Guerra, violencia, muerte, destrucción, sangre, barro, rechinar de dientes, huesos que se parten, bombas que explotan, balas que atraviesan carne, soldados, armas, hierro, plomo, polvo, gas, lágrimas… La lista no tiene fin cuando se habla de la guerra y lo que se esconde en su interior más oscuro. La guerra es un monstruo que devora a la sociedad y aniquila las esperanzas de toda una generación. La guerra ha acompañado a la humanidad desde los albores del tiempo, aumentando en crueldad y magnitud sin dejar nunca de azotar al planeta. La guerra es la protagonista de As Enemigo y lo es por la simple razón de que George Pratt logra darle forma y dejar constancia en una obra que aúna lo mejor de dos artes, el del cómic y el de la pintura. Una fusión que trabaja en perfecta sintonía, creando un extraño efecto donde la belleza artística refleja el horror de dos almas destruidas por su pasado.
El Martillo del Infierno hizo su primera aparición en Our Army at War #151 (1965), al que dieron forma Robert Kanigher y el mítico Joe Kubert, bautizando a su criatura con el nombre de Hans Von Hammer, piloto alemán de la Primera Guerra Mundial, de letal fama a bordo de su Fokker Dr. I de color rojo.
Las aventuras clásicas del personaje se centraban en intensas batallas aéreas, con tácticas estratégicas muy detalladas, con la excusa de mostrar el marcado carácter sensible y amable de Hammer y su estricto código de honor, para acabar siempre sus historias retratado como un personaje oscuro marcado por la gélida garra de la guerra que lo rodeaba.
Su época pasó y el personaje terminó por caer en el olvido siendo rescatado por George Pratt que se encargó de dar forma a esta novela gráfica como autor completo.
Pratt encara el proyecto en el ocaso de Hammer, que vive en un asilo a finales de 1969, mirando como los días pasan de forma inexorable a su alrededor. Una existencia anodina que se ve interrumpida por un periodista que busca una historia en los recuerdos de guerra de Von Hammer. Una historia que acabará por enfrentar a dos soldados a sus miedos más primarios y a su propia alma arrepentida.
El valor de este trabajo radica en la sencillez narrativa con la que Pratt plantea la trama. Como trabajo completo por parte de Pratt, historia y dibujo están más ligados que nunca y las palabras se ponen a servicio de las impresionantes ilustraciones de Pratt y viceversa. Todo es un solo conjunto que recupera de forma magistral la esencia más pura del protagonista y la proyecta directamente al lector.
Todo es guerra. Todo es azul. El azul es el color de la guerra para Pratt y así se manifiesta en cada viñeta, aportando un toque gélido al conjunto que propicia la inmersión total en cada momento de la trama. Un azul que se filtra entre las viñetas y contamina cada escena en la que la guerra se erige como la única protagonista de la historia. Y lograr algo así mediante el uso de la palabra y el dibujo es algo que está al alcance de muy pocos.
El autor se introduce a la perfección en la mente de Von Hammer y su entrevistador, para conducir al lector hasta cada uno de los diferentes momentos claves de la historia. Busca narrar una redención, enfrentando dos guerras a un mismo espejo, esperando que en algún momento todo se desmorone y se alcance la paz que estos dos hombres tanto anhelan.
As Enemigo – Amor a la Guerra (Idilio de Guerra podría haber sido un título más acertado, pero es cuestión de gustos) es una obra de género bélico de manual, pues bebe y se nutre de los grandes tópicos que caracterizan a este género tan importante para la literatura, el cine y el cómic. Son tópicos que se usan de forma elegante y funcionan como un engranaje de un reloj suizo, aportando la cohesión necesaria al conjunto y, lo que es más importante, quedan en un segundo plano, sobre todo los relacionados con esa idea romántica (y absurda) de lo que es una guerra, dejando todo el protagonismo a aspectos mucho más filosóficos y humanos.
Amor por la Guerra es un cómic antibelicista, una obra absorbente, bella en su diseño, sucia y cruda por lo que narra, que cautiva e invita a la reflexión alrededor de la sinrazón de la guerra. Su lectura es mucho más que un simple ejercicio de interpretación de sus palabras. Es una obra que agudiza las emociones y pone a pruebas los sentimientos por la proximidad de la muerte y el intenso olor a sangre, en unos personajes tan tridimensionales que casi parecen vivir esa vida por la que suspiran.
Una obra a descubrir y a releer. Un trabajo mayúsculo de una intensidad moral excelente que increpa sin disimulo alguno que busquemos aquello en nuestras vidas que nos permita poder vivir de verdad.
Pequeña obra de arte.
Guion - 8
Dibujo - 9.5
Interés - 9.5
9
Pratt logra plasmar en papel el sinsentido de la guerra en un relato cargado de culpa y expiración, donde dos hombres buscan la paz que no lograron tener a lo largo de su vida. Una obra pictórica de excelete factura.
