Corren tiempo prolíficos para el cómic independiente estadounidense. Con Image como punta de lanza, tanto autores consagrados como noveles se lanzan a sacar sus propias obras originales y el mainstream de las dos grandes ya no parece la única manera de triunfar en el medio. Es una época en la que la oferta es tan gigantesca y tan variada que estar al día es tan inviable como con el mundo de las series, y es prácticamente una certeza que todo el mundo puede encontrar una historia que le encante. Pero claro, cuando la oferta es tan grande, es también una certeza que te acabarás encontrando con cosas muy olvidables.
La semana pasada llegó a nuestras tierras Assassin Nation, una nueva miniserie de cinco números publicada por Image Comics a lo largo del año pasado y que Planeta ha tenido a bien incluir en su catálogo independiente. Un catálogo que, por cierto, se está haciendo de rogar con respecto a los títulos que anunciaran en el pasado Salón de Barcelona, con melocotonazos como esa preciosidad llamada Isola, el Die Die Die del siempre bienvenido Kirkman y la delirante Murder Falcon de Daniel Warren Johnson. Parece que al menos en marzo ya llega Outer Darkness de John Layman, así que confiemos en que empiece un goteo más constante de todos estos títulos que por aquí se esperan como agua de mayo.
Pero volvamos al cómic que nos ocupa. Assassin Nation nos presenta al señor Rankin, antiguo mejor asesino del mundo y actual capo del segundo clan criminal de la ciudad, una posición especialmente apta para que te empiecen a silbar las balas en las orejas. Amenazado por constantes intentos de darle matarile, Rankin contrata a los veinte mejores asesinos del planeta para trabajar como sus guardaespaldas y descubrir quién está intentando acabar con su preciada vida. Pero claro, veinte superasesinos juntos solo puede terminar con algún que otro encontronazo violentillo.
Kyle Starks es el escritor de esta historia gamberra llena de violencia y de humor. Con una carrera relativamente corta ha conseguido ya dos nominaciones a los Eisner en la categoría de Mejor Publicación de Humor con Sexcastle y Rock Candy Mountain. Sin embargo, si acumula virtudes para semejantes loas desde luego no es en esta obra en la que las demuestra. El mayor problema de Assassin Nation es que pretende ser Ases Calientes y ni siquiera eso consigue. Pone sobre la mesa un reparto de personajes alargado del que se podría sacar cierto jugo pero, salvo alguna excepción, solo consigue darnos perfiles muy simples y desdibujados, con un contexto y unas motivaciones que brillan por su ausencia. La historia es simplona y acelerada, llena de tiros y chistes con muy poca cohesión, dando la sensación de un guion escrito por un chaval dando sus primeros pasos y con ganas de meter tiroteos y peleas molonas a cascoporro. Y el humor, por desgracia, tiene sus momentos, pero se queda a un nivel muy básico como para compensar el viaje.
Tenemos por otro lado a Erica Henderson, artista con experiencia tanto en el cómic como en el mundo de la animación que alcanzó la fama y la gloria con su larga estancia en la serie marvelita de La imbatible Chica Ardilla, obra que le hizo merecedora del Eisner. Aquí Henderson mantiene su estilo caricaturesco, un tipo de dibujo del que personalmente suelo ser muy fan, y sin embargo, en una especie de compenetración con el guion la artista se queda a medio gas y deja páginas que más que caricaturescas parecen hechas con poca atención en los detalles. Henderson no termina de definir bien a sus personajes, hay caras que chirrían y sus expresiones no terminan de fluir. Es un trabajo con el que no he conseguido conectar más allá de un color en general acertado, al que en muchas ocasiones le he visto escenas de acción en las que me perdía y se sentía confusa la descripción de lo que se supone que estaba pasando en las viñetas. Diría que las posturas que la artista elige para los personajes son demasiado estáticas, haciéndole daño a los momentos de la historia que piden mucho más dinamismo.
En general es una historia que no consigue atrapar en ningún momento, en parte por su predecible desarrollo, en parte por su falta de ritmo. De hecho, me ha resultado curioso lo complicado que es diferenciar dónde terminan y empiezan los números originales, que Planeta aquí decide no separar con sus portadas como suele ser habitual. No hay una transición entre capítulos que favorezca los tiempos de la narración, e incluso a nivel de página la elección de los cambios de escena no terminan de encajar. Vaya, que no he conectado ni una miaja, qué le vamos a hacer. Además, y ya no sé si será una cuestión de haberlo cogido con mal pie, pero creo que la traducción que hace Planeta no está del todo afinada. Sin llegar al nivel del mal trabajo que se hizo con A walk through hell, me he encontrado con varias frases con interrogaciones que no encajan nada con los tonos de las frases, además de un par de errores gramaticales. A perro flaco todo son pulgas.
Es un gran momento para consumir cómic independiente, la oferta es enorme y por desgracia Assassin Nation no está a la altura como para merecer ocupar un sitio en la lista de compras del mes. Pero a pesar de todo se agradece que nuestras editoriales se lancen a traer más series menores en busca de nuevas joyas que desembarcar en nuestro país: esta vez no han acertado, pero ahí estaremos para probar con la siguiente.
Guion - 4.5
Dibujo - 5.2
Interés - 5
4.9
Una ensalada de tiros sin sal ni aceite.
Vaya tela. Parece que pasará de mi pila de lectura pendiente a la pila de venta en segunda mano. A ver si yo consigo tragármelo mejor.