La guerra desde la retaguardia.
«La guerra es una situación tan terrible como, por desgracia, intrínseca a la condición humana. Ya lo sabía, sí, pero ahora lo hemos visto con nuestros propios ojos, conocemos sus secuelas, tanto las físicas como las mentales. Y no solo de los que regresan del frente.»
Siempre se dice que la Guerra Civil española fue la última guerra romántica y es verdad que hay algo de cierto en esas palabras, pero de igual modo habría que añadir que posiblemente también fue la última guerra romantizada. Evidentemente una gran parte de la población tenía un claro posicionamiento a favor de alguno de los dos bandos, pero en muchos casos, simplemente trataban de sobrevivir de la mejor manera posible en el lugar donde vivían, sin importarles en que parte de la contienda estaba situado. Una realidad que en la mayoría de los casos siempre se ha ignorado, pero que en
Jordi Peidro es un ilustrador, escritor, dramaturgo e historietista nacido en Alcoi en 1965. A lo largo de su trayectoria a escrito novelas, obras de teatro y, por supuesto, cómics. Entre estos últimos, además de la obra que nos ocupa, destacan dos trabajos largos, Esperaré siempre tu regreso (Desfiladero Ediciones) y La era de Acuario (Andana editorial), aunque también ha publicado historias más breves en la revista Xiulit.
Empleando como base los recuerdos que su padre tenía de las historias que su tío Miguel le conto de su periplo por la guerra, además de otras historias que ha ido recogiendo de diversos conocidos de Alcoi, Jordi Peidro nos cuenta cómo vivió la ciudad el conflicto, tomando múltiples puntos de vista para ofrecer una visión cronología y amplia de lo que supuso la contienda, puesto que vemos la historia a través de los ojos de personas de diversas afiliaciones políticas y clases sociales. De esta manera nos ofrece la visión de las personas de a pie de calle que estaban alejados de las tomas de decisiones y de los grandes sucesos que nos relatan los libros de historia. Y, aunque la obra se centre en la ciudad de Alcoi, lo que nos cuenta es extrapolable a cualquier otra población logrando que la historia vaya desde lo particular a lo universal y se convierta en un reflejo de una época marcada por el sufrimiento de la que todavía queda mucho por conocer. Por desgracia, gran parte de las personas que la vivieron ya han fallecido y durante cuarenta años tuvieron que guardar silencio así que hay muchos testimonios que se han perdido.
Como ya hemos dicho Aquella guerra que vivimos no es una obra academicista que pretenda explicarnos con todo lujo de detalles los sucesos que marcaron la guerra, pero sí que nos va relatando el contexto previo a la guerra y todo lo que sucedió en la retaguardia del lado republicano. A lo largo de las páginas somos testigos de la tensión que se produjo cuando el frente nacional gano legítimamente las elecciones, también vemos la escalada de violencia social provocada por la derecha y exagerada por la prensa afín. Una vez se produce el levantamiento asistimos a la incertidumbre sobre el papel que iban a tomar los militares durante los primeros días del golpe de Estado, la socialización de las industrias, la llegada de ayuda internacional, las purgas, los bombardeos a ciudades, el hambre, los alistamientos voluntarios y los forzados, etcétera… hasta finalizar con los refugiados, las represalias tras el final de la guerra y la vida de los vencidos bajo el yugo de los fascistas. Una visión global construida a través de pequeñas historias reales que inciden en el lado más humano y que nos son un triste eco de la actualidad que nos recuerda que, por desgracia, el ser humano no ha cambiado nada, ya que cada día vemos noticias sobre las mismas barbaridades en la guerra de Ucrania.
Esas historias que se desarrollan en Alcoi se van alternando con las vivencias de Miguel en el frente, que están muy lejos de las grandes batallas, ya que tampoco estamos ante un cómic bélico, ni lleno de heroicidades, salvo que consideremos que no perder la humanidad en esas circunstancias es una. Lo que si encontramos es la lucha por sobrevivir en medio de la muerte, la miseria, el hambre, el frio, las balas y las bombas, un compendio perfecto de la crueldad inherente a todas las guerras.
Una de las partes más importante e interesantes de la obra es la referida al hospital sueco-noruego que se creó en Alcoi durante la guerra y la ayuda que prestaron los voluntarios de ambos países. Uno de esos ejemplos de solidaridad y humanidad que se produjeron en la Guerra Civil que contrasta con crueldad de los fascistas bombardeando barcos que transportaban a mujeres y niños como el Stanbrook, un episodio atroz que también vemos reflejado en el cómic, aunque estas prácticas son muchos más conocidas.
Jordi Peidro tiene un dibujo sencillo, claro y eficaz, que recuerda al de algunos de los autores más destacados de la nueva línea claro valenciana, aunque sin la maestría de los Torres, Sento o Calatayud. En esta ocasión firma un trabajo que se lee fácilmente y al que se puede acercar cualquier lector, aunque no sea un habitual de cómic. Lo más destacado es el color, lleno de tonos apagados, que le dan a la obra una pátina de tristeza ideal para lo que quiere contar. Entre las partes que no están tan bien resueltas habría que mencionar que tal vez le falte algo de fuerza para conseguir reflejar algunas de las atrocidades que vemos, además de una sensación de falta de movimiento y dinamismo en las escenas de acción, pero no son problemas que lastren en ningún modo la lectura.
Como en todas las obras de la colección Memoria Gráfica de Desfiladero, el cómic tiene una buena edición que además viene cargada de material adicional como fotos de la época en las que vemos a alguno de los protagonistas, dos artículos sobre algunos de los hechos que cuenta la obra, un artículo del autor sobre su génesis y los conmovedores extractos del diario de una de las protagonistas de la obra que escribió mientras los vivía.
Aquella guerra que sufrimos es un muy necesario ejercicio de memoria histórica que nos permite conocer algunos sucesos poco conocidos de la Guerra Civil, pero sobre todo nos deja ver la cara más humana de la vida en la retaguardia. Un trabajo encomiable que rescata del olvido algunos sucesos de nuestra historia reciente, algo que lo hace muy recomendable.
Lo mejor
• El retrato de la vida en la retaguardia.
• Enseñar los horrores que se produjeron sin hacer distinción de bandos.
• Poner conocer la labor del hospital sueco-noruego de Alcoi.
Lo peor
• Las escenas de acción resultan algo estáticas.
Guión - 8
Dibujo - 7
Interés - 8.5
7.8
Memoria historica
Jordi Peidro hace un gran trabajo reflejando la vida en la retaguardia durante la Guerra Civil a través de las vidas de varias personas de distinto signo político.