Mareas de cambio
«Creer que quién eres está condicionado por el reino en el que naces, como si nunca tuvieras elección… Eso no es una fortaleza, es una debilidad»
Este tomo llega tarde.
Y llega tarde porque todos aquellos que hayan leído la serie regular de la Liga de la Justicia se abran percatado que en los acontecimientos finales de la colección, los centrados en el arco argumental Invierno Eterno, Aquaman ya era padre… pues el último número tras la partida de DeConnick se publicó en esta serie en junio de este año. Mientras, tocaba esperar en España al estar pendiente de publicación los números en los que Mera diera a luz a la pequeña Andy. Nosotros también llegamos tarde a esta reseña, pues el último tomo, el correspondiente a la Tercera Temporada de Aquaman, se puso a la venta hace un mes, por lo que desde aquí os pedimos disculpas por ello.
Intentando subsanar esto le damos entrada a esta reseña en la que se viene a confirmar que el trabajo de Kelly Sue DeConnick en la serie ha estado en todo momento enfocado a cambiar el estatus de la serie y sus protagonistas.
Esta tercera temporada pone fin a demasiadas cosas. A su equipo creativo (a Robson Rocha de la peor de las maneras posibles). A como se ha gestionado a Aquaman en el Universo DC durante los últimos años y a lo largo de casi toda su carrera editorial, para terminar por abrir un nuevo periodo en lo que a la publicación de Aquaman se refiere. La serie tuvo sus correspondientes números en Estado Futuro, centrados en la figura de Andy y de Jackson, mientras la serie regular dio paso a Aquaman: The Becoming, en la que Arthur le cedía el manto a Jackson, para centrarse con Mera en la crianza de Andy. La miniserie está llegando a su fin en USA y se anuncia ya su relevo, con la nueva serie Aquamen con las aventuras de la familia de Mera y compañía de la mano de Chuck Brown, Brandon Thomas, Sami Basri and Adriano Lucas. Tres factores, de muy distinta índole, con distintas consecuencias para los diferentes aspectos que rodean siempre a este personaje.
Poniendo ya foco en lo que DeConnick aborda en esta entrega, lo que nos encontramos es la confluencia de todo lo que se ha ido desarrollando en las dos anteriores entregas. Aquí toca asistir al parto de Mera, gestionar las consecuencias del ataque llevado a cabo por Manta y su mech en Bahía Amnistía, así como perfilar más y mejor la figura de Jackson, al tiempo que se activan los movimientos precisos para desencadenar los cambios que la guionista quiere aplicar a los protagonistas y que pivotan alrededor de la figura de Orm, hermano de Aquaman, obsesionado con el poder, que arrastra un más evidente problema de autoestima a sus espaldas, lo que hace que esté dispuesto a lo que haga falta con tal de no perder su línea sucesoria al trono.
El primer cambio es precisamente la llegada al mundo de Andy. Volver a hacer de la pareja de Mera y Arthur una familia es un cambio bienvenido por remover el inmovilismo en el que ambos llevaban ya demasiado tiempo incrustados. La presencia de Andy es un agente desestabilizador del estado monárquico de Atlantis y por tanto un elemento importante a la hora de mover los acontecimientos en la dirección en la que la guionista desea que evolucione.
El segundo cambio abre nuevas vías de trabajo con los personajes, pero por razones obvias no puede detallarse por no quebrar la experiencia de descubrirlo en la lectura del tomo. Solo hay que decir que lo que se plantea abre nuevas puertas, nuevos horizontes y posibilidades con las que poder sacudir el árbol de tal forma que se puedan explorar aspectos que hasta ahora estaban poco trabajados.
EL tercer cambio es editorial, viendo como la serie regular ha cedido el manto a dos miniseries (Estado Futuro y The Becoming) que confluyen en una nueva serie con un enfoque muy distinto al que hasta ahora había estado teniendo el personaje. Una serie de la que ya se pudo ver un adelanto en el especial 80 aniversario del personaje y de la que hablaremos llegado febrero, mes en el que se publicara en USA.
DeConnick centra toda su atención en el desarrollo de los personajes. La trama se pliega en algunos momentos al típico ejercicio que el género demanda, pero nunca se acaba de perder el tono ya marcado en las primeras entregas, remarcado más en este tomo, donde se aplica un grado adicional de caracterización a la figura de Jackson. Se trata de dos entregas que no guioniza DeConnick, pero que es de suponer se realizaron con conocimiento de causa. Escritos por Jordan Clark, Jackson visita Xebel, para enfrentarse tanto a su propio legado como a sí mismo y demostrarse que puede escapar de la sombra de su padre y marcar su propio destino.
