Aquaman – Una vida bajo el océano

Lo que siempre has querido saber sobre Aquaman y nunca te lo habían contado.

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Introducción

Las últimas hojas del calendario del presente 2018 nos traen la esperadísima súper-producción de Aquaman en solitario en la gran pantalla, con el actor hawaiano Jason Momoa en la piel (tatuada) de Arthur Curry. Tras una aparición menor en Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia (2016) y su papel en el blockbuster Justice League (2017), por fin el Rey de los Siete Mares protagonizará su propia película cortesía de Warner Bros. Picures, bajo la dirección de James Wan (Insidious, The Conjuring) con guion del propio Wan y de Geoff Johns, gran conocedor (y valedor) del personaje y su mitología. Acompañando a Momoa, en la única película de DC Comics de este 2018 se encuentran actores como Amber Head (Mera), Patrick Wilson (Ocean Master), William Dafoe (Vulko), Yahya Abdul-Mateen II (Manta Negra) y nada más y nada menos que Nicole Kidman en el papel de Atlanna, madre de Aquaman y antigua reina de Atlantis. Creado por Mort Weisinger y Paul Norris en las páginas de More Fun Comics #73 (1) USA (Noviembre de 1941), el personaje arrastra detrás de sí más de tres cuartos de siglo y una continuidad oscilante en cuanto a orígenes, personalidades y poderes (por no hablar de su colorido fondo de armario) así como un estigma social en la cultura popular desde los tiempos de la serie de dibujos animados Super Friends (1973-1986) contra el que todavía ha de luchar. Esta película, la sexta del Universo Cinematográfico DC, servirá para reforzar la presencia y popularidad de Aquaman en la cultura pop, como ya ocurriera con Wonder Woman el pasado 2017.

Principie, Rey, hechicero, guerrero, padre o superhéroe en sus distintas facetas, su presencia en las tiendas ha recorrido un camino interrumpido a lo largo de varios volúmenes (el actual, guionizado por Dan Abnett, es el octavo), aunque su presencia en el Universo DC siempre se ha hecho notar como miembro de la Liga de la Justicia (en algunos orígenes era, de hecho, miembro fundador). De Paul Norris a Geoff Johns pasando por Jim Aparo, Dick Giordano, Steve Skeates, Peter David, Esteban Maroto o Robert Loren Fleming, sin olvidarnos de Kurt Busiek o John Ostrander, iniciamos con este artículo (de tres) una retrospectiva para analizar los casi ochenta años de evolución del rey de Atlantis. Cancelaciones, cambios de colección incesantes y la oportunidad perdida por DC Comics de relanzar al personaje de forma correcta tras Crisis en Tierras Infinitas (como sí ocurrió con el resto de iconos de DC) han acabado suponiendo una losa para el alter-ego de Arthur Curry. Desesperados, desde la editorial le hicieron entrar en una espiral de polémica y reboots justificables tan solo por su baja salida comercial, confundiendo a los lectores en muchas ocasiones casi al nivel de con otros personajes como Hawkman o Donna Troy. Con esta serie de artículos quedará al descubierto toda la historia, intrahistoria y mitología del personaje, desde la Edad de Oro hasta la actualidad. Nos montamos una vez más en nuestro particular Delorean comiquero y viajamos nada más y nada menos que a 1941 para conocer el origen de uno de los grandes personajes de DC Comics.

Origen y Edad de Oro

En circunstancias normales todo artículo dedicado a realizar un recorrido exhaustivo alrededor de la existencia editorial de un personaje ha de empezar, por fuerza, por el momento de su creación. Sin embargo, a la hora de hablar de Aquaman (1941) es necesario, a fin de establecer el contexto adecuado, retroceder unos años atrás, hasta 1939, para hablar antes de Namor, cuya creación es una más que evidente fuente de inspiración para que Aquaman acabara por ver la luz en DC. Es uno de los pocos casos (único, mejor dicho) en los que Marvel influyó en la creación de uno de los grandes iconos de DC Comics. Y hablar de Namor es hablar de Bill Everett (1917-1973), la mente tras la creación de este personaje, que tuvo una infancia y una juventud marcadas por dos acontecimientos. El primero de ellos fue enfermar a la edad de doce años de tuberculosis, lo que motivó que dejara el colegio para trasladarse con su madre y hermana a Arizona durante cuatro meses. La enfermedad volvería a manifestarse de nuevo más tarde y en un nuevo retiro llegó el segundo de los acontecimientos, pues el joven Everett, durante su estancia en Wickenburg, empezó beber con tan solo trece años desarrollando un alcoholismo juvenil del que no podría salir y recuperarse por completo hasta los dieciséis años, momento en el que regresó a Boston con su familia. Sus padres lo matricularon en la Escuela de Artes Vesper George de Boston, pero nunca acabó de mostrar interés por los estudios, lo que motivó que acabara por abandonarlos de forma definitiva en 1935, cuando contaba con dieciocho años.

Contra todo pronóstico, Everett, se convirtió en artista profesional en el departamento de publicidad del periódico de Boston, el Herald Traveler por un sueldo de doce dólares a la semana. Pero el espíritu inquieto y arrogante de Everett no ayudó a que este fuera su puesto de trabajo definitivo, sino que fue saltando de trabajo en trabajo, de ciudad en ciudad, Phoenix, Los Angeles, Chicago, hasta que en Nueva York, gracias a un antiguo colega del sector, Walter Holze, que trabajaba en la incipiente industria de los cómics, le preguntó si había hecho algo en el sector, a lo que Everett, que por aquel entonces estaba pasando verdaderas penurias económicas, respondió que sí, que por supuesto que había trabajado en los comics. Y así fue como pasó a trabajar en Centaur donde escribía, dibujaba y entintaba todo su trabajo, hasta lograr cobrar la nada despreciable cifra de 14 dólares por página, donde ayudo a crear al superhéroe Amazing-Man con el director artístico Lloyd Jacques, con el que daría el salto a una nueva editorial, Funnies Inc. Y sería aquí donde Namor estaba destinado a ver la luz para un proyecto que nunca llegó a materializarse, la revista gratuita en blanco y negro, Motion Pictures Funnies Weekly #01, que iba a ser un cómic que se entregaría a los espectadores que acudían los cines.

Como la revista nunca llego a ver la luz, Everett, presentó al personaje en una historia de ocho páginas, a las que añadiría cuatro más poco antes de que el editor pulp, Martin Goodman, diera el visto bueno para que se publicara en el primer número de la nueva serie Marvel Comics, la primera publicación de Timely y la puesta de largo de Namor en octubre de 1939. Y el éxito no se hizo esperar. Namor, junto con la creación de Carl Burgos, la Antorcha Humana, y la de Kirby y Simon, el Capitán América, eran las nuevas estrellas de Timely. Namor obtuvo colección propia, Submariner Comics y Everett se encargo de los 32 números publicados entre 1941 y 1949. Bill Everett creó a Namor, un rey mitad atlante mitad humano, un mutante de temperamento incendiario, e inconformista, de personalidad intensa, misterioso, huraño, díscolo incluso, con poderes que incluían el poder respirar bajo el agua y a cielo descubierto, volar, gracias a unas imposibles alitas en sus tobillos, así como gozar de una envidiable resistencia y una fuerza sobrehumana. Conociendo la vida de Everett se pueden ver patrones de su propia personalidad y forma de vida en este Rey de los Siete Mares, este forastero en Tierra extraña.

Recién iniciados los años cuarenta, National Perodical Comics (la antigua DC) gozaba de un momento de éxito absoluto con sus dos principales cabeceras, Action Comics (1938) (donde los lectores podrían leer la historias del primer superhéroe, Superman) y Detective Comics (1939) (donde Batman protegía las calles de Gotham), pero la demanda superaba por mucho a la oferta y los lectores, ávidos de nuevas historias y nuevos personajes, vieron como la editorial hacia uso de su cabecera más longeva, More Fun Comics (1935) para dar salida a héroes de nuevo cuño como el Dr. Occult (1935), Dr. Fate (1940), el Espectro (1940), Johnny Quick (1941). Green Arrow (1941) y el que nos atañe, Aquaman (1941). More Fun Comics fue editada, en sus inicios por Lloyd Jacques, el mismo que se llevaría a Bill Everett a Funnies donde Namor vería la luz por primera vez. Una de esas casualidades de la vida que no deja de ser extraordinariamente curiosa. More Fun Comics a partir del éxito de Superman en Action Comics se centra en presentar historias de aventuras de superhéroes, y la cabecera es todo un desfile progresivo de nuevos personajes cuya vida editorial estaba destinada a ser larga y fructífera a lo largo de los años venideros.

Fue en el More Fun Comics #73 (noviembre de 1941), dos años después de que Namor hiciera su primera aparición, cuando National se lanza a crear a su superhéroe acuático, Aquaman, de la mano de Mort Weisinger y Paul Norris, que presentan a este nuevo personaje en una historia en la que se enfrenta a un submarino nazi que torpedea embarcaciones indefensas. Esta primera incursión del personaje no esta concebida como una historia de origen, pues en ella el héroe aparece, ayuda a los barcos que se hunden, persigue al enemigo y solventa la situación, tal y como ha de ser, para ser el propio Aquaman quien cuenta su historia a modo de analepsis donde da a conocer su pasado al lector. Weisinger y Norris, describen de la siguiente forma el origen de Aquaman:

“Todo comienza con mi padre, un celebre investigador submarino… Si le dijera su nombre lo reconocería al instante. Mi madre falleció cuando yo era un bebe, y él se refugió en su trabajo para descifrar los secretos de las profundidades del océano. Su mayor descubrimiento fue una ciudad antigua situada en las profundidades, donde ningún otro buzo había penetrado jamás. Mi padre creía que se hallaba ante le reino perdido de Atlantis. Construyó una casa hermética en uno de los palacios y vivió allí, estudiando las crónicas y los dispositivos que la prodigiosa sabiduría de quilla raza habían desarrollado”, narraba Aquaman. “A partir de los libros y archivos aprendió formas de enseñarme a vivir bajo el mar. Para ello aprovechó el oxígeno del agua y utilizó todo el poder del mar para hacerme fuerte y rápido. Gracias al entrenamiento y al descubrimiento de cientos de secretos científicos me convertí en el que puede ver ahora… un ser humano que vive y prospera bajo el agua. Mi padre murió y continué sus estudios en la ciudad del fondo del mar.”

Un origen que contiene el germen inicial que con el paso del tiempo se iría adaptando a fin de dar cabida a los nuevos conceptos que se irían añadiendo a la figura de Aquaman y su microcosmos submarino.

Mortimer Weisinger (1915-1978) fue un periodista, escritor y editor que se forjó en los fuegos de la ciencia ficción desde que la descubriera a la edad de 13 años en la revista Amazing Stories. Lector voraz de todo lo que tuviera que ver con la ciencia ficción y particularmente Buck Rogers de Philip Francis Nolan, The Moth de H. G. Wells y Skylark of Space de Edward Elmer Smith. Una afición que le llevaría a ponerse en contacto con otros aficionados e incluso formar parte de un club, Scienceers, donde el azar o el destino, según se quiera pensar, hace que conozca a Julius Schwartz, con el que crearía, ayudado por Allen Glasser y Forrest J. Ackerman, un fanzine de ciencia ficción, denominado The Time Traveler, con el que dar rienda suelta a su afición y sus ansias creativas publicando artículos, entrevistas y relatos de autores ya establecidos.

Este sería el primer paso que lo llevaría a trabajar en National, ya que en 1934 creó, junto a Schwartz, la primera agencia especializada en los géneros de ciencia ficción, fantasía y horror, captando como primeros clientes a Otto Binder (2) (1911-1974) y Edmond Moore Hamilton (3) (1904-1977) y con el tiempo representarían a escritores tan ilustres como H.P. Lovecraft o Ray Bradbury. En 1940 dejó la agencia para dar el salto a Standard Magazine, una editorial especializada en publicaciones pulp donde empezó a editar la primera de las cuarenta publicaciones que llegaría a controlar, Thrilling Wonder Stories. En marzo de 1941, Weisinger, dejó Standard Magazine y se mudó a National como editor de Superman y Batman. Su fama dentro de la editorial se forjó a golpe de martillo siendo criticado por su actitud autoritaria, severa, controladora y su mano dura con sus guionistas y dibujantes, pero sin duda alguna lo que más molestaba de su forma de ser era la manera en la que era capaz de sofocar la creatividad a la hora de imponer el camino que debían tener las historias (4). Bajo su mandato de hierro se incorporaron numerosos conceptos a Superman, como Supergirl, Krypto, la Fortaleza de la Soledad, Kandor, la Legión de Superhéroes, las kryptonitas y la Zona Fantasma. Weisinger exprimía al máximo a sus artistas y trabajando él de sol a sol, aún sacaba tiempo para poder ayudar en la creación de nuevos personajes, como Green Arrow, Johnny Quick y Aquaman, entre otros.

Paul Norris empezó a trabajar en 1940 para la editorial Prize Publications, en la que realizaba tareas de dibujante y entintador, creando a Futureman, Power Nelson y Yank & Doodle. En 1941 comienza a trabajar en National y publica la historia “Sandman at sea” protagonizada por Wesley Dodds, para Adventure Comics #65 (1941). Pero sería un poco más tarde, en noviembre de ese mismo año, cuando colaboraría con Weisinger a la hora de crear a Aquaman. El nacimiento de Aquaman, en plena Segunda Guerra Mundial, definió las primeras historias del personaje. Su andadura comenzó en el More Fun Comics #73 (1941) y terminó en el More Fun Comics #107 (1946), momento en el editorialmente el personaje cambio de cabecera y debutó en el Adventure Comics #103 (1946), colección en la que permanecería, inicialmente, hasta el número 284 de 1961.

Paul Norris

Antes de entrar en materia con los puntos clave que fueron apareciendo a lo largo de estos primeros años, merece la pena volver la vista atrás e ir de nuevo al momento gestacional del personaje que se inició con Whit Ellsworth (5) (1908-1980) solicitando ideas a varios artistas de la compañía, incluido Paul Norris, con el que ya estaba trabajando en las tiras “The Crimson Avenger” en Prize Comics. Norris le propuso un personaje llamado “The Vigilante” con un atuendo similar al de Superman. Ellsworth no quería otro personaje con aspecto similar al de Superman y cambió el concepto haciendo que fuera un western y que Weisinger lo escribiera, quedando Norris fuera y recibiendo a cambio a Aquaman que era una idea que Ellsworth tenía sobre un personaje que pudiera respirar bajo el agua. Llamó de nuevo a Weisinger y este escribió un guion, sin más intervención por su parte para ese nuevo personaje que estaba destinado a denominarse Aquaman. Según cuenta el propio Norris en una entrevista en la revista Alter Ego #69 (2007) ambos vivían “a poco más de dos millas de distancia”. Norris en North Bergen, New Jersey y Weisinger en Fort Lee y solían coincidir en el autobús que los llevaba a Nueva York. No se conocían personalmente, solo de vista, y ni siquiera eran conscientes de que ambos estaban trabajando en el mismo personaje. Finalmente, se conocieron y en uno de esos trayectos fue cuando Norris se enteró de que Weisinger estaba escribiendo el guion para Aquaman.

Norris recibió de Ellsworth un boceto de lo que tenía en mente sobre el personaje acuático, una especie de dibujo animado de un tipo con un gran cigarro en la boca, aletas en los pies y en la cabeza. Norris rediseño ese primer concepto por completo, revisó el guion de Weisinger y de ahí a ser publicado en el More Fun Comics #73 solo fue cuestión de tiempo. Norris cobraba 13 dólares por página en Aquaman que intentaba sacar adelante diez páginas por semana. Una producción muy elevada que no le permitió poder realizar más de cinco números. Norris, por aquel entonces firmó, sin ser consciente de ello, un contrato en exclusiva con el diario liberal PM de Nueva York, para dibujar las tiras de Vic Jordan. Esta circunstancia, pasó inadvertida para Norris durante todo un año, en el que compaginaba su trabajo en el periódico con sus historias en More Fun Comics dibujando las aventuras de Aquaman. Cuando fue informado de este conflicto de intereses abandonó National en 1943 y dejó a su creación en manos de otros artistas, mientras él, tras cumplir con su servicio militar y realizar otros trabajos esporádicos como freelance para DC (6) , pasaría los siguientes 35 años dibujando la tira Brick Bradford (creada por William Ritt) sustituyendo a Clarence Gray (1952-1987) Esto hizo que Aquaman se viera desligado de su principal creador y valedor de manera muy temprana, al contrario de Superman, Batman o Wonder Woman, donde sus creadores siempre se mantuvieron cerca de sus creación a fin de ir evolucionándolo según sus propios designios.

Mort Weisinger nunca perdonó a Norris por aquello, incluso después de la guerra, cuando regresó a la editorial, Weisinger nunca fue amigable con el que consideraba le había traicionado dejando Aquaman por ir a dibujar tiras sindicadas en un periódico. Norris no hizo sino mirar por su bolsillo y dibujar sindicado significaba obtener mejor paga y todo gracias a Milton Caniff (1907-1988) que recomendó a Norris para el trabajo al editor Russ Countryman de Associated Press (7). El nacimiento de Aquaman estuvo plagado de acontecimientos que desdibujan mucho la figura de Weisinger y hacen que la autoría del personaje le corresponda por completo a Norris, que dio forma al personaje y lo definió en las pocas historias en las que trabajó con él. Un mérito que no sería reconocido hasta finales principios del siglo XXI (2003).

En cuestión creativa, en cuanto a conceptos se refiere, su serial, integrado en el ya mencionado More Fun Comics, no brilla especialmente por su calidad (8) , salvo en momentos muy puntuales y que permiten ver la evolución temporal de su origen, la aparición de algunos villanos y en general su particular microcosmos submarino, aunque no sería hasta el final de la Edad de Plata cuando debutaron (más de veinte años después) los villanos más reconocibles de su mitología. Durante la década de los cuarenta fueron varios los guionistas, además del Mort Weisinger, que escribieron a Aquaman. Gente como Manly Wade Wellman, Joseph Grene, Joe Samachson, Ruth Kaufman, Paul Talbot, Don Cameron, George Kashdan, Otto Binder y Jack Miller, fueron los encargados de ir añadiendo capas, de forma muy lenta, pero progresiva a la mitología atlante que de forma muy vaga se da a entender en su primera aparición. En cuanto a sus dibujantes, además de los inicios realizados por Paul Norris, Louis Cazaneuve se encargó del personaje entre 1942 y 1947 y John Dadly desde el 1947 hasta el 1951, siendo este al año en el que debutó la dibujante más importante de su época, toda una pionera, la revolucionaria Ramona Fradon, quien dibujaría las aventuras de Aquaman hasta el Adventures Comics #282 (1961).

La primera página de Aquaman.

Aquaman engrosó su galería de villanos en el More Fun Comics #74 con la presentación del que estaba destinado a convertirse en su némesis reiterativa durante toda la Edad de Oro. Vestido de pirata a la vieja usanza, con barba y mostacho y luciendo un parche sobre el ojo izquierdo, Black Jack, hizo acto de presencia en la que iba a ser la primera aparición de un total de sus veinte (con variaciones de aspecto y vestimenta) hasta el Adventure Comics #151 (1950). El MFC #75 reveló a los lectores que Aquaman vivía en una fortaleza marítima llena de aire que en el MFC #82 evolucionó y es nombrada explícitamente como un templo de la ciudad perdida de Atlantis, enlazando de esta forma con lo que se pudo ver en le MFC #73 sobre el origen del personaje. También hay un acontecimiento de importancia capital en el MFC #82 en la que Aquaman está atado en un acantilado bañado por un abrasador sol que lo deshidrata rápidamente y ante lo cual el propio Aquaman exclama, recordándoselo a sí mismo, la solución a su problema. Es en este número donde Aquaman hace uso, por primera vez, de la su famosa capacidad para comunicarse con las formas de vida marinas. Una habilidad que a partir de este punto se convertiría en una constante en la serie.

Aunque la Segunda Guerra Mundial era la sombra que cubría a la serie de manera constante en MFC #90 y MFC #93-96 la acción se dirige a la guerra en el Pacifico, con una serie de números en los que Aquaman hace equipo con un antiguo campeón estadounidense, el chino-americano Lun Ming. Fue, a partir de este punto, en el que la serie parece entrar en un estado episódico de tarificación suave con el que poder persistir a lo largo de sus siguientes años. Es como si la propia editorial no acabara de entender las motivaciones del personaje que es tratado en todo momento como un relleno en una cabecera en la que los verdaderos protagonistas son otros héroes como Superboy. Esta forma de proceder hace que no se considere relevante proporcionar a Aquaman un elenco sólido de apoyo, aparte del mencionado Black Jack o Phineas Pike (Adventure Comics #140-141,143). Su aliado, el pulpo Topo, se introdujo por primera vez en el Adventure Comics #229 (1956) (9), al borde de la Edad de Plata. Las historias de Aquaman se centran en su destreza acuática y en su dominio de la vida marina, dejando las historias más superheroicas de lado. Es relevante señalar que desde la propia editorial DC nunca han informado de cuando empiezan las aventuras el Aquaman de Tierra-1, siendo este cómic el que se toma como referencia para ello. Una forma fácil de diferenciar al Aquaman de Tierra-1 del Aquaman de Tierra-2 es que el primero lleva los guantes del uniforme de color verde y el segundo amarillos. Oro y plata.

NOTAS

1.- Este cómic, con portada protagonizada por el Dr. Fate, no solo supone la primera aparición de Aquaman, sino que además es el debut oficial de Green Arrow y Speedy, por lo cual es considerado uno de los cómics más importantes de la Edad de Oro del Cómic. Un mes antes había debutado Wonder Woman.

2.- Otto Binder destaca por haber sido el guionista del Capitán Marvel para Fawcett Comics, escribiendo un total de 986 historias del personaje en el periodo comprendido entre 1941 a 1953. Su contribución al personaje, que rivalizaría en popularidad con el mismísimo Superman, no se limitó a escribir sus historias, sino que expandió a la franquicia creando, junto a C.C. Beck, a Mary Marvel, Mr. Mind, Black Adam, Tio Dudley, así como a dos de los cuatro hijos del Dr. Sivana.

3.- Edmond Hamilton, novelista de ciencias ficción y guionista de comics, es la mente detrás de la serie de novelas del Capitán Futuro, The Star Kings e Interestelar Patrol. También trabajó para DC Comics escribiendo historias para Superman y Batman entre las que destaca la conocida “Superman bajo el sol rojo”. Algunas de sus obras fueron llevadas al cine por Roger Corman, como la mítica “El hombre con rayos X en los ojos”.

4.- El propio Jim Shooter, conocido por su temperamento y mano férrea durante su estancia en Marvel como editor jefe, comenta del método Weisinger su eficacia y rigidez, donde sus reglas mecanizadas acababan por dar resultados de forma clara y contundente, aunque era demasiado rígido en su adherencia a ellas, lo que también acababa por restarles eficiencia.

5.- Editor, escritor y artista de DC Comics durante la Golden Age y enlace, editor y productor de DC en la serie de TV de Superman (1948) y los largometrajes posteriores Atom -Man vs. Superman (1951) y Superman and the Mole Men (1952). También fue el productor y escribió guiones para el serial de acción real de George Reeves, The Adventures of Superman.

6.- En DC realiza trabajos en la serie Star Spangled kid #106-130 (1950-1953) del Captain Compass y en Adventure Comics # 171-186 (1951-1953) encargándose de las historias de Johnny Quick. Su último trabajo para DC fue una ilustración de Aquaman de varios autores que se publicó junto al primer recopilatorio de la obra “La historia del Universo DC” de 1987, el mismo año en que se retiró oficialmente.

