Asilo Arkham: Locura es una obra escrita y dibujada por Sam Kieth artista muy personal, con un particular estilo que no gusta a todos, menos a los amantes del cómic estrictamente mainstream. Este cómic se aleja por dibujo y temática de lo superheroico entregando una historia cotidiana aderezada por la locura que supone convivir con el Joker y resto de reclusos de la cárcel/hospital psiquiátrico más famoso del mundo de las viñetas.
Sam Kieth comenzó su carrera profesional entintando a Matt Wagner en Mage o Fish Police. En 1989 realiza, ya como dibujante, los primeros cinco números de The Sandman de Neil Gaiman. Dibuja una miniserie de Aliens para Dark Horse o trabaja para Marvel principalmente como portadista antes de crear la serie The Maxx para Image Comics en 1993. En DC, entre otros títulos, ha tenido varios acercamientos al murciélago de Gotham, como Batman Confidencial, Batman Secretos, Batman/Lobo o este Asilo Arkham: Locura, obra que llegó a estar en entre las más vendidas del New York Times allá por la fecha de su publicación en el año 2010.
Si estas leyendo esta reseña y tienes edad suficiente para el mercado laboral probablemente sepas lo que es tener un trabajo. Un trabajo te permite vivir a cambio de dedicar muchas horas de tu día a ello. Si te gusta el que tienes, aunque siempre sea cansado, es algo llevadero incluso por momentos, gratificante. Si tienes un trabajo que no te gusta pero que necesitas, en donde todo te asfixia, engulle y empequeñece, pero con el que tu sentido de responsabilidad ha creado un extraño e incomprensible vínculo más allá del cheque a final de mes, entenderás especialmente este cómic. Ahora imagina toda esa angustia laboral y añade al Joker, Killer Croc o al propio y tenebroso Asilo Arkham. Eso encontrarás en este Asilo Arkham: Locura.
Un cómic sobre un día, y una noche, en el asilo más famoso de Gotham, visto desde la perspectiva de sus internos, singularmente, del Joker y de sus empleados, especialmente, Sabine Roobbins. Una joven enfermera, novata, quejosa y dependiente; de su hijo pequeño, Ozzy, único capaz de evadir a la mujer de su larga jornada, y también de su compañera y amiga Randy, experta en sacar una sonrisa y hacer el día a día mucho más ameno para la afligida madre.
La trama tiene tiempo de mostrar al resto de personajes, cómo se relaciona Sabine con sus jefes, o estos con el resto de empleados, los escarceos de los guardias con las enfermeras o el respeto y miedo que todos sienten ante Killer Croc o el Joker. Sin ser estos los únicos villanos de la galería de Batman que aparecen en el psiquiátrico, Harley Quinn, que como era de esperar se lleva mal con Dos Caras y bien con Hiedra Venenosa, o El Espantapájaros en sesión de terapia, son algunos de los dementes encerrados en el Arkham de Sam Kieth.
Pronto el Joker se hace con los mandos de la narración. Su vida encarcelado es retratada de forma cotidiana, ayudando al guion general del cómic a sugerir la exasperación que sienten los presos y trabajadores en la cárcel que es para ellos el edificio. Pero el Joker está loco. Donde otros sufren él disfruta, gastando “bromas” a cualquiera que tenga oportunidad, centrándose en los guardias del asilo o cualquiera que se cruce en su camino.
La seguridad del recinto no se preocupa por ser veraz. Se dan situaciones difícilmente verosímiles, algo, por otro lado, siempre presente con el Joker de por medio, pero no resulta en exceso un punto flaco. Leyendo la obra rápidamente se vislumbra que estos detalles no son importantes para lo que se quiere contar, la vida en el psiquiátrico debe ser muy mala, pero con una seguridad laxa se representa mucho mejor.
El guion de Kieth es adecuado y representa bien lo que pretende, pero peca de poca ambición al no aprovechar todos los elementos disponibles centrándose demasiado en el ámbito cotidiano, quedándose corto en la representación de la locura, el misterio o el terror. Un reloj que sangra podría dar más de sí, también el propio contexto en el que se enmarca la historia. Pero todo el texto está encaminado a hacer la jornada tediosa y angustiosa para los trabajadores. Quiere representar esto de manera tan fría y fiel que se olvida del resto de piezas que tiene en el tablero, con las que no juega lo suficiente, llegando a no satisfacer completamente con la trama que plantea.