La obsesión de Orm por el trono queda patente en el especial del Año del Villano incluido en el tomo, escrito por Dan Waters, que viene a narrar acontecimientos que tienen relevancia en la trama ideada por DeConnick, pues pone en marcha los acontecimientos que hacen de Orm el líder de la ciudad de Dagon. No es un especial que brille con luz propia, pero aporta una visión de la mente enferma y distorsionada de Orm a la hora de buscar el poder, sacrificando lo que aparentemente es relevante para su persona.
Aunque no todo funciona muy bien, sobre todo lo que no escribe DeConnick, donde ocurren ciertas cosas sin razón aparente que las desencadene. Parecen acciones impuestas para generar ciertas reacciones en los personajes, siendo un ejemplo de ello lo que vive Jackson en su visita a Xebel, sin llegar a percibir un trasfondo que justifique lo que se está leyendo.
En el aspecto gráfico la serie se sostiene bien tras la triste perdida de Robson Rocha, con las aportaciones de Marco Santucci y Miguel Mendonça, capaces de ser fieles a sí mismos, pero también acercarse al estilo de Rocha. No estamos frente a dibujantes que se puedan considerar top, pero son grandes dibujantes y lo demuestran aportando todo su talento a una trama que precisa de momentos narrativos de todo tipo, desde el humor al drama, pasando por la acción y la especularidad de los salones de Atlantis. En conjunto la serie convence en lo visual en todo momento.
El trabajo desarrollado por DeConnick en la serie sienta nuevos precedentes, con nuevos roles como el de la familia, introduciendo un nuevo y mejor cohesionado ecosistema alrededor de la figura de Aquaman, que añaden al conjunto una serie de aspectos muy relevantes sobre la condición de Atlantis y su entorno social. Hay material para poder trabajar en el futuro y desarrollar nuevos enfoques que permitan evolucionar a la figura de Aquaman, Mera y su Andy, sin olvidar a Jackson y el entorno que genera su presencia en la serie. Una colección que demuestra que no es necesario diseñar historias con altas expectativas para que tengan un sentido y trascendencia para los personajes. DeConnick lo tenía muy claro desde el principio y demuestra, además, que estas historias pueden ser un vehículo ideal para plasmar en ellas ideas muy potentes en lo que a identidad personal se refiere.
La serie que merece mucho más de los lectores, te está esperando.
Lo mejor
• La trascendencia de todo la etapa de DeConnick en la serie.
• La inclusión de nuevos elementos que permiten poder reformular muchos aspectos de los protagonistas.
Lo peor
• Algunos aspectos de la historia que suceden sin razón justificada.
• La incertidumbre de cuando volveremos a ver a Aquaman por aquí.
• Lo cansino que resulta Orm.
Guion - 7
Dibujo - 8
Interés - 8
7.7
Final de una etapa más que interesante.
DeConnick cierra su trabajo en Aquaman con el objetivo bien cumplido. Su historia sienta las bases para poder cambiarlo todo y mirar al futuro con una nueva base que permita poder explorar nuevos aspectos de Aquaman y compañía.
jaja, Aquaman negro y gay. Todo correcto!
Muy decepcionante al final esta etapa.
Un primer tomo muy diferente a lo habitual que me gustó mucho, un segundo tomo aburrido con más de lo mismo (Manta Negra y sus neuras) y un tercer tomo que mejora un poco al segundo pero no mucho.
Parecía que iba a ser una etapa bastante diferente a las anteriores y al final ha sido un bluf.
Bueno, a mi corto parecer creo que DeConnick si logra romper con lo establecido con anterioridad. Aquaman llevaba ya años metido en el mismo juego de Rey sin corona, repudiado por la superficie, repudiado por Atlantis, por lo que romper con ese esquema, darle espacio a Mera, añadir a su hija e introducir a Jackson de manera tan directa y eficaz, me parece un cambio muy potente con muchas posibilidades a futuro. Como todo queda por ver como se desarrolla y que partido le sacan a todo lo nuevo, pero de primeras, a mi en particular, me ha parecido una etapa muy interesante por su abierta política rupturista con todo lo anterior. Que tenga momentos mejores y peores, puede ser, pero globalmente es uno de los mejores momento del personaje en mucho tiempo. En mí humilde opinión, claro está. 🙂
Mil gracias por tu aportación, Sparkal