Arsène Schrauwen II

 

Edición nacional/ España: Fulgencio Pimentel (2014)
Guión: Olivier Schruwen
Formato: Rústica con sobrecubierta. 64 páginas
Precio: 14€

 

Antes de empezar, me gustaría comentaros mi miedo a hablar de obras como esta. Por un lado, porque es algo tan grande, tan ambicioso y lleno de matices que no sé si seré capaz de desentrañar algunos de los misterios ni resaltar muchas de las virtudes de este tebeo. Sin duda, podría pensar que se me queda grande, pero me resulta imposible no dedicarle unas palabras aunque sea de este modo: poniéndome por debajo desde un principio e intentar humildemente hablar de por qué merece la pena leer Arsène Schrauwen.

Desde tiempos inmemoriales se ha utilizado el mito como un relato que intenta explicar un hecho u otro, y ahí tenemos los mitos romanos, los griegos, los cristianos, etc. Pero con cada etapa llegan nuevos intereses y preocupaciones, y casi de manera inmediata se forjan nuevas historias y leyendas que como una luz en la oscuridad han de desvelar los misterios de los nuevos tiempos, Por eso mismo es absurdo pensar en el mito de Heracles como un relato intemporal y relevante para la gente de nuestro tiempo; esos mitos se transforman, se actualizan o directamente se destruyen para luego crear nuevos mitos. Por lo tanto, en cuanto nos concierne a nosotros, ya no hablaríamos de mitos clásicos sino del mito moderno, aquel que podemos encontrar en tantas películas y novelas de ficción contemporánea: el mito del sueño americano, la open road, el mito de la frontera. En mi opinión, todas estas leyendas y fantasías intentan explicar el mundo en el que vivimos no desde un punto de vista científico sino filosófico: nos alientan a seguir adelante y a no rendirnos ante la adversidad dotando de sentido la realidad.

Arsénse Schrauwen está situada a principios del siglo XX. No lo dice, y puede que me equivoque, pero todo indica que así es. El abuelo del autor se marcha a la colonia en busca de un buen porvenir. Allí encontrará a su primo, un excéntrico hombre que le dará alojamiento y en principio una oportunidad para labrarse una vida. Desde el comienzo podemos ver que la obra, su planteamiento, es un compendio de influencias que nutren el argumento: todos los mitos que he nombrado antes se juntan aquí. Este es un relato de búsqueda; Arsène anhela algo, y en el camino ha de encontrarse a sí mismo. No vamos a debatir si la obra es biográfica o no; creo que no es en los hechos donde reside la importancia de esta obra, pues Olivier Schrauwen no piensa en contar la historia de su abuelo ni centrarse en el drama que pudo vivir, sino que utiliza ese material como base para relatarnos algo completamente distinto: habla de miedos y de amor; no se queda en el retrato sino que salta a un tema universal y lo llena de sensaciones. Este es un cómic que considero como algo vivo: sus páginas no son el lienzo sobre el que está escrita una historia, sino que se mueven, cambian con cada anécdota, con cada momento. Es difícil explicar algo así, pero leyendo esta obra he tenido la sensación de que la página, la forma de la viñeta, los fondos, todo se adaptaba al momento; no es una narración simple ni poco trabajada, sino muy compleja y elaborada, pero no por ello difícil.

En la sinopsis que ofrece la editorial comparan muy acertadamente la obra con Viaje al fin de la noche, de Céline y El corazón de las tinieblas, de Conrad. No he leído la primera pero puedo decir que la segunda trata de un marinero que viaja a una colonia belga en África. La novela es una constante búsqueda de algo: en un principio, del señor Kurtz, una presencia misteriosa sobre la que recaen virtudes y halagos, convirtiéndolo en una figura heroica: esa misma figura se derrumba al final del relato al tiempo que se desmoronan los valores y creencias del protagonista; el optimismo de este, que se mantenía mientras Kurtz vivía, se convierte en desencanto cuando muere. Otra obra con la que compararía Arsène Schrauwen es El gran Gatsby. El protagonista, Nick Carraway, vive en una pequeña casa situada cerca de un hombre misterioso e imponente: Jay Gatsby, un millonario epítome del sueño americano consumado y que, naciendo pobre y a base de esfuerzo e inteligencia, consigue todo aquello que quiere. Nick, al igual que Arsène, se deja llevar, como indica su apellido, por el torrente de actividad de Gatsby, baila a su merced y cae cuando él. Al final, todo vuelve a acabar en desencanto: Gatsby era un farsante (no se llega a saber pero se intuye), y su caída es fruto de la imposibilidad de convertir un mito en realidad. Sendas obras juegan con esa búsqueda: encontrarse a uno mismo y buscar su camino, salir adelante; búsqueda y camino como elementos con los que la obra de Schrauwen se identifica, además del amor, el desencanto y la frustración. Aunque el tono es frío y no deja lugar para el sentimentalismo, es inevitable ver que hasta cierto punto —y de momento; queda un tomo por leer—, Arsène está repleto de miedos, paranoias e inseguridad: no está, por lo tanto, viviendo la mejor de sus aventuras.

Pero como he dicho antes, a pesar de ser un tebeo complejo no es en absoluto difícil, dos conceptos muy distintos. Me encanta releerlo de vez en cuando y buscar detalles que no había visto antes: observar la forma de las viñetas, apreciar los fondos y sus cualidades y pensar en cómo aportan algo a la obra; el capítulo titulado «Agua» es apabullante, y la escena de la llave y Marieke me encantó. Olivier Schrauwen está además dotado de un humor grotesco y hasta cierto punto absurdo, que rebusca en las entrañas del hombre y lo asemeja a un animal. No puedo decir nada exacto de esta obra; todo son sensaciones y al igual que lo que se cuenta sobre su abuelo podría no ser verdad, lo que cada una lee y obtiene con esta obra varía en cada persona. Lo único que puedo hacer es recomendarla, porque puede que no sea el cómic de tu vida, o ni siquiera que sea de tu gusto, pero es un tebeo que algo, de todo lo que ofrece, puede llegar a decirte.