7.- Agencia de noticias estadounidense fundada en 1846 en régimen de cooperativa que gestiona sus periódicos, estaciones de radio y televisión.

8.- Los propios tomos editados por DC de Aquaman en blanco y negro, denominados Showcase, no recopilan estos números centrando su atención en Adventures Comics y en el primer volumen de su serie regular de 1962.

9.- En 1955 tanto Superman como Batman recibían a sus correspondientes mascotas, Krypto y Ace, con recorrido editorial totalmente distinto al de Topo.

Edad de Plata

Todas las deficiencias que la serie venia acarreando fueron mitigadas por la llegada de Ramona Fradon (1926-) al Adventure Comics #167 (1951), tras dibujar en los dos números anteriores “The Shining Knight”. La dibujante asumió el reto de trabajar con el personaje que nadie parecía querer y lo elevó al mismo nivel de las mejores historias del momento. El momento clave de esta transformación se puede fechar en el Adventure Comics #260 (1959), escrito por Robert Bernstein (1919-1988), en el que Fradon ilustra una de las escenas más evocadoras y bellas de la Edad de Plata, donde se ve a la reina Atlanna sosteniendo a Aquaman en su regazo, mientras mira hacia el mar. Una imagen indeleble que solo el talento infinito de Ramona Fradon podía dibujar. Es también en este número en el que se redefine por completo el origen de Aquaman y se narra que un exmarinero, establecido como farero, ve un día durante una enorme tormenta, una embarcación a la deriva con una mujer a bordo. El farero la salva y tras convivir con ella durante un año tienen un hijo juntos. Atlanna, pues este es el nombre de la mujer, confiesa en su lecho de muerte su origen atlante, lo que explica las habilidades que su hijo a manifestado de forma prematura con relación a su supervivencia bajo el mar.

A medida que se acercaba el año 1960, Mort Weisinger, parecía estar más focalizado en dotar a la compañía de un futuro más competitivo. Entre 1958 y 1959 nace Supergirl, se produce un spinoff de Lois Lane, se presenta a la Legión de Superhéroes, la ciudad de Kandor y a Brainiac en las series de Superman y Green Arrow y Speedy disfrutan del talento de Jack Kirby… Aquaman ha de esperar hasta 1959 para disfrutar de su momento que comienza con el citado Adventure Comics #260 donde se presentó a Arthur Curry. Un origen que se acercaba al de Namor por tener en su descripción la naturaleza hibrida mitad humana y mitad atlante (sin piel azulada de por medio como si sucedía en la creación de Bill Everett). En Adventure Comics #267 (1959) se produce un acontecimiento histórico inusual para el personaje, ya que tras casi veinte años publicándose conjuntamente, Aquaman y Green Arrow se encuentran en dos historias tituladas “The manhunt on land” y “The underwater Archers” respectivamente. No se trataba de una situación inédita para Green Arrow que ya había conocido a Superboy (10) un año antes.

Pero tal vez sea la historia que inauguró aquel año la que presentó uno de los personajes más relevantes dentro del microcosmos submarino de Aquaman. Tal acontecimiento sucedió en el Adventure Comics #269 (1960) en la que un refugiado de Atlantis, un niño huérfano, que pronto sería bautizado como Aqualad, cuyo rasgo distintivo eran sus ojos de un inquietante color violeta. Su traje, rojo y azul, se mantendría inalterado por años, siendo el cambio más relevante el que sufrió su cabello que pasó de ser marrón y liso a negro y rizado, debido a un cambio de artistas en 1963. Por tanto, Aquaman, pasaba a engrosar las filas de los héroes que en algún punto de sus carreras veían como su elenco de secundarios se veía enriquecido con un compañero juvenil que imitaba o tenía sus mismas habilidades, bajo la figura del maestro y el alumno. Superman recibía a Supergirl en 1958, Wonder Woman daba la bienvenida a Wonder Girl en 1965, Batman patrullaba las calles de Gotham con Robin a partir de 1940, Green Arrow enseñaba a disparar fechas a Speedy en 1958, Flash (Barry Allen) ejercía de tutor de Kid Flash en 1960, por citar a los más relevantes. Un germen que daría lugar a otro de los grupos más importantes de la editorial, Los Titanes, cuya leyenda se empezaría a forjar en 1964 precisamente con autores que trabajarían antes en la serie regular de Aquaman.

Llegados a este punto en DC Comics estaban a punto de revolucionar le mercado con la aparición de un nuevo super grupo, presentado en el Brave and the Bold #28 (1960) la prueba piloto de este concepto que vino a denominarse Liga de la Justicia de América y de la que Aquaman formó parte desde el mismo momento de su formación. La editorial apuesta por su héroe submarino y lo coloca en primera fila, junto a los grandes pesos pesados (salvo Green Arrow), en una historia fundacional donde el mensaje de la unión hace la fuerza es más que evidente. El éxito no se hace esperar y la prueba cristaliza en el Justice League of America #01 (1960).

Aquaman casi no forma parte de la primera aventura de la Liga, pero el guionista Gardner Fox (1911-1986), se encargó de incluir en sus historias un segmento de la trama que discurriera en un entorno acuático o subacuático, usando al personaje en muchas ocasiones como el que los rescataba de la derrota tal y como se pudo ver en el la JLA #07 y #13. Es interesante resaltar que Fox también se sirve de Aquaman como baluarte de la moralidad de la Liga, por encima de Superman y Batman. Sin embargo, el mayor reto de Fox en al JLA lo encontró con los villanos de Aquaman, cuando juntaba a un grupo con los que enfrentarse a la Liga. Para ello recuperó para el JLA #05 a Electric Man visto en el Adventure Comics #254 (1958), pero poco después de esta aparición tuvo que recurrir a viejos enemigos de Aquaman que nunca se habían visto. En JLA #14 presenta a Sea Thief, un estrafalario villano que viste un traje de buceo, o en el JLA #35 tenemos a Dagon, vestido como un anfibio y con poderes capaz de controlar el agua… Pero la galería de villanos de Aquaman no eclosionaría de verdad hasta la llegada de su colección en solitario en 1962, en la que de verdad se podría empezar a poder hablar de villanos contundentes, con carisma y que representaban una verdadera amenaza para el personaje y su entorno más cercano.

Y es que a finales de 1961 se avecinaban importantes cambios para el personaje de Aquaman en DC Comics. Mientras que seguía apareciendo en Adventure Comics y en la Liga de la Justicia, se pusieron en marcha los engranajes que propiciaron el lanzamiento al mercado de su primera serie regular en solitario con un equipo creativo a priori inesperado.

En equipo creativo más influyente para las apariciones de Aquaman en la serie Adventure Comics fue el ya mencionado compuesto por el escritor Robert Bernstein y Ramona Fradon. El primero atesora un importante reconocimiento por su trabajo en EC Comics, mientras que en DC su principal valor se cimienta en su trabajo en Adventure Comics con Superboy, donde introdujo el concepto de la Zona Fantasma y al General Zod , Lois Lane Girlfriend, Superman´s Pal Jimmy Olsen y Action Comics. Bernstein estaba destinado a cambiarlo todo con Aquaman y gracias a Ramona Fradon las apariciones del personaje en Adventure Comics asentaron a un personaje al que remodelaron por completo. Ramona Fradon empezó su carrera en 1950 tras mostrar unas muestras de su trabajo a George Ward. Su primera asignación regular sería justamente la serie de Adventure Comics a la que llegaría con la energía de los principiantes dispuesta a cambiarlo todo en la vida de Aquaman. Posteriormente a su paso por Adventure, Fradon se vinculó a Metamorpho (1965), junto al escritor Bob Haney, al que dieron forma de manera tan sincronizada que ella misma se expresaba de esta forma al respecto: “… fue una de esas maravillosas colaboraciones que no suceden muy a menudo” Y como no hay dos sin tres, Frandon también unió su nombre al de otro mítico personaje de la editorial, Plastic Man, del que se encargó a su regreso de su retiro maternal, junto con Freedom Fighters y Superfriends que dibujo prácticamente hasta su retiro profesional.

Con este dúo de autores tan vinculados emocionalmente a sus personajes, Aquaman nadó en aguas tranquilas viendo como su universo particular iba cambiando de forma gradual. Una de sus primeras aportaciones, fue la creación de Lisa Morel, la primera Aquagirl, en el Adventure Comics #266 (1959), cuyo origen compartía muchas similitudes con el de Aqualad , al ser Lisa uno de los niños nacidos sin la capacidad de adaptación al medio marino, siendo señal inequívoca de ello sus ojos de color violeta. Lisa se enfundaría un traje como el de Aquaman y despertaría sus poderes latentes para resultar de utilidad en su historia de presentación.

Brenstein y Fradon redefinieron el origen de Aquaman, añadieron importantes secundarios a su universo submarino, cambiando el estilo gráfico de la serie cuya calidad visual brillaba muy por encima de sus compañeras de cabecera. Un conjunto de virtudes que invitaban a pensar que serian el equipo ideal para lanzar la primera serie en solitario del personaje, pero llegado el momento dicha responsabilidad fue delegada a Jack Miller y a Nick Cardy.

Jack Miller trabajo en DC como Editor y escritor en las series Detective Comics, Action Comics Showcase, Wonder Woman, World´s Finest, Adventure Comics, Deadman, Phantom Strange y por supuesto Aquaman. Un escritor multifacético, pues también trabajo para la televisión en series de animación como “El Poderoso Hercules” (1963-1966), al que le llegó el encargo de poner en marcha la serie regular de Aquaman acompañado de uno de los pilares de la industria desde 1940, Nick Cardy.

Cardy se había distinguido por encima de la media gracias a un dibujo exuberante lo que le permitió empezar a trabajar en DC en 1950 entintando las series de Gang Buster, Congo Bill y Tomahawk. Pero sería en 1962 cuando encaró el que iba a ser su primer trabajo de largo recorrido, Aquaman, en su serie en solitario, dibujando los primeros 39 números.

Nick Cardy tuvo que llamar a las puertas de DC para conseguir un empleo. Murray Boltinoff fue el editor con el que más trabajó, del que tiene una opinión, respaldada por Arnold Drake (responsable de de la Doom Patrol) y la propia Ramona Fradon, de buen tipo, aunque nadie se lo reconociera formalmente durante sus años de trabajo en la editorial. DC usaba a Boltinoff como un caballo de batalla, pues era el encargado de revisar y recibir a todos los autores que buscaban tener una oportunidad en la editorial. Weisinger no tenía tiempo para aquellos temas y delegaba lo mundano en hombres de confianza como Boltinoff.

Nick Cardy

Weisinger, el hombre que quería atribuirse cierto merito en la creación de Aquaman, nunca tuvo trato alguno con el que iba a ser uno de los dibujantes claves del personaje durante los años 60.

Boltinoff fue un editor clave para poner en marcha la serie de Aquaman. Con su carácter, aparentemente enfadado, serio, al que costaba arrancarle una sonrisa, fue el que supo ver en Nick Cardy (15) el sustituto perfecto para Ramona Fradon. Fradon había tomado una importante decisión personal vinculada a su hijo de dos años al que casi no podía atender por estar anclada al tablero de dibujo. Por esta razón Fradon abandonó los comics durante una temporada, con alguna excepción puntual, dejando un hueco que era necesario cubrir.

¿Pero que hizo que se empezara a hablar en DC de dar colección en solitario a Aquaman? En la colección Showcase se presentaron varios números dedicados al mundo acuático, con los Sea Devils, que dieron paso a cuatro números en los que Aquaman entraba en Atlantis, junto a Aqualad, siendo aclamados como héroes tras expulsar al ejército invasor de la ciudad. El encargado de dibujar esta historia fue Nick Cardy en su primera toma de contacto con el personaje, adecuadamente adoctrinado para emular el extraordinario estilo de Fradon. Y casualidad empresarial, el guionista de esta historia no fue otro que Jack Miller. Las piezas se habían movido adecuadamente y todo empezaba a caer por su propio peso.

Con la serie de Aquaman en marcha principios de 1961, gozando de cierto éxito editorial, Weisinger se dedicó a introducir al personaje como invitado en las series de Superman, en un desesperado esfuerzo por recordarles a todos que había creado al personaje. Una muestra más del carácter controlador y acaparador de Weisenger dentro de DC.

Los primeros números de la serie de Aquaman no son especialmente remarcables por lo que cuenta en ellos, presentando a un villano Atlante denominado Pormoxis en el Aquaman #07 y un duendecillo denominado Quisp (un trasunto de Batmito, pero mucho más benévolo y edulcorado que este) en el Aquaman #03. Pero fue en el Aquaman #11 donde hace su primera aparición un personaje destinado a cambiar el estatus de la serie, al propio Aquaman y a perdurar en el tiempo de forma contundente. Nos referimos a Mera.

Mera es sin duda un personaje clave para entender a Aquaman. Su creación fue enteramente realizada por Nick Cardy que la diseño por completo sin recibir referencia alguna por parte de Miller. Cardy se dejó llevar y la diseñó con un mono ajustado de color verde y una larga melena pelirroja, así como con una mirada de felina agresiva que pronto se convirtió en la seña de identidad más característica del personaje. El destino de Mera, reina de otra dimensión, con poderes capaces de manipular y controlar el agua, iba a quedar irremediablemente sellado al microcosmos de Aquaman, al convertirse en el interés romántico de Aquaman y Aqualad, que libres de tener que proteger identidades secretas, le declararon su afecto de forma muy clara. Sin embargo, cuando Aquaman es coronado rey de Atlantis debe someterse a la norma de tomar por esposa a una atlante y al ser Mera una extranjera, varada en nuestra dimensión, la posibilidad de que fuera su reina parecía algo imposible. Fue el propio Aqualad el que dio con la solución al recordarle al nuevo rey que, como tal, entre sus capacidades estaba la de poder nombrar a Mera atlante honoraria por lo que podría darle un hogar, Atlantis, y ser su reina.

Las campanas de boda se dejaron oír pronto en la colección, aunque, tal y como cuenta Nick Cardy, dentro de la editorial existía un frente que se enfrentaba abiertamente contra esa unión esgrimiendo el siguiente razonamiento: “Algunos, no podría matizarte, decían que las chicas adoraban a sus héroes y si este se casaba, esa sensación se terminaría. Y los chicos no quieren ver a su héroe casado y con hijos, sino alguien que este lo más cerca de su edad a fin de poder sentirse identificado con su personaje favorito”

Y aún así la boda tuvo lugar en el Aquaman #18 (1964)

Aquaman y Mera no fueron los primeros personajes que estuvieron casados, pero si los primeros en casarse en su colección. Desde su primera aparición en la Edad de Plata, Hawkgirl y Hawkman (1961), ya estaban casados y se pudo ver por primera vez a Elongated Man y Sue ya casados en su primera aparición en el Detective Comics #327 (1961). La lista no tardó mucho en incrementarse con Steve y Rita Dayton de la Doom Patrol (1966) y Barry Allen e Iris West (1966) y si nos fijamos en Marvel, Reed y Susan Richard se darían el si quiero en 1965 y Hank Pym y Janet Pym harían lo mismo en 1968.

La idea de casar a Aquaman se fraguó en la mente del editor, George Kashdan, que fue capaces de vencer la resistencia editorial ante este enlace matrimonial predestinado a hacer historia cinco números más tarde. Y es que en el Aquaman #23 (1965) se produjo un acontecimiento sin precedentes en el mundo del cómic norteamericano, la llegada de un hijo al seno familiar formado por Mera y Aquaman. Que un héroe del calibre de Aquaman, con serie regular, fuera el primero en entrar en el club d ela paternidad rompía con los cánones impuestos hasta entonces y abría una puerta que hasta entonces había estado cerrada para este tipo de género.

El elenco de secundarios y villanos no había sino empezado a crecer.

El guionista, Bob Haney, se incorporó a la colección en el Aquaman #25 (1965) realizando una gran contribución a la familia de Arthur Curry. El padre de Arthur, fruto de un segundo matrimonio, tuvo un segundo hijo, Orm, que se estableció como un pirata bajo el sobre nombre de Ocean Master.

Redondeando al elenco aparece Tula, una nueva Aquagirl, destinada a ser la novia de Aqualad, y que se presentó como tal en el Aquaman #33 (16) (1967) en una historia que torpedeara los cimientos de la familia acuática al aparecer Tula como un nuevo elemento desestabilizante del estatus de Aqualad en la colección.

Otro punto clave fue la aparición en el Aquaman #35 (1967) del villano Manta Raya, un enemigo cuyo futuro iba a cambiar para siempre la vida de Mera y Aquaman. Manta Raya esta detrás de los acontecimientos narrados a caballo entre Adventure Comics y la serie de Aquaman. La historia comenzó en el Adventure Comics #435 (17) (1974) y se prolongó hasta el #455 (1978), para saltar a Aquaman #57 (1977) y terminar en el Aquaman #63 (1978). Una saga titulada, “La muerte de un príncipe”, escrita por David Micheline, y que será abordada en posteriores capítulos.

A mediados de 1968 se produciría un nuevo cambio en la serie, esta vez editorial, cuando el dibujante Nick Cardy abandonó la serie para pasar a dibujar los Teen Titans (junto a Bob Haney), aunque seguiría realizando las portadas de la colección. Unas portadas que merecen estudiarse con interés ya que son la seña de identidad de la serie, por su fuerza, dinamismo, composición y atractivo visual. Hay un caso muy interesante de una portada, la del Aquaman #44 (1969), en la que Arthur aparece colgado bocabajo, en un escorzo muy agresivo que fue rechazada por razones desconocidas. Cardy lo relata así: “Nunca me dijeron que era lo que no les gustaba, la cuestión es la cambie un poco, dejando todo casi igual y se publicó sin problemas” El propio Cardy reflexiona sobre su trabajo en las portadas, así como en las historias interiores en los siguientes términos: “Odio dibujar cosas rectas, por lo que trabajar en Aquaman me daba el espacio necesario para trabajar mucho las perspectivas marinas, los fondos con los peces, las burbujas, la insinuación del agua para que todo pareciera estar en movimiento continuo. Me gustaba jugar con el punto de fuga de la visual de las viñetas, añadiendo volumen mediante sombras a todo el conjunto”

Pero había llegado el momento del relevo y tras el Aquaman #39 (1968) Nick Cardy cede el testigo al mítico Jim Aparo, que durante sus primeros números intenta acercar su estilo al de Cardy, como deferencia a su trabajo. Una vez que Aparo se fue relajando y encontró su propia voz con el personaje, no tardó en imprimirle una imagen que, para muchos, sigue siendo la imagen definitiva del personaje, sobre todos para aquellos que crecieron durante la década de lo años 70. Aparo se encargó de dibujar los guiones de Steve Skeates (llegado de Charlton), editados por Dick Giordano (también llegado desde Charlton), por lo que ni Haney ni Cardy pudieron disfrutar del repunte de popularidad que experimentó el personaje gracias a su inclusión en la serie de animación de 1967, con guiones de Jack Miller y George Kashdan, Super Friend (18).

NOTAS

10.- El chico de acero tuvo que esperar hasta Superboy #171 (1970) para encontrase por primera vez con un Aquaman joven.

11.- Un prolífico escritor al que se le atribuyen más de 40.000 historias, que incluyen trabajos en Batman (donde introdujo el batarang o el batplano), Zatara, Flash, Detective Comics, remodeló a Atom y a Hawkman y creó al primer grupo de superhéroes, la Sociedad de la Justicia de América. En su haber también escribió más de cien novelas de ciencia ficción, fantasía, espada y brujería, romance, crimen, detectivescas…

12.- En colaboración con George Papp, cocreador de Congo Bill y Green Arrow.

13.- Creando posteriormente a Aquagirl en el Adventure Comics #269 (1960)

14.- Fue el encargado de editar etapas en series tan dispares como Stranger Adventures Vol 1, Wonder Woman Vol 1, Heart Throbs Vol 1, Scooter Vol 1, Girls Romances Vol 1, Falling Love Vol 1, Young Romance Vol 1.

15.- El propio Cardy narra una anécdota en la que Murray estaba revisando su trabajo y tras un rato sentados en el despacho, Murray se levantó y le dijo a Cardy que lo siguiera fuera. ¿A dónde? – preguntó Cardy. A lo que Murray solo le dijo: – Vamos. Ambos acabaron en el baño de caballeros de DC, mientras Cardy se preguntaba que diablos había pasado para acabar en el servicio y porque no se iba de allí.

16.- Recordemos que anteriormente en Adventure Comics #266 se presentó la primera Aquagirl, Lisa Morel y a una segunda, Selena, en el World´s Finest #133, así como una Aqua Queen, Dale Conroy, en el Adventure Comics #274.

17.- En abril de 1971 la serie regular de Aquaman fue aparentemente cancelada en el #56. Tendrían que pasar siete años, hasta septiembre del 1977 cuando los lectores pudieron disfrutar de nuevo de las aventuras de Aquaman en solitario en el #57. Durante los años 1975 y 1978, el personaje se publicó simultáneamente en la colección Adventure Comics y su propia serie regular en solitario.

18.- Esta circunstancia hizo que se incluyera en los comics a la morsa Colmillo, como acompañante de Aqualad.

Edad de Bronce

Acabada la Edad de Plata, Aquaman se sumergió en la Edad de Bronce para añadir nuevos capítulos a su intrahistoria editorial y televisiva, llena de intrigas palaciegas, luchas de poder y una popularidad oscilante que acabó siendo muy dañina para el personaje. 1971 acabaría siendo uno de los años más importantes para el Rey de Atlantis, un año que conviene contextualizar en detalle. Con la Edad de Bronce dando sus primeros pasos y una pérdida de inocencia generalizada tanto en los argumentos y subtramas como en los lectores de la época, la serie de Aquaman estaba realizada por el editor (y entintador) Dick Giordano, el guionista Steve Skeates y el dibujante Jim Aparo. Estos tres autores habían aterrizado en DC Comics poco antes, contratados en el orden mencionado por el vice-presidente de la compañía, Irvin Donenfeld, quien fuera la mano derecha del mismísimo Carmine Infantino. El gran trabajo realizado por el propio Giordano en Charlton Comics (19) le valió la recomendación de Steve Ditko y aterrizó en DC (1968) para editar varios títulos como Teen Titans, Aquaman o Young Love, así como una jugosa etapa de Deadman a cargo de Anrold Drake e Infantino. Además, se empleó al máximo en las labores de entintado, dando comienzo una colaboración con Neal Adams que haría historia. En cuanto tuvo la oportunidad no lo dudó y reclutó a sus dos compañeros de Charlton para encargarse de Aquaman, comenzando con el número 40 de la serie (Julio de 1968).

