El origen del mal.
«Pecados que brotan de nuestras almas sin parar, como un chorro de líquido abrasador. Que han salpicado nuestra historia desde que tenemos conocimiento de ella. «
Por primera vez en su trayectoria, Fidel Martínez se introduce con Arconte en una historia de ciencia-ficción. En ella la humanidad está dando los primeros pasos del proceso de colonización de Europa, una de las cuatro grandes lunas del planeta Júpiter, un lugar donde el famoso astrobiólogo Sebastian Faust, que está a cargo de la investigación científica que dará luz verde a la colonización, acaba de realizar un sorprende descubrimiento que parece confirma la presencia de vida en el satélite. Tras un largo y accidentado viaje llegan hasta la colonia la pareja formada por Víctor y Sara Neminem para reemplazar al compañero de Faust fallecido de manera repentina y misteriosa. Al poco de aterrizar en Júpiter les empiezan a ocurrir sucesos extraños y misteriosos que hacen que la situación derive en un drama relacionado con la memoria, el mundo de los sueños y el mismo concepto de la maldad.
Partiendo de una historia que gira en torno a un concepto con tantas posibilidades como la idea de que la maldad sea una herencia genética que los humanos arrastramos desde el principio de los tiempos, Fidel Martínez construye una historia en la que los sueños sirven de puerta de acceso a los rincones más oscuros de nuestra alma, donde guardamos nuestros secretos más inconfesables. Se trata de una obra en la podemos ver la influencia de autores de ciencia-ficción tan relevantes como Stanislav Lem, J. G. Ballard o Ted Chiang, aunque la influencia más palpable no es de ese género es la novela de Josep Conrad El corazón de las tinieblas, ya que también vemos un viaje exterior e interior que lleva a su protagonista a confrontarse con la parte más oscura de la humanidad y con la suya propia. Un enfrentamiento que está perfectamente reflejado gracias al gran uso del blanco y negro que hace el autor que dota a la obra de una atmósfera realmente inquietante y una tensión en constante in crescendo.
Pese a lo bien reflejada que esta esa sensación de claustrofóbica bajada a los infiernos, la obra también posee un tono de drama intimo que se refleja en la relación entre Víctor y Sara, aunque con elementos sobrenaturales. Otro de los temas principales de Arconte es la importancia de la memoria, que es una constante en todos los trabajos del autor sevillano.
Se puede considerar a Víctor como el protagonista principal y, sin duda, es el que lleva el peso de la historia, pero tanto Sara como Faust tienen el espacio suficiente para que resulten personajes bien construidos y claves en la trama, ya que hacia el final de la obra la historia de bifurca de manera que casi podemos considerar que el cómic tiene dos historias en una sola, el viaje onírico de autoconocimiento de Víctor y la trama casi de thriller de Sara y Faust. Sin embargo, la parte más interesante es la de Víctor que es en la queo podemos descubrir sus secretos y hace aparición el Arconte, que está magníficamente diseñado. Gracias a él podemos explorar la idea de la maldad que, como ya hemos dicho es el eje principal de la obra, y como ha acompañado a la humanidad durante toda su historia.
Además del excelente uso del blanco y negro que ha demostrado durante su trayectoria que lo emparenta con titanes de la talla de José Muñoz, Alberto Breccia o Milton Caniff, en Arconte hay que destacar los diseños que hace para las diferentes localizaciones y maquinaria en los que se deja ver algo de la imaginería y aparente sencillez de la que dotaba Moebius a sus obras de ciencia-ficción. Pero lo que más destacada es que al tratarse de una obra que no se asienta en la realidad, a diferencia de lo que pasaba con sus anteriores trabajos, las páginas tienen unas composiciones mucho más atrevidas, aunque sin que sean un impedimento para la legibilidad de la historia. En ellas podemos ver una simetría invertida que no solo tiene una función estética y con el ánimo de dotar a la obra de mayor espectacularidad, también tiene una importancia narrativa gracias su valor simbólico que las conecta con un elemento de la trama. Esas composiciones también van variando en función de si estamos ante una escena que transcurre en la realidad o en los sueños de Víctor, unas escenas oníricas que también van mutando a medida que se el viaje se va adentrando en partes más oscuras. Quizás la única pega que se puede poner a la parte gráfica es que hay algunas viñetas en las que los personajes tienen puesto el traje espacial con la escafandra que no es fácil diferenciarlos, pero con esa salvedad podemos decir que estamos ante su trabajo más conseguido.
En Arconte Fidel Martínez nos ofrece una solidísima historia que transciende los tópicos de la ciencia-ficción para adentrarse en la oscuridad y maldad que habita en cada uno de los miembros de la raza humana con un acabado grafico de primera en el que tiene cabida unas composiciones de páginas soberbias.
Lo mejor
• Lo fascinante que resulta la idea principal de la obra y lo bien que explora el concepto de maldad.
• La maravillosa simetría de muchas de las páginas.
• El uso del blanco y negro para dotar de una atmosfera muy inquietante a la obra.
Lo peor
• Cuando están con las escafandras las caras de los personajes no se distinguen bien unas de otras.
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.7
Maldad
Arconte es una obra en la que Fidel Martínez explora la parte más oscura que habita en todos los humanos en un entorno de ciencia-ficción que bebe de los autores más destacados del género.
La verdad es que me parece todo interesantísimo y el dibujo, precioso. Lo único que me echa para atrás es que por su duración me sepa a poco, pero por lo demás, me la apunto para tenerla en cuenta en mis próximas compras
¡Gran reseña, muchas gracias!
Es de esas historias que te acompañan durante un tiempo una vez las has acabado. Muchas gracias por tus palabras.