única recomendación. Haceos con esta novela gráfica en cuanto os resulte posible. No os vais a arrepentir. Palabra de boy scout.
Para Zona Negativa, informó Iván desde los campos de almendros en flor que circundan el monte Fuji.
A mi me gustó pero durante todo el tiempo note ese tufillo de deja vu en el que se me mezclaban
dientes de sable y silver fox para la base y mariko yahsida para la ambientacion
, supongo que por eso tampoco me parecio tan fantastico
«se estira más que el cuello de Mr. Fantástico al ver a su esposa en bikini. Eso no es un secreto.»
heim? cuello?
Mis disculpas por criticar algo que a alguien le ha gustado mucho, pero a mí me pareció uno de los trabajos más flojos de Vaughan, no encuentro algo que se pueda destacar. Toda la historia es predecible y los otros dos personajes que tiene la obra (sacando a Logan) son dos estereotipos, vistos mil veces en películas de guerra o niponas. Ni siquiera el grande de Risso destaca. Estoy mucho más de acuerdo con la valoración de Alberto Morán de esta obra.
tiene buena pinta.
ya solo por el dibujo vale la pena.
ahora habrá q leer para ver si el guión también está a la altura.
saludos
Mmmm… me parece que no hemos leído el mismo tebeo… Además, creo que a mí me lo han cobrado al precio que pone.
Lametablemente, he tenido que dejar pasar este comic, ya que a mi me ha parecido una edición demasiado cara por tan solo 72 páginas. Si hubiera salido en grapa, dentro de la serie regular o similar, si me lo hubiese pillado