Desde el principio Skeates apostó por un cambio en la personalidad de Aquaman, más impaciente que nunca y mostrándolo por primera vez como un rey acostumbrado a mandar y a ser obedecido, algo que no había ocurrido hasta entonces en las tres décadas anteriores. «Mi idea para hacerlo más heróico era representarlo como un rey noble y justo. Un verdadero lider», comentaba el guionista, quien añadía: «Al principio de la primera saga todavía no se nota, así que intenté compensarlo con un enfoque más liberal a su comportamiento como rey, sobre todo en lo que respecta a la libertad de expresión, por mucho que esa libertad de expresión supusiera un ataque directo contra su figura». Mera era drogada y secuestrada por la noche, en contra de los intentos de Aquaman por salvarla, no sin antes reconocer un anillo de cinco puntas en la mano del secuestrador. Aqualad y Aquaman comienzan así una búsqueda que les llevaría por una ciudad medieval subacuática y a enfrentarse con un grupo de magos conocidos como Los Hechiceros dirigidos por una reina muy, muy parecida a Mera, tan solo con un color de ojos diferente. Sería el principio de un largo viaje que separaría a mentor y sidekick por primera vez en beneficio de desarrollo personal del primero en un primer gran arco argumental de nueve números en una época en la que las sagas de dos números ya eran bastante poco habituales. Una enfermedad de Aparo al final de la saga hizo que tuvieran que dividir la conclusión en dos entregas de dieciséis páginas (#47 y #48 USA), pero una recaída del dibujante un par de meses más tarde llevó a repetir esa estrategia durante los números #50 a #52 USA, quedando una vacante en forma de páginas de complemento que propició la llegada al título de nada más y nada menos que Neal Adams. Oh. Y Deadman. Una auténtica joya histórica enterrada en el baúl de los recuerdos de DC.

Era bastante habitual por aquella época que Marvel y DC publicaran antologías cuyo único propósito era juntar y/o enfrentar a dos héroes poco comunes. The Brave and The Bold, Marvel Team-Up, DC Comics Presents, Marvel Two-In-One… Los ejemplos de estos contenedores eran varios. Cuando esto ocurría fuera de estas excepciones, lo habitual es que la gloria se la llevara el héroe titular en detrimento del secundario, así que la aparición de Deadman para brillar con luz propia en esta aventura solo se explica a través del nombre de Neal Adams. Deadman fue un personaje creado por Arnold Drake y Carmine Infantino en las páginas de Strange Adventures (#205 USA, Octubre 1967). Boston Brand fue el héroe titular de ese serial durante doce números, antes de ser reemplazado por Adam Strange. Brand, un valiente acróbata de circo muere durante una actuación convirtiéndose en un fantasma con el poder de apropiarse del cuerpo de humanos y poder vengarse de su asesino. Aunque fue creado por el tandem Drake/Infantino, en el segundo número llegó Neal Adams para hacer historia y el guionista/editar Jack Miller un poco después. Adams continuaría la historia de Deadman en un par de números de The Brave and The Bold junto a Batman (¿hemos usado ya la palabra «histórico»?), pero tras estas entregas el personaje corría el riesgo de quedarse en el limbo. Giordiano, que había editado Strange Adventures, sugirió a su amigo Adams que usara a Deadman en los back-ups de Aquaman. «Dick y yo no queríamos que Deadman desapareciera, y había tanto jaleo y tanta mierda en la DC de aquellos años que nos era muy dificil poder hacer cosas decentes. Dick confiaba en mis habilidades como guionista, y lo mismo Julie Schwartz, ya que ambos compartían oficina», recuerda Adams. «Me comentaron esta oportunidad y aunque pensé que una historia de complemento no era lo que Boston se merecía (él es un personaje principal, merece su propia serie), pues acepté hacerla como autor completo». En esta mini-saga Deadman salvó el mundo de un ataque alienígena, aunque ni siquiera Aquman se daría cuenta. En definitiva, el resultado es oro puro.

Último número de su serie regular.

El equipo creativo conocido como SAG (Skeates-Aparo-Giordano) tan solo duraría tres años. Esta cifra puede parecer una eternidad, pero si recordamos que Aquaman se publicaba de forma bimestral, realmente tan solo firmaron 17 números. La serie se cancelo en el número #56 USA, en abril de 1971, en un episodio titulado “The Creature That Devoured Detroit” (20). Sin embargo, conviene contextualizar las razones detrás de la cancelación, porque no eran ni mucho menos causa de una falta de ventas, sino a una batalla de egos y/o poder dentro de la editorial. Al comienzo de ese año, Giordano decidió abandonar las labores de editor en DC, dado que no consideraba que el perfil de las series que le asignaban estaba a su altura. Junto a su compañero dibujante Neal Adams fundó Continuity Associates, un estudio que sirvió de packager para muchas editoriales de aquella época, como su antigua empresa Charlton Comics o la mismísima Marvel. Durante esta época, Adams y Giordano descubrirían e impulsarían a muchos nuevos talentos. Sin embargo, pese a haber abandonado DC como parte de su plantilla, Giordano le había cogido cariño a Aquaman y quería seguir editando la serie en calidad de «editor freelance». Sin embargo, como declararía años más tardes Skeates, «Carmine Infantino había tenido problemas personales con Dick un par de años antes, relacionados con la portada de Aquaman #43 USA. Es una portada que dibujó Infantino aprovechando que Giordano estaba de vacaciones y lo hizo rompiendo una de las «normas para las portadas» de Dick, que impedía que las portadas fueran un viñeta del interior pero enfatizada», narraba Skeates. «Infantino pensó que si ya era bastante problemático tratar con Giordano cuando formaba parte de la redacción, hacerlo como editor freelance sería una locura aún peor. Así que, aunque las ventas no eran malas, canceló la serie». La mala relación entre ambos era evidente y no fue hasta que un ya veterano Infantino abanonó la editorial (rumbo a Marvel y Warren), cuando Giordano volvió a DC Comics (21) (1980) durante la etapa de Jenette Kahn. Pero ya no volvería a poner sus manos sobre el Rey de Atlantis, sino que asumiría las labores de editor de los títulos de Batman primero y como vice-presidente después (1983-1993) realizando un gran trabajo junto a Levitz y Karen Berger en los diez años más interesantes de la historia de la editorial. Curiosamente, una de las primeras decisiones tomadas tras su llegada fue precisamente la compra de Charlton Comics.

Exceptuando sus apariciones en la Liga de la Justicia de América, nuestro protagonista tan solo tuvo una aparición como Aquaboy en Superboy #171 USA, un team-up con Superman en World’s Finest Comics #203 y un cameo en Supder DC Giant #26 (todo ello en 1971), Aquaman desapareció del radar por completo durante los dos siguientes años. Hasta 1973, claro. Ese año, Hanna-Barbera comenzó a emitir los dibujos animados Super-Friends todos los sábados por la mañana en el canal ABC. La serie, que mutaría con el paso de los años pero aguantaría catorce años en antena, estaba co-protagonizada por Superman, Batman, Robin, Wonder Woman y… ¡Aquaman! Si, Aquaman. Gracias al éxito de la serie de animación de la Filmation a finales de los sesenta, los productores de H-B pensaron que de todos los héroes de DC con los que acompañar a la trinidad deceita el único con la popularidad necesaria era el Rey de Atlantis. Y así es como dio comienzo la fama que ha acompañado al personaje desde entonces, para bien y (sobre todo) para mal, haciendo que ser un fan del personaje sea algo realmente dificil de llevar. Otro ejemplo transmedia indicativo de su (supuesta) popularidad fue haber sido elegido en la primera generación de los famosos muñecos de acción de Mego Toys en 1972, bajo la marca World’s Greatest Superheroes. Esta línea de muñecos de ocho pulgadas donde se ofrecían figuras tanto de Marvel (Hulk y Spiderman en la primera oleada) como de DC, incluyó a Aquaman junto a Superman, Batman y Robin (por delante incluso de Wonder Woman o el Capitán América). La línea (1972-1983) incluiría incluso el recordado playset Aquaman vs. The Great White Shark.

Curiosamente, como recuerda Paul Levitz «el éxito inicial de Super-Friends no tuvo un impacto directo en el regreso de la serie de Aquaman». Por lo menos, el personaje regresaría, al menos, en las páginas de Adventure Comics. En palabras del propio Levitz, «Joe Orlando había comenzado a editar la serie justo cuando Supergirl iba a dejar de ser la protagonista, porque pasaría a otro título. Así que recuerdo a Orlando pensando qué personaje podría encajar, porque no querían dejar morir la colección más antigua de la editorial (22) . Durante unos números probamos con Orquídea Negra, El Vigilante, Capitán Fear… Pero eso estaba muy lejos de los superhéroes y tan solo funcionaba El Espectro (Jim Corrigan) así que decidimos traer de vuelta a Aquaman». En Adventure Comics #435 USA (¡¡Octubre de 1974!!) el héroe de coraza naranja, Mera, Vulko y compañía regresaban a la cabecera donde se relanzó en la Edad de Plata, esta vez con un nuevo enfrentamiento contra Manta Negra. Steve Skeates volvía a reencontrarse con el rey de los siete mares, esta vez con un jovencísimo Mike Grell como compañero gráfico. Tres números como back-up (#435-#437) antes de desaparecer un par de meses para luego ser ascendido al héroe titular de la cabecera (#441-452 USA) con acompañamientos diversos de The Creeper, el Detective Marciano o los Siete Soldados de la Victoria. Entre la media decena de guionistas que se cruzaron con los caminos de Aquaman (Paul Levitz, Gerry Conway…) se encontraba David Michelinie, quien había debutado en la industria del cómic tan solo un año antes.

En la saga Death of a Prince (Muerte de un Príncipe), Manta Negra secuestraba y asesinaba a Aquababy, el hijo de Aquaman y Mera (Adventure Comics #452, Agosto de 1977, y una portada fantástica de Jim Aparo). Una muerte trágica que además provocaba un cisma entre Aquaman y Aqualad, pero de la cual el propio Michelinie no recuerda su génesis. “No recuerdo si fue idea mía o no. De hecho, apostaría por el no, pero tampoco puedo negarlo. En aquellos años Paul Levitz hacia el plot de la serie y a partir de ahí otros guionistas hacíamos los diálogos, así que lo más seguro es que la muerte de Arthur Curry Jr. fuera algo que Paul fue construyendo poco a poco y me tocó a mí acabar de escribir”. A raíz del éxito de esta saga, DC Comics decidió dar una segunda oportunidad a Aquaman en su propia cabecera, pero en vez de lanzar un volumen dos, apostaron por “resucitar” el volumen uno que se había cancelado en 1971. Así pues, en septiembre de 1977 regresaba la colección con un Aquaman buscando venganza contra Manta Negra, propinándole una paliza de escándalo y tan solo la súplica de misericordia por parte del villano le permitió seguir con vida. Michelinie siguió en la serie hasta el número 61 (1978), acompañado ahora por el dibujante Don Newton. “No me esperaba que Aquaman fuera a tener su propia colección, pero al menos me permitió escribir a Superboy en su lugar en las páginas de Adventure Comics, en la que recuerdo que fue mi primera serie de perfil superheroico”. De hecho, el propio Aqualad sería el protagonista de un par de back-ups en el serial (#453-455 USA).

Un enfrentamiento con grandes consecuencias.

Tras la marcha de Michelinie, su sustituto fue Paul Kupperberg, quien había debutado en DC Comics un año antes a lo largo y ancho de su catálogo. La etapa de Kupperberg duró… ¡2 números!, porque la serie de Aquaman volvía a ser cancelada, como vícitma de la DC Implosión de 1978, por la cual la editorial tuvo que cancelar dos docenas de títulos (y despedir al 40% de su plantilla) de un mes al siguiente. La losa fue demasiado grande para el personaje, quien esta vez tardaría casi diez años en volver a tener su propia cabecera, aunque fuera igualmente breve (cuatro números). El número #64 USA se acabaría publicando en las páginas de Adventure Comics #460 USA (Diciembre 1978). Podríamos hacer una metáfora acuática con el Guadiana, ese río patrio que desaparece y reaparece a lo largo de su recorrido. Algo similar le ocurrió a Arthur Curry. Tras seris números en Adventure, apareció en tres de World’s Finest con guión de Bob Rozakis (1980), de nuevo cuatro de Adventure con un guión muy interesante de J.M. DeMatteis, una docena de Action Comics (1981) y el enésimo regreso a Adventure, aunque fuese un espejismo ya que se trataban de reimpresiones de la etapa SAG. El cierre de Adventure Comics (Septiembre de 1983) dejó a Aquaman sin su red de seguridad, así que a partir de entonces sus únicas apariciones se reducían a la dosis semanal frente al televisor y a sus colaboraciones con la Liga de la Justicia de América.

NOTAS

19.- Durante su etapa como Editor en Jefe de la compañía de Connecticut, Giordano editó cómics de sci-fi, westerns, románticos, detectivescos… pero su trabajo más reconocido fue la línea «Action Hero», donde relanzaron a varios clásicos de la editorial como Blue Beetle o el Capitán Átomo (ambos con Steve Ditko), además de la creación de The Question.

20.- Curiosamente, el guionista Skeates continuaría y concluiría esta historia tres años más tarde en las páginas de… ¡¡Sub-Mariner #72 USA!! Este sería su único número para el héroe acuático de la competencia, en la colección de Namor en Marvel Comics… en el que fue también el último número de la serie. Qué casualidad…

21.- Su alejamiento editorial no implica un alejamiento creativo, ya que como freelance firmó obras seminales durante la década de los setenta como Green Lantern/Green Arrow, Superman vs. the Amazing Spider-Man o Superman vs. Muhammad Ali.

22.- Efectivamente, Adventure Comics era la cabecera más antigua de DC Comics, aunque ese no fue el nombre con el que debutó en diciembre de 1935, sino New Comics. Once números después fue re-bautizada como New Adventure Comics y ya en el número #32 USA (noviembre 1938) perdió el New del título

Años ochenta

Durante el primer lustro de los años ochenta, la importancia de Aquaman únicamente se reflejaba en las páginas mensuales de la Liga de la Justicia de Gerry Conway y Chuck Patton, donde había aparecido ininterrumpidamente durante un cuarto de siglo. Allí todavía se recuperaba del drama de haber perdido a su hijo, aunque el lector podía comprobar como la relación con Mera no pasaba por el mejor de los momentos. El primer matrimonio de la historia de DC corría peligro, y todo el tiempo que Aquaman pasaba en la Liga lo hacía todo más complicado. De esta época del grupo se recuerda con una sensación de sentimientos encontrados la saga The End of the Justice League, la que pusiera punto y final a la Era del Satélite de la Liga de la Justicia. En los números #228 a #230 USA de la serie, una alineación formada por Hawkman, Hawkwoman, Tornado Rojo, Zatanna, Green Arrow, Hombre Elastico, Firestorm, Canario Negro, Detective Marciano y Aquaman se tendría que enfrentar a una gran invasión marciana que dejó al grupo muy tocado. La (casi) destrucción del satélite y los quehaceres de sus miembros fueron la gota que colmó el vaso. La trinidad deceita decidió renunciar a la titularidad, Flash dejó el grupo para investigar la muerte de su mujer y su juicio por homicidio, Dinah se mudó a Seattle tras la muerte de su madre y Hal Jordan (expulsado temporalmente de los Corps) también dimitió como miembro de la Liga. La situación llevó a Aquaman, como líder de la Liga (en una de las pocas ocasiones que el monarca atlantico ha podido demostrar sus capacidades reales de liderazgo en el universo DC) decidió disolver la Liga de la Justicia en Justice League Annual #2 USA (octubre 1984), para relanzarse automáticamente después bajo una nueva alineación, conocida desde entonces como la “JLA Detroit”.

Un cambio de rumbo.

Junto a Zatanna, el Detective Marciano y el Hombre Elástico, en esta iteración debutarían Gypsy, Vixen, Steel (III) y Vibe, todos ellos liderados por Aquaman. La primera saga (titulada Renacimiento) comprendió los números #233 a #236 USA empezando en Diciembre de 1984, pocos meses antes de las Crisis en Tierras Infinitas. Como curiosidad, los dos números intermedios entre la Guerra Marte/Tierra y este relanzamiento fueron un fill-in de un jovencísimo Kurt Busiek en su tercer trabajo para DC (muchos años antes de encargarse de la serie de Aquaman). A pesar de los intentos de Conway, la serie tenía los días contados y cerraría un par de años después, con su número #261. Sin embargo, y pese a ser una vez más elegido en 1984 para la línea de muñecos figuras de acción de Super Powers (la cual incluía un tridente XXL tan grande como la figura que hizo las delicias de los más pequeños), de Kenner, Aquaman desaparecería de la serie en el número #245 USA (Octubre 1985), ya con las Crisis en marcha. Tras un enfrentamiento con Amazo, Aquaman decide dedicarle más tiempo a su matrimonio con Mera y renucia tras veinticinco años de titularidad interrumpidos a la Liga por primera vez. “Yo nunca habría hecho que Aquaman abandonara a un grupo formado por él mismo”, asevera Conway, “pero durante aquella época DC no paraba de obligarme a hacer lo que ellos querían. Mi autonomía e independiencia en la serie desapareció la primera vez que la dejé”.

Y es que a mitad de esta década, entre Abril de 1985 y Marzo de 1986, Marv Wolfman, George Perez y Dick Giordano realizaron esta magnum opus de DC Comics bautizada como Crisis en Tierras Infinitas, donde el Universo DC se relanzó para siempre bajo una única tierra (23) (y cinco océanos). La importancia de Aquaman el evento fue tirando a nula (como muestra un botón: su primera aparición no ocurre hasta el número cinco, y solo aparecería en la mitad de los doce), y tan solo podríamos descatar la muerte de Aquagirl en los últimos compases. Sin embargo, eso no fue lo peor. La inercia que supondría este evento para el resto de personajes del catálogo de DC Comics no fue la misma que para Aquaman, quien se quedó rezagado. “Tocado y hundido” sería una descripción muy apropiada, dado el caso. Y es que si todos los relanzamientos de DC post-Crisis (Superman, Wonder Woman, Escuadrón Suicida, Liga de la Justicia, Flash, Question, Blue Beetle, Green Arrow…) fueron debutando progresivamente tras haber concluido las Crisis con equipos creativos de auténtico lujo y tirón comercial, con Aquaman decidieron lanzar una propuesta de lo más anticlimática, tanto por el momento elegido como por el planteamiento estrambótico. Oh. Y el traje… Nos referimos, por supuesto, a la miniserie de cuatro números de Neal Pozner (derecha) y Craig Hamilton (izquierda).

Esta miniserie (considerado como el volumen dos del personaje, por muy breve que fuera) se comenzó a publicar antes que acabaran las Crisis (con el número #10) y se terminó de publicar un mes después de que concluyera el evento. Este timing descolocó por completo a los aficioandos, quienes no sabían si esta propuesta era un acercamiento al personaje pre-Crisis, post-Crisis o, ¡quién sabe! un curioso Elseworld al que poder hacer referencia cada vez que se debata sobre los peores trajes de superhéroes de toda la historia. Handbooks de DC Comics aseguran que la primera aparición oficial post-Crisis de Aquaman es en el primer número del evento Millienium (1988, tras un 1987 en el que no se dejó ver por ningún cómic de DC, algo que no había pasado desde su creación), pero esta miniserie solo encaja en un escenario post-Crisis, haciendo referencia a la muerte de Lori Lemaris y Tula/Aquagirl durante las Crisis. Como tantas veces, la continuidad y los reboots de DC provocando dolores de cabeza a los aficionados… En este caso se retocan algunas cosas de la mitología (por ejemplo, Ocean Master es más un poderoso brujo que un pirata tecnológicamente avanzado) pero el grueso del Aquaman de la Edad de Plata queda intacto (farero conoce mujer de Altantis huida, quien muere tras el parto de su hijo, criado por el padre, casado con Mera, hijo perdido, Liga de la Justicia de Detroit…) De todas formas, aunque se trate de una miniserie de cuatro números, conviene detenerse y contextualizar esta obra con detenimiento, dada la importancia capital que tendrá en el porvenir editorial del personaje, aunque tan solo por el dibujo de Craig Hamilton ya merece la pena su compra. Sin embargo, una vez más los problemas creativos y editoriales fueron más dañinos para Aquaman que los tiburones y las arpones.

En tan solo cuatro números, Neal Pozner y Craig Hamilton introdujeron conceptos tan radicales como apropiados en la mitología de Aquaman, además de un cambio de actitud que permitió crecer al personaje, además de representar al mejor Ocean Master jamás escrito. Asombra descubrir como pese a casi medio siglo de aventuras, Atlantis apenas tenía mucho transfondo en los cómics. Pozner hizo un primer intento de integrar los distintos Atlantis existentes en el Universo DC (el de Aquaman y el de la sirena Lori Lemaris, una de las novias de Superman durante la Silver Age). Gracias a esto, posteriormente Peter David continuaría en esta exploración en las páginas de las Crónicas de Atlantis y años más tarde (1997) Phil Jimenez haría lo mismo en la miniserie de Tempest, como homenaje a Neal Pozner tras su muerte, su antiguo editor (primero) y pareja romántica (después). Además, Pozner fue valiente y también incluyó conceptos del Arion, Lord of Atlantis de Kupperberg (publicado en las páginas de complemento de Warlord en 1982). Un auténtico trabajo de arqueología submarina y retrocontinuidad que influyó, entre otros, a Geoff Johns.

Igual de influyente fue el dibujo de Craig Hamilton. “Aquaman no había tenido su propia serie en casi una década y relanzarle con un cambio tan dramático llamó mucho la atención”, comenta Hamilton. “Y eso te lo dice un fan del personaje que creció leyendo las aventuras de Jim Aparo. Craig Hamilton era un joven de diecinueve años, amigo de Klaus Janson. “Klaus conocía a Neal Pozner, que era editor en DC, y este último me presentó a Giordiano y en un día me hicieron este encargo. Neal había diseñado el nuevo uniforme basándose en un balet ruso y les convencí de que yo iba a ser capaz de dibujarlo convincentemente, así como todos los aspectos fantásticos del guión. Y me lo dieron”, recuerda el dibujante. “Basé mi Aquaman en un cruce entre Buster Crabbe y Jeff Aquilon. Para Mera me basé en Lucille Ball y para a Nuada (el nuevo interés romántico de Arthur) la modelé pensando en Glen Closse. Estoy muy orgulloso de cómo dibujé el traje, con cada punta del mismo yendo a una zona de referencia de la anatomía, haciendo que quedara natural, aunque tengo que confesar que el mismísimo George Perez me admitió poco después que era un traje dificilísimo de plasmar en las viñetas”. El traje no se volvió a usar, aunque Aqualad/Tempest usaría una versión del mismo durante muchos años.

Tras esta primera miniserie, este equipo creativo tenía intención de realizar una segunda miniserie, que «habría tenido lugar justo cinco minutos después del final de la primera», en palabras de Pozner. Esta nunca se llevó a cabo, pero su argumento fue desvelado por Pozner pocos meses antes de su muerte. «Queríamos expandir el protagonismo de la aqua-familia. Para mí Mera era más poderosa que Aquaman, y quería reflejarlo. Menos Atlantis y menos Ocean Master y más Mera y Aqualad. Habría aparecido Ronal, el marido de Lori Lemaris, y también habríamos presentado a Makaira, la mujer de Vulko. También quería presentar a Tawna, el nuevo interés romántico de Aqualad tras la muerte de Tula. Como villanos habíamos elegido a la Corporación Sunderland de La Cosa del Pantano, quien usaría el fondo del océano para deshacerse de todo aquello que no les intereaba. Para vengarse, unos extremistas religiosos de Atlantis liderados por Claudius iban a resucitar al dios Poseidón, y la guerra hubiera estado servida”.

