Cuando me puse a leer Arrowsmith iba completamente a ciegas. No la había leído en su momento y tampoco tenía muy claro de qué iba. No voy a mentir, estaba pez en lo que a la obra se refiere. Algo de magia, una guerra, y un equipo de lujo al timón de lo que todo el mundo, o casi todo, consideraba un cómic estupendo y de gran calidad.
La sorpresa ha sido mayúscula. No me esperaba lo que me he encontrado en esta obra tan personal de Kurt Busiek y Carlos Pacheco. Sin embargo, las sensaciones son encontradas. Me explico a continuación. Por un lado, me ha gustado mucho el contexto, el impecable dibujo, y la historia; pero, debido al planteamiento de esta obra por ambos autores me he quedado desilusionado y frustrado.
Tras colaborar en Siempre Vengadores, Kurt Busiek y Carlos Pacheco congeniaron de tal manera que optaron por publicar un cómic diferente, una historia alejada de los superhéroes. Dentro del sello Cliffhanger de Wildstorm, donde Busiek publicaba, en eso momentos, Astro City, ambos autores llevaron a cabo un proyecto personal y alejado del género de los súper héroes. Muchos lectores se quedaron con la miel en la boca, y, dieciocho años después, la noticia de la publicación de un segundo volumen supuso la alegría de los seguidores de Arrowsmith. En España, Arrowsmith ha tenido na vida editorial variada. En primer lugar, Planeta publicó Arrowsmith en grapa en 2004, mientras que, Norma Editorial, lo hizo en un tomo recopilatorio en 2008. Más recientemente ECC también publicó una edición en 2015 y, ha sido Dolmen, la que finalmente ha editado los dos volúmenes objeto de esta reseña.
He optado por hacer una reseña conjunta de ambos integrales, editados recientemente por Dolmen, pero voy a desglosar cada uno de ellos haciendo valer sus aciertos y señalando aquello que desde mi humilde punto de vista no me ha gustado.
Análisis de Arrowsmith
Uniformes manchados de sangre
«No eres tú. Ni yo, ni ninguno de nosotros. Es esta guerra, nada más. Nos devora, nos cambia…»
Empezando por el primero de los tomos, debo en primer lugar acudir a los anexos. En sus páginas Busiek explica muy bien que la idea sobre Arrowsmith era ir haciendo arcos cada cierto tiempo que conformarían una saga completa. Puede ser que ese sea el problema de este primer volumen y, como veremos, del segundo. Me he quedado con esa sensación en la última página de que queda mucho por contar y que se cierra sin cerrar. Esta sensación se difumina con la lectura del segundo tomo, ya que, si para nosotros han pasado 20 años, para nuestro héroe solo han transcurrido 6 meses.
Es extraño porque el contexto al que me refería antes es perfecto. Ambos autores idearon un mundo muy estructurado, con una cultura propia, una sociedad o sociedades bien definidas, con unas reglas establecidas y con un trasfondo mágico maravilloso. Sin embargo, la sensación queda ahí. Es más, lo anexos contienen información sobre la historia de este mundo alternativo donde Lawrence Watt-Evans, habiéndole encargado esta labor, hace una estupenda cronología donde pequeños matices en el devenir de la historia cambian radicalmente el mundo de Arrowsmith.
Entrando en harina y por lo que a este primer tomo se refiere, la obra refleja aspectos muy interesantes de lo que fue la Primera Guerra Mundial. El Frente Occidental fue uno de los principales escenarios bélicos de esta terrible guerra. Las similitudes son innegables y también el estallido del conflicto el 28 de julio de 1914, es muy similar, eso sí, cambiando algún que otro aspecto, como ya he mencionado antes. Pero no es la guerra en sí el verdadero motor de la historia. Tampoco es la magia, ni siquiera hay un villano al que derrotar. No, estamos delante de diario de un soldado en el frente. Esta historia cuenta perfectamente el paso del idealismo, a la frustración y finalmente al desengaño.
