Aunque no pueda hacer magia puedo hacer manga
«Pienso tomármelo enserio, al fin y al cabo, ser Idol es un trabajo, ¿no?.»
Cuando una editorial tiene fetiche con un autor, se nota. Con esta autora es palpable el mimo que le tienen que no conformes con tener toda sus obras hasta la fechas editadas han sumado al paquete su artbook hace escasos meses, algo que Milky Way solo había hecho con Given y los pequeños libretos de Atelier of Witch Hat (esperemos que con Blue Period también ocurra).
KII Kana es una autora que rebosa talento, tanto en su dibujo brillante y plagado de notas dulces y melancólicas, como en la forma de articular su guion a través de personajes que nos llevan de la mano a través de sus historias. Narraciones terrenales con problemas de romances y familiares con las que cualquiera se puede sentir identificado, introduciendo algún elemento fuera de lo común con el que salpimentar la historia.
Aunque no pueda hacer magia se vende como un conjunto de historias cortas de la autora, pero cuando te adentras te encuentras con una gran historia desmenuzada con las pequeñas individuales de cada personaje llegando a entrelazarse en alguna parte del trascurso, algo parecido a lo que nos da Durarara aunque a una escala más discreta y sin los elementos sobrehumanos.
Así encontramos tres personajes que trabajan en un estudio de animación, un músico y un par de estudiantes de bachilleratos cuyo único nexo en común es el no haber encontrado su estabilidad en el mundo.
En sí se podría decir que la obra trata de la búsqueda personal y a trompicones que cualquiera tiene al buscar o forjar su destino. Sobre todo a los trompicones que se encuentran la experiencia y cómo los afronta cada uno. Sirva la huida y autocomplacencia, la más enérgica de las esencias, la sinceridad más cruda o el agarrarse a un clavo ardiente y amartillarlo con todas las consecuencias.
Los personajes tienen un carácter muy marcado y estático, algo comprensible para un tomo único pero que encierra menos esencia humana por lo estancos que son la enorme mayoría de ellos. Sí es verdad que por parte del lector se desea más desarrollo pero, no siempre se puede hacer magia. Pero al César lo que es del César, para mágicos los gatetes que salen desde el atigrado de la portada hasta imagen real del gato de la autora. No salen tantos como pueda parecer por la portada y las primeras páginas pero te llenan de pucciosismo una tarde mala.
Siendo la mayor pega y el mayor de los aciertos de la obra, los personajes terminan por marcar y ser memorables. ¿Quién no quiere a gente a su alrededor preocupados por el bienestar de uno? Dando la chapa y vociferando sobre nuestros problemas por pura preocupación, aunque no haya una solución, pero el simple hecho de tener a alguien ahí marca lo indecible. Así que los tres personajes que se encuentran dubitativos se apoyen en los otros tres que cargan con energías y convicción, descargando estos en los primeros y siendo fuente de inspiración y amistad sincera.
La obra se puede hacer densa y algo histriónica pero encierra un mensaje fuerte y contundente, más aún para la sociedad japonesa que parece que viva con fecha de caducidad. Es el vivir a tope sin preocuparse de lograr o no metas impuestas. Más bien en disfrutar y seguir anhelando, con quien te de apoyo y apreciando los momentos genuinos de amistad, romance, emoción, tensión y esfuerzo.
Para los que estéis pasando malos momentos por las circunstancias actuales, para los que la perspectiva de futuro os de vértigo, para todos los que estéis en un bache emocional y/o físico, para todos desde los 9 meses hasta los 120 años, somos jóvenes.
Lo mejor
• Guión que exprime la esencia humana y nos da ese puntillo de confianza.
• Dibujo bellísimo y expresividad sorprendente.
• Gatetes, always better with gatetes.
Lo peor
• Historias que se interconectan de forma muy concentrada.
Guión - 7.8
Dibujo - 8
Interés - 7.5
7.8
Magicfique
Para amantes de los gatos y personas en general. Para un mal momento o necesidad de desconexión. Unas historias sinceras que nos conectan, al igual que lo hacen entre ellas, por su sinceridad y humanidad.