No se vayan que aún hay más ideas (al menos se llegó a escribir hasta el segundo número), todas ellas dignas de rescatarse. “El choque cultural entre las distintas Atlantis aisladas entre sí hasta el momento iba a ser explorado, así como los sentimientos de Arthur en medio de un triángulo amoroso con su mujer Mera y Nuada. Ronal intentaría recuperarse de la muerte de Lori Lemaris durante las Crisis y de la destrucción de Poseidonis, y hasta Superman tendría un cameo que serviría para devolver a Aquaman su uniforme naranja, algo que habíamos tenido previsto desde el principio.”. Sin embargo, Craig Hamilton no fue capaz de mantener el ritmo y tan solo dibujó medio número en dos meses. “Hice los cuatro de la primera miniserie en nueve meses”, recuerda el dibujante, “pero en la secuela tuve mucha presión por mejorar y no pude con ello. Y no fue por falta de ganas. Le pedi a Neal que introdujera en el guión un segundo embarazo de Mera, para recuperar la química de la pareja, pero luego no estuve a la altura”. La editora Barbara Randall (más conocida por todos nosotros como Barbara Kesel) intentó contratar a Jerome K. Moore para imitar el estilo de Hamilton, pero finalmente fue algo imposible y el proyecto se canceló, sin tiempo para un Plan B y subirse al carro de la inercia creativa y de calidad que fue la DC post-Crisis. Algunas subtramas (asociadas a los cristales) se usarían más tarde, pero desde la propia editorial decidieron enterrar esta miniserie y catalogarla fuera de la continuidad post-Crisis.

En definitiva, tras esta miniserie en (con su último número publicado en mayo 1986), Aquaman no reaparecería hasta enero de 1988 por un cómic DC, en el gran evento de Steve Englehart conocido como Millennium. Ya de vuelta al naranja y olvidando para siempre el traje de camuflaje azul, algunos cameos menores aquí y allí (Blue Beetle #17, Teen Titans Spotlight #18, Justice League International #10…) dieron paso al siguiente intento de relanzar al Rey de Atlantis un año después, repitiéndose la política de arranques en falso tan única en su trayectoria editorial, en una puerta giratoria de intentos (Aquaman Volumen 3, Legends of Aquaman, Aquaman Volumen 4, Crónicas de Atlántis…) con autores de la talla de Peter David, Keith Giffen o Estaban Maroto implicados (y hasta un jovencísimo Mark Waid como editor), pero donde los problemas editoriales abundaban y las ventas brillaban por su ausencia.

Así como las grandes espadas de DC Comics se relanzaban post-Crisis por todo lo alto, Aquaman no corrió tal suerte y el primer proyecto propio (la miniserie de Pozner) fue obviado y olvidado tanto por la editorial como por los lectores, comenzando un peregrinaje de dos interminables años hasta su regreso en solitario. En su siguiente aparición, el macro-evento Millennium orquestado por Englehart y Staton, Arthur Curry recuperó el verde y naranja marca de la casa a la vez que, DC Comics publicaba un especial autoconclusivo (enero 1988) escrito a cuatro manos por Gary Cohn (autor de errática carrera en DC que cuenta entre sus créditos ser el co-creador de Blue Devil o Amethyst) y Dan Mishkin (colaborador habitual del anterior) y con dibujos de George Freeman (25) (a quien el lector recordará del anual de Batman guionizado por Alan Moore allá por 1987).

El equipo creativo de este especial podría ser calificable de perfil bajo si lo comparásemos con el resto de la producción de la DC Comics post-Crisis (y si no lo comparásemos, también)… pero el resultado del mismo es una historia interesante e injustamente olvidada por el fándom (y Wikipedias varias). Titulado Espíritu y Carne, en estas veinticuatro páginas, Aquaman se enfrenta a Vladimir Magus (en su única aparición deceita), un profesor de la antigua URSS al que cristales mágicos de Atlantis le dan grandes poderes místicos, quien observa que Aquaman no está completo, ya que le falta su “gemelo astral”. Este gemelo astral resulta ser el Aquaman del traje azul, convirtiendo la miniserie anterior en un pseudo-universo alternativo no-canónico. Tras el enfrentamiento, ambas identidades de Aquaman se fusionan en una misma vía magia (un recurso muy ligado a la mitología del personaje y que ha desaparecido estos últimos años) al grito de “Por fin, soy un hombre completo una vez más”. Porque, ya saben, “la verdadera felicidad se encuentra en la mitad del camino, donde reside el equilibrio y la armonía y donde la razón y la emoción no están en guerra, sino que van de la mano” (Aquaman dixit). Así pues, este especial justifica en continuidad la desaparición del traje azul de la etapa Pozner/Hamilton, algo que el fándom colectivo ha querido ver siempre como un olvido consciente. Y no lo fue tanto. Así pues, larga vida al traje azul, el cual el personaje no recuperaría nunca ni siquiera a modo de guiño en posteriores Elseworlds o sagas (salvo una excepción, como veremos más adelante).

Eso sí, para todo aquel que quiera reírse un rato, le recomendamos que busque en Google o YouTube las palabras Aquaman, James Cameron y Vicent Chase. Se llevará una sorpresa de lo más curiosa…

En cualquier caso, ya en pleno 1989, al igual que Flash, Wonder Woman, Green Lantern o la Liga de la Justicia, Aquaman necesitaba una periodicidad mensual y un revulsivo artístico urgentemente. Lo primero iba a tardar en llegar, aunque al menos lo segundo sería concedido un año más tarde, en un nuevo especial auto-conclusivo cortesía de un joven editor DC de la época que respondía al nombre de Mark Waid. El hombre que años después firmaría algunos de los momentos más alucinantes del personaje en JLA, reunió para la ocasión a Keith Giffen, Robert Loren Fleming (guion), Curt Swan (dibujo) y Eric Shanower (tintas, destrozando el dibujo de Swan). ¿El resultado? Legend of Aquaman (mayo 1989) y, un mes después, una nueva miniserie de cinco números (esta vez con las mucho más apropiadas tintas de Al Vey). Esta miniserie aportaría un nuevo origen al personaje, pasando por alto el pasado reciente y evocándose en el pasado lejano. Giffen se justificaba: “Desconocía la miniserie de Pozner. No la había leído. Mi editor me preguntó cómo veía a Aquaman y les gustó mi respuesta. No hubo intención alguna de invalidar el trabajo de Pozner y Hamilton o disminuir su impacto. Todos son enfoques igualmente válidos.” Palabras reveladoras que permiten vislumbrar que en DC se seguía sin saber que hacer con Aquaman a nivel de continuidad. Aparentemente no importaba cual fue el nuevo enfoque de sus historias, se podía publicar sin tener en cuenta nada de lo anteriormente publicado, propiciando el desconcierto entre los cada vez menos aficionados interesados en el porvenir de uno de los supuestamente “Siete Grandes Heroes de DC”.

Barbara Randall (en la actualidad Kesel), me propuso hacer una miniserie de Aquaman, dándome la oportunidad de poder trabajar con Bob Fleming y satisfacer mi deseo de hacer algo con Curt Swan (26) . Así que le contesté que sí, que me interesaba”, recuerda Giffen. Pero, en la línea de escollos típicos para los cómics del protagonista, durante su gestación del proyecto se produjeron cambios en el mismo: “La idea era hacer un Secret Origin y así lo planteamos, pero nos pidieron que lo ampliáramos más y se convirtió en la Leyenda de Aquaman, que se publicó antes que la miniserie”. Una historia bien intencionada donde se reescribe el mito y el origen de Aquaman y se comienza a poder vislumbrar trazas de los que luego acabaría por consolidarse en las Crónicas de Atlantis (1990) de Peter David y Esteban Maroto, pues ya se nombra a Aquaman bajo el nombre de Orin, hijo de la reina Atlanna y el mago Atlan, de la ciudad de Poseidonis, en la Atlántida. Se empieza a especular sobre las razones de su abandono en el arrecife, probablemente por su pelo rubio al que los atlantes supersticiosos consideran la marca de la maldición conocida como la “la marca de Kordax”. Se habían ya sembrado los conceptos que estaban llamados a engendrar un nuevo resurgir del personaje.

En este especial se narraba un nuevo origen, recuperando buena parte del narrado en la Edad de Plata en el que el personaje nació sin nombre, fue abandonado de niño en las rocas del Arrecife de la Misericordia, viéndose obligado a sobrevivir por sí mismo y desarrollando un poder telepático con la que poder comunicarse con las criaturas marinas. Durante la adolescencia de Aquaman tuvo un encuentro fortuito con Arthur Curry, un farero de Maine, que acabó por acogerlo en su casa y criarlo como a un hijo. Gracias a Curry, Aquaman aprendió a hablar y a escribir, bajo la sospecha perpetua de Curry de que Aquaman no era un muchacho normal y que muy probablemente perteneciera a alguna raza submarina. Con el tiempo el muchacho se hizo adulto y Curry fue secuestrado por atlantes, dejando tras de si un diario de su vida que motivó a Aquaman a tomar le nombre de su padre adoptivo, Arthur Curry. “Cuando me puse a pensar en Aquaman, lo primero que me asaltó a la cabeza fue un niño salvaje en un medio acuático. Pensé que era una idea interesante con la que poder trabajar, así que la di por buena ya que planteaba un buen desafío”, comentaba Giffen. Sin nada que lo ate ya al faro, Arthur emprende un viaje de exploración marina que lo lleva hasta Atlantis, donde es apresado y encarcelado durante seis años, donde lo visten con el característico uniforme verde y naranja, un uniforme que se usa en Atlantis para vestir a los presos. Durante su estancia en la cárcel se relaciona con un científico, Vulko, que le habla de su madre Atlanna. Saber de su existencia, aunque nunca la hubiera conocido, hace que Aquaman decida seguir encarcelado, pero cuando se entera de la muerte de su madre, escapa y asume el nombre que, de forma despectiva, usaban sus carceleros, Aquaman, a fin de convertirse en un campeón tanto para los habitantes de la superficie como los moradores de las profundidades oceánicas.

Durante los meses siguientes, de junio a octubre de 1989 se publicó en USA la miniserie a la que hacía alusión Giffen. En ella se continuaba la historia narrada en el especial, con Aquaman regresando a Atlantis, vestido con su uniforme carcelario naranja y verde, para encontrase Atlantis dominada bajo el yugo de unos extraños invasores que mantenían a la población atlante esclavizada. Una situación que Aquaman no puede dejar pasar, involucrándose en el conflicto de forma activa. Un conflicto que sirve de excusa a Giffen y Fleming para reposicionar a Aquaman dentro de la jerarquía de Atlantis, enfrentarlo directamente a una de sus grandes tragedias personales, la muerte de su hijo, magnificado por Mera que lo acusa abiertamente de todo lo sucedido y ciega de odio lo agrede físicamente. Un enfrentamiento que tendrá un desenlace fatal y desencadenará una profunda crisis psicológica en Aquaman. Giffen y Fleming buscan añadir nuevas capas al personaje y para ello lo quieren llevar al límite, tanto físico como mental, pues para salvar a Atlantis de sus invasores deberá hacer un esfuerzo más que notable de control mental de las criaturas marinas con las que conformar un ejército que permita a los rebeldes acabar con las defensas de la ciudad.

El valor de la miniserie no es especialmente significativo, salvo por el conflicto que se desarrolla con Mera y el trauma del hijo muerto. Un acontecimiento que deja claro que la relación esta acabada y que se ve apuntillada por el desenlace de la discusión. Sin embargo, Giffen, se manifestaba en estos términos cuando se le preguntaba sobre lo ocurrido con Mera: “Mera no está muerta. Mera proviene de otra dimensión. ¿Por qué debemos pensar que tienen el corazón el mismo sitio que nosotros? Hay que ser honestos con este tema. Cuando estábamos haciendo este cómic, Dick Giordano vino de su oficina y nos dijo que le gustaba Mera. Aquello era un claro mensaje de que no debíamos seguir por ahí. En retrospectiva, de la manera en la que historia funcionó y con las tramas que dejamos abiertas, me alegro de no haber seguido por ese camino”. Esta miniserie dejó a Aquaman reencontrándose consigo mismo, superando un conflicto interno que venía arrastrándose desde la muerte de su hijo, asumiendo su propia realidad y condición, pero todavía sumergido en aguas oscuras en tanto que seguía sin recibir el adecuado tratamiento que de verdad recondujera, modificara o estabilizara de forma clara su origen tras Crisis. Faltaban cinco meses para que llegara la serie que estaba destinada a cambiarlo todo de forma definitiva.

NOTAS

23.- En uno de los tie-ins de las Crisis, en las páginas de All-Star Squadron #60 (por Roy Thomas), reapareció el Aquaman de Tierra-2 (el de la Edad de Oro) tras más de veinticinco años sin saber nada de él, justo a tiempo para ser “borrado” de la continuidad para siempre.

24.- Neal Pozer también diseñó el nuevo logo de Aquaman, con una Q mucho grande que el resto de letras que acababa formando una ola surfera de lo más curiosa. Duró poco. Para el lector más curioso, recomendamos el blog del rotulista Todd Klein, que incluye una retrospectiva a todos los logos de Aquaman muy, muy interesante.

25.- Este dibujante canadiense trabajó en el cómic independiente Captain Canuck, con Richard Comely, para dar el salto a DC Comics donde se encargó de dibujar Green Lantern y el Anual #01 de Batman escrito por Alan Moore. En Marvel dibujó a los Vengadores y a Sota de Corazones. Ha sido galardonado con un premio Eisner a mejor colorista por su trabajo en la serie de Toops, Expediente X.

26.- Hablar de Curt Swan en hablar de Superman, pues esta innegablemente vinculado a la figura del Hombre de Acero. Este prolífico dibujante dibujo a Superman desde 1948 en muchas de sus series, Superman, Superboy, Superman Pal´s Jimmy Olsen, donde fue responsable de la creación de Supergirl y de la Legión de Superhéroes.

Las Crónicas de Atlantis

A principios de la década de los noventa llega, por fin, la obra que estaba destinada a cambiar al personaje de forma definitiva. El relanzamiento post-Crisis que el personaje merecía y necesitaba, pero cuatro años tarde. El Batman Año Uno o Hombre de Acero de Aquaman. Una obra capaz de hacer levantar la cabeza de los aficionados y que vieran el potencial ilimitado de Arthur Curry dentro del Universo DC. Una historia rio, un Juego de Tronos subacuático, un ejercicio de cirugía de la retrocontinuidad, una aventura épica, generacional, centrada en mostrar la evolución social de toda una civilización. Un proyecto ambicioso que colmo las expectativas de los máximos directivos de DC Comics que se erige como el punto de inflexión definitivo del destino del personaje.

Las Crónicas de Atlantis (podéis leer un artículo y la reseña aquí: Clásicos DC y Aquaman: Las Crónicas de Atlantis) se convirtieron dentro de DC en un proyecto necesario, tanto para la propia editorial como para el personaje, que con Crisis había experimentado diversos cambios que afectaban mucho a su origen. En DC estaban redactando la guía Who´s Who en la que en su primer volumen lidiaba con la entrada de Atlantis que debía conciliar de forma clara la existencia de dos Atlantis, la de Lori Lemaris y la de Aquaman, sumado a que ya había una Atlantis 45.000 años antes establecida en la época de Arion. Arreglar este tipo de situaciones resultaba imperativo, pues el origen de Aquaman se distanciaba más del original, lo cual estaba bien, siempre y cuando todo lo demás acabara por cuadrar. El primer intento fue decir que Poseidonis y Tritonis eran ciudades gemelas, en las que sus habitantes usaban un suero especial que les permitía poder respirar bajo el agua. Sin embargo, en una de las ciudades, Tritonis, el suero tuvo efectos secundarios y provocó que sus habitantes mutaran hasta perder las piernas a favor de una cola similar a la de las sirenas. Pero a cada pregunta que se respondía nuevas y más interesantes preguntas aparecían.

El editor Robert Greenberger apostó por Peter David, al que por aquel entonces tenía trabajando en los títulos de Star Trek. El enfoque de David convenció a Greenberger que le ofreció hacerse cargo de tan importante tarea. David tenía la voluntad, la energía y determinación suficientes para encarar este proyecto: “Cuando el editor Bob Greenberger me encargó la realización de Las Crónicas de Atlantis, allá por 1988, puse mucho esfuerzo en el proyecto. Al introducirme en los aspectos mitológicos y épicos de la historia, acabé realmente enamorado de Aquaman y todo su rico entorno, quizás más de lo que lo he estado nunca de ningún otro personaje. Incluso me ofrecí a escribir la nueva colección de Aquaman, pero el editor quería ir en una dirección diferente” Las palabras de David sobre su ofrecimiento para escribir Aquaman dejan en evidencia el tiempo que trascurrió entre la publicación de “Las Crónicas de Atlantis” finales de 1989 y asumir, finalmente, los guiones de su nueva serie regular en 1994, precedida de una miniserie en 1993 escrita también por David, titulada Tiempo y Marea. Estos más de cuatro años de diferencia responden a una polémica que quedará explicada más adelante, pero muy propia de las bambalinas editoriales de la colección.

Con el guionista ya seleccionado, quedaba la tarea de encontrar al dibujante perfecto para un proyecto que estaba, según el primer script de David, muy alejado de las historias de superhéroes, siendo más una fantasía tecno-medieval submarina. Por suerte, el dibujante perfecto para el proyecto, Esteban Maroto (27) , estaba disponible tras terminar su trabajo en la serie Amethyst. Los astros, y nunca mejor dicho, se empezaban a alinear. “Cuando terminé mi trabajo en Amethyst fue cuando llegó mi gran oportunidad. La idea de Las Crónicas de Atlantis me pareció fantástica desde el primer momento. Siempre me gustó la fantasía y Atlantis me ofrecía un sinfín de posibilidades al respecto, así que acepte muy emocionado”, confesaba Maroto.

Greenberger le presenta el proyecto y al equipo seleccionado y defiende los objetivos de Las Crónicas de Atlantis al director ejecutivo de DC, Dick Giordano, que apuesta por ello y da luz verde para que la maquinaria interna, tanto la empresarial como la creativa, se pongan en marcha. Y aquí llega el primer contratiempo. Desde el departamento de marketing, tras sopesar el proyecto, consideraron que doce números no podrían obtener las ventas necesarias como para ser rentable, por lo que había que hacer cambios al respecto. La decisión final fue la de reducir de doce a siete los números de la miniserie, con papel de lujo, tipo Baxter y 48 páginas al escandaloso precio de 2,95 dolares el ejemplar. Era arriesgado, pero era la manera de decirles a los lectores que aquellos números eran especiales, diferentes al resto de comics de las estanterias. La segunda fase se había superado también. La obra fue cuidada en extremo, mimando el detalle y buscando a los profesionales más adecuados para cada tarea, como el rotulista Gaspar Saladino, encargado de los logos y de gestionar los largos texto que acompañaban las viñetas de Maroto, o el color aplicado por Eric Kachelhofer que supo entender a la perfección lo que la obra necesitaba para mostrar todo su esplendor al lector, cuando se empezaban a dar los primeros pasos en el coloreado por ordenador. Todo era entusiasmo en el equipo creativo, tanto que en último número, Kachelhofer añadió digitalmente pezones a Atlanna, lo que generó cierto revuelo cuando el cómic se distribuyó sin un rótulo de advertencia en portada indicando el contenido adulto de su interior.

Las Crónicas de Atlantis eran un proyecto tan ambicioso que se empezó a trabajar en su realización a finales de 1988, hasta la llegada del primer número a finales de 1989. Durante todo ese tiempo Maroto trabajó en la obra entregando originales de extraordinaria belleza totalmente acabados, en los que el dibujante era capaz de plasmar no solo toda la épica que David estaba desarrollando con sus guiones, sino ese aura mística, sobrenatural y mágica que rodea a Atlantis y sus habitantes. Maroto era capaz de ir mostrando el paso del tiempo, haciendo envejecer a los protagonistas de tal forma que el lector quedaba irremediablemente atrapado por la prosa de David y el dibujo elegante y sensual de Maroto. En el modus operandi creativo entre el equipo creativo se encuentra una de las anécdotas más divertidas de este proyecto. Y es que el trabajo de Maroto no se limitó tan solo a la parte gráfica, sino que también aportó al conjunto, aunque de forma inconsciente por culpa de la barrera idiomática. “Traduje los guiones de David con la ayuda de mis hijas, Gemma y Laura, intentado en todo momento añadir elementos con los que enriquecer gráficamente la historia”, recuerda Maroto. Y claro, ocurrió lo siguiente: “En el primer número de las Crónicas decidí que la razón del hundimiento de Atlantis fuera por el impacto de un meteorito, que es lo que muchos expertos piensan que ocurrió, por lo que en el guion describo como el meteorito se va acercando hacia su destino final y por primera vez vemos su faz… su superficie exterior escarpada. Cuando puse faz me estaba refiriendo a su parte frontal. Cuando recibimos las páginas, para mi sorpresa, Esteban Maroto, había dibujado una cara en forma de calavera» (Nota: “face”, en inglés, puede tener ambas acepciones). Al verla David lo expreso en estos terminos: «¡Me cago en todo, hay una cara de verdad!”, recuerda Peter David entre risas, quien continúa. “Greenberger se ofreció a que lo cambiaran en el departamento de correcciones, pero le dije que no, porque en realidad me gustaba. Mi razonamiento fue que, si un meteorito viene directo hacia ti y es un meteorito normal, puede que aun tengas esperanzas de poder sobrevivir. Si es un meteorito con cara de calavera… sabes que estás perdido. Por eso dejamos la calavera”.

Las Crónicas de Atlantis destilan madurez, pues su planteamiento y seriedad, el tratamiento de ciertos, temas y el uso del sexo como catalizador de la trama, hacían de su lectura un cómic con mayor carga emotiva, especialmente para el lector adulto que podía disfrutar al máximo de todos los recursos narrativos y gráficos que desplegaba una obra centrada en la supervivencia de un pueblo enormemente pasional que nada entre dos aguas, la ciencia y la magia, mientras el conflicto interno, con la sibilina forma de la xenofobia y las ansias de poder, desestabiliza a toda Atlantis una y otra vez a través de los siglos. El trabajo de David en la serie se centró en poder unir a Arion con Aquaman. Tenía el principio y el final, pero era necesario poder unir los puntos que cohesionaran toda la historia. Tres generaciones atlantes, su vida, su evolución social, su adaptación al nuevo medio acuático, la lucha ente hermanos… un sinfín de situaciones reflejadas a través de los cronistas que se dedicaban a narrar lo sucedido desde un punto de vista subjetivo en el que llegaban incluso a ofrecer un pensamiento revisionista en sus textos.

En DC consideraron a bien añadir una vuelta de tuerca extra al conjunto generando la duda en los lectores alrededor de la veracidad de las Crónicas. En el número 4 y 5 aparecieron textos, aparentemente ciertos, sobre los que los editores y autores de la obra, habían trabajado a fin de adaptar lo que el profesor Simpson había descubierto durante sus investigaciones en relación a Atlantis y su civilización perdida. De esta forma se incorporaron a la continuidad (perdurando en el tiempo ya que han superado varios reinicios) a Orin, Shalako o la maldición de Kordax (que explicaba la animadversión de los atlantes al pelo rubio), enriqueciendo de forma clara, elegante y certera el microcosmos de Aquaman. La serie recibió excelentes críticas, sin destacar en ventas, pero contaba con el apoyo de Jenette Kahn y Paul Levitz, que estaba entusiasmados por el resultado final de la obra dentro de DC. Sin embargo, Peter David recuerda una promesa incumplida por parte de Kahn: “Todos parecían contentos con Las Crónicas de Atlantis. En una fiesta de Navidad recuerdo que Jenette me dijo que iban a darle el mismo tratamiento que a Watchmen y que iban a recopilar estos comics y a asegurarse que todo el mundo adore este cómic… pero nunca se hizo nada la respecto y treinta años después sigue sin estar recopilada”. Afortunadamente, el tiempo (aunque la cercanía de la película protagonizada por Jason Momoa algo tendrá que ver…) sirvió para recuperar esta obra en las pasadas Navidades de 2017, casi treinta años después de su edición USA. ECC Ediciones también ha recuperado esta obra en nuestro país.