El Frente Occidental es tristemente célebre por haberse convertido en un gigantesco campo de batalla en el que murieron millones de hombres. De igual manera Busiek nos traslada a la dura realidad de lo que es la guerra. Un idealista joven, junto con su mejor amigo, se embarca en la aventura de su vida para luchar por la verdad y la justicia. Allí, una vez entrenados, se enfrentan a un espectáculo dantesco. Me ha recordado mucho a ese joven Steve Rogers que quería ir a la guerra antes del suero del super soldado, y cómo, una vez en el frente, la realidad de la guerra hizo madurar al personaje, siendo tratado este tema, ya en la actualidad, en números sueltos o incluso pequeñas etapas, donde los ideales se entremezclan con la terrible realidad de la guerra.
Como bien sabemos, en la Primera Guerra Mundial muchos hombres murieron en las largas e insalubres trincheras construidas con sacos de arena. En esos frágiles refugios los soldados sobrevivían como podían. Carlos Pacheco consigue con su maravilloso trazo hacer de reportero de guerra, y, pese a introducir aspectos mágicos propios del mundo en el que se desenvuelve esta aventura, es capaz de detallar la crudeza de lo que hace 100 años fue un infierno para muchos soldados.
Llegados a este extremo, Busiek, dará un paso más en la reflexión que se plantea innegablemente en el capítulo “Atrocidad”. En el segundo tomo continua el autor con esta crítica contra el belicismo en momentos como la fuga de prisión o ante la propaganda belicista. La historia que ahora tenemos entre manos intenta hacernos ver que en una guerra no hay enemigos, ni villanos a batir, solo seres humanos que matar. Es sencillo de entender, pero se demuestra diariamente en el mundo que no lo hemos entendido aún. Resulta curioso también saber, y lo sabemos tras la lectura del segundo volumen, que, siendo una remasterización de la serie principal, Busiek se ha permitido cambiar algún texto, y en concreto una de las más terribles viñetas del cómic que os detallo aquí abajo.
Se nota a la legua que ambos autores han estado muy cómodos y la explicación del por qué eligieron la Primera Guerra Mundial nos viene dada en los anexos del segundo volumen, lo cual lo dejo para vuestro disfrute. Si bien, se percibe cómo se han documentado y vemos también aspectos que fueron muy relevantes en el desarrollo de la Gran Guerra. La traslación en clave de ficción de los inicios de la guerra química con el gas mostaza es otro de los inputs que contextualizan este mundo en guerra. A diferencia de la realidad, aquí se trata de un hechizo, pero es claramente identificable. Sin embargo, los efectos son los mismos y el resultado que buscan los autores es el mismo. Sorprende mucho que se asocie el gas mostaza a esta terrible guerra, pero no es así. No fue hasta el 29 de abril de 1997 cuando entró en vigor la Convención sobre las Armas Químicas. Ni que decir tiene que fue esta terrible guerra la que dio publicidad a una nueva forma de guerra. A pesar de que el uso de “gases asfixiantes y deletéreos” estaba prohibido por la Conferencia Internacional de Paz de La Haya de 1899 y la posterior Convención de La Haya de 1907 se hizo uso de armas químicas durante la Primera Guerra Mundial. Busiek plantea la carrera armamentística de una manera muy directa, y demuestra como en una guerra todo vale, todo cuenta, y será la búsqueda de armamento mágico el símil para lo que siempre ha sido la carrera armamentística.
Como no podía ser menos, existe el interés amoroso de nuestro protagonista. Grace es esa mujer fuerte dentro de una época donde las mujeres comenzaba ya a luchar por sus derechos y participaron activamente en el frente. En el caso de nuestra protagonista sirve para poner en el mapa a los enfermeros y médicos de campo de batalla que tuvieron la terrible labor de curar las terribles heridas de los soldados que volvían del frente. La Primera Guerra Mundial supuso un importante impacto en el ámbito sanitario. Ambos autores juegan con Grace para hacernos ver el importante papel que tuvieron muchos facultativos y voluntarios en la medicina de campaña y en las actitudes hacia las enfermedades infecciosas.
