«Deberías darte prisa en encontrar una buena persona que te haga compañía.»
El perfil de Asumiko Nakamura es uno de los más interesantes y peculiares que podemos encontrar en el actual cómic japonés. Esto ha hecho que las jóvenes y pequeñas editoriales de nuestro país se estén volcando con las licencias de sus trabajos. La pionera fue Ediciones Tomodomo que hace unos años publicó En la misma clase, la obra más popular y exitosa de esta autora. La historia de amor de Sajô y Kusakabe fue la que puso en el mapa a Nakamura, pero la posterior adaptación al anime de este manga la acercó al gran público. Un mérito notable para un boys’ love, un género al que no le resulta fácil romper las barreras del mercado mainstream. Estaba claro que era el momento de publicar esta obra en nuestro país y darle así otra vez un espacio a este tipo de maltratadas publicaciones. Más si cabe con una obra de esta calidad, que se aleja de los vicios y maneras del yaoi que tradicionalmente nos ha llegado por estos lares.
En Japón, En la misma clase se empezó a publicar en 2006 en la revista Opera de la editorial Akaneshinsha. Las desventuras de sus protagonistas estaban narradas con una gran delicadeza y naturalidad. Un aspecto que se ha trasladado a las secuelas de la serie como Sorano y Hara y la presente Antiguos Alumnos en la que Nakamura retoma a sus personajes allí dónde se habían quedado al concluir En la misma clase. Esta continuación está compuesta de dos únicos tomos que además de facilitarnos el reencuentro con Sajô y Kusakabe nos descubre las intimidades de otros secundarios del universo de Nakamura. La mangaka aborda gracias a ellos relatos llenos de emociones y sexo sin complejos con un planteamiento poco habitual en el manga que apela a la cotidianidad y la cercanía.
Esto lo encontramos en todas las historias que componen la serie, no solo en las de Sajô y Kusakabe que, aunque detallan una relación muy creíble y real, también son las más amables y cándidas. Lo interesante en su caso es el contraste de personalidades y la manera en la que vemos abrirse a la pareja y vivir su intimidad. En el resto de historias que compone Antiguos Alumnos tenemos otros retratos dominados por los miedos, las dudas o las relaciones tóxicas, como el protagonizado por Komatsu y Ryuuchi. Al primero lo conocemos de Sorano y Hara y Nakamura nos lo recupera ahora para contarnos su abusiva relación con Ryuuchi, un manipulador nato que utiliza a las personas de su alrededor para saciar sus necesidades. En un término medio tenemos una tercera historia, la del profesor Arisaka y el joven Hibiki que deben lidiar con los problemas que se derivan de su diferencia de edad. La manera distinta de ver la vida y los problemas que supone su relación en el mundo real.
El talento de Asumiko Nakamura se evidencia también en su dibujo, un trazo estilizado y de apariencia frágil que en realidad esconde un exquisito gusto por el detalle y un estilo lleno de personalidad. La creadora de Utsubora o La respiración de Copérnico ha logrado interiorizar la estética del shōjo más clásico al mismo tiempo que se ha distanciado claramente de sus lugares comunes a nivel narrativo y formal. Sus lápices retratan el amor y el sexo de una forma idealizada, pero al mismo tiempo tremendamente humana. La fusión de historia y dibujo resulta en un valor añadido que aporta matices y rasgos distintivos a sus caracterizaciones, mostrándose pródigos sus relatos en elementos que suman a la psicología de sus personajes. No es una excepción Antiguos Alumnos en la que su autora no se limita a confeccionar un simple spin-off para salir del paso, poniendo mucho mimo en el conjunto de historias que conforman los dos tomos recopilatorios de la obra.
De esta manera, Antiguos Alumnos es una propuesta muy diferente a En la misma clase, pero al mismo tiempo es totalmente fiel a su espíritu e intenciones. Si acaso, Nakamura trata aun más abiertamente las relaciones de sus personajes, mostrando una evolución que se da en las distancias cortas. Cada relato es un compartimiento estanco que al mismo tiempo da una visión global de las relaciones de pareja, independientemente de su estatus, edad y personalidad. Es un complemento perfecto a En la misma clase y también al mencionado spin-off de Sorano y Hara, cerrando tramas y ahondando en la vida de sus secundarios. El tono contemplativo e intimista que Nakamura imprime al manga hace que el humor esté menos presente y su habitual trazo sea más delicado si cabe. Todos los rasgos identificativos de una autora que sigue evolucionando y creciendo con cada nuevo trabajo; no conformándose en ningún caso con elucubrar una obra menor. El tiempo nos dirá dónde está el techo de su talento, si es que realmente existe.
Valoración Global
Guión - 8
Dibujo - 7
Interés - 7.5
7.5
Desacomplejada
Antiguos Alumnos es un spin-off de la obra más conocida de Asumiko Nakamura, pero lejos de ser un producto pensando para aprovecharse de su éxito su propuesta nos permite disfrutar de una serie de relatos marcados por una emotividad contenida, un dibujo preciso y elegante y un atractivo gusto por el detalle psicológico de sus personajes. Nakamura no tiene complejos para hablar de sentimientos, relaciones y sexo de una manera abierta, natural y cotidiana poco habitual en otras publicaciones.