Los noventa

Finalizadas las Crónicas, la base argumental para Aquaman estaba firmemente planteada (aunque Aquaman como tal no fuera protagonista de las propias Crónicas). Pero, como el lector más avispado podrá intuir visto lo visto, no tuvo continuidad y el personaje cayó en el olvido de forma tan fulminante como incomprensible. 1990 tan solo regaló a los (pocos) seguidores del rey de los Siete Mares cuatro apariciones en comics DC (en la Liga de la Justicia de América de Giffen y en un número de Mr. Milagro) y 1991 habría sido peor (con sendas apariciones en los dos peores crossovers de la historia DC: Guerra de los Dioses y Armageddon 2001) sino hubiera sido porque, por fin, en diciembre de este año se lanzó una nueva serie en solitario de Aquaman. ¿Su encargado? Shaun McLaughlin. Ante la falta de documentación sobre este periodo, para hablar del cuarto volumen de Aquaman hemos querido ponernos en contacto con el propio McLaughlin, quien ha accedido a recordar este relanzamiento, el cual además coincidía con el 50º aniversario de Aquaman.

“No todo es nuevo y diferente. Se trata del mismo Aquaman que todo el mundo recuerda. Es una continuación del personaje, más que una revitalización. Aún lleva su característico uniforme, retomándolo unos años después de la última miniserie. Su hijo ha muerto, Mera se ha vuelto loca y le ha dejado, abandonando Poseidonis. Mi primera historia lo trae allí de vuelta”, recuerda McLaughlin, quien quiso evitar el enésimo back-to-the-basics en su acercamiento al héroe de su infancia. “Aquaman es un personaje arquetípico. Hay una cierta dualidad en su naturaleza. Mientras que Superman solo tiene que levantarse por la mañana para ser Superman y Batman tiene su traje, Aquaman es ambos a la vez, simultáneamente. Se levanta por la mañana y es Aquaman, puede vivir en el océano, puede vivir en tierra. Tiene ambas cualidades. Eso es muy interesante en él al vivir en esos dos mundos tan diferentes, con una identidad civil que nunca usa y vamos a cambiar eso a medida que la serie progrese” McLaughlin sabía que rumbo quería darle a la serie y su objetivo era el hacer a Aquaman excitante, sin caer en lo que se estaba haciendo a principios de la década de lo noventa. “No vamos a cambiarle mucho, ya que lo que estamos haciendo es la continuación lógica de lo que ha sido hasta ahora. Vamos a profundizar en el personaje más de lo que nadie lo ha hecho hasta ahora. No tendremos un nuevo origen, pero los números 12 al 15 se titularán Tiempo y Marea, e intentarán unir toda la continuidad de los distintos orígenes de Aquaman, pues hasta la fecha hay cinco distintos. Habrá una explicación de origen verdadero y el porqué de tantas versiones diferentes acerca de quien es y de dónde viene” Eso sí, una de las directrices de la editorial al respecto de esta nueva serie dedicada a Aquaman era que la continuidad no se podía tocar y que no se debía recontar nada sobre su origen: “Se cambiaban constantemente las directrices a seguir en la serie, siendo la única constante que su continuidad estaba bien y no podría modificar nada de lo ya establecido”

Shaun McLaughlin

Pocas son las series que, a lo largo de la historia de DC Comics, hayan tocado con éxito el tema del medio ambiente. Series como la Cosa del Pantano o Animal Man, son dos ejemplos de ello. La primera en manos de Alan Moore y la segunda bajo la tutela de Grant Morrison. A principios de los años noventa la preocupación por la ecológica y la “corrección política” (algo que podría aplicarse sin muchos problemas al momento actual), McLaughlin prometía a los lectores que Aquaman se iba a ocupar de estos conceptos de forma clara. “Tocamos temas ambientales desde los primeros números. Hacia el número ocho vimos la génesis de un problema ecológico y en los números siguientes nos cemtramos directamente en dicho problema. Será diferente a lo que se ha podido ver en la Cosa del Pantano o Animal Man”

Toda serie nueva se enfrenta a una serie de retos importantes en función de si se trata de un personaje nuevo, donde el lienzo está limpio y disponible para empezar a crear toda una nueva mitología moderna, o si es un personaje ya consagrado, donde el esfuerzo es totalmente diferente. “Hay que pensar muchas cosas cuando me siento a escribir un número nuevo. Lo primero de todo es que el número uno de esta nueva serie puede ser el primer número para alguien, que puede que nunca hubiera oído hablar de Aquaman». McLaughlin continuaba explicando de esta forma como veía a Aquaman: “Cuando empieza la nueva serie se plantea algunas cuestiones acerca de quién es. Ha sido un adicto al trabajo durante los últimos años, ha ido de aquí para allá intentado salvar personas y animales, pero nadie se ha molestado en averiguar quién es en realidad. Aquaman se da cuenta de que debe descubrirlo, de que tiene que descubrir quién es. De otra manera su vida no tiene demasiado sentido”

McLaughlin mostraba preocupación por multitud de aspectos relacionados con Aquaman. En su mente rondaban preguntas relacionadas con lo que le ocurría al personaje en su interior, sus emociones, su forma de ser y sus motivaciones, como vehículos con los que construir historias interesantes. A principios de los años noventa los héroes viraron hacia aspectos mucho más oscuros y melodramáticos, enfatizando la dura realidad, con héroes más violentos y represivos. En cambio, McLaughlin quería ir en otra dirección cambiando el destino de Aquaman, cuya miniserie previa a esta nueva colección acabó con una derrota para su protagonista. Algo que el escritor quería transmitir con su trabajo era que Aquaman no iba a tardar mucho en remontar esta desgracia. “Empezará a evocar lo ocurrido en el número 7, sobre todo lo de Mera. Vamos a ponerle en una nueva posición, la de una persona con un poder real en el Universo DC, no solo físico, sino político de alguna manera. Se convertirá en embajador ante el Consejo de Seguridad y solicitará al Consejo que Poseidonis entre a formar parte de la ONU”

Aquaman era el destino natural para la pluma de McLaughlin por profesar este una profunda admiración por le personaje desde su más tierna infancia. Las ideas eran muchas y la planificación del escritor llegaba a controlar quien iba a ir apareciendo en la serie a medida que fueran publicándose números en el mercado. “Tendremos Team-Ups, Superman aparecerá y tendremos un cruce con los Nuevos Titanes a causa de Aqualad”. Otro de los aspectos importantes en toda serie adscrita al género superheroico es sin duda el de los villanos. Un héroe necesita un villano a la altura del héroe y viceversa. “Claro que tendremos a los villanos clásicos de la galería de Aquaman, pero no de la manera en la que podemos recordarlos. Manta Negra aparecerá, aunque se hará llamar simplemente Manta, porque así suena más siniestro, más intenso. Además, lo de nombrar el color no es sino redundar en lo obvio, pues Manta ya es negro. Puede que tuviera sentido en los años 60, pero hoy carece de importancia. También tendremos a Queequeg (27) que es el villano más políticamente incorrecto que pisa la Tierra. Esta chalado y piensa que Dios se le ha aparecido con forma de albatros, diciéndole que Aquaman no hace los suficiente por el medio ambiente, por lo que debe matar a Aquaman. Nos centraremos más en la ciudad de Tritonis y la Gente del Mar se enfrentará a su protector, Iqula”

Queequeg recibiendo lo suyo.

Pero Aquaman no está solo y va a recibir ayuda de nuevos y viejos conocidos, donde Vulko jugará un papel fundamental. McLaughlin no desaprovechó la oportunidad de introducir nuevos personajes de su propia cosecha, como es el caso de F´nacha, del Consejo de Ministros de Poseidonis, experto en asuntos de la superficie. También aparecerá el Rey Thesily, el rey actual y monarca anterior a Aquaman. Ya renunció una vez al torno porque Aquaman es le legítimo heredero. Y en la superficie aparecerá un diplomático retirado en los años 70, con el nombre de Mission, que acabará como observador de la ONU en Poseidonis. “Aquaman va a verse forzado a viajar de un mundo a otro por cientos de acontecimientos. Lo que queremos Kevin y yo es que esos acontecimientos tengan de verdad repercusiones. Si en un numero pasa algo, eso se debe notar en los posteriores. Algunos subargumentos colearan cierto tiempo, otros, en cambio, no, haciendo que asuntos que puedan parecer triviales finalmente no lo sean.”

Paralelamente al trabajo de McLaughlin, John Byrne se había puesto manos a la obra con la remodelación de Namor para Marvel. Cambió su estatus, explicó sus cambios de humor, definió un objetivo existencial y lo llevó a convertirse en el director general de su propia empresa, Oracle Inc. “Namor y Aquaman, no solo son diferentes en términos de poder, sino también en rasgos de personalidad. Creo que están a kilómetros el uno del otro. Namor es un individuo bastante pomposo, acostumbrado a salirse con la suya, al contrario que Aquaman. Aquaman tiene buenas ideas acerca de lo que hay que hacer para ayudar a las personas y al medio ambiente. Si se saliera con la suya las cosas serían muy distintas. Pero se da cuenta de que no tiene muchas oportunidades”

Sin embargo, todas esas ideas acabaron por quedarse en la cabeza de McLaughlin que vio como la serie de Aquaman que, con tanto entusiasmo, ganas y cariño, había empezado a escribir se cancelaba al llegar al número trece. En la actualidad, según detalla en su perfil de una famosa red social, es profesor de escuela, trabajo que compagina con otras actividades, como la de escritor y de nuevo la de productor, faceta sobre la que el mismo ironiza, ya que ha estado involucrado en muchas producciones de animación de DC, como Justice League, Static Shock y Batman Beyond. “Me notificaron que se cancelaba cuando empezaba a trabajar en el guion del número 12. Estaba conmocionado y muy mortificado, pero tanto yo como el editor habíamos estado peleando mucho y me llegaron a decir que los resultados del número 11 condicionarían su continuábamos un año más”

Simultáneamente, tras muchos años desaparecido Aquaman también formaba parte de la Liga de la Justicia de Europa. Su presencia en el grupo no se materializó hasta le número 37 (abril 1992), en el que el guionista Gerard Jones y el dibujante Ron Randall introducían a Aquaman en el grupo al que no abandonaría hasta la cancelación de la serie en el número 50 (mayo 1993). Aquaman llegó a la colección tras los acontecimientos relatados en Rupturas, la saga con la que Giffen se despedía de la Liga tras su relanzamiento en 1989. Jones tenía claro cuál iba ser su enfoque para la división europea del grupo y, tal y como recuerda, contaba con Aquaman para una trama muy especial: “Tengo a Hal Jordan, Aquaman, Dra. Luz, Metamorpho, Power Girl, Flash, Crimson Fox, Elongated Man y a Batman, aunque no se será regular. Los personajes continuaran su andadura normal, centrándome en Power Girl a la que sí quiero transformar. Quiero cambiarlo todo alrededor de Power Girl, explicando sus cambios de humor, que son debidos a un problema médico ya que tiene intolerancia a los edulcorantes artificiales. También me voy a centrar en su herencia atlante, desarrollando una relación entre ella y Aquaman, puede que incluso un romance, cuando descubra que viene de un estipe ancestral”.Y aunque la Liga de la Justicia de Europa se concebía como un cómic con una estructura más convencional, su contenido sí que buscaba alejarse de lo establecido, jugando con los miembros del grupo de forma que el conflicto viniera en la interacción entre los nuevos miembros y los históricos. Para ello Jones quiso hacer lo que Gardner Fox ya hizo con la Liga, tomar un poco de ciencia, de cultura, de religión, de filosofía e insuflarlo en ese mundo lleno de peligros que rodeadan a la formación.

NOTAS

27.- Este villano de corta vida editorial, apareció por primera vez en el Aquaman Vol. 4 #02 y su última aparición fue Aquaman Vol. 4 #05. Se trata de un ballenero que se enfrenta abiertamente contra los movimientos ecologistas, enfrentándose a Aquaman por esta causa. Su nombre viene de un personaje de ficción que se nombra en la novela de Meville, Moby Dick (1851).

Peter David Strikes Back

Con la cancelación de la serie dedicada a la rama europea de la Liga, Aquaman quedaría relegado a un olvido editorial que esta vez sería muy breve, ya que a finales de 1993 llegaría a las tiendas el primer número de la miniserie Time & Tide, escrita por Peter David, primer paso de lo que daría paso a su serie regular. Para llegar a poder escribir esta miniserie no estuvo exento de problemas personales. “El editor de la serie (Greenberger) ya no quería trabajar conmigo”, recuerda el guionista de Supergirl o El Increible Hulk. “Había malinterpretado el último número de las Crónicas y pensó que estaba retratando el nacimiento de Aquaman como una inmaculada concepción, y que estaba planteando la idea de que Arthur era una figura mesiánica. Tardaron un tiempo en preguntarme y mostrar sus preocupaciones al respecto, a lo que les dije que no, que no existía inmaculada concepción, que Atlan estaba allí. Tuvo sexo con Atlanna y de ahí vino Aquaman. No se me ocurre escribir referencias a Jesucristo en mis comics, no forma parte de mi algo así y eso allanó el camino, así de simple”. Solucionado el malentendido, David pudo empezar una relación con el personaje que combinaría calidad y estabilidad por primera vez en mucho tiempo. El dibujante Kirk Jarvinen fue en encargado de dar la réplica a Peter David en Tiempo y Marea con su estilo ligeramente caricaturesco, de línea gruesa, donde la expresividad corporal y facial aportaban el dinamismo necesario al guion de David.

El éxito de esta etapa partió de la base de que Peter David no banalizaba al personaje. La idea de un héroe trivial, un personaje que palidece a la sombra de otros con más ruido mediático, como Batman, Superman o Wonder Woman, no parecía estar arraigada en la mente de David, quien ya había demostrado el potencial del microcosmos que rodea al personaje en su obra Las Crónicas de Atlantis. David jugó con la leyenda y la idea de la ciudad perdida en las profundidades marinas a fin de impresionar a los lectores con una sociedad distinta a todo cuanto podemos imaginar. David en su primer número de “Tiempo y Marea” conecta todo ese misticismo de la Atlántida con el nacimiento de Aquaman en un número titulado “Flash Back”, en el que David nos muestra a un héroe reluctante, muy atlante, al que poco o nada parecen importarle los asuntos de la superficie, aunque intervenga en ellos. La historia de David nos relata su primera aventura superheroica en la que forma equipo con Flash para derrotar a Trickster. Aquaman se muestra incomodo con el agradecimiento de las gentes de la ciudad, repugnándole el malsano oportunismo que muestran unos hombres de negocios que quieren explotar su popularidad, al no estar su imagen desgastada y ser alguien nuevo en el mercado de los superhéroes. David muestra una dicotomía entre Flash y Aquaman muy clara en la que el primero ha abrazado con gusto el reconocimiento y la fama asociados al traje y sus poderes, mientras que el segundo prefiere pasar desapercibido. Aquaman es un heredero al trono, un humano y un atlante, y su lugar en el mundo aún está por definirse.

“Siempre he visto a Aquaman como un personaje de proporciones míticas. En mi mente esa es la única manera de pensar de alguien con raíces en la más legendaria de las ciudades, la Atlántida”. El tratamiento de David es respetuoso, elegante y detalla a la perfección el carácter y forma de ser de un Aquaman que busca respuestas a un sinfín de preguntas. Los vientos del cambio empezaban a soplar y con ellos el personaje iba a virar por completo, pues por primera vez en las últimas décadas parecía estar escrito por alguien que había interiorizado la verdadera esencia del personaje. La historia y el pasado de Aquaman es parte integral del enfoque de Peter David. Había llegado el Aquaman que todo el mundo estaba esperando y quería leer, pero sin duda se trataba, también, del Aquaman que nunca nadie pudo imaginar. “Para mi Tiempo y Marea es una secuela de Las Crónicas de Atlantis. Me refiero a que, a medida que se desarrollaba la serie, pensaba constantemente en que esa sería la forma en la que escribiría a Aquaman si tenía oportunidad de poder hacerlo. Es más, creo que es lo que los esperaban de mí. Unos meses antes de que se publicara el primer número de Tiempo y Marea, leí el argumento en una convención de comics y, cuando llegue a la página cinco, a la parte en la que está sentado leyendo el último volumen de las Crónicas de Atlantis, sonó una ovación enorme”

Pero también hubo polémica. David no se mostraba especialmente dispuesto (ni obligado) a seguir la férrea continuidad que tanto parece obsesionar a ciertos lectores, por lo que tomaba conceptos del pasado del personaje que consideraba óptimos y funcionales, mientras que eliminaba todo aquello que no era sino apósitos innecesarios. “Estoy tan dispuesto como el que más a prescindir de todas aquellas cosas que no funcionen. Por ejemplo, nuestro Aquaman no va a tener la restricción de tiempo de una hora cuando esta fuera del agua. Es una idea muy tonta. ¿50 minutos están bien, pero si llega a los 60 cae muerto? Venga ya. Estas cosas son vestigios de cuando los héroes eran perfectos, no tenían conflictos emocionales por lo que sus conflictos tenían, necesariamente, que venir de fuera, como debilidades añadidas. Hoy ya no tenemos que recurrir a este tipo de artimañas”. En el último número de la miniserie, “Rey del mar”, recurre a el Amo del Océano, un villano obsesionado con ser el nuevo rey de la Atlántida, al que vincula de forma clara y directa a la profecía descrita en Las Crónicas de Atlantis. “… conocerá la alegría y el dolor, la oscuridad y la luz, pues la sangre de Orin y Shalako corre por sus venas […] y peleará con su medio-hermano, que también engendraré con una mujer de la superficie. Dos hermanos han de luchar por la Atlántida. Es el destino”

Tiempo y Marea es una miniserie audaz, creativa, conmovedora, salvaje, cruda, sincera, elegante, divertida (el humor de David no es ajeno a la trama), dramática y brutalmente honesta tanto con el personaje principal como con los lectores que, por primera vez en mucho tiempo, pueden ver en Aquaman al héroe perdido en sí mismo. En España la serie fue publicada por Ediciones Zinco en un solo tomo titulado, por exigencias del marketing, Año Uno. Hoy en día continúa siendo la única edición integra de la miniserie en nuestro país. Y lo más importante de todo, este proyecto sirvió para convencer a la planta noble de DC Comics para poner en marcha el proyecto de lanzar al mercado una nueva serie regular del personaje. Y, esta vez sí, le ofrecieron a Peter David el poder escribirla, acompañándole esta vez de Marty Egeland a petición del propio guionista.

“Empecé a pensar la forma de hacer a Aquaman interesante, porque hay que tener muy claro que en el momento en el que iba a hacerme cargo de Aquaman, el publicó en general tenía interés cero en él. Cuando hablaba de que iba a encargarme de Aquaman la pregunta más frecuente siempre era: ¿Por qué? Sin duda el reto era grande”. Las ideas se le acumulaban al guionista de Maryland en la cabeza. “Exploraremos su origen y dejaremos bien claro quién es su padre, aunque ya lo hice en el número 7 de Las Crónicas de Atlantis. Cuando el origen del personaje fue revisado en 1989 no se hizo mención alguna sobre quien era su progenitor, así que pensé que era una cuestión que debía plantearse”. Pero, y por lo que siempre será recordada esta etapa, lo mejor estaba por llegar. Había que llamar la atención de los lectores. Era necesario reconducir la serie con algo que fuera radical, que sirviera para definir al personaje y lo cambiara de manera definitiva respecto a las anteriores interpretaciones del mismo. Aquaman era un superviviente, su origen así lo demostraba pues había podido salir airoso de ambientes muy hostiles, es fuerte, es resistente, muy por encima de lo que entendemos los humanos, pues vivir bajo el agua y tener ADN humano y atlante, le confieren habilidades extras, como su telepatía. El potencial, según David, era enorme. “Decidí que tenía que cambiar su aspecto, que sería una buena forma de empezar. Le pusimos el pelo largo, le pusimos barba y desarrollamos la idea de perder una mano para que posteriormente fuera sustituida por un arpón”.

Comienzan los cambios.

Así pues, el principie de Atlantis entraba de lleno en los noventa, con una apariencia más dinámica, más agresiva y contundente, más acorde con la época del momento. “Si el viejo Aquaman entraba en una habitación todo el mundo lo saludaría amablemente, pero con su barba, su pelo largo y su arpón, probablemente le preguntarían ¿En que puedo ayudarle? No me mate, por favor. Buscaba se tipo de reacción”, recuerda Peter David.

Pero este cambio no iba a ser fácil de materializar, ya que el guionista tuvo que trabajar duramente para convencer a los editores de DC ya que no solo se trataba de darle un nuevo aspecto visual, sino de cambiar por completo el carácter del personaje. “Tuve que vender la idea del arpón a DC. En una reunión con Paul Levitz y los principales editores les expliqué lo que quería hacer y tuve que convencerlos de la calidad de la idea. Fue lo más controvertido de mi estancia en la colección. Que Aquaman perdiera una mano y que la sustituyera por un arpón fue algo que llamó mucho la atención de los aficionados. Mi obligación era desarrollar historias capaces de hacer que la gente comprara comics y con la enorme reputación negativa que acarreaba Aquaman en ventas era necesario hacer algo extremadamente drástico. Tan drástico como mutilarlo y eso me obligó a tener que escribir muchas notas explicándolo antes de que se aprobara definitivamente”.

David fue modificando aspectos del pasado de Aquaman, pero dejó otras intactas, como su relación con Mera y que su hijo fuera asesinado por Manta Negra, siendo fiel a lo que ya comentó en relación a los conceptos que funcionan y los que no. David perseguía un objetivo mucho más ambicioso que el simple hecho de escribir historias interesantes que vendieran comics de Aquaman, David quería establecer a Aquaman como un jugador importante en Universo DC, que se le tomara en serio, capaz de mantener una serie en solitario incluso sin David a los guiones. “Aquaman posee habilidades únicas, como la de poder comunicarse con la vida marina y su fuerza, como resultado de vivir bajo la presión de toneladas de agua. En tierra se mueve rápido, salta más alto y es más fuerte de lo que muchos pueden pensar. Tiene invulnerabilidad limitada, su piel, músculos y huesos han de ser, por fuerza, mucho más fuertes por su capacidad para poder vivir en dos entornos tan diferentes. Aquaman no es un personaje limitado si se maneja adecuadamente es uno de los más ubicuos. Nadie más en el planeta puede hacer lo que hace, hay muchos con la capacidad de volar, otros tienen poderes mágicos, otros son velocistas, se amparan en la ciencia… pero nadie más puede funcionar a los niveles de superpoder de Aquaman en cualquier parte del mundo”. El objetivo de reposicionar al personaje en el Universo DC se cumplió con creces, teniendo hasta su propio momento de lucimiento y de gloria en el crossover Marvel versus DC (1995-1996), venciendo con una facilidad al borde de lo ridículo a su contrapartida de la Casa de las Ideas. En cualquier caso, habría que recordar que el propio PAD era guionista de este proyecto best-seller, así que su neutralidad en el combate no es esperable que fuera sincera.

Peter David se mantuvo en la colección hasta el número #46 USA (1994-1998) y durante esos cuatro años trabajo profundamente con el personaje sintiéndose muy satisfecho por el que considera uno de sus pocos éxitos en la serie, los tiburones. David los empezó a mostrar como seres brutales, pero esencialmente tontos con un recuerdo a corto plazo de tan solo unos veinte segundos, sin interés alguno más allá que alimentarse. “Una típica escena sería ver pasar a un tiburón al lado de Aquaman y en su bocadillo de texto se puede leer, comida, comida, comida, comida… hola, Aquaman, comida, comida, comida… Era un interesante contraste pues los hacia de alguna forma adorables respecto a la imagen de monstruos malvados de las profundidades que tenían desde el estreno de Tiburón”.

