Luis Javier Capote Pérez
El Proyecto Marvels
No todo el mundo lleva igual de bien eso de cumplir años. Unos se alegran, otros se apenan y otros, cuando se trata de empresas, ven en ello una oportunidad de negocio. Así, Marvel vio la oportunidad de celebrar su septuagésimo cumpleaños, de la misma manera que había celebrado otros aniversarios redondos: con nuevos productos dedicados a revisar, con más o menos detalle, la cada vez más dilatada historia de la casa de las ideas. Poco importa que el cómputo sea el fruto de una convención sobre la que se podría entrar a discutir, o que las cuentas no cuadren cuando se trata de calcular el tiempo transcurrido entre el vigésimo quinto y el septuagésimo cumpleaños. Como dijo cierto sabio, el negocio es el negocio, pero eso no quita para que el oportunismo sea oportunidad –valga la redundancia- de encontrar alguna cosa interesante. El Proyecto Marvels se encuentra dentro de ese apartado.
Saint Seiya. The lost canvas
Pocos son los tebeos y series de animación nipones –o mangas y animes, por aquello de ponerse técnico- que tengan en España el nivel de popularidad de Los Caballeros del Zodíaco. Desde la primera emisión en otoño de 1990, varias han sido las generaciones de televidentes (y posteriormente de lectores) que han disfrutado con las épicas andanzas de Seiya, Shiryû, Hyôga, Shun, Ikki y compañía. Paradójicamente, este éxito, repetido en cualquier parte del mundo donde tebeo y/o serie asomaron el hocico, no fue tal en su país de origen. Tal fue así que Masami Kurumada no pudo terminar la serie (se supone que hay una saga posterior a la de Hades denominada Cielo) y vio como la adaptación para la pequeña pantalla se quedaba parada al final de la batalla contra Poseidón (dejando inédito en ese formato el ya mentado episodio del inframundo). El hecho de que Pegaso y sus compinches no fueran profetas en su tierra sirvió para que, en un mercado cada vez más globalizado, la productora Toei se lanzara a la adaptación de la saga de Hades, con un despliegue de medios sorprendente para un proyecto que llevaba doce años durmiendo el sueño de los justos. Eso ayudó a su vez para que Saint Seiya volviera nuevamente a la actualidad y para que, aparte del anime, vieran la luz varios proyectos ambientados en el universo de los caballeros, en la forma de las precuelas Episodio G, Next Dimension y la que tenemos hoy por aquí, The lost canvas.
Ultimate Spider-Man V2 #1
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Después del parón orquestado con motivo de la controvertida –y un tanto penosa- saga Ultimatum, vuelve la colección insignia de la línea Ultimate, la cual está protagonizada por el decano de la misma, Spider-Man. Junto a él se mantiene el responsable literario del invento, Brian Michael Bendis, que después de una década sigue contando las andanzas de un trepamuros todavía adolescente ahora acompañado del español David Lafuente.
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Capitán América: Renacimiento
Cuando Marvel anunció que el final de la saga Guerra Civil marcaría también el final de uno de sus personajes más emblemáticos, fueron –fuimos- muchos los que torcieron el gesto para adoptar una expresión de displicente escepticismo. Total ¿cuántas veces había estirado la pata algún empijamado? ¿Cuánto había tardado en volver al mundo de los vivos? Si a ello sumábamos el anuncio de una película sobre el vengador abanderado, la cosa pintaba todavía más clara. El propio Brubaker, guionista de la serie regular, asumía que la ausencia de Steve Rogers sería cosa de pocos meses.
Rurouni Kenshin. La epopeya del guerrero samurai
Ruoruni Kenshin es, con diferencia, la obra más popular de Nobuhiro Watsuki. El tebeo combina una gran dosis de realismo –merced a la magistral recreación del Japón de la época- con las licencias propias de un tebeo cuyos participantes demuestran unas habilidades combativas más propias de los superhéroes yanquis. Mención especial merecen los anacronismos e incongruencias con los que Watsuki salpica el manga, en la forma de prendas, accesorios y emblemas imposibles.
Dreadstar de Jim Starlin
Dreadstar cuenta las aventuras de uno de los protagonistas de la historia anterior, situándole en una galaxia sumida en un conflicto bélico centenario, el cual enfrenta a dos potencias imperialistas: la Monarquía y la Iglesia de la Instrumentalidad. Dreadstar y compañía (como sería conocido el grupo de rebeldes que le acompañaba) se enfrentan en solitario a la tarea de poner fin al conflicto, en una versión de La Guerra de las Galaxias donde Starlin hacía el más difícil todavía: cinco individuos contra dos imperios galácticos.