Hablando se entiende la gente
«Si somos capaces de dedicar un tiempo a saber cómo somos…
de ahora en adelante no tendremos por qué odiarnos a nosotros mismos.»
La adolescencia es un periodo de cambio que ha sido explotado por el cómic japonés en muchas y diversas historias. Muchas de ellas en un contexto académico marcado por los sueños de futuro, el romance y el drama. Tanta es la profusión de este tipo de relatos en el manga que se podrían considerar como un género en sí mismo, uno que si pensamos -por contra- en el cómic americano y el europeo resulta casi inexistente. También es cierto que se trata de un género que durante mucho -demasiado tiempo- se ha escudado en los mismos arquetipos, clichés y caminos recurrentes. Pero en los últimos años algo ha cambiado, muchas obras están rompiendo con algunas reglas preestablecidas y haciéndose eco de los nuevos tiempos y las preocupaciones de los jóvenes de hoy en día.
Hay algunos de estos mangas que incluso dejan en un segundo plano el citado contexto académico para centrarse en cuestiones más concretas e infinitamente más interesantes (aunque siempre relacionadas con el amor y el futuro). Esto es lo que hace Nuestra Salvaje Juventud de OKADA Mari y EMOTO Nao con el despertar sexual de sus protagonistas, lo que vemos en Amor es cuando cesa la lluvia de MAYUZUKI Jun, obra que pone su énfasis en el crecimiento personal de su protagonista, y Sombras sobre Shimanami de KAMATANI Yuhki, que nos ofrece un sincero retrato de la comunidad LGTBI en Japón. Pero puede que una de los mangas más interesantes a propósito de este perfil -publicado recientemente en España- haya pasado algo desapercibido entre los lectores: Ao no Flag.
Este es el título de una obra de KAITO, autor responsable de apenas un par de series anteriores para el mercado japonés como Cross Manage y Buddy Strike que entremezclan las historias propias de instituto y el deporte. Ao no Flag es su trabajo más largo y ambicioso hasta la fecha y se empezó a serializar en 2017 en la revista digital Shounen Jump + de Shūeisha. La serie se recopiló posteriormente en ocho volúmenes que Editorial Ivrea publicó en España entre 2018 y 2020. En apariencia, estamos ante un relato de transición de la adolescencia a la madurez prototípico cuya trama se vehicula a través del también recurrente recurso del triángulo amoroso. Pero esta primera impresión deja paso a una historia mucho más estimulante y adulta de lo que podíamos prever.
Ao no Flag sigue las vivencias de tres amigos de tercero de bachillerato y los dilemas que se les plantean de cara a su futuro. Taichi Ichinose es un chico reservado e introspectivo que tiende a aislarse del mundo. Pero todo cambiará cuando empiece a mantener una relación más estrecha con su compañera de clase Futaba Kuze. Esta a su vez está enamorada de Touma Mita, uno de los chicos más populares del colegio y amigo de la infancia de Ichinose. Cuando Futaba le pide a Ichinose que le ayude a conocer mejor a Mita y tener una cita con él, todo empieza a complicarse y el trío de jóvenes tendrá que lidiar con las consecuencias de sus complejos, miedos y decisiones.
Esta premisa no parece especialmente original, podría ser el punto de partida de muchos mangas del montón que de manera más o menos acertada y entretenida juegan con elementos de romance, humor y drama. Sin embargo, Ao no Flag juega muy bien al despiste con nosotros y presenta algunas características que lo hacen casi único en su especie. La primera, el retrato generacional que podemos palpar en sus páginas, la diversidad de sus protagonistas (y secundarios) y la profundidad con la que estos abordan sus dudas, inseguridades y problemas personales. Y no menos encomiable es la manera incisiva y frontal en la que KAITO aborda cuestiones actuales de género, igualdad y sexo en la historia.