Último número de David al frente de la colección.

Con el tiempo la marea editorial empezó a subir hasta el punto de amenazar con asfixiar a David. Le notificaron que las ventas no eran las esperadas a lo que David comenzó a sugerir diferentes argumentos con los que contrarrestar la perdida de lectores, como se encargó de desglosar el propio autor en un listado de propuestas:

“1.- Aquaman busca a Mera para descubrir que su hijo de otra dimensión se ha convertido en el monarca del mundo en el que reside. Su llegada fue anunciada de antemano en un sueño que Aquaman tuvo hace 30 años.
2.- Aquaman se reúne con Mera una vez más y crean su propia ciudad.
3.- Náyade, el elemental del agua, es eliminado por Tritón y esclaviza a Corona. Aquaman lucha contra Tritón y muere a manos de su enemigo, para resurgir como el nuevo elemental, manteniendo su aspecto humano, pero con todo un nuevo arsenal de poderes.
4.- Delfín se da cuenta de que se equivocó por completo y comprende que su vida esta con Aquaman. Se reúnen de nuevo y se casan.
5.- Aquaman gana el premio Nobel de la Paz.
6.- Aquaman se convierte en el secretario general de las Naciones Unidas.
7.- Aquaman aparece un día en Poseidonis sin barba, con el pelo corto, su uniforme clásico, con su mano intacta y pregunta donde están Mera y Arthur Junior… No recuerda nada, solo que quedó atrapado en un remolino monstruosos del que escapó unos minutos después y todo es diferente”.

Los cambios de rumbo revitalizantes son marca de la casa del también guionista de Capitán Marvel, Spiderman 2099 o Young Justice. El guionista tenía en mente un buen puñado de ideas con las que poder revitalizar la serie, podrían ser más o menos acertadas, pero David no parecía mostrar indicios de agotamiento, siendo dos las ideas que más le atraían a la hora de poder desarrollarlas. “La primera de ellas se materializó a través de Harlan Ellison, quien mostró gran interés por la grieta sin fondo que introduje en una trama del número 29. Harlan propuso hacer una historia de un viaje que escribiríamos juntos y que duraría todo un año, siendo el equivalente en DC al Infierno de Dante. Pensé que podríamos vender más gracias a esta historia, pero el editor vino y nos dijo que podíamos hacerlo… siendo el único problema el condensarlo en un solo número de 22 páginas. Claro, ¿Por qué tener un año de historias con Ellison para aumentar le interés de los lectores cuando se puede tener un solo número sin ningún impacto en las ventas? Y de esta forma el proyecto se murió antes de nacer”.

Harlan Ellison

David coqueteaba con la idea de poner fin a todo el asunto del arpón, pues ya no tenia mucho sentido seguir estirando algo que ya había dado todo cuanto podía dar argumentalmente. Se trataba de cambiar todo de nuevo, pero a la inversa y para ello Aquaman tenía que morir. Esta idea acabaría llevando a PAD a abandonar la serie. “Tenía planteada una historia, que nunca lleve a cabo, aunque esencialmente es lo que DC acabo haciendo no mucho después. Hice todo el storyline donde lo mataba y me dijeron que no podía matarlo porque ya lo habían hecho antes con Superman y nadie se iba a creer un truco tan barato y obvio como que Aquaman muriera. Tuve que aparcar esta idea también y escribir historias contradictorias por directiva editorial (Aquaman debe funcionar como un héroe solitario, pero debes mostrarlo como un líder. Asegúrate de hacer historias de Atlantis, pero evita que Aquaman esté en la Atlántida. Y más cosas por el estilo) Aquello fue el final de mi trabajo en Aquaman y acabe por rendirme”.

De esta forma se cerraban cuatro años de trabajo de Peter David en los que Aquaman había sido capaz de hacerse un hueco en el mercado USA, evolucionado, cambiando el modo en el que los lectores y los aficionados lo habían percibido hasta entonces. Sin embargo, David recuerda decepcionado su partida por los acontecimientos posteriores, ya que la serie se cancelaría dos años más tarde. El responsable de la etapa más longeva de Aquaman hasta la fecha abandonó la serie en torno al puesto 100 de ventas, con unos 27,000 ejemplares, unos 10,000 ejemplares menos que hacía un año. “No pude establecer al personaje de manera lo suficientemente fuerte como para que pudiera sostenerse tras mi partida”, recordaba PAD años más tarde. “Los escritores de Batman o Superman pueden ir o venir y las ventas subirán y bajarán, pero nunca hasta los niveles de forzar una cancelación. E incluso si las ventas bajaran en picado existe la suficiente confianza en los personajes como para tener paciencia, algo que no ocurre con Aquaman”.

Aquaman dejando claro que puede hacer.

De todas formas, la responsabilidad de la nueva popularidad de Aquaman no recae únicamente en los hombros de Peter David. Ese reparto hay que relativizarlo y atribuirle a Grant Morrison su parte de culpa. Esa bad-attitude imperante en los noventa adoptada por el personaje encontró un catalizador en las manos del autor escocés, quien lo incluyó en su alineación de la JLA y le garantizaba algunas de las frases más molonas en cada capítulo (con permiso de Batman). “Aparte de hablar con los peces, ¿qué sabes hacer?”, le espeta uno de los miembros del Hyperclan a Arthur Curry en la primera saga, al borde de la mofa. “Localizarte los ganglios basales del cerebro, la parte que heredaste de tus antepasados marinos y provocarte un ataque”, responde Aquaman, soltando un chascarrillo a continuación sin querer para acabar la escena de forma más delirante imposible. Morrison además se atrevería a recuperar, siendo este el único caso, el traje azul de Aquaman al concluir el primer año en la serie. Un tratamiento a la altura como no había tenido (ni tendrá) nuestro protagonista en la cabecera de la Liga de la Justicia que contrasta, curiosamente, con la indiferencia que mostró el propio Morrison hacia el personaje en su libro retrospectivo Supergods. En las más de cuatrocientas páginas de esta obra que analiza los últimos cien años de noveno arte mainstream norteamericano, tan solo es posible encontrar tres menciones a Aquaman, siendo dos de ellas procedentes de la parte asociada precisamente a la JLA. Pero perdonamos a Morrison este olvido dada su implicación en la popularización del Rey de los Siete Mares, en una senda estupendamente continuada por Mark Waid en la JLA, beso con Wonder Woman incluido. Sin embargo, los esfuerzos conjuntos de PAD-Waid-Morrison no fueron suficientes para que cuando, un par de años después, Bruce Timm desarrollara la serie de animación de la Liga de la Justicia, Aquaman fuera uno de sus miembros regulares. Pero en ello profundizaremos en el próximo artículo.

Cambio de siglo

Ante la negativa de Dan Jurgens, tras la marcha de Peter David de la serie, sus guiones recayeron en las jovencísimas manos de la dupla Dan Abnett y Andy Lanning, con Jim Calafiore al dibujo. Suyos serían los guiones entre los números #47 y el especial #1.000.000. Se trata de un trabajo que puede ser puede ser considerado de tipo bisagra y carente de rumbo, donde lo importante era cumplir con la entrega y poco más, mientras en DC encontraban a alguien que quisiera escribir al Rey de los siete Mares. Así como los guionistas reconocidos como DnA supieron hacer brillar a la Legión de Superhéroes cuando más lo necesitaba, aquí el resultado fue bien distinto, aunque cuatro números daban para muy poco. La negativa de Jurgens (quien se encontraba firmando una estupenda etapa en Thor en Marvel Comics) descolocó a los editores quienes tuvieron que acudir a un antiguo hot-artist para mantener la serie a flote. Se trataba de Erik Larsen. De esta manera, el autor que tuvo tantos enfrentamientos con Peter David no hacía mucho tiempo (¿y con quién no?) volvía a una de las Dos Grandes para encargarse del guión y portadas de la serie, acompañado al dibujo por Eric Battle. “Pensé que necesitaba salir y hacer algo más. Habían pasado años desde mi último trabajo para otros y quería que mi nombre volviera a estar en boca de todos. Francamente ya no conozco a nadie en Marvel o DC, por lo que le pedí a Chris Eliopoulos que les hiciera saber que estaba buscando un cómic para escribir. Kevin Dooley de DC me llamó y me ofreció Aquaman”, recuerda el creador de Savage Dragon. “Sin embargo yo no había leído nada de Aquaman. Kevin me mando algo de información y visite algunas webs dedicadas al personaje para ponerme al día sobre lo básico. Con eso en mente me puse a trabajar en una propuesta”, comentaba el autor sin ninguna muestra de vergüenza. Larsen no tenía especial interés en escribir una serie u otra de DC, contentándose con Aquaman, pero siendo capaz de buscar la motivación suficiente como para intentar hacer algo interesante con el personaje, tal y como dejan claro sus palabras: “Aquaman estaba disponible y en unos meses me parecerá que es genial, pero nunca pensé en la serie como algo que deseara desesperadamente”.

Los planes para la colección por parte de Larsen buscaban aportar un buen número de nuevos conceptos. No se trataba de darle nuevos poderes a Aquaman, ni nada similar, sino una planificación a través de la cual poder explotar el potencial del personaje, como que es un rey, que su entorno natural permite poder innovar más que si el héroe vive en una ciudad terrestre, etc. Muchas de esas nuevas ideas se materializaban a través de la introducción de nuevos personajes, como Noble, el rey de los Luckers, toda una civilización que vive por debajo de Poseidonis, en túneles excavados a lo largo de siglos. Los Trolls de Fuego (28) , criaturas con aspecto humano compuestos de lava, cuya existencia se cruza con los Luckers debido a que comparten el mismo hábitat. Así mismo Larsen persigue nuevos horizontes sentimentales para Aquaman y con la aparición de Noble crea un intrincado doble triángulo amoroso entre Aquaman y Delfín / Noble y Mera. Otra de las aportaciones del Larsen a la mitología del personaje son los denominados Landlubbers (29), un trio de seres marinos formado por Lagoon Boy, Sheeva y Blubber, cuyo concepto visual sin duda responde al gusto de Larsen por personajes de aspecto extraño y grotesco. Además, hace de Aquaman un solitario y lo aleja de la Liga de la Justicia o cualquier invitado estrella en su serie. “¿Por qué recurrir a invitados de fuera cuando puedo trabajar con los de la propia serie y que tengan efectos duraderos en la colección?»

Larsen se mantuvo al frente de la colección durante un año, entre los números #50 al 62, momento en el que DC cambia de nuevo el rumbo de la serie, ya muy hundida en ventas, con apenas 19,000 copias mensuales. Un descenso progresivo de fieles que llevó a DC Comics a ofrecer una serie herida de muerte a Dan Jurgens. De esta forma Jurgens encara el que iba a ser el final del volumen cinco de Aquaman (#63-75) de la que hoy en día sigue siendo el volumen con más números consecutivos dedicados a Aquaman como protagonista absoluto. Guionista de la casa, un todoterreno cumplidor, Jurgens se manifestaba en estos términos cuando se le preguntaba por Aquaman.“Siempre me ha gustado Aquaman. Era consciente de sus comics, pero me sentí mucho más interesado por sus dibujos animados. No es que fueran muy buenos, pero en aquel momento era genial tener dibujos animados de superhéroes en la televisión. Después de aquello me interese por el trabajo de Steve Steakes (Aquaman Vol. I #40-56) y Jim Aparo con el personaje”. Sin embargo, pese al poder de la nostalgia que aportaba el creador de Booster Gold, la serie tenía sus días contados “cuando me ofrecieron Aquaman fue sin alternativa posible. Si yo no me encargaba de ella, simplemente la cancelaban. Esta circunstancia, que puede ser un impedimento para algunos, para mi resulto ser algo muy liberador pues el único camino a tomar es el de ir hacia arriba. Consulté si era posible relanzar la serie con un nuevo número uno, pero me lo denegaron, aunque si logré que aceptaran una de mis condiciones: tener como dibujante a Steve Epting. Como además necesitábamos algo nuevo para las portadas, DC nos ofreció a Mike Kaluta (1947) que ya era algo más que significativo para llamar la atención”.

El futuro para la serie no parecía ser especialmente halagüeño, pero Jurgens no se siente intimidado por ello y plantea historias para todo un año y deja abierta la puerta para un segundo año de aventuras submarinas. El enfoque de Jurgens en la serie pivota sobre la idea de seguir añadiendo valor e importancia a Aquaman, haciendo de Atlantis una nación importante y con representación, no solo bajo el océano, sino también en el mundo de la superficie. Es por ello que Jurgens decide titular su primera incursión como Rey Arthur. “En el primer arco, la guerra contra Cerdia, tiene mucho que ver de como el mundo acepta a los atlantes como personas, a pesar de las diferencias. Cuando escribí la historia puede parecer que hubiera interferencias directas o indirectas debido al clima político, pero es algo que tristemente acompaña a la humanidad a lo largo de toda su historia”. Durante el trabajo de Jurgens al frente del personaje, DC buscaba una manera de poder volver a dar visibilidad a Warlord a posibles nuevos lectores y Jurgens no dejó pasar la oportunidad de poder incluir en sus historias. “La magia y Atlantis siempre han estado muy relacionados con Skartaris así que no resulto complicado poder traer a Travis Morgan a la serie”. Otro de los personajes sobre los que Jurgens cimentó su etapa es Tempest, haciendo uso del mismo para describir a Aquaman. “Aquaman no puede ir diciendo por ahí soy el rey, soy importante, soy impresionante. Es mucho más interesante que alguien piense de esa forma para que podamos verlo a través de sus ojos. De alguna forma Tempest ocupa el lugar del lector dentro de la historia. Esto al final aporta algo de realismo a Aquaman”.

Una de las ideas de Jurgens en la serie era también devolverle parte de aspecto original a Aquaman, pero desde DC le denegaron el cambio. En la editorial parecía que habían vuelto a entrar en el eterno bucle de indecisión con el personaje. Por un lado, parecía que había lectores molestos con lo del arpón, la barba y el pelo largo, mientras que otro sector de lectores tampoco estaba cómodo con el aspecto original de Aquaman, por lo que se buscaba, de alguna forma un término medio entre lo realizado por Peter David y su uniforme más clásico. “Peter había realizado un trabajo muy intenso con Aquaman, en una etapa muy personal, por lo que era necesario poder encontrar algo nuevo que contar, apoyado en todo lo que Peter había establecido” En su afán por lograr contar una historia lo más convincente posible, Jurgens, trabaja a fondo con Aquaman de tal forma que recupera su dignidad perdida en parte gracias al trabajo de Larsen. “Escribir Aquaman fue muy divertido. Creo que la historia funciona muy bien y me decepciona que no se haya recopilado nunca. Por aquel entonces estaba trabajando en cuatro series a la vez y sin duda alguna Aquaman era mi favorita. Cada vez que me sentaba a escribirla me asaltaba el pensamiento de que esa casa la iban a derruir, así que hagamos una fiesta ya que mañana no tendremos que limpiar ni recoger nada. La serie se canceló, pero le habíamos dado al personaje lo que necesitaba para poder disfrutar de un futuro relanzamiento”. En enero de 2001 se cancelaba la serie del Rey de los Siete Mares.

Pero no, esta vez no hubo relanzamiento. En su lugar, DC Comics decidió matar a Aquaman.

O no. Realmente no. Pero decían que sí. O eso pensaban, al menos. Porque cambiaron de opinión. O no. Nunca lo sabremos, porque entraron en una espiral de bandazos editoriales, muertes que no eran tales, resurrecciones sin sentido y pérdidas de carisma industriales muy preocupantes que dañaron al personaje para los diez próximos años.

Ese 2001, tras el exitoso back-to-the-basics aplicado por Jeph Loeb en las cabeceras del Hombre de Acero, desde DC Comics decidieron ampliar a categoría de evento una de las sagas ideadas por Loeb. En Nuestros Mundos en Guerra (Our Worlds At War, OWAW), una fuerza cósmica conocida como Imperiex llegaba a la Tierra con la intención de destruir el planeta, rivalizando en poder con el propio Darkseid. Desde meses antes al comienzo del evento (el cual contó con numerosos tie-ins y one-shots asociados), desde el departamento de marketing promocionaban OWAW prometiendo grandes muertes. Y, efectivamente, así fue. Como podréis imaginar (ya que si no este párrafo no tendría sentido), Aquaman fallecía en las páginas del especial JLA: Our Worlds At War (publicado el fatídico septiembre de 2001) en un enfrentamiento contra un minion de Imperiex. Un especial a cargo de Jeph Loeb y Ron Garney, quienes experimentaban de forma absurda con el abuso de dobles páginas y quienes relegaban a dos páginas finales el enfrentamiento entre héroe y villano. La muerte, casi fuera de viñeta y con una armadura vacía como resultado (ja) era lo más descafeinada que el lector podía echarse a la cara. Esta muerte contrastaba con la mucho más épica resistencia final de Hypólita en este evento, con similar desenlace, pero con mucho más carisma, cortesía de Phil Jimenez. Además, en esta saga Tempest hizo desaparecer y salvar a Atlantis, demostrando todo su potencial como mago y teleportador. En cualquier caso, un guionista que pasaba por allí como Loeb tuvo el beneplácito editorial para asesinar a Aquaman cuando un par de años antes un veterano como Peter David había recibido noes por respuesta.

Sin embargo, esta muerte no lo fue tal. O al menos, desde DC decidieron cambiar de idea dos años más tarde apelando al “este muerto está muy vivo” y trayendo de vuelta a un muy cambiado Aquaman en una saga de la JLA más de un año después.

El mismo personaje que es considerado uno de los Siete Grandes de la editorial pero que por el otro lado tardó nada más y nada menos que 19 años en aparecer en una portada. El mismo que muchos consideran un personaje secundario y que sin embargo forma parte de la reducida representación de héroes DC en la gran pantalla. El mismo que acumulaba volúmenes y relanzamientos en varios intentos de enganchar al público pero que ni siquiera era considerado importante como para tener su duplicado en el Sindicato del Crimen de América, hasta la llegada en 2005 de un enciclopédico como Busiek para crear a Barracuda. Una figura fascinante que, ahora sí, parece que goza del apoyo popular gracias al gran trabajo de Geoff Johns y la interpretación de Jason Momoa, en un papel curiosamente más cercano al de su contrapartida marvelita. Sin embargo, hubo un tiempo en el pasado reciente que esto no fue así y que la editorial no sabía qué hacer con él. Así pues, ante la duda, Aquaman empezó un ciclo de muertes y resurrecciones que evidenciaban estos argumentos.

La muerte casi fuera de pantalla a manos de un minion de Imperiex en un especial menor a cargo de Jeph Loeb y Ron Garney en pleno crossover Nuestros Mundos En Guerra resultó no ser tal. A la vez que Joe Quesada imponía una política de no-resurreciones en Marvel (Grant Morrison tuvo que elegir a Emma Frost para sustituir a Coloso, fuera de su alcance por esa norma), DC Comics viraba a un ciclo de resurrecciones continuas en el enésimo intento de abrazar su Edad de Oro tras unos años noventa inolvidables. Wonder Woman, Oliver Queen, la JSA al completo o hasta el mismísimo Hal Jordan regresaban a la vida por todo lo alto. Y Aquaman lo hizo también, aunque de una forma menos espectacular. En las páginas de la JLA, durante la etapa de Joe Kelly y Doug Manke y en el arco argumental La Edad Obsidiana, se descubría que la desaparición de Aquaman y de Atlantis había sido en realidad obra de Tempest. Aquaman había entrenado a su antiguo sidekick para tener un plan de contingencia y en caso de que todo fuera mal, trasladar toda Atlantis 3000 años al pasado, a salvo de cualquier crisis. Pero…¡error! Allí, el villano de esta saga (Gamemnae) encerró a nuestro viejo lobo de mar en la laguna convirtiéndolo en un elemental de agua y esclavizó al resto de viajeros temporales, incluida le reina Mera. Triple tirabuzón y medio de continuidad y épica para justificar su regreso. Para traerles al presente, la JLA con una ayudita de los personajes mágicos de DC se planta en el pasado, sirviendo como excusa para que Kelly cree una alineación sustituta liderada por Nightwing. Personajes nuevos creados para la ocasión como Manitú Raven, Gamemnae o Faith no están precisamente repletos de carisma. Tras esta Edad Obsidiana (que incluía ideas tan locas como el corazón de Kyle guardando el espíritu de los pseudo-fallecidos miembros de la JLA durante tres mil años es lo de menos al más puro estilo Doctor Who) Aquaman está de vuelta, preparado para un nuevo relanzamiento.

“No volveré a trabajar nunca más para DC Comics”, afirmaba el por entonces joven Rick Veitch a finales de 1989 cuando Jenette Kahn censuró a última hora un guión previamente aprobado de Swamp Thing donde aparecería Jesucristo. El colaborador y sucesor de Alan Moore en la cabecera de La Cosa del Pantano juró no volver a DC. Sin embargo, al igual que Moore, años después vio como estaba trabajando indirectamente para DC tras la compra del sello Wildstorm, donde Moore y Veitch firmaban series como 1963 o Supreme en el sello ABC. Y en algún momento de esos, DC y Veitch enterraron el hacha de guerra y este último acepto ser el elegido del nuevo editor de Aquaman, Peter Tomasi, para relanzar al personaje (además de firmar una miniserie de The Question). El fichaje prometía y Veitch apostó por un enfoque más mágico y misticismo, acercando nada sutilmente a algunos mitos del Rey Arturo. Exiliado por su pueblo al considerarle responsable de la casi destrucción de Atlantis, Arthur casi muere deshidratado sino llega a ser por la aparición de La Dama del Lago. “Conocí a otro Arthur una vez», le revela La Dama del Lago a Aquaman, con una sutileza simbólica, justo antes de cederle una parte de ella misma y del Agua de la Verdad en forma de nueva mano. Esta vez nada de garfios. Esta vez una mano acuática, de poderes místicos y sanadores. Y con el pecho al aire y el pelo bien recortadito. Adiós, años noventa. El dibujo corría a cargo de Yvel Guichet y las portadas eran cortesía de Alex Maleev. Reitch enfoca sus doce números en la serie con un perfil más superheroico, de acción global fuera de Atlantis y con mucho simbolismo y filosofía, cargando a veces en demasía los pasajes con un tono más poético y más de un deus ex machina facilón. La serie debutó ante 50,000 lectores de los cuales, al final de la etapa Vietch (Noviembre 2003) tan solo quedaban 24,000, quedando la serie peligrosamente cerca de salir de los cien más vendidos.

Años más tarde, en 2009, el mismísimo Peter David reflexionaría sobre este relanzamiento del 2002, comparando con ironía lo que no le habían dejado hacer a él un par de años antes. “En mi historia Aquaman moriría por un tiempo, con Aqualad asumiendo el manto. Aquaman volvería como un elemental del agua, hecho de agua, y tan solo el amor por Mera le devolvería su cuerpo humano. Me dijeron que no tenían intención de matar a Aquaman y que eso no se podía hacer y que traerlo como una criatura de agua era ridícula…”. Curioso.

