Sí, he sido yo. Me aburría y he matado a los terroristas del submarino. Lo admito. Y admito que he disfrutado de cada segundo. Echadle la culpa a mi educación. Os desafío.
He de confesar que la primera vez que leí The Authority, de Warren Ellis, no me entusiasmó demasiado. Sí, la historia era entretenida, repleta de acción y los personajes eran muy carismáticos. Jenny Sparx, Midnighter o Apollo son personajes muy potentes que a cualquier lector le entran por los ojos por primera vez y no se le olvidan nunca más. Y qué decir del dibujo de Bryan Hitch, que por aquel entonces estaba en plena forma, y nos regaló doce números espectaculares. Sí, me gustó la historia, pero no me pareció tan increíble como había leído y escuchado. Quizás porque era un tipo de historia que ya estaba acostumbrado a leer, hoy en día, con tanto cómic de superhéroes que bebe mucho de ese The Authority en estilo y estructura. Fue en las subsiguientes lecturas cuando empecé a valorar de verdad cuán difícil es hacer lo que parece fácil, lo complicado que es que una historia sea entretenida, aunque sea sencilla, pero que esté bien construida y tenga unos personajes bien escritos. Y fue entonces cuando de verdad empecé a valorar el mérito del Authority de Ellis y Hitch.
Hoy tenemos otra cita con estos maravillosos personajes, esta vez con otros autores, como son
Tras las etapas de Ellis, de Mark Millar, que tomó el relevo, y posteriormente Robbie Morrison con el volumen 2, y Ed Brubaker con la serie de doce números Revolution,
Así pues, en los dos primeros números Morrison simplemente nos pone en situación, con la nave de los héroes varada en una tierra paralela en la que no existen superhombres, y en la que ellos son simples personajes de cómic. No se puede literalmente adivinar nada de lo que Morrison tenía pensado, puesto que en esos números simplemente se plantea un contexto que no se desarrolla prácticamente nada. Es Giffen quien después retoma la historia, y cierra como puede ese arco, a su manera, para contar después su propia historia. Y aunque Morrison figure en los créditos, honestamente no creo que fuese lo que tenía pensado para su historia. Es después de estos primeros números, cuando Giffen se libera de esas ataduras, y se empieza a hacer poco a poco con la obra y los personajes, contando su propia historia y a su manera, llevando a los héroes por mundos paralelos y extraños, y regalándonos momentos muy divertidos, al más puro estilo Giffen y De Matteis, que colabora también en un par de números.
No obstante, la lectura a pesar de todo te deja una sensación extraña. Sí, es divertida y se lee en un suspiro, pero no se siente como lo que debería ser o lo que prometía, aunque sea de manera muy superficial, en los primeros números. Además, no es que sea tampoco el mejor trabajo ni mucho menos del propio Giffen, pero el hombre hizo lo que pudo y a su manera, retomando un proyecto ya comenzado, y llevándolo por el camino que él domina. No se le puede achacar absolutamente nada. Si acaso, al propio Morrison o a DC Comics por no acabar con un proyecto con el que se habían comprometido.
Por el apartado artístico desfilan un largo número de artistas de diferente estilo y condición, como
Guión - 7.1
Dibujo - 6.9
Interés - 6.8
6.9
Irregular
Una historia entretenida y divertida de un Keith Giffen muy cumplidor que se ve manchada por ser un proyecto inacabado de otro autor que muy seguramente tenía pensado hacer otra cosa que ya nunca sabremos. El baile de dibujantes, aunque de buena calidad, tampoco ayuda a darle estabilidad y regularidad a la obra.
Coincido con la reseña. Tiene momentos buenos y por momentos es un poco meh. Este es un comic que de haber sido el primero de authority , hubiese impactado ( no tan fuerte como el genuino numero1) pero con las etapas de Ellis y Millar se queda muy atras. Una pena lo de Morrison , me hubiese gustado verlo al cien por cien en el proyecto.