Esto último lo hace a través de algo tan sencillo como el diálogo, un concepto tan infravalorado en muchas otras publicaciones del mismo corte que resulta refrescante al verlo tratado de esta manera en Ao no Flag. KAITO comenta en los extras de la edición de Ivrea que su idea con esta obra era “crear personajes que estuvieran vivos, con sus propios puntos de vista y forma de pensar”. Por ello era importante “no forzar las cosas” y que los personajes “fueran capaces de sentarse juntos, mirarse a la cara y charlar sobre cualquier tema”. Y esto define a la perfección Ao no Flag, haciendo que cada escena y momento tengan un peso específico y relevante que lleva a los personajes siempre adelante.
Es sorprendente que con este planteamiento, uno que implica una cierta improvisación en el desarrollo de la obra, KAITO haya logrado, no solo llevar a tan buen puerto su historia, sino revestirla de muchos y llamativos matices. Incluso los extras y episodios especiales que muchas veces son irrelevantes en otras obras y funcionan como meras curiosidades, sirven en Ao no Flag para darnos pistas importantes sobre la manera de pensar de sus protagonistas. En ese sentido, los personajes están construidos con el suficiente mimo para que nunca se traicionen a sí mismos, logrando una caracterización ejemplar y un interés que rompe de manera inteligente con la división clásica de roles principales y secundarios.
El dibujo de KAITO también evoluciona a lo largo de los ocho volúmenes que componen el grueso de la obra. En sus primeros compases se muestra simplemente correcto, con un trazo limpio y sencillo que evita cualquier tipo de estridencia. Pero a medida que la trama avanza KAITO se atreve a probar cosas diferentes, a disfrutar de la narrativa y conciliar el tono de lo que pasa en la viñeta con la nostalgia que destilan sus personajes. La obra fluye en este sentido y hace que la lectura sea tremendamente ágil pese a las constantes conversaciones y debates que mantienen los personajes.
Ao no Flag nos habla de amistad, amor y descubrimiento personal desde un prisma en el que el lector se torna espectador de ideas y debates de actualidad que sus personajes abordan -según su posición- desde la entrega, la resignación y el prejuicio. El espectro sentimental e ideológico que refleja KAITO en la obra nos transmite la emoción por ser correspondidos y las dudas y miedos sobre la persona que somos. Incluso nos obliga a ponernos de frente a nuestros propios prejuicios evitando que sus personajes se conviertan en compartimentos estancos protegidos contra cualquier tipo de conflicto. Estamos ante un manga que realmente fluye, sus personajes tienen más de una dimensión y las decisiones y reflexiones que hacen y toman no son siempre fáciles, pero sí tremendamente humanas.
El final de la serie es el mejor ejemplo de ello, un ejercicio de lo más curioso que nos obliga a empatizar y sentirnos en una piel -a priori- desconocida. Este último giro contentará a muchos por la carga poética y sentimental que atesora, pero también podrá decepcionar a algunos lectores que busquen un final menos abierto. No obstante, es un ejercicio de lo más interesante que se convierte en toda una metáfora de la principal idea que subyace a lo largo de la serie: el amor es amor. En cualquier caso, este es el único punto de incertidumbre sobre una obra notable cuya lectura es tan adictiva como estimulante por su manera tan abierta de acercarse a nosotros.
Lo mejor
• La manera en la que KAITO sortea los caminos habituales de este tipo de historias.
• La apuesta por el diálogo que refleja la obra.
• El exquisito tratamiento del elenco de personajes.
Lo peor
• El final deja algunas cuestiones abiertas.
Guión - 8.5
Dibujo - 7.5
Interés - 9
8.3
Diferente
Ao no Flag es una propuesta refrescante respecto a otras obras que juegan con los mismos elementos y lo hacen con algo tan sencillo como dar voz a sus personajes. KAITO nos plantea una historia de crecimiento personal que aborda cuestiones de actualidad de una manera directa e inteligente, construyendo una trama cuyo vehículo es el diálogo y su interés la diversidad que representan sus personajes. Una pequeña joya a descubrir.