Dan Abnett, el actual escritor de la serie de Aquaman, no es un mero aficionado en esto de aporrear el teclado para contar historias. Abnett nació un 12 de octubre de 1965 en Oxford, Reino Unido y es conocido por muchos aficionados por sus trabajos tanto para Marvel como para DC (donde creó a Resurrection Man junto con su amigo Andy Lanning), aunque se formó profesionalmente en la mítica revista de 2000 A.D donde daría vida a su propia creación, Sinister Dexter. Pero su faceta de escritor nos es más desconocida, habiendo publicado varias novelas ambientadas en el universo fantástico de Warhammer y Warhammer 40.000 (Soy Masacre, Pacto Sangriento o La Armadura del Desprecio, por citar algunas), siendo su primera novela independiente de estos universos la que publicó en el año 2009 bajo el título, Angry Robot.
Con este breve recorrido por la vida de Abnett podemos darnos cuenta, si se ha leído alguna de sus novelas, que su mayor activo como escritor está en su capacidad para crear amplios mundos a los que es capaz de dar vida a través de unos personajes bien construidos, dinámicos y creíbles dentro del papel que desarrollan en sus obras a medio camino de la ciencia ficción y la fantasía.
En Aquaman, desde que estamos con Renacimiento, Abnett ha ido construyendo una larga saga alrededor del que puede ser considerado el villano más letal del héroe de Atlantis, Manta Negra, mientras expandía la franquicia atlante y el micro universo de uno de los personajes de DC más fascinantes y peor explotados de la editorial. Abnett ha sabido encontrar el equilibrio entre la acción y las relaciones internacionales, la política y los asuntos externos, construyendo un entramado en el que la figura de Aquaman se erige por encima de todos en su faceta de monarca que ha de vivir entre dos mundos.
Esta dualidad es tratada por Abnett con elegante soltura, haciendo que Aquaman no solo tenga que lidiar con los quehaceres propios de un rey, sino también con su faceta heroica, ambas muy exigentes en cuanto a responsabilidades.
Abnett continúa lo que nos narró en los dos anteriores números y nos sumerge de lleno en el conflicto que se desencadena por el vil entramado que Manta Negra ha puesto en marcha. La guerra azota el mundo y solo un hombre, Aquaman, parece ser capaz de evitar un enfrentamiento que podría acabar para siempre con la vida en la Tierra y en el océano.
Una historia frenética, sin pausa, salvo para meditar sobre las costumbres de Atlantis y su altiva manera de juzgar a la que posiblemente sea su futura Reina, Mera, y dar un minuto de aliento a un Aquaman que va a recibir un severo desgaste físico y moral a lo largo de toda la trama. Sin embargo, el escenario que Abnett es capaz de montar muy eficazmente, acaba por resultar algo superfluo en su conclusión, sin que de verdad uno sienta que se hayan explotado de verdad todas sus posibilidades. Abnett no se adentra con decisión en la parte más política de la obra, lo que genera la sensación de irrealidad de todo el conjunto.
Se hubiera agradecido más decisión y más espacio para la parte más gubernamental, sin pasar de un golpe por encima de situaciones tan relevantes como las negociaciones internas entre los gobiernos, las consecuencias de lo ocurrido y como la ONU ha de lidiar con la presencia de Atlantis en el mapa. Es un pero que no se le puede perdonar fácilmente a la serie, por mucho que el resto funcione de forma adecuada.
Abnett no deja de construir una Atlantis sólida, añadiendo personajes que permitan hacernos una idea clara del sistema de gobierno, de cómo se distribuyen las responsabilidades y de la eficaz maquinaria bélica de la que disponen los atlantes, a los que sigue presentando como leales a su rey y de carácter fuerte y decidido. También nos muestra esas costumbres internas que fijan su atención en Mera, personaje por el que Abnett muestra mucho interés, como la parte fuerte y débil de Aquaman, confiriéndole ese carisma tan característico de los personajes de Abnett.
Una estructura narrativa convencional, eficaz, pero muy tradicional, permiten que la lectura de esta serie sea un ejercicio que está más cerca del entretenimiento superficial que el de una serie en la que, por su propia naturaleza y el enfoque que su guionista pretende darle, se exploren aspectos más sociopolíticos.
A nivel gráfico, Aquaman, cumple con nota. No estamos ante unos dibujantes de corte espectacular, pero Briones, Walker y Eaton se preocupan de dar consistencia al océano añadiendo burbujas, fauna y flora marina, pelo y capas flotantes, en lo que sin duda es un acierto visual que dota al conjunto de un aspecto más que satisfactorio.