No es el caso del dibujo que sí es terrorífico, misterioso o loco según convenga o todo al mismo tiempo. El artista se luce en muchas de las páginas del libro, llegando a cotas muy altas. De un marcado estilo propio, el autor no es del gusto de todos y a muchos les echará para atrás el arte del libro. Otros disfrutaremos con su arriesgada composición de página, maquiavélicos diseños, comprometidas perspectivas y buen sentido narrativo. Un cómic con el que el propio Kieth reconoce obsesionarse llegando a pintar 15 versiones distintas de la misma página en lo que lo define como “una perdida colosal de tiempo, energías y cordura […] también servía para demostrar que varias páginas no siempre dan como resultado una página mejor, sino tan solo una distinta”.
“Me obsesioné con ello, trabajándolo y rehaciéndolo de más, y me volví peor dibujante, y peor persona en el proceso. Al fin con ayuda de Mike (Mike Singlain editor), no tuve más remedio que dar un paso atrás, reírme y compadecerme de mí mismo, prácticamente igual que hacía con el Joker. Era más viejo. Más lento. Y con suerte más sabio.”
El autor hace una interesante reflexión sobre su trabajo en este cómic : “si bien estoy en general satisfecho con la mayoría de lo que he escrito y dibujado, mis sentimientos respecto a las técnicas que he utilizado (manipulaciones mediante collage, ordenador y fotografía sobre arte pintado) son encontrados en el mejor de los casos. El problema del arte digital parece producirse cuando llama la atención sobre sí mismo. Desde muy pronto decidí no ocultar mi estilo cartoon y dibujado a mano, ni mis acuarelas ni mis pinturas manuales, con trucos digitales y fotos manipuladas mucho más realistas de lo que puedo lograr con mi estilo. Para mí, el cómic sería un experimento. Si esos dos estilos pudieran fundirse, sin tener que enfrentarse, distraerse o disculparse entre sí”.
En las páginas finales del tomo se encuentra este texto del autor, donde demuestra un gran sentido autocrítico y una innata capacidad para proponerse constantemente nuevos retos, con mucho más sobre el proceso creativo llevado a cabo en este cómic.
Asilo Arkham: Locura es un buen cómic que tiene su gran valor en el arte del autor, personal, arriesgado y excesivo. Hará las delicias de los seguidores de Kieth que experimenta con su propio estilo con excelentes resultados. Una buena historia sobre el día a día de los internos y trabajadores de Arkham con un halo cotidiano, común y natural que explora los sentimientos que provoca el trabajo ingrato. El propio autor dedica el cómic a todos los que odian su trabajo. Sin olvidarse de dar protagonismo a los infames reclusos, principalmente al Joker que ejecuta sus habituales bromas sin pudor alguno y con ferviente regocijo. Perfectamente disfrutable por sí mismo también es un gran complemento a la genial historia de Morrison y Dave McKean.
Guion - 6.5
Dibujo - 8.5
Interés - 7.5
7.5
Locura laboral
Un cómic con un dibujo desafiante y una buena historia, no excelsa, que cuenta la vida de los trabajadores de Arkham martirizados por el Joker. Una pieza distinta y apreciable dentro de cualquier colección.
En su momento me gusto por centrarse en la vida de trabajadores de Arkham (en serio, basta de apocalipsis finales los martes y jueves de cada semana y cuenta como es vivir en Gotham como medico, policia, camello, casero, empresario nocturno, gangster… Tienes un filon ahi) y por los diseños de personajes. Pero tambien creo que das en el clavo con una sensacion que tengo con Kieth: se queda corto en sus propuestas de supers. Salvo quizas en la de Lobezno/Hulk que es redonda, en Batman siempre le ha faltado algo. Quizas esta y la centrada en Joker («Secrets» creo que se llamaba) son las que mejor funcionan. Me habria gustado ver su talento y obsesiones en un personaje como Dos Caras. Pero como decian en aquella historia: «es el mundo de Joker, amigo! Nosotros solo vivimos en el».
Muy de acuerdo con tu valoración de Lobezno/Hulk y Batman secretos, seguramente los mejores trabajos de Kieth en supers, este cómic está bien pero le falta un poco de impacto en la trama para ser sobresaliente en mi opinión.Muchas gracias por los siempre, interesantes comentarios, un saludo!