Astérix y los Juegos Olímpicos, de René Goscinny y Albert Uderzo

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Portada Astérix y los Juegos Olímpicos de René Goscinny y Albert Uderzo

Edición original: La grande collection 12 Astérix aux Jeux Olympiques (Hachette, 2008)
Edición nacional/España: La gran colección 12 Astérix y los Juegos Olímpicos, (Salvat, 2022)
Guion: René Goscinny
Dibujo: Albert Uderzo
Traductor:: Jaime Perich
Formato: Cartoné. 48 páginas. 19,95€

Los juegos más divertidos.

«¡Pues que nosotros hemos decido participar también en los juegos olímpicos!»

Aprovechando que hoy comienzan los juegos olímpicos de Paris nos vamos a acercar a uno de los cómics que mejor han reflejado como eran los de la antigüedad, aunque con referencias a algunos de los problemas actuales del deporte como el dopaje o los intereses que rodean al deporte que lo alejan de la pureza inicial. Nos referimos, claro, a Astérix y los Juegos Olímpicos, el decimosegundo álbum de la maravillosa serie de los franceses René Goscinny (París, 1926 – 1977) y Albert Uderzo (Fismes,1927-2020). Una aventura creada por la inspiración que les había provocado el impacto mundial de los Juegos Olímpicos en todo el mundo. La aventura se comenzó a prepublicar en las páginas del número 434 de la revista Pilote aparecido el 15 de febrero de 1968 y finalizó en el número 455 que vio la luz el 25 de julio de ese mismo año. Unos pocos meses después se recopilo en álbum en país de origen. A España nos llegó en ese mismo año de la mano de la editorial Bruguera con Jaime Perich como traductor, una traducción que se ha conservado en todas las reediciones posteriores. Incluidas la que recientemente ha publicado Bruño-Salvat que cuenta con dieciséis páginas de extras. Aunque para esta reseña hemos tomado el ejemplar de La Gran Colección, la mejor edición de la serie que se ha publicado en nuestro país hasta ahora, aunque lleva demasiado tiempo parada. Ojalá desde la editorial nos den una alegría en los próximos meses con la esperada noticia de la aparición de los álbumes que faltan todavía.

En un paseo por los bosques cercanos a la aldea, Astérix y Obélix se cruzan con Claudius Mulus, un legionario del campamento de Aquárium que ha sido seleccionado para representar a Roma en los juegos olímpicos que se van a celebrar en Grecia. Al conocer la noticia, el jefe Abraracúrcix decide que ellos también van a participar para demostrar que los galos no tienen nada que envidiar a ningún pueblo con Astérix y Obélix como representantes. Así que todos los hombres de la aldea acuden a Grecia junto a ellos para animarlos y que consigan llevarse alguna de las palmas de oro que coronan a los campeones.

Astérix y los Juego Olímpicos es un perfecto ejemplo de lo que nos encontrábamos en un álbum de la serie en sus años de apogeo: mucho humor, juegos de palabras – que en este caso hacen referencia a la cultura griega-, aventuras y varias capas de lectura entre las que encontramos una sátira llena de fina ironía a la actualidad de momento. En esta ocasión la visión crítica, que sigue totalmente vigente, de los autores tiene varios focos. El tema principal es el deporte y todo lo que le rodea que lo ha alejado de la pureza original. Aunque la crítica principal se hace sobre el dopaje, también se abordan otros aspectos negativos del deporte como el uso propagandístico que se hace de él por los diferentes países, sobre todo en la época de la Guerra Fría. Pero también hay una crítica tanto a la poca presencia que había de las mujeres en los Juegos Olímpicos en aquellos años y a la forma en la que el público se comporta en los diferentes eventos deportivos. Pero los autores no hacen solamente una mofa de todo eso que rodea al deporte, ya que la presencia de todos los hombres de la aldea en Grecia hace que estemos ante el álbum de la serie que nos muestra una mayor critica al chauvinismo de los franceses cuando viajan al extranjero algo especialmente sangrante con un Abraracúrcix que afirma que los griegos, que los autores presentan como mucho más cultos, no tienen un pasado y una cultura tan rica como la gala, pese a ser la cuna de la civilización occidental. Una capacidad para reírse de sus conciudadanos presente en casi todos los álbumes, pero que aquí brilla de una forma especial.

Página Astérix y los Juegos Olímpicos de René Goscinny y Albert Uderzo

Pero las críticas no quedan solo en esos temas ya que el viaje en galera de los galos también sirve para poner de manifiesto algunos de los problemas del turismo extensibles a cualquier país como los abusos de los cruceros y sus planes no incluidos, la mercantilización de la cultura y los monumentos más visitables de las ciudades para el disfrute de los turistas y como los habitantes de los lugares de destino se aprovechan de los turistas. Algo que aquí se ejemplifica en Mixomatos y su legión de primos, que también es una visión de los estereotipos que tenemos de los griegos.

