Un mes más volvemos con una de las series más interesantes del catálogo de
Como digo, el quinto tomo de
Ochanomizu y Tenma ya tenían preparado desde el tomo anterior el proyecto denominado como A-107 o Yuran, un pequeño robot que multiplicaba la potencia de Six y que además incorporaba una versión mejorada y más cercana a lo humano del Sistema Bewusstsein, por lo que la ayuda económica les viene como llovida del cielo y el propio Tenma ya empieza a soñar con incorporar más caballos de potencia de lucha gracias a la microfisión nuclear, a la par que Ochanomizu da prioridad a la parte de la cognición y el aprendizaje del droide. Con la ayuda de Ran y Motoko el proyecto avanza con rapidez para lograr cumplir con las fechas límite y en pocas semanas tienen preparada a Yuran, un robot dotado de una IA con rasgos femeninos, de pequeño tamaño y un sistema de consciencia que incorpora de serie emociones humanas.
Ante la falta de tiempo para poder conseguir un desarrollo de las capacidades de movimiento y combate de Yuran, el equipo decide utilizar a Six como su mentor, que se convierte en una suerte de hermano mayor de la nueva máquina, iniciando con ella un programa de educación basado en la flexibilidad y la independencia propias de la consciencia Bewusstsein. Sin embargo Ochanomizu pronto cae en la cuenta de que por el momento solo han enseñado a Yuran a pelear, lo cual significa desaprovechar las inimaginables posibilidades que le da el nuevo Bewusstsein, así que decide comenzar a educar y a enseñar valores y ética a la pequeña robot. Sin embargo, esto no tiene el resultado esperado, ya que Yuran, que es una esponja para los conceptos que le inculcan sus creadores, tiene la capacidad de dar su propia interpretación a lo que aprende, y digamos que sus extrapolaciones y conclusiones no son todo lo amables y generosas que se podían esperar tras lo visto en otras ocasiones con Six.
En el caso de Yuran, la autoconsciencia a la que hay llegado gracias a su IA mezclada con sus emociones humanas innatas provoca que desarrolle por su cuenta otras derivadas de su cada vez más cercana humanidad: odio, ira, envidia, egoísmo… Y esto provoca que sea un robot tremendamente rebelde, que no hace caso a Six en nada de lo que le dice en cuanto nota que es más poderosa que él, y que incluso se fuga del laboratorio para destruir a las robots de compañía desarrolladas por el Laboratorio 1 simplemente porque odia su forma de ser y el objetivo de su concepción. Six logra detener la destrucción de las robots, aludiendo a que no hay que hacer daño a los demás y menos por una causa egoísta, pero es incapaz de responder a la pregunta que le hace Yuran sobre por qué no se debe perseguir los propios deseos aunque sean malos a ojos de los demás.
Six entra en ese momento en una crisis existencial, al no ser capaz de entender porque ha detenido a Yuran, o porque sigue los preceptos que sus creadores le inculcaron, piensa que siente cosas que no debería porque es autoconsciente de que no fue creado para sentir determinadas cosas, y sin embargo lo hace y empieza a dudar. Decide retirar la palabra a Yuran, debido a que duda de su propia existencia y siente que ya no es capaz de enseñarle más, ni llevarla por el buen camino, ya que su sistema de IA supera con creces el suyo. Justo antes de partir hacia la World Robot Battling, Yuran consigue que Six vuelva a hablarle y se abrazan como hermanos, aunque por la forma de ser de la pequeña y poderosa robot, puede que haya gato encerrado… Pese a todo, el equipo del Laboratorio 7 y sus dos creaciones viajan hacia la competición, donde son supervisados por el profesor Saruta y su pequeña nieta Hoshie. Pronto descubrirán que la competición esconde en realidad un escaparate internacional para la creación y venta de ingeniería robótica destinada a la guerra, uno de los principales motores de la economía tras el gran desastre de hace 3 años y un negocio en el que el ministerio de economía japonés parece estar demasiado interesado…
Atom: The Beginning sigue iterando sobre los mismos temas que plantó en su primer tomo y que poco a poco van ganando en profundidad: conciencia, consciencia, ética, valores, moral, emociones… Humanidad y sociedad al fin y al cabo, un retrato bastante fiel de cómo se forma un ser humano tanto en lo físico como en lo psicológico y que establece un paralelismo bastante grande entre engendrar un hijo y crear un robot, comparando, en cierto modo, la descendencia biológica con la artificial. Ochanomizu y Tenma no dejan de ser los padres de Six y Yuran, y como tal quieren educar y criar a sus “hijos” en el mejor de los sentidos, aunque sus filias y fobias provocan que cometan errores. Six por su parte es el hermano de Yuran, y trata de protegerla incluso de sí misma, llegando al punto de caer en una crisis existencial que prefiere pasar solo antes de provocar que el desarrollo de su hermanita se vea cortado por él. Sin embargo Yuran es una creación problemática, que pese a las buenas intenciones de los que la rodean se ve afectada de lleno por el gran problema que rodea toda la premisa principal de Atom: la cualidad de lo humano y su maldad intrínseca.