En general, tenemos una obra que puede gustar mucho, o nada. Creo que estoy en los que han disfrutado mucho. En su momento no tuve ese interés que despierta las ganas de leerla. El que busque un cómic de super héroes que se olvide. Como muy bien explica Busiek, esta obra es Carlos Pacheco en estado puro, pero lo es desde ese amor que sentía por el cómic europeo. Sin embargo, no tenemos delante un cómic propiamente europeo, ¿por qué?, sencillamente porque esta obra, y siendo redundante, es Carlos Pacheco. Su clara influencia tras toda una vida dibujando super héroes implica que a la hora de dibujar Arrowsmith se percibe esa manera de entender el desarrollo gráfico de la historia. Esto no es una crítica, al revés. Gracias a ello, cuando leemos y contemplamos Arrowsmith sabemos que Carlos está ahí.
Lo mejor
• El dibujo de Carlos Pacheco.
• El contexto y el mundo de Arrowsmith.
• las referencias históricas con sus variaciones.
Lo peor
• Un final que no es un final.
Un regreso y un adiós
«Las cosas cambian siempre, Fletcher, así es el mundo. Cómo reaccionamos a los cambios, qué hacemos de ellos, es lo que realmente importa»
Este segundo volumen es difícil de analizar. Dos motivos son los que me llevan a esta afirmación. Para mí, fuera de ZonaNegativa, como lector, como fan, como chaval de 14 años, tener entre mis manos el último trabajo de Carlos Pacheco supone una explosión de emociones. Recuerdo como tenía mi lista de dibujantes favoritos y como Carlos desbancó a Jim Lee sin género de dudas. Entendedme, no son comparables con la madurez de los cuarenta y tantos, pero en ese momento Jim Lee era dios. Carlos ha sido ese autor que desde hace treinta años me ha acompañado en muchas colecciones. Saber que Arrowsmith es su obra, su trabajo, su sueño, y encima su ultima obra, para mi ha sido muy especial.
Quitando esa apreciación como lector, desde el ángulo de la responsabilidad que me compete como redactor, debo decir que su trabajo en estos seis últimos números ha sido impecable. A nivel gráfico da gusto ver lo bien que los años sentaron a su arte, pasando a un trazo mucho más limpio, pero barroco cuando ha sido necesario. La labor de Rafael Fontériz y Jesús Merino también es parte importante del resultado final junto con los coloristas.
Y por qué he dicho que es difícil de catalogar. Sencillamente porque la historia se queda en un terrible continuará. Busiek comenta que va a continuar, pero la pregunta nos viene necesariamente a la cabeza: ¿sin Carlos será lo mismo? Esa sensación es lo que queda tras la última página. Me ha gustado este segundo volumen, y, además, mucho más que el primero, pero me da la sensación de que la falta de ese espíritu que el dibujante español impregnó a Arrowsmith va a ser un lastre. Lo cual me lleva a estar delante de una despedida.
Por lo demás debo decir que el paso de estos años, seis meses para Fletcher, ha sentado bien. Daros cuenta de que han pasado muchos años, y la frescura que en 2003 respiraba la obra ya no la tiene, o por lo menos ha perdido esa sensación de “Esto no lo he visto”. Sin embargo, la solvencia de Busiek y Pacheco nos lleva al siguiente paso en Arrowsmith. Este segundo volumen amplia información que se nos había adelantado en la primera miniserie y vamos conociendo este mundo alternativo.