Toda esa crítica escondida entre una falsa ingenuidad no es óbice para que estemos ante un álbum lleno de gags memorables como el inicial de los champiñones, el de las bañeras de los jefes, los malentendidos con la familia de Okeibos o algunos de los ya recurrentes de la serie. Pero por encima de todos ellos brillan los protagonizados por el centurión Tulius Borricus y el Claudius Mulus que protagonizan algunos de los mejores momentos de la obra. Ambos se convierten en unos antagonistas atípicos muy poco habituales de la serie ya que no quieren conquistar la aldea ni perjudicarles de ninguna forma, simplemente quieren ganar de cualquier forma. Así que esto provoca que al final veamos cómo los galos son capaces de mostrar una bondad con los derrotados al final del álbum que representa a la perfección la camarería y espíritu que debe haber entre los deportistas.

Página Astérix y los Juegos Olímpicos de René Goscinny y Albert Uderzo

La historia en sí funciona a la perfección con los giros de guion habituales en los trabajos de Goscinny que provocan que la historia tengo un ritmo endiablado y este llena de sorpresas. Como es habitual la forma de resolver la trama y los problemas siempre va ligada más al ingenio de Astérix y Panorámix que a la fuerza bruto. Un ingenio que provoca algo tan poco habitual como que los galos para competir abracen por una ver su condición de romanos, pese a la que el leitmotiv de la serie siempre ha sido su rebeldía ante los intentos de Roma de someterlos.

Cuando apareció este álbum el estilo de Uderzo ya estaba plenamente consolidada con una narrativa precisa y una composición de página clásica formada por cuatro tiras de viñetas. No hay que olvida que para la prepublicación en Pilote muchas veces la página se divida en dos secciones. Como es habitual nos encontramos con un estilo que mezcla la caricaturización de los personajes lo que les permite ser muy expresivos junto con unos fondos en los que nos encontramos con mayor realismo. Algo que permite al dibujante lucirse con la arquitectura de Atenas y Olimpia con unas maravillosas vistas de la Acrópolis y el recinto olímpico que Panorámix trata de hacer apreciar a sus amigos, pero ellos están más preocupados de las juergas y pasárselo bien.

Como ha sucedido con varias de las aventuras más conocidas de los galos en 2008 se estrenó una versión cinematográfica en imagen real dirigida por Frédéric Forestier y Thomas Langmann con Clovis Cornillac y Gérard Depardieu interpretando al dúo protagonista. Entre otras curiosidades que encontramos en el álbum cabria señalar que en él hace su primera aparición uno de los grandes secundarios de la serie el entrañable Edadepiédrix. Además, en la plancha 25 del álbum vemos un bajorrelieve en el que los dos autores aparecen caricaturizados con sus apellidos escritos en griego junto con las palabras déspota y tirano.

Pese a todas las cualidades y grandes momentos del álbum no estamos ante un trabajo tan fino y brillante como La residencia de los Dioses, La cizaña o Obélix y Compañía, por citar algunos de los más celebrados. Pero es una obra muy por encima de la media. La principal crítica que se le puede hacer, además de la nueva portada, es que como es habitual en la serie, con contadas excepciones, las mujeres quedan reducidas al rol de amas de casa y no viajen con el resto de los habitantes de la aldea. La explicación es que en esa época las mujeres no podían ni participar en los Juegos ni siquiera como espectadoras, algo que si se critica en el álbum.

En Astérix y los Juegos Olímpicos Goscinny y Uderzo hacen una perfecta disección del deporte olímpico que nos vuelve a demostrar que estamos ante una de las mejores series de la historia del medio, gracias a un increíble equilibrio entre la aventura, el humor y la crítica más mordaz. Una formula muchas veces imitada, pero de la que ellos eran unos maestros absolutos. Un cómic con el que disfrutarán los lectores de todas las edades y cuya reseña nos sirve para unirnos de forma modesta a la fiesta de los Juegos Olímpicos de Paris en los que esperamos no ver ninguna lengua azul, ya que, por desgracia, parece que no se va a respetar la tradición de que sean unos días de paz y tregua en el mundo.

Lo mejor

• Toda la carga critica que contiene el álbum.
• Hay gags memorables.
• Tulius Borricus y Claudius Mulus.
• El dibujo de Uderzo, especialmente de la arquitectura griega.

Lo peor

• La nueva portada.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
26 julio, 2024 15:28

«Para el que le gusten las columnas no está mal» jejeje que genios totales. Que loco sería leerlo en pedazos en Pilote, como leer Mafalda de a tira por tira o El Eternauta en Hora Cero.