Como ya hemos visto otras veces en este manga, cuanto más cercano a lo humano es una IA, más problemas da a sus creadores, por el hecho básico de que a más autoconsciencia y emociones humanas, más deseo de libre albedrío y más tendencia al egoísmo, a la evolución y al autocomplacerse. En la sociedad humana se han desarrollado una serie de normas, leyes y una moral que coarta en muchos sentidos esos instintos innatos del ser humano, al menos entre nosotros, porque viendo el uso que hacemos de la naturaleza y otros seres vivos podemos observar que ponemos nuestra supervivencia, evolución, comodidad y satisfacción por encima de cualquier otra cosa. El problema viene cuando ese modo de actuar es la premisa básica de funcionamiento de una IA que se sabe más poderosa que cualquiera y que no concibe que tenga que acatar las normas de unos individuos claramente inferiores a ella.
Por otro lado, este también es un tomo muy crítico no solo a la forma de ser egoísta del humano per se, sino también a algunos de sus modos de actuar, siendo los más claros el uso de los prejuicios y la necesidad de sacar una rentabilidad a todo lo que hacemos, y si no es así, desecharlo. Es algo que se ve muy claro en las robots de compañía del Laboratorio 1, creadas en base a estereotipos que generan, sin duda, muchos prejuicios, pero que se siguen utilizando porque generan dinero, que es lo que la universidad busca por encima de todo, como demuestran al dotar por primera vez de mayor presupuesto al Laboratorio 7 solo porque eso les asegura unos ingresos aun mayores al ganar la World Robot Battling. Una crítica a esa hipocresía y tiranía del dinero por un lado y, como digo, también al problema de los prejuicios y también de una suerte de “racismo” que se ve en el modo de actuar de Yuran, considerándose superior a la creaciones del Laboratorio 1 y por ello autoproclamando su derecho a destruirlas.
El tono cambia un poco en este quinto tomo de la serie, y aunque los momentos de plásticas y ágiles peleas y el humor siguen llenando algunas viñetas, el ambiente tras la activación de Yuran cambia, mucho más tétrico y macabro, sobre todo en el clímax de su irrupción en el Laboratorio 1 que llega a tener escenas algo duras de digerir. Curiosamente ya habíamos visto en la serie la destrucción de alguno de los robots, pero aquí se cumple otra máxima que los autores ya dejaron caer en tomos anteriores y es que como aquí los robots destruidos tienen una apariencia completamente humana (no solo antropomórfica como Six), te resulta más desagradable ver como los destruyen que un robot sin forma familiar.
También se introduce en este volumen un tema que ya se veía venir en otros puntos de la historia, y es el destape de la industria armamentística como uno de los grandes “villanos” de la serie, o que al menos choca frontalmente con la visión que tienen Ochanomizu y Tenma de su trabajo, y más aun si lo mezclamos con el negocio que pretenden general. Es imposible no observar paralelismos en esta parte con otras obras de la época dorada de los mechas, que luego influyeron creaciones más recientes, como por ejemplo,
Para ir concluyendo, hay que decir que este quinto tomo de Atom es una delicia en lo visual, no solo por lo potente y característico del apartado artístico firmado por
Valoración Final
Guión - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 8.5
8.3
Atom continua en su línea de ofrecer un argumento entretenido y de tono variado, ofreciendo a sus fans tanto una lectura más desenfadada como una más sesuda. En este caso la inclusión de Yuran da una vuelta de tuerca más a la obra y el contexto creado por los autores la acerca a las que podríamos ver, salvando las distancias, en una obra de Tezuka.