La etapa Veitch duró un año (y no volvió a trabajar, ahora sí, nunca más para DC) y, ante las malas críticas por el acercamiento más mágico, Peter Tomasi apostó por un cambio de rumbo apoyándose en el guionista Wil Pfeifer, autor revelación del momento gracias al remake de H.E.R.O., quien devolvió a la serie a un terreno más superheroico y medioambiental. Para el dibujo, Tomasi apostó por quien acabaría siendo su compañero de batallas en el futuro (Green Lantern Corps, Batman & Robin, Superman, etc). Hablamos de Patrick Gleason, un nuevo dibujante de la editorial que había colaborado precisamente en un fill-in de H.E.R.O. y poco más.

Portada de la etapa de Will Pfeifer.

Gleason iría depurando su estilo con el paso de los números y dejando atrás ciertas anatomías exageradas en las que incluso parece que Aquaman está borracho o drogado hasta convertirse en uno de los mejores dibujantes de la DC actual. El gran arco argumental de la etapa Pfeifer fue bautizado como Sub-Diego. En esta historia un gran terremoto en la costa oeste hundía una gran parte de la ciudad californiana de San Diego, muriendo casi toda su población. Casi. Porque a raíz de los experimentos del científico Anton Geist para proporcionar a algunos habitantes de San Diego la capacidad de respirar y sobrevivir bajo el agua a partir del ADN de Aquaman. Una idea potente para relanzar la serie, acompañada de la vuelta de la coraza naranja clásica del personaje tras dos décadas sin ella y la presentación de Lorena Marquez, la nueva Aquagirl. De esta manera, Aquaman salía del ciclo de “ahora rey, «ahora exiliado” en Atlantis y tenía una nueva ciudad donde explorar nuevos secundarios (Alonso Malrey), villanos (Progene tech) o el regreso del hijo de Aquaman creado por Peter David: Koryak. Pfeifer tan solo estuvo ocho números, pero su nuevo statu quo permaneció tras su salida.

Fuera del top 100 y con unas 21,000 copias mensuales, la serie entró en barrena y en su siguiente año hasta tres guionistas pasaron por la serie: John Ostrander (#23-24 USA), John Arcudi (#25-29 y 32-39 USA) y Marc Guggenheim (#32-39). El volumen, de 57 números, acumularía seis guionistas en total. Poca estabilidad para un personaje como Aquaman.

De todos ellos destaca la etapa de Arcudi, ya con un Gleason más contenido y con un Leonard Kirk en estado de gracia (como siempre). Arcudi, poco habitual al terreno superheroico, apostó por el regreso de la trinidad de secundarios de Aquaman (Manta Negra, Mera y Tempest), aunque en todos los casos con un giro de tuerca interesante, así como insinuar que Koryak es gay para desilusión de Aquagirl y tener un pequeño enfrentamiento contra un soldado OMAC, como mandaban los cánones en la era pre-Crisis Infinta. Arcudi intorduce una nueva pareja sentimental para Aquaman (Esther Maris) justo antes del regreso de Mera, para mayor tensión romántica ante un matrimonio fallido. El regreso de Mera será el decadenante de la recta final del arco argumental que llevó a la serie hasta la nueva Crisis. Mera, hechizada por Hagen, había visto cómo sustituían sus branquias por pulmones, siendo a partir de ahora incapaz de respirar debajo del agua sin ayuda de oxígeno. Para deshacer el hechizo, Tempest reúne a todos los magos, hechiceros y brujas conocidos en Atlantis, acumulando una gran cantidad de magia que llama la atención del Espectro. Sin Hal Jordan, el Espectro estaba completamente fuera de sí intentando acabar con toda la magia en el mundo, y esta canalización de poder mágico submarino es demasiado jugosa como para dejarla pasar, destruyendo Atlantis por completo y a todos sus habitantes. Tan solo Aquaman, Mera (en la superficie en ese momento), Tempest, Delfín y el hijo de estos dos últimos sobreviven a esta destrucción que tuvo su reflejo también en las páginas iniciales del tercer número de Crisis Infinita. Aunque casi ni lo hace.

Portada de un número escrito por John Arcudi.

El contenido extra de la edición Deluxe de Crisis Infinita deja claro que estas escenas de la destrucción de Atlantis cambiaron a última hora. Según su guionista, Geoff Johns, “todo lo que tenía que ver con Atlantis cambio a causa de lo que estaba pasando en Aquaman. Las escenas no dejaban de cambiar de lugar y hubo un montón de modificaciones. Personalmente, me hubiera gustado eliminar lo de Atlantis e incluir más escenas de las batallas que tenían lugar en otras partes”. Afortunadamente eso no fue así, y al menos la mitología de Aquaman pudo hacerse un hueco en las páginas del evento más importante de DC en este siglo. Y eso fue gracias a Phil Jimenez, quien argumentaba “No soy de esa misma opinión. Me gusta esa escena ahí, porque es el único momento en el que se muestra el mundo de Aquaman. Pensaba que era importante, en una serie como esta, mostrar una panorámica del Universo DC”. Tras haber salido en tres míseras viñetas (la del funeral y dos más) en la Crisis de Identidad de Brad Meltzer, al menos los fans del personaje agradecieron que aquí el número fuera mayor. Por uno. Cuatro veces sale Aquaman. De nuevo, una cifra ridiculamente baja para uno de los “Siete Grandes de DC”.

Aunque todo siempre puede ir a peor, ¿verdad? Pues aquí así fue. Aquaman entró en una vorágine de sinsentidos editoriales, desprecios continuos y piruetas argumentales que le destrozaron por completo. Muerte incluida, casi fuera de pantalla.

Tras la etapa Arcudi, la serie cayó en manos de Kurt Busiek y Jackson Guide, quienes impulsaron un nuevo cambio radical, esta vez hacia el subgénero de Espada y Brujería. Busiek había tratado excelentemente al personaje en JLA/Vengadores, mostrándole con una autoridad y seguridad poco habitual en los eventos de la época (si es que salía, como hemos mencionado). “DC me pidió que me encargara de la serie, un poco como si yo fuera la Virgen Maria”, recuerda Busiek. “Habían cancelado Aquaman y querían una idea que llamara la atención de la gente y que les permitiera cambiar de idea y no cambiarla. Tenían varias propuestas, incluyendo una de Geoff Johns muy parecida a la que aplicaría cinco años después, pero lo que querían era un cambio radical”. El arranque sirvió para que las 18.000 copias mensuales anteriores se duplicaran hasta los 37.000 del relanzamiento, renombre de serie incluido en Aquaman: Sword of Atlantis #40 USA (Marzo de 2006).

Buscando el enfoque, Busiek analizó al personaje: “Siempre había pensado, con el paso de los años, que Aquaman se había ido haciendo cada vez menos humano y que le quedarían pocas razones para tener contacto con el mundo de la superficie». El Aquaman de la Edad de Oro era humano, hijo de un científico que le daba poderes. El Aquaman de la Edad de Plata era solo medio humano (hijo del farero Tom Curry y de la princesa de Atlantis). Y el Aquaman post-Crisis era 100% atlante. Quería revertir eso, volver a un Aquaman más humano con más lazos con la superficie. Sugerí volver al origen de la Edad de Oro, pero con un nuevo personaje y mucha menos experiencia como Aquaman. Queria que fuera el forastero, para que descubriera este mundo junto a los lectores. Realmente no era parecido a Conan, por mucho que lo digan, porque Conan era muy duro y este Aquaman tenía una curva de aprendizaje más lenta”. En este acercamiento, Arthur Joseph Curry cae en el océano y, desorientado, es contactado telepáticamente por el Habitante de las Profundidades (Dweller of the Depths, en inglés en el original), una misteriosa criatura submarina con la cara con forma de pulpo lovecraftiano y muy dado a los misterios y las profecías. Este Habitante de las Profundidades guía al joven Arthur en un enfrentamiento contra King Shark, entregándole un amuleto que le permitirá entender a las razas submarinas, así como el uniforme de Aquaman, pese a la insistencia del jovencito en asegurar que no conoce a Aquaman o Orin y que él no es más que el hijo del doctor Phillip Curry, quien le aplicó un suero mutativo cuando era pequeño, dándole agallas. Un arranque potente que jugaba con el misterio de si este nuevo Aquaman era el de siempre o un nuevo personaje.

Sword of Atlantis serie se situaba, como todo el universo post-Crisis Infinita, un año adelante en el tiempo, siendo la responsabilidad de la serie semanal 52 de contar el porvenir de Aquaman entre el final de Crisis Infinita hasta este relanzamiento. Sin embargo, Geoff Johns, Grant Morrison, Mark Waid y Greg Rucka enseguida perdieron el interés en Aquaman, quien apenas salió en 52. Así pues, deprisa y corriendo desde la editorial tuvieron que idear una miniserie crossover con el final de 52 y la Tercera Guerra Mundial contra Black Adam para explicar estas ausencias y otras tantas: la transformación de Supergirl, Donna Troy como Wonder Woman, el regreso de Nightwing, algún Titán más muerto… Un despropósito de planificación. Así pues, en el número World War III – Part Two: Valiant (Abril de 2007) Aquaman reaparecía para devolver a Sub Diego a la superficie, ante el comienzo del rechazo del océano a sus nuevos habitantes terrestres. En un número guonizado por Keith Champagne y dibujado por Andy Smith, Arthur usaba al máximo su mano mágica y sanadora para devolver a la ciudad a tierra firme, convirtiéndose en el proceso en el Habitante de las Profundidades que había aparecido, un año antes, en los cómics de Aquaman. El destino del Rey de los Siete mares era este y muy pocos de sus seguidores lo habían presenciado.

¡¡Lo más triste de todo esto es que ese personaje (es decir: Aquaman) había muerto dos meses antes en el número #50 USA de Sword of Atlantis (Mayo de 2007)!! Aquaman había muerto ante apenas 19,000 lectores que se mantenían en la serie. Una muerte indigna para un icono de la editorial, que ya no sabía qué hacer con él.

Y es que la etapa Busiek comenzó con buenas sensaciones, pero se diluyó enseguida, durando tan solo diez números. Las ideas que tenía para este Habitante de las Profundidades no pudo llevarlas a cabo: “Quería que Aquaman siguiera en la serie, y quería que fuera una sorpresa. No le quería en su forma normal. A medio plazo curaría al Habitante y tener dos protagonistas: el antiguo y el nuevo Aquaman”, recuerda Busiek con nostalgia. “Tenía planes para cinco años en la serie, con la intención de ampliar la mitología submarina de DC a partir de las Cronicas de Atlantis. Pero no funcionó. Si algo me quedó claro, es que los aficionados de Aquaman quieren la versión más tradicional del personaje posible y mis ideas de fantasía épica no valían para eso”. Sin embargo, la salida de Busiek se debió más a problemas de agenda que de bajada de ventas, o al menos así lo recuerda él. “Había propuesto a DC hacer la serie que acabaría siendo Trinity, y DC aceptó. Pero no podía hacer eso, Aquaman y Superman. Así que, como Butch Guice dejó la serie y Aquaman no tenía equipo artístico estable, decidí quedarme con Aquaman. Aunque claro, luego me retrasaron un año Trinity para publicar Countdown, y me dio pena porque podía haberme quedado un poco más…”

Su sustituto (y encargado de matar a Aquaman en su primer número) fue Tad Williams, guionista desconocido donde los haya y que tan solo ha firmado para DC otras dos miniseries (The Next y Helmet of Fate). Tad hizo lo que pudo, como recuperar a un amnésico Aqualad y descubrir que Delfín había muerto, pero los dibujantes elegidos (rozando el cartoon) no ayudaron nada. La muerte de Aquaman fue a manos de Koryak (con todas las comillas posibles, porque jugaron a ser ambiguos) y Williams se reservó una última aparición de La Dama del Lago de Rick Veitch en el último número para desearle un buen futuro editorial al personaje, que compartía un trozo del alma con el verdadero Aquaman. Bajo el nuevo nombre de Joseph, sus futuras apariciones serían… cero. La serie cerró en octubre de 2007 ante unos paupérrimos 12.900 lectores. Aquaman tocaba fondo. Y nunca mejor dicho.

Inciso: dentro del esperpento de muertes, resurrecciones y transformaciones de aquellos años llama la atención el regreso de Aquaman en las páginas del Final Crisis de Grant Morrison. Tanto en el número tres como en el siete, aparece el Aquaman más clásico (coraza naranja, guantes verdes), “profetizado a regresar en el tiempo de más necesidad de su gente”. Estas apariciones, así como la presencia de Aquaman en el funeral del Detective Marciano (Final Crisis: Requiem, por Peter Tomasi), rallan lo surrealista de una forma casi vergonzosa, ya que ni antes ni después de volvió a retomar este tema, y el estatus del personaje siguió siendo oficialmente muerto hasta su vuelta, ahora sí que sí, en las páginas finales de Blackest Night. El problema de DC con Aquaman era para hacérselo mirar.

Lo dicho. Aquaman se encontraba en el punto más bajo de su historia. Pero aquí llegó su salvador: Geoff Johns. El autor que lo había escrito de forma brillante en el arco final de JLA pero que lo había ninguneado en Crisis Infinita fue el encargado de cocinar a fuego lento un gran arco argumental para el personaje en las páginas de Blackest Night, Brightest Day y, finalmente, el relanzamiento de Aquaman en Los Nuevos 52, aunque para ello tuviera que obviar y sacrificar todos los acercamientos previos de Rey de Atlantis. Su declaración de intenciones era rotunda y contundente: “En mi opinión, Aquaman está a la misma altura que Superman, Batman, Wonder Woman, Flash y Linterna Verde”.

Durante Blackest Night, Aquaman, Tula y Delfín se alzan como Linternas Negras del ejército de Nekron. Entre sus primeras víctimas está el propio Tempest, que se había proclamado Rey de Atlantis en la cabecera de los Titanes ante la ausencia de su mentor. Sin embargo, la protagonista absoluta del show es Mera, quien parte la pana (¿se sigue usando esta expresión?) en cada una de las viñetas que le conceden Johns e Ivan Reis. “Además de Hal y Barry, considero que el Átomo y Mera son los protagonistas de esta historia”, afirmaba Johns. “Siempre me ha parecido un personaje intrigante, pero se han hecho muy pocas cosas con ella durante estos años. Es un personaje poderoso. No era una simple Aquawoman. Tenía su propia historia. Así que, aprovechando que no está Aquaman presente para hacerle sombra, vamos a hacerle brillar con luz propia. Va a ser la Wonder Woman del evento”. Johns concluía diciendo que “vamos a convertirla en uno de los personajes femeninos más importantes y poderosos estos próximos años”. Y tenía razón. Era diciembre de 2009. Así pues, tras cuatro años en el fondo del mar creando malvas, Arthur Curry vuelve a la vida en las páginas finales de Blackest Night junto a otros once personajes de DC, junto a Hawkman, Hawkgirl, Detective Marciano, Firestorm… Mera y Aquaman se reencuentran y ambos se convierten piezas clave del spin-off Brightest Day. En este Día Más Brillante, Johns mueve fichas para ampliar el elenco de secundarios del personaje, algo completamente necesario para hacer triunfar a una serie, como Manta Negra, el nuevo Aqualad o Siren.

La aparición de esta última, hermana gemela de Mera durante la Edad de Plata (con el nombre de Hila) y que no había aparecido todavía post-Crisis, sirve como catalizador para reposicionar a los personajes. Mera confiesa a Aquaman que su misión original cuando le conoció consistía en matarle, por orden de su padre, el rey de Xebel, el cual resulta ser no un mundo paralelo sino una colonia penal donde habían quedado exiliado antiguos separatistas de Atlantis. El flechazo (romántico) impidió que ese plan cuajara, guardándose el secreto hasta este momento. Este descubrimiento sirve como catarsis para fortalecer la relación entre Mera y Aquaman, la cual había pasado por tantos altibajos en forma de reproches de ella a él. De hecho, Mera admite que se siente responsable de la muerte de su hijo en común, ya que su asesino (Manta Negra) fue adiestrado en Xebel. La guerra entre Atlantis y Xebel concluye con un nuevo exilio de los separatistas, cortesía de Aqualad, el nuevo personaje presentado en las páginas de Brightest Day #10, y producto de las sinergias creativas de DC Entertainment.Creado por Greg Weisman, Brandon Vietti y Phil Bourassa para la serie de animación Young Justice (2010), Johns y Reis presentaron un personaje similiar. Hijo (sin saberlo) de Manta Negra, acogido por unos padres terrestres y con poderes de control y proyección del agua, pudiendo canalizarla como espadas o objetos contundentes (de forma muy simliar a Mera). Sin embargo, la identidad de su madre nunca se llegó a saber, porque tras la conclusión de Brightest Day llegaron Los Nuevos 52, y Aqualad no volvió a aparecer. Al menos hasta el Renacimiento, aunque con una identidad un tanto diferente. Curioso, cuanto menos, que, tras haber puesto tanto esfuerzo en su creación, Johns prescindiera de este personaje en su enfoque de septiembre de 2011.

NOTAS

28.- No son creación de Erik Larsen, ya que su primera aparición se remonta al Aquaman #01 (1962). Larsen hace uso de ellos en sus historias subterráneas, añadiendo al concepto a Lord Lava, el comandante que dirige a las tropas de Trolls de Fuego por los túneles en su batalla con los Luckers y Aquaman.

29.- Lagoon Boy, líder del grupo, tiene un aspecto muy similar al de la criatura de la laguna negra, la pelicula de la Universal. Blubber, hijo de Pakkul es una ballena inteligente que se ha construido un arnés robótico que viste a fin de simular cierto aspecto humano y el tercer miembro, Sheeva, es una sirena que usa una silla de ruedas diseñada por Bubber.

Los Nuevos 52

“Mi visión del origen de Aquaman es la de la Edad de Plata a grandes rasgos, en la que una exiliada llamada Atlanna escapaba de Atlantis para llegar malherida a las inmediaciones de un faro en la costa terrestre, donde era socorrida por Tom Curry”, explicaba Johns en plena campaña de marketing de los denostados Nuevos 52. “Su relación daría como fruto el nacimiento de Arthur y tras la muerte de ella, sería criado por su padre y descubriendo sus asombrosas habilidades sobrehumanas, desde la super-fuerza hasta la capacidad de comunicarse con las formas de vida”. Así pues, con esta propuesta parece bastante claro que Johns descarta otros añadidos posteriores a la mitología de Aquaman, pasando página al añadido post-Crisis de que había sido criado durante unos años por delfines o que en realidad su padre no era Tom sino el atlante Orin. Una selección de décadas de parches para quedarse con lo más conveniente, prescindiendo incluso del mencionado Aqualad, del enfrentamiento con Caribdis y la pérdida de la mano. Al menos, la pérdida del hijo que tuvo con Mera sigue vigente, en todo un alarde de cirugía de la continuidad con la excusa del reseteo de Los Nuevos 52, donde seguía siendo miembro fundador de la Liga de la Justicia. La serie debutó con 72,000 unidades vendidas en el puesto 16 del Top100, unas ventas nunca vistas por el personaje. Un año después, todavía por encima de las 50,000 copias vendidas y convertida en un éxito de crítica, Aquaman estaba entre las quince series más vendidas de DC Comics gracias a la labor del propio Johns e Ivan Reis.

El regresoa la grandeza.

Con la llegada de los Nuevos 52, DC afrontó un período de profunda renovación, con cambios drásticos, muchas veces dolorosos, en los que los personajes eran brutalmente arrancados de su continuidad, más o menos establecida, para encajarlos en un nuevo entorno del que pocas series salieron airosas. Una de esas honrosas excepciones fue la dedicada a Aquaman, que llegaba con el aval de los ya citados Geoff Johns e Ivan Reis, que asumían el reto que les planteaba trabajar con el personaje que, a estas alturas, ya ha quedado claro nunca parece encontrar su lugar entre la oferta editorial de DC Comics.

El escritor de la JSA es conocido por su talento a la hora de revitalizar personajes y franquicias en estado comatoso, sus etapas en Flash o cómo revolucionó todo el estatus de Green Lantern son un claro ejemplo de como Johns es capaz de encontrar la grieta en la pared con la que escalar por encima de lo hecho por otros escritores antes que él, a través de la reinvención o la reinterpretación. Una táctica que de nuevo puso en practica cuando se hizo cargo de Aquaman. Johns, consciente de la reputación que acarreaba Aquaman sobre sus espaldas se refería al Rey de los Siete Mares en estos términos: “Todo el mundo conoce a Aquaman, sobre todo gracias a la serie de televisión animada, que le permitió entrar en la cultura pop durante los años 70 y 80. Todos han hecho bromas sobre Aquaman, incluso los propios lectores de comics, y se le ha condenado a tener solo competencias en el océano y a que habla con los peces, por lo que la idea de verlo en medio de una ciudad no tiene mucho sentido para muchos”

Con esto en mente la serie arrancó con contundencia, sin apartar la mirada de lo comentado por Johns, en la que Aquaman se veía acosado el cómic por esos mismos comentarios que se hacen a su costa en el mundo real, sobre si habla con los peces, que cómo puede ser que coma peces (cuando es obvio que si vives el mar tu mayor fuente de proteínas, es el pescado), así como las dudas que despierta a la hora de afrontar una crisis de manera directa. Una imagen que se traslada del sentir de los lectores a la historia en si misma y que Johns zanja de golpe en el primer número cuando Arthur resuelve de forma espectacular un incidente, dejando claro su nivel de poder y estatus dentro del Universo DC. Con esto en mente, el guionista de Detroit, hace toda una declaración de intenciones con la presentación del personaje, que es autoconsciente de la imagen que posee en el Universo DC y, de alguna forma, se traslada al mundo real, como si Aquaman pudiera leer la mente de sus lectores y les estuviera respondiendo directamente. “Intento llevarlo tan lejos como puedo para llamar la atención de todo el mundo, no solo de los lectores de comics. Nadie lo había hecho así antes y me pareció lo más real y honesto. Aquaman es inmensamente poderoso y su mitología es muy intrincada, por lo que ante mi tenía la situación inversa a lo que tuve cuando escribí a Green Lantern, donde el universo me daba un espacio infinito para contar historias, mientras que con Arthur todo es hacia dentro, a esa parte tan desconocida de nuestro planeta, las profundidades marinas. Es otra forma de inmensidad”.

Johns apartó a Wally West para reemplazarlo por Barry cuando se ocupo de escribir al Velocista Escarlata y durante su trabajo en Green Lantern realizó un magnificó trabajo con Kyle Rayner que acabó recibiendo el mismo trato cuando trajo de vuelta a Hal Jordan. Sin embargo, aunque el temor de los aficionas parecía estar bien fundado, el guionista pronto dejó muy claro que nadie puede sustituir a Aquaman, porque simplemente es Aquaman.

Pero no se puede vivir de un número uno y como toda colección regular tocaba empezar a construir historias alrededor del personaje, algo que no se hizo esperar mucho con la llegada de la Fosa y de los Otros, con los que Johns iba a poner en jaque a Aquaman y alimentar, retroactivamente, su continuidad, a fin de reforzar su imagen y sobre todo concederle un aspecto regio y poderoso, al tener que asumir decisiones de gran calibre. Con la Fosa se abre una grieta para introducir a toda una civilización de seres de nueva creación con los que llevar a Arthur a optar por el encierro incondicional de los mismos para salvar las costas. Con Los Otros, tenemos un pasado nuevo, o al menos una parte, de la juventud de Aquaman que hasta ahora nunca se había narrado, en la que Arthur tuvo un grupo con el que ya se enfrentó a numerosas amenazas. El grupo, con un excelente trabajo de diseño por parte de Reis, pronto se hizo un hueco en la mitología del personaje, alcanzando serie propia, titulada, Aquaman y los Otros, y cuyo recorrido editorial fue de tan solo 12 números, escritos por Dan Jurgnes y dibujados por Lan Medina. Es relevante decir que la serie no miraba al pasado, sino que discurría paralelamente a la serie en curso y por tanto añadía una interesante situación a la relación de Aquaman con Mera y su antigua amante, Ya´Wara.

