Al menos de momento, es el final.
Devastados por una cadena de acontecimientos Los Vengadores han caído en un profundo hoyo del que no pueden (no les dejan diría yo) salir. Tras el crossover Avengers Disassembled, Los Héroes Más Poderosos de Marvel dejan de existir como grupo.
La traición de uno de sus miembros, la muerte de varios de sus compañeros y la devastación de su hogar ha hecho mella en el supergrupo Marvel por excelencia, han marcado su día más oscuro.
Ya no les quedan fuerzas, dinero (va en serio) ni apoyos para restaurar su formación y continuar al pie del cañón defendiendo al planeta de todo tipo de extravagantes amenazas.
De este número especial que en teoría cierra una etapa iniciada en 1963 me quedo con dos imágenes (lo siento, la portada de Neal Adams no es una de ellas, porque es horrorosa): Los Vengadores cenando en medio de las ruinas de su mansión y la escena final en la que los ciudadanos de a pie, velita en mano, le rinden tributo a sus héroes caídos en desgracia. Al menos Bendis ha tenido la decencia de darles un destino medianamente digno a los vengadores que no ha matado o trastornado. Ahora nos tocará aguantar sus horteras New Avengers a la espera de que tarde o temprano Marvel vuelva a reunir a Los Vengadores de verdad. Total, si ya escaparon en el pasado de las garras de un ‘creador’ tan díscolo como Rob Liefeld y sus Heroes Reborn ya tendrán la experiencia suficiente como para volver a renacer de sus cenizas por encima de modas y eventos cool.
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