Ojalá Abnett se soltara de verdad y se adentrara de lleno en mostrarnos más de ese Atlantis que tan solo podemos intuir, nos dejase ver más sobre cómo es la vida en esta moderna ciudad, como viven sus ciudadanos, alejándose por un tiempo del enfrentamiento entre Aquaman y el villano de turno. Una serie donde lo cultural, lo social y lo político fueran el verdadero eje conductor, pero debemos conformarnos con una serie interesante, dinámica, entretenida, que se queda en la superficie de muchos de los temas que trata. Abnett tiene currículo para ello, lo ha demostrado de sobras en sus novelas, pero le falta dar un salto hacia delante en Aquaman para darse cuenta que Arthur Curry no es un superhéroe al uso, que Arthur Curry es un rey, es un héroe, es un hombre y que en su vida existe el conflicto interno como en ningún otro personaje de DC.
Aquaman es una serie que se disfruta de principio a fin, que dignifica al héroe protagonista, que nos muestra su potencial, su fuerza interior, su voluntad, su determinación para la coexistencia pacífica entre la superficie y Atlantis, mostrándonos a Aquaman como un líder nato, obstinado, duro y sensible al mismo tiempo y respetado por el ejemplo que es capaz de transmitir. Todo esto son valores que hacen que esta serie merezca la pena aunque tenga imperfecciones… ¿pero no es la vida imperfecta también?
Guion - 6.5
Dibujo - 8
Interés - 7
7.2
Podía dar más de si.
La serie actual de Aquaman encierra en si misma un enorme potencial al que Abnett no parece tener acceso. La parte más heroica esta bine llevaba, pero se necesita más intensidad en los aspectos más políticos y sociales.
Está es personalmente mi serie favorita de de DC ahora mismo, como dices la interacción entre Aquaman y Mera y como Atlantis reacciona ante esta está conseguida y la hace más interesante, mientras que Arthur sigue comportándose como un rey.
Sobre los números con Black Manta me gustaron por como lo pusieron como alguien que puede ser funcionar más que como «solo» rival físico y su pelea al final fue buena. Aunque una queja que tengo pero que no es culpa de Abnett sino más bien del editor en mi opinión es que en el trono de Atlantis, el crossover que hizo Geoff Jonhs que hasta que digan lo contrario sigue en continuidad, Cyborg recibe un «upgrade» para ir bajo el agua y aquí parecen ignorarlo.
En cuanto al resto de números coincido en que los temas políticos se abordan de manera superficial e incluso añadiría que los números entre el final del arco de Black Manta y el 25 son los peores de la serie en el sentido de que se me hicieron aburridos. Pero cuando se llega al número 25 la cosa mejora bastante además hay un mayor worldbuliding y el dibujo también mejora.
Dicho esto coincido con la nota, pero creo que comprendo que no se profundice mucho en la política para que no parezca que tiene algún «lado» favorito y se le acabe acusando por ello, como ha ocurrido en el Capitán América de Spencer o incluso el Green Arrow de Percy.
Saludos.
Gracias por comentar, no more events.
Creo que Abnett debería entrar sin mido a tratar temas políticos, ya que la política no es solo hablar de bandos o grupos o ideas, política es ese todo burocrático que en la serie se intuye de forma clara y que considero debería ser abordado más en profundidad. Las conversaciones gubernamentales, las negociaciones, el proceso para que la ONU reconozca a una nación, son cosas que pueden abordarse y que darían ese toque extra que en la serie se añora.
Un ejemplo de una serie en la que se trata muy bien estos temas s la de Pantera Negra de Coates.
Aun con todo no debemos olvidarnos que estamos ya ante una de las etapas más largas de este perosnaje editorialmente hablando, superando a la de Peter David y eso es muy importante para Aquaman. Si unimos los New52 y la actual andadura que es una continuación espiritual de la misma.
La escena de la Liga que comentas me resulto extraña, no solo por lo de Cyborg, sino por otros miembros de la Liga que estan en la sala del trono. Salvo que supongamos mecanismos para compensar la presión del agua a tanta profundidad, Batman, por citar al miembro sin poderes dle equipo, debería tener serios problemas para poder evitar que sus huesos y visceras no implosionaran. Solo un respirador me pareció poca cosa para viistar Atlantis, más cuando la alferez britanica viste un traje blindado en su estancia en Atlantis.
Totalmente de acuerdo con muchos aspectos de tu crítica, Gustavo.
Respecto a lo que comentas de desarrollar toda la cultura y el día a día de Atlantis, estaría muy bien que desarrollaran un arco como la mini de Inhumanos de Jenkins y Lee, explorando las relaciones entre miembros de la corte y, quién sabe si añadiendo más personajes a la familia real que, o bien aun no han aparecido o están ahí y no se les ha utilizado bastante (Aquagirl, Aqualad, Arthur Jr., Shark, Ocean Master, Vulko…). Prácticamente tienen unos Inhumanos (con Attilan incluida) y no lo saben.