Aquaman tiene una nutrida galería de villanos, entre el que destaca Manta Negra, némesis absoluta del Rey del Océano, para el que Johns, que ya había trabajo con el personaje en El día más brillante, tenía planes por todo lo que representa para Arthur Curry. Sin embargo, el guionista buscaba expandir esa galería creando nuevos enemigos con los que generar conflictos novedosos que enriquecieran más la mitología del personaje. No se trata de algo nuevo en el trabajo de Johns, pues ya antes había centrado su atención en la caracterización de los villanos, a través de los cuales, añade profundidad al protagonista. Otro de los que ensalzaría el escritor es a Orm, el Señor del Océano, que se presenta no como el megalómano desquiciado con ansias de poder de otras ocasiones, sino como el rey que quiere proteger a su pueblo, en un crossover con la Liga de la Justicia titulado, “El Trono de Atlantis”. Una historia que sería la última de Reis (al que sustituye un más que solvente Paul Pelletier) al frente del acabado gráfico, que dejaba la serie en lo más alto con un Aquaman más espectacular que nunca. Tras la marcha de Reis y la incorporación de Pelletier, tocaba seguir mirando al futuro y Johns no se amilana y continúa demostrando el gran conocimiento que tiene del personaje, escribiendo su gran saga, la que sería su despedida de la serie tras apenas 25 números. “Es difícil para mí. Han sido dos años de los que estoy muy orgulloso, pero era el momento de irme. Me gusta trabajar con personajes que no están funcionando bien, me gusta ayudar a limpiarlos y si alguien algún día me dice que le gusta Aquaman… es mucho mejor que si alguien te dice que le gusta Batman, ¡a todo el mundo le gusta Batman!”

La saga de despedida no podía resultar más ambiciosa con su impactante título, “La muerte de un rey”, una historia de linajes, de sucesiones, de liderazgo, que sirve a Johns para aportar un importante legado al protagonista con el que se pueda seguir trabajando como si de un punto y aparte se tratara. Un legado que plantea la existencia de los siete mares como reinos fracturados, Xebel operando como forajidos en el Triángulo de las Bermudas y se descubre que los habitantes exiliados en la Fosa son antiguos atlantes. El final de una época de la que Johns hablaba en estos términos: “La idea de introducir los siete mares afecta a Aquaman a nivel emocional y personal. Su responsabilidad siempre ha sido la unificación del mundo, algo que se hace mucho más complejo cuando se entera de la caída de la Atlántida y de la fragmentación de todos los reinos.”

El escritor supo ver el potencial de Aquaman donde muchos no veían más que motivos de mofa, recordando en numerosas ocasiones cuando los aficionados le preguntaban las razones por las que iba a perder su tiempo con Aquaman. Finalmente, Johns logró un éxito donde nadie podía augurarlo, cambiando la imagen de personaje, no solo para los lectores y aficionados, sino para la propia editorial DC. “La gente habla sobre Aquaman todo el tiempo, en muchos aspectos, porque ya saben que es un gran personaje. Hay grandes planes para él a un montón de niveles” Johns dejaba la serie con los cimientos bien asentados para que su sustituto, Jeff Parker, pudiera comenzar a trabajar sobre una sólida estructura. Aquaman ha sufrido mucho cuando en sus cabeceras un guionista con talento, conocedor del personaje, dejaba la serie, por lo que el reto de Parker al frente del Rey de los Mares era más que considerable.

Parker se definía a si mismo como un gran seguidor del personaje: “Leía sus comics, sobre todo el tramo de los 60 y los 70, con Nick Cardy, Ramona Fradon, Jim Aparo, por esa calidad de fantasía científica que parecía rodearle y que invitaba a ver muchos escenarios y criaturas increíbles”. Tocaba tomar el relevo y hacerlo bajo la sombra de Geoff Johns, por lo que Parker realiza un acercamiento a Aquaman muy conservador respecto a lo ya descrito anteriormente según describía. “Estoy tratando de mantenerlo en el mismo punto que Geoff lo escribió. Lo que realmente me gustó de Aquaman es que se presentara como un hombre sensato, muy profesional en su trato con los demás y quiero seguir así. Estoy muy cansado de los héroes que actúan de manera irracional para un conflicto de sencilla resolución. Quiero trabajar más la manera en la que Mera y Aquaman interactúan. Tengo historias y perosanjes realmente interesantes, tengo a Paul Pelletier para dar forma a todo y el apoyo de los editores Matt Idelson y Chris Conroy, a los que les importa mucho el título, dejando que esta transición sea lo más fluida posible.”

Con Parker llegaba el primer gran relevo en la colección y la primera prueba de si Aquaman podría soportar que sus dos principales valedores, sus dos estrellas, Geoff Johns e Ivan Reis, abandonaran el barco para dar paso a un equipo creativo de menos impacto mediático. Parker llegaba a la serie con la firme idea de jugar con lo más clásico del personaje y superar la prueba del tiempo, pero sin mirar demasiado a la continuidad (de nuevo Aquaman se ve arrancado de su propia historia), a fin de centrarse en la idea de un héroe que quiere unir a la tierra y el mar, como idea primordial y motor del trabajo de Parker al frente de la serie. La magia, lo ancestral, la ciencia arcana y los misterios marinos, son la piedra de toque, la argamasa que usa el escritor para apuntalar su trabajo con Aquaman, buscando resultar novedosos en su planteamiento. “No busco mirar tras, lo que estamos haciendo es mantener la sensación de empezar de nuevo. Johns logró su objetivo con Aquaman por lo que para mí el siguiente paso es encontrar una forma para que los lectores se puedan relacionar con el personaje de manera mucho más natural y cercana. Porque eso es lo que mantiene los lectores en una serie, el poder conectar a cierto nivel.”

Y entonces llegó Convergencia (abril-mayo de 2015), el nuevo evento de DC Comics, motivado por la necesidad de cubrir los dos meses en los que DC Comics iba a mudarse de su histórica base en Nueva York a la costa oeste, más concretamente en Burbank. Dos meses en los que no se publicarían las series regulares más representativas y serian sustituidas por los nueve números de Convergencia y sus correspondientes tie-in. Y es que en las oficinas de DC ya empezaban a comprender que los Nuevos 52 no estaban funcionando como deberían estar haciéndolo y era necesario comenzar a hacer cambios. Convergencia, comentaba Jim Lee “servirá para dar respuestas a las preguntas más realizadas por los lectores desde el relanzamiento de 2011 y es donde se desvelarán si algunos eventos históricos de DC sucedieron o no y si cuentan en continuidad”. Se buscaba que hubiera un personaje y una historia para cada fan, en lo que sin duda era un objetivo más que loable y ambicioso, pero que acabo siendo un doloroso ejemplo de como no se deben hacer las cosas.

Tras Convergencia los cambios no se hicieron esperar y el trabajo de Parker se invalidó tras su último arco argumental, la saga Maelstorm, con un nuevo golpe de timón de obligado cumplimiento, en la que los personajes de las series regulares sufrían, pues es la palabra que mejor define lo ocurrido, un agresivo cambio bajo la iniciativa denominada DC You, en la que se relanzaban 25 series en curso y se lanzaban al mercado otras 24 series nuevas, como las dedicadas a Bizarro o a un nuevo Dr. Fate, intentando acercar los cómics de DC a una mayor variedad y cantidad de público. Parker es apartado de la serie, tras escribir el número 40, que cae en manos de Cullen Bunn (1971) y Trevor McCarthy, que apartan a Parker y Pelletier del título del Rey de los Mares, para sumergirlo de lleno en una espiral de historias que lo alejan por completo de todo lo construido en los anteriores 40 números. Nuevo uniforme, nueva actitud, todo cambia para hacer de la serie un doloroso insulto a lo acontecido y a lo que los lectores no tardan mucho en reaccionar, pues las ventas, que se mantenían alrededor de los 32.000 ejemplares, empiezan a descender hasta números tan bajos como los 20.000 en el número 47 de la colección. DC decide apartar a Bunn de la serie en el número 48 que comenta que el factor decisivo de su marcha es la mala recepción de su trabajo por parte de los fans.

Portada de la etapa de Cullen Bunn.

Sin duda se trata de una afirmación acertada, ya que su enfoque devuelve a Aquaman a un punto en el que de nuevo es ignorado por los aficionados, con cifras de ventas que auguran una cancelación inmediata… algo que no llega por lo que ya se estaba preparando internamente en DC. Había llegado el momento del Renacimiento. En mayo de 2016 DC le da el tiro de gracia a los Nuevos 52, con la publicación de un especial, escrito por Geoff Johns, como arquitecto de esta iniciativa, acompañado de cuatro grandes dibujantes, Phil Jimenez, Ivan Reis, Gary Frank y Ethan Van Sciver. Un especial que lo cambia todo y que manda un mensaje muy contundente a todos los aficionados a DC, al recuperar parte de ese pasado que los Nuevos 52 habían ignorado brutalmente. Una maniobra que aún hoy se debate si fue fruto de los resultados acumulados por Los Nuevos 52 o respondía a un plan bien definido desde hacía años con tramas como la que se puede leer en Superman cuando Johns se hacía cargo de los guiones del Hombre de Acero. Especulaciones aparte, Renacimiento funcionó a la perfección y el Universo DC, literalmente, volvió a la vida, despertando de un coma profundo de cinco años en el que tanto la editorial como los aficionados salieron ganando.

Los últimos tres números de Aquaman en Los Nuevos 52 los escribió Dan Abnett (1965), que se centró en sentar las bases de lo que luego pondría en marcha en Renacimiento, una suerte de preludio de lo que iba a venir de cara a la nueva serie del señor de los mares, cuyo debut arrancaría, ya dentro de Renacimiento, con una cifra de ventas de 77.000 ejemplares. Abnett definía así su trabajo en la serie: “Lo que estoy haciendo con Aquaman no difiere mucho de lo que estaba haciendo Geoff Johns al comienzo de Los Nuevos 52. Creo que Geoff hizo un trabajo brillante y tras él Jeff Parker. Así que tan solo era cuestión de mirar atrás y ver había disponible para poder empezar a trabajar”. A lo que añadía para matizar: “Pero tampoco estamos haciendo referencia constantemente a Los Nuevos 52, o mirando atrás, hacia historias más específicas, como las de Peter David, sino que tratamos de contar buenas historias de Aquaman con una atmosfera muy familiar y con Renacimiento es lo que se esta haciendo y los lectores están respondiendo muy bien.”

Para el británico lo realmente relevante de trabajar con Aquaman era explorar las responsabilidades particularmente inusuales que tiene cuando se trata de ser un héroe para dos mundos muy distintos. Por un lado, esta una nación que depende de él como líder político, por otro esta su faceta humana, lo que hace de su persona la representación de esa guerra eterna entre el mar y la tierra. Aquaman busca redefinir su propia reputación para que todo el mundo lo tome en serio y no solo, como ya dejó claro Johns, el tipo que habla con los peces. Abnett se centra en todo esto y lo desarrolla a través de una historia cargada de intrigas políticas, donde la diplomacia es algo fundamental para hacer realidad una tarea que se antoja extraordinariamente difícil. El novelista emprende un camino, acompañado a los lápices por Brad Walker, Philipee Briones y Scott Eaton (puesto que la serie en USA se publica quincenalmente) en el que Arthur pone en marcha la construcción de una embajada de Atlantis en suelo norteamericano, más concretamente en Bahía Amnistía, donde creció, con la esperanza de tender puentes entre los habitantes de la superficie y Atlantis. Una tarea que pronto se torna casi imposible por las tensiones que existen tanto dentro de su núcleo de confianza atlante, como entre sus aliados terrestres. Son números donde la tensión se puede sentir y que derivan en acontecimientos tan relevantes como un enfrentamiento entre Aquaman y Superman (donde Arthur demuestra el nivel de poder que tiene de forma clara y contundente), así como el encarcelamiento del soberano de Atlantis y las reacciones de Mera al respecto.

Estos primeros seis números fueron muy meditados y estudiados por el tándem Abnett/Walker, sobre los que el escritor se expresa en los siguientes términos: “Se trata de una confrontación muy importante para Aquaman por lo que dice de su persona. La idea no era enfrentarlos para que uno de ellos quedara como un simple bravucón, sino para perfilar, si lees todo el primer arco, a Aquaman como alguien que es mucho más que un tipo que nada muy rápido y habla con los peces, ya que se subestima no solo el nivel de poder de Aquaman, sino también el de Mera. Si pones a Superman en el clímax de una gran historia de Aquaman, es para decir algo igual de importante sobre Aquaman.” Abnett mantuvo la presión política sobre la serie a lo largo de todo el primer año de Renacimiento, centrándose en los puntos que hacen más interesante a Aquaman, como son su mal entendida arrogancia por no solicitar apoyo o ayuda de sus compañeros de la Liga de la Justicia, en los temas de Atlantis. Se trata más de orgullo que de arrogancia, pues Arthur siempre ha de moverse entre dos aguas y como rey necesita demostrar que puede gestionar las crisis sin la intervención de forasteros, lo que lo coloca en situaciones muy difíciles. Aquaman ha de hacer frente a su propia reputación, que es importantísima para si mismo, lo que lo lleva a estar siempre demostrando de lo que es capaz, en una clara involución sobre lo leído con anterioridad gracia al trabajo de Parker y Johns. Abnett le hace un flaco favor al olvidar que no se trata de demostrar, sino de ser, algo que Peter David si supo insuflar al personaje en su etapa, en la que Aquaman no necesitaba pavonearse para que lo vieran, el simplemente estaba y punto.

Resulta curioso ver como en las entrevistas a los autores encargados de trabajar con Aquaman, les hacen la misma pregunta de forma reiterativa, como si nada se hubiera hecho desde los tiempos de Peter David, en relación al estatus e imagen del personaje a lo largo de los años, sobre cómo se puede cambiar la percepción general del personaje. El propio Abnett comentaba: “Es una tarea difícil y no soy la única persona que ha intentado mejorar su imagen para decirle a todo el mundo que es interesante, que tiene potencial, que de verdad merece la pena. Lo único que podemos hacer es escribir el mejor cómic que sea posible donde se presente de manera muy fuerte esperando que el mensaje llegue”. Estas palaras no pueden resultar más decepcionantes a estas alturas, pues demuestran que el problema de fondo es que, tras el magnífico trabajo realizado antaño, los autores que hoy trabajan con Aquaman siguen sin entender nada sobre su naturaleza como personaje e icono del Universo DC.

Volviendo al trabajo desarrollado por Abnett en Aquaman, tras los primeros números, el escritor se mueve por terrenos más ligeros en tanto a que las historias se vuelven más superfluas con nuevas amenazas, con mutaciones extremas incluidas, que no son sino un paso previo al cambio de escenario sobre le que el guionista quiere que pivote la serie superado ya el año y medio de existencia. Un cambio de escenario que pone la vista en Atlantis y lo que representa, haciendo que su importancia sea algo más que figurativa. “Supongo que mi Atlantis se inspira de alguna forma en Dune en cuanto a complejidad. Cualquier novela de fantasía recoge la idea de cómo construir una sociedad que sea convincente y cuando escribo trato de crear sociedades que emulen a las de las novelas”.

La Atlantis de Abnett comienza a vislumbrarse como un protagonista más dentro de la serie, que la visibiliza de forma clara y contundente a través de historias que entran de lleno en zonas hasta ahora nunca vistas en un cómic de Aquaman, los suburbios, el tejido criminal que se esconde en las sombras de las altas torres donde se desarrollan las actividades más regias de la ciudad. La ciudad es un caos total, con Corum Tath, un usurpador del trono de Atlantis que se aferra en su puesto gracias a una ola de fervor popular, que abusa d ela magia arcana Atlante y precipita a todos sus habitantes a la catástrofe en aras de su protección. Un cara y cruz que aporta un nuevo punto de vista cuando las historias políticas urdidas por Abnett comienzan a experimentar cierta fatiga, motivada por el propio guionista, que se muestra incapaz de profundizar mucho más en sus propios planteamientos. Un cambio que viene reforzado por la entrada en la serie de un nuevo dibujante, Stejan Sejic, un artista con claras influencias BD, que eleva el nivel gráfico a una nueva cota, en un momento en el que las ventas de la serie se han estancado en unos 27.000 ejemplares en noviembre de 2017. Pero aún con los cambios descritos, a los que hay que añadir que Aquaman empieza a lucir pelo largo y barba (acercándose al aspecto visual de su homónimo en la gran pantalla), la serie no deja de desangrase y perder lectores mes a mes, hasta que en mayo de 2018 ya se encuentra en 23.000 ejemplares, a punto de igualar las cifras de Cullen Bunn cuando fue sustituido en la serie de Los Nuevos 52.

Sin embargo, en DC continúan confiando en Abnett y en su magnífico trabajo alrededor de la figura de Mera, a la que ha logrado hacer suya y aportarle un grado extra de tridimensionalidad, hasta darle tal nivel de protagonismo que la editorial lanza una miniserie de seis números con ella como protagonista absoluta. “No hay personaje en DC más subestimado que Mera. Ella es perfectamente capaz de ser incluso más interesante que Aquaman, pues su existencia es vital para Arthur por ser su perfecta caja de resonancia. Merece ser más famosa de lo que es”. La miniserie de Mera – Reina de Atlantis se centra en su figura como reina en el exilio, con una Atlantis sumida en una guerra civil y la llegada de Orm, que acude al rescate de su pueblo, esperando recuperar el trono que tanto desea. Esta miniserie es muy importante pues significa todo un hito para un personaje que ha estado siempre al lado de Aquaman y que ahora puede demostrar que es muy capaz de volar en solitario. La serie regular de Aquaman esta experimentando un ascenso en las ventas, que vuelven a la senda de los 30.000 ejemplares gracias a la combinación de Abnett de todos estos elementos y lo que parecer ser un final de etapa a lo grande para el guionista y el propio personaje.

¿Y que nos depara el futuro de Aquaman? Pues nos depara la renovación del equipo creativo de la serie con la incorporación de Kelly Sue DeConnick, con Robson Rocha (de la que en breve podréis leer la reseña) al lápiz, que comenzará su andadura con una historia en la que aparecerán los dioses míticos del mar de diversas culturas y centrará su atención en la relación de Arthur Curry con su madre y los sentimientos de abandono que Aquaman acarrea en su interior. Profundizar en ese aspecto y en la mitología que rodea al personaje son los pasos lógicos a seguir por lo desarrollado hasta el momento por Dan Abnett. Por otro lado, el lanzamiento de los especiales dedicados la Liga de la Justicia y Aquaman, titulados Drowned Earth en la que unos viejos dioses marinos con un especial rencor por Aquaman y Wonder Woman atacan la Tierra con un ejercito alienígena, al que la Liga deberá hacer frente con todos sus recursos. Y una prometida novela gráfica Aquaman: Earth One a cargo de Francis Manapul que, esperemos, llegue a tiempo para el estreno cinematográfico. A todo ellos hay que añadir con gran entusiasmo que en España se van a cerrar viejas heridas editoriales con la recuperación de material ampliamente demandado del rey del mar motivado por su inminente blockbuster.

Mitad humano, mitad atlante, rey y héroe, hacen de Aquaman un todo fascinante, dispuesto a hacer historia como solo un monarca es capaz de hacerlo, triunfando donde otros han fracasado antes. Larga vida al rey.

Publicado originalmente en: Revista Dolmen #277-278-279

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_kam1kaze_
Lector
17 diciembre, 2018 13:07

Curradísimo artículo, me lo guardo para leerlo con tranquilidad

AlbierZot
AlbierZot
Lector
17 diciembre, 2018 14:10

Me gustaría acompañar este fenomenal repaso con esta increíble (y auténtica) SPLASH page del Rebirth del Hombre Pez, obra de Oscar Jimenez, para solaz del respetable:

Aviso de Spoiler

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Gustavo Higuero
En respuesta a  AlbierZot
17 diciembre, 2018 14:12

Espectacular es poco. Una lástima que no podamos disfrutar más del talento de Oscar Jimenez.

Japacore
Lector
17 diciembre, 2018 14:46

Tremendo artículo!! Necesitaré unos cuantos días para leérmelo, pero ganazas que tengo!
Gran trabajo, Gustavo!

Gustavo Higuero
En respuesta a  Japacore
17 diciembre, 2018 14:56

Mil gracias, Japacore, pero el trabajo es también de Pedro Monje, sin él esto no hubiera existido. 🙂 Y mil gracias a vosotros por dedicarle vuestro tiempo. Esperamos que os guste. Aquaman Rules!!

Japacore
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
21 diciembre, 2018 14:53

Pues gracias también a Pedro! (ya he conseguido leerme la mitad, a ver si ahora con las fiestas me lo termino!!)

Carlitos
Carlitos
Lector
17 diciembre, 2018 16:02

Yo soy de los que descubrió a Aquaman en la etapa de Geoff Johns con los nuevos 52. Con este personaje me pasa como con Hulk en Marvel: me gustan, pero no había leído ninguna serie protagonizada por él (con Hulk estoy con la actual serie de Ewing y es genial).
Enorme artículo para uno de los personajes más infravalorados de DC, mi enhorabuena a los autores.

Xlin
Xlin
Lector
17 diciembre, 2018 18:31

Confieso que yo también he descubierto a Aquaman con la etapa de Johns y además lo he hecho a raíz de ver los primeros teasers de la película. Era un personaje que no me atraía en absoluto y me he llevado una grata sorpresa, creo que es verdad eso de que está muy infravalorado.
El artículo me ha parecido excelente, un gran trabajo documental que voy a releer varias veces. Muchas gracias y enhorabuena!

Vansalth
Vansalth
Lector
17 diciembre, 2018 20:36

Brutal artículo sobre un personaje que merece mucha más atención de la que recibe. Enhorabuena por el trabajo.

ArturoE
ArturoE
Lector
18 diciembre, 2018 2:01

Mega artículo, gracias.

Martin
Martin
Lector
18 diciembre, 2018 4:12

GRAN artículo. Felicidades

Juan Iglesia Gutiérrez
18 diciembre, 2018 15:06

Apabullante articulazo!!

Enhorabuena!!

El Rey Arturo del UDC!

sparkyal
sparkyal
Lector
19 diciembre, 2018 1:26

Tad Williams no es en absoluto un desconocido, es el autor de las obras Añoranzas y pesares, La canción de Cazarrabo y Otherland.
Añoranzas y pesares está entre mis obras de fantasía favoritas cuya lectura recomiendo y Otherland la tengo todavía en pendientes pero con muchas ganas de cogerla.

Gustavo Higuero
En respuesta a  sparkyal
19 diciembre, 2018 9:46

sparkal, sabemos que es un buen novelista e incluso tuvimos la suerte de estar presentes en una charla donde compartió protagonismo con Dan Abnett. Sin embargo nos referimos a Williams en esos términos en su calidad de guionista de comics. Gracias por tu aporte.

Matches_Malone
Matches_Malone
Lector
4 octubre, 2019 23:33

Buenas noches,

Lo primero, me da por buscar algo de Aquaman para lanzar una pregunta sobre él en ZonaNegativa, y me encuentro esta maravilla. Bravo!
Y la pregunta es: puede ser que no se haya vuelto a editar desde que lo hiciera Ediciones Zinco el Aquaman de Neal Pozner y Craig Hamilton? Porque lo acabo de releer después de veinte años y me sigue pareciendo una pasada. Me pillaría una edición remastered de buena gana.

Saludos!