Sin embargo, sigo percibiendo esa falta de un villano definido. Sí, tenemos a El Emperador Sangre, pero se percibe como una amenaza lejana. Sí, tenemos lo que sería el homólogo del Barón Rojo, aquí Negro, pero se difumina en un solo número. Esa carencia puede que venga dada por que Arrowsmith es, o era, un proyecto a largo plazo, pero esa carencia para mí es un problema. Sin embargo, pese a que la acción no es el plato fuerte de estos seis números, la lectura no se hace lenta ni aburrida. Sí que denoto algún que otro punto discordante como la figura de Erna. El único sentido que le doy a su utilización es el de darle un toque o interés sexual a este volumen.
Al igual que el primer volumen, la trama sigue dentro de un contexto bélico, lo cual al final supone seguir tratando aspectos de La Gran Guerra, como por ejemplo los campos de prisioneros y la vida que los capturados en combate llevaban. En este volumen, sin embargo, orientado más en una misión entre las líneas enemigas, se difuminan los aspectos que ya habían sido contextualizados en la primera miniserie en pro de conocer el mundo en el que vive Fletcher. Por ejemplo la figura del mentor y compañero de nuestro protagonista, Guy, recurso literario manido, pero que sienta muy bien a lo que Busiek quiere contarnos. La magia de este mundo era un aspecto que aún no había sido explicado hasta la fecha.
Lo mejor
• Ir conociendo el mundo de Arrowsmith.
• Nuevamente el dibujo de Carlos Pacheco.
Lo peor
• Se trata de un adiós.
Conclusiones
Respecto a la edición de ambos tomos integrales, siguiendo la edición estadounidense, podemos decir que es muy buena. Un tamaño superior al de la grapa normal permite poder apreciar mejor el arte de Carlos Pacheco, Jesús Merino y Rafael Fonteriz, así como los colores de Alex Sinclair y de José Villarrubia. La traducción de Rafael Marín culmina un equipo de faros en un viaje de españoles en el noveno arte que dejaron huella en el mercado estadounidense y en los corazones españoles. Ambos volúmenes contiene extras interesantes como bocetos, portadas especiales, una entretenida y reciente entrevista a Kurt Busiek, y finalmente el desarrollo histórico de la mano de Lawrence Watt-Evans.
En definitiva un sentimiento encontrado. Feliz de volver a tener entre manos una aventura de las que me gustan, con magia y una misión enfocada, sin querer, a modo de campaña de rol, y un dibujo sublime. Triste, por otro lado, por quedarnos ante un final inconcluso y sin un futuro claro por delante. También apenado por deslizar entre mis dedos la última obra de mi autor favorito. Sin embargo tenemos la suerte de poder recordarlo en cada viñeta, pudiendo leer una obra personal de un amante del noveno arte. Afortunadamente Arrowsmith puede volverse a leer cada cierto tiempo con la finalidad de recordar, en incluso poder apreciar aspectos que una primera lectura no se percibieron.
Carlos estás en Arrowsmith. Nunca podremos borrar el recuerdo de uno de los mejores dibujantes de cómic de la historia, junto con los grandes que también se han ido estos últimos años. “Carlitos”, como cariñosamente lo refiere su hijo, hizo historia y marcó a fuego en nuestro recuerdo maravillosas aventuras como la que nos ocupa.
Muchas gracias por la reseña, una gran obra con un equipo de lujo, y el trabajo que realiza Carlos es increible.
Agradezco que se pudo lograr tener una edición completa en español, de hacia mucho que tenía ganas de completar la lectura después de varios años de leer el primer tomo que público ECC hace unos años.
Una consulta aparte si alguien me puede aclarar, como dije antes ya tengo el primer tomo de la edición de ECC, pero con el tema de la nueva publicación de Dolmen tengo curiosidad si son del mismo tamaño o en su defecto diferentes.
Todavía no he leído Arrowsmith. Me hubiera gustado pillar esta edición, que tiene buena pinta y así leemos lo último de Carlos Pacheco. Pero con el precio que le han puesto creo que voy a pasar. La obra ya la leeré de segunda mano o